Preludio en rimas alemanas*
1
INVITACIÓN
¡Atreveos con mi alimento, comilones!
Mañana ya os sabrá mejor,
¡y bien pasado mañana!
Queréis aún más; entonces
mis siete viejos haberes
me dan siete nuevos corajes.
2
MI FELICIDAD
Desde que me cansé de buscar,
aprendí a encontrar.
Desde que un viento se me opuso,
navego con todos los vientos.
3
INTRÉPIDO
¡Donde estés, hacia dentro cava profundo!
¡Allá abajo está el manantial!
Deja gritar a los oscuros hombres:
«¡Allá abajo está siempre el infierno!».
4
DIÁLOGO
A. ¿Estuve enfermo? ¿He sanado?
¿Y quién fue mi médico?
¡Cómo olvidé todo eso!
B. Sólo ahora te creo sano:
pues está sano quien olvidó.
5
A LOS VIRTUOSOS
También nuestras virtudes deben alzar ligeros sus pies:
¡Como los versos de Homero han de venir e ir!
6
SABIDURÍA DEL MUNDO
¡No te quedes sobre el suelo llano!
¡No te eleves demasiado alto!
El mundo se ve más hermoso
desde media altura.
7
VADEMECUM-VADETECUM
Te atrae mi estilo y mi habla,
me sigues, ¿vas detrás de mí?
Ve fielmente sólo tras de ti:
así me sigues, ¡despacio!, ¡despacio!
8
EN EL TERCER CAMBIO DE PIEL
Ya se me parte y muda la piel
después de digerir tanta tierra,
con nuevo impulso, de tierra ya está ávida
la serpiente en mí.
Ya me arrastro entre la piedra y la hierba
hambriento sobre torcidas huellas,
para comer lo que siempre he comido,
¡tú, tierra, tú, alimento de serpientes!
9
MIS ROSAS
¡Sí! Mi felicidad quiere hacer feliz.
¡Toda felicidad quiere hacer feliz!
¿Queréis recoger mis rosas?
Habéis de inclinaros y ocultaros
entre rocas y zarzales,
¡a menudo lameros los deditos!
Pues mi felicidad ¡ama las bromas!
Pues mi felicidad ¡ama las malicias!
¿Queréis recoger mis rosas?
10
EL DESPRECIADOR
Mucho derramo y dejo caer,
y por eso me llamáis despreciador.
Quien así bebe de copas muy llenas,
mucho derrama y deja caer,
del vino no penséis por eso peor.
11
HABLA EL REFRÁN
Filoso y suave, tosco y sutil,
familiar y extraño, sucio y puro,
el loco y el sabio acuden a ti:
todo esto soy yo, quiero ser,
¡como paloma, serpiente y cerdo!
12
PARA UN AMIGO DE LA LUZ
Si no quieres fatigar tus ojos y sentidos,
¡corre también bajo la sombra tras el sol!
13
PARA BAILARINES
Hielo liso
un paraíso
para el que bien sabe bailar.
14
EL VALEROSO
¡Es preferible una enemistad rotunda
antes que una amistad fingida!
15
MOHO
También hace falta el moho: ¡no basta ser agudo!
De lo contrario se dirá continuamente de ti:
«¡Es demasiado joven!».
16
HACIA ARRIBA
«¿Cómo llego mejor hasta lo alto de la montaña?»
¡Escala solamente y no pienses en ello!
17
SENTENCIA DEL PODEROSO
¡Nunca pidas! ¡Deja ese lamento!
Toma, te lo ruego, ¡toma siempre!
18
ALMAS ENJUTAS
Me son odiosas las almas enjutas:
nada bueno hay allí, casi nada malvado.
19
EL SEDUCTOR INVOLUNTARIO
Para pasar el tiempo lanzó una palabra vacía
al aire; mas a causa de esto cayó una mujer.
20
A CONSIDERAR
Es más fácil soportar un doble dolor
antes que uno solo: ¿quieres arriesgarte a eso?
