UN POCO DE HISTORIA


El Eneagrama es una herramienta milenaria de autoconocimiento que describe con gran precisión el comportamiento humano basado en nueve tipos de personalidad. Nueve estrategias diferentes de pensar, sentir y reaccionar para sobrevivir y sentirse seguro. Todas válidas y ninguna mejor que otra.

Existen tres personas muy importantes en el desarrollo y divulgación de esta poderosa herramienta.

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George Ivanovitch Gurdjieff (contemporáneo de Freud), maestro armenio de gran magnetismo, introdujo el símbolo del Eneagrama en Europa en 1920. La figura geométrica no se usaba como en la actualidad, sino que representaba las leyes del universo, el movimiento y la evolución. Gurdjieff afirmaba que todos estamos semidormidos y actuamos de forma automatizada regidos por un rasgo principal