21
CONTRA LA SOBERBIA
No te infles: o te reventará
un pequeño pinchazo.
22
HOMBRE Y MUJER
«¡Arrebata para ti la mujer por la que late tu corazón!»
Así piensa el hombre; la mujer hurta, no arrebata.
23
INTERPRETACIÓN
Si me despliego a mí mismo, me repliego en mí mismo:
no puedo ser mi intérprete.
Mas sólo quien hasta su propia órbita asciende,
mi imagen consigo lleva hacia la radiante luz.
24
MEDICINA PARA PESIMISTAS
¿Lamentas que nada es saboreable para ti?
¿Continúan, amigo, los viejos malhumores?
Te oigo maldecir, alborotar, escupir,
la paciencia y el corazón me rompes así.
¡Sígueme, amigo mío! Libre, decide
tragarte un sapito mantecoso,
¡deprisa y sin mirar!
¡La dispepsia te ayudará a curar!
25
RUEGO
Conozco el sentido de algunos hombres
¡y yo mismo no sé quién soy!
Demasiado cerca está mi ojo de mí,
no soy lo que veo y lo que vi.
Mejor quisiera aprovecharme,
si más lejos de mí pudiera sentarme.
¡Aunque no tan lejos como mi enemigo!
Ya muy lejos se sienta el más cercano amigo.
¡Pues entre él y yo, el medio!
¿Adivináis cuál es mi ruego?
26
MI DUREZA
Por sobre cien peldaños he de alejarme,
he de ascender y os oigo exclamar:
«¡Eres duro!, ¿somos acaso de piedra?».
Por sobre cien peldaños he de alejarme,
y peldaño nadie quisiera ser.
27
EL CAMINANTE
«¡Ningún sendero más! ¡Abismo y silencio mortal en derredor!»
¡Así lo quisiste tú! ¡Del sendero tu voluntad se apartó!
¡Caminante, ahora te toca! ¡Frío y claro has de mirar!
Estás perdido si crees en el peligro.
28
CONSUELO PARA PRINCIPIANTES
¡Ved al niño rodeado por los gruñidos de los cerdos,
desamparado, retorcidos sus dedos de los pies!
Puede llorar, nada más que llorar,
¿aprenderá jamás a levantarse y caminar?
¡No desmayéis! ¡Pronto, debo decir,
al niño podréis ver bailar!
Cuando sobre ambas piernas se yerga,
también sobre la cabeza se ha de erguir.
29
EGOÍSMO DE ESTRELLAS
Si no rodase como un redondo tonel
alrededor de mí mismo, sin cesar,
¿cómo soportaría correr
tras el sol ardiente, sin arder?
30
EL PRÓJIMO
No me gusta tener al prójimo en mi cercanía:
¡fuera con él hacia lo alto y la lejanía!
¿Cómo, si no, en mi estrella se convertiría?
31
EL SANTO ENMASCARADO
Para que no nos abrume tu felicidad
te cubres con diabluras,
diabólico ingenio y diabólica vestidura.
¡Pero de nada sirve! ¡Desde tu mirada
atisba la santidad!
32
EL HOMBRE NO LIBRE
A. Está de pie y escucha: ¿qué puede extraviarle?
¿Qué zumbido oyen sus oídos?
¿Qué lo arrojó al suelo?
B. Como todo el que una vez cargó cadenas,
por todas partes oye chirriar de cadenas.
33
EL SOLITARIO
Me es odioso obedecer y dirigir.
¿Obedecer? ¡No! ¡Pero tampoco gobernar!
Quien no se da terror a sí mismo, a nadie aterra:
y sólo quien aterroriza, a otros puede dirigir.
¡Dirigirme a mí mismo ya me es odioso!
Como los animales del bosque y del mar,
amo perderme por un buen instante,
detenerme a cavilar en propicio extravío,
atraerme desde lejos finalmente a casa,
a mí mismo hacia mí mismo seducirme.
34
SÉNECA ET HOC GENUS OMNE
Escribe y escribe su insoportable
pedante do re mi fa,
como si fuera primum scribere
deinde philosophari.
35
HIELO
¡Sí! Entretanto hago hielo:
¡el hielo ayuda a digerir!
Si tuvieseis mucho que digerir
¡oh, cómo amaríais mi hielo!
36
ESCRITOS JUVENILES
Mi sabiduría de la A hasta la O19
suena aquí: ¡pero qué oí!
Hoy ya no me suena así,
de mi juventud oigo aún
sólo el eterno ¡Ah! y ¡Oh!
37
CAUTELA
Hoy no se viaja bien por aquella región;
y si posees espíritu, ¡ve con doble cautela!
Te atraen y aman hasta despedazarte:
son espíritus exaltados: ¡allí siempre falta espíritu!
38
HABLA EL PIADOSO
Dios nos ama, ¡porque nos creó!
«¡El hombre creó a Dios!», responded a eso, sutiles.
¿Y no debe amar lo que creó?
¿Debe incluso negarlo, porque lo creó?
Eso cojea, eso lleva la pezuña del diablo.
39
EN EL VERANO
¿Debemos comer nuestro pan
con el sudor de nuestra frente?
Es mejor no comer nada con sudor,
según sabio criterio médico.
Titila la estrella Sirio20: ¿de qué carece?
¿Qué quiere su ardiente titilar?
¡Debemos beber nuestro vino
con el sudor de nuestra frente!
40
SIN ENVIDIA
Sí, él mira sin envidia: ¿y le honráis por eso?
No se vuelve a mirar vuestros honores.
Tiene ojos de águila para la lejanía.
¡No os ve! ¡Sólo ve estrellas, estrellas!
41
HERACLITISMO
¡Toda felicidad sobre la tierra
la otorga, amigos, la lucha!
¡Sí, para ser amigo
se requiere el humo de la pólvora!
Reunidos en uno se es amigo:
hermanos ante la penuria,
iguales ante el enemigo,
libres ¡ante la muerte!
42
PRINCIPIO DE LOS DEMASIADO SUTILES
¡Aun es preferible andar de puntillas
antes que sobre cuatro patas!
¡Es preferible mirar por el ojo de la cerradura
antes que a través de puertas abiertas!
43
CONSEJO
¿Hacia la fama has orientado el sentido?
Atiende pues la lección:
¡libre y a tiempo renuncia
a la gloria!
44
EL PROFUNDO
¿Yo, un investigador? ¡Oh, ahorrad esa palabra!
Sólo soy pesado, ¡peso muchas libras!
Caigo, caigo continuamente
¡y por fin hasta el fondo!
45
PARA SIEMPRE
«Hoy vengo, porque me conviene»,
piensa todo el que viene para siempre.
Qué le importan a él las habladurías del mundo:
«¡Llegas muy temprano! ¡Llegas muy tarde!».
46
JUICIO DE LOS CANSADOS
Todos los descoloridos maldicen el sol:
para ellos el valor de los árboles es ¡la sombra!
47
DESCENSO
«Se hunde, ahora cae», os mofáis a veces.
La verdad es: ¡asciende hacia abajo, hacia vosotros!
Su abundante felicidad se le volvió desdicha,
su copiosa luz va en pos de vuestra oscuridad.
48
CONTRA LAS LEYES
A partir de hoy cuelga en mi cuello
el reloj de las horas en un cordón de crin;
a partir de hoy cesan de girar las estrellas,
el sol, el canto del gallo y las sombras,
y lo que desde siempre el tiempo me anunció,
ahora está mudo, sordo y ciego:
toda la naturaleza calla para mí
ante el tictac de la ley y del reloj.
49
HABLA EL SABIO
Ajeno al pueblo, aunque útil al pueblo,
sigo el camino, a veces sol, a veces nube.
¡Y siempre por sobre este pueblo!
50
PERDIDA LA CABEZA
Ahora ella tiene espíritu, ¿cómo lo encontró?
Hace poco por ella perdió un hombre la razón.
Rica era su cabeza antes de ese pasatiempo:
al diablo se fue su cabeza… ¡no!, ¡no!, ¡a la mujer!
51
DESEOS PIADOSOS
«¡Ojalá todas las llaves
de pronto pudieran perderse
y en cada cerradura
girase la ganzúa!»
Así piensa en cada instante
todo el que es un ganzúa.
52
ESCRIBIR CON EL PIE
No escribo sólo con la mano:
también el pie quiere ser escritor.
Firme, libre y valiente corre conmigo,
a veces por el campo, a veces por el papel.
53
«HUMANO, DEMASIADO HUMANO.» UN LIBRO.
Melancólicamente tímido mientras miras hacia atrás,
confiando en el futuro, en el que confías en ti:
oh pájaro, ¿te cuento a ti entre las águilas?
¿Eres el búho preferido de Minerva?
54
A MI LECTOR
Una buena dentadura y un buen estómago,
¡eso te deseo!
Y cuando hayas digerido mi libro,
¡sin duda te avendrás conmigo!
55
EL PINTOR REALISTA
«¡Por entero fiel a la naturaleza!» ¿Cómo lo logra?
¿Cuándo podría la naturaleza con imágenes jamás acabarse?
¡Infinito es el más pequeño trozo del mundo!
Por último, de ella pinta lo que le agrada.
¿Y qué le agrada a él? ¡Lo que puede pintar!
56
VANIDAD DE POETA
Sólo dadme cola: ¡pues para encolar
yo mismo encuentro ya la madera!
Dar sentido a cuatro insensatas rimas,
¡no es escaso orgullo!
57
GUSTO VELEIDOSO
Si libremente me dejasen elegir,
con gusto me elegiría un pequeño lugar
en el centro del Paraíso:
mejor aún, ¡delante de su puerta!
58
LA NARIZ TORCIDA
La nariz mira imponente hacia la tierra,
sus ollares se dilatan.
Por eso caes, rinoceronte sin cuerno,
mi hombrecito orgulloso, ¡siempre hacia delante!
Y siempre se encuentran juntos:
orgullo erguido, nariz torcida.
59
LA PLUMA GARABATEA
La pluma garabatea: ¡al infierno!
¿Estoy condenado a tener que garabatear?
Así tomo el tintero con osadía
y escribo con gruesos ríos de tinta.
¡Cómo fluye, tan lleno, tan amplio!
¡Cómo acierto en todo lo que hago!
En verdad le falta claridad a la escritura.
¿Qué importa? ¿Pues quién lee lo que escribo?
60
HOMBRES SUPERIORES
Él asciende… ¡se le debe alabar!
¡Pero aquél llega siempre desde arriba!
Vive sin necesidad del elogio,
¡él es de allá arriba!
61
HABLA EL ESCÉPTICO
Consumiste la mitad de tu vida,
avanza la aguja del reloj, ¡se te estremece el alma!
Por mucho tiempo ella vagó en derredor
y buscó y nada encontró, ¿y vacila aquí?
Consumiste la mitad de tu vida:
¡hubo dolor y error, hora tras hora hasta aquí!
¿Qué buscas aún? ¿Por qué?
Busco precisamente esto, ¡la razón de la razón de esto!
62
ECCE HOMO
¡Sí! ¡Sé de dónde provengo!
Insaciable como la llama,
ardo y me consumo.
En luz se convierte cuanto tomo,
en carbón cuanto dejo:
ciertamente soy llama.
63
MORAL DE ESTRELLAS
Predeterminada a una órbita estelar,
estrella, ¿qué te importa la oscuridad?
¡Gira feliz a través de este tiempo!
¡Que su miseria te sea ajena y lejana!
Tu brillo pertenece al mundo más distante:
¡pecado debe ser para ti la compasión!
Sólo un mandamiento vale para ti: ¡sé pura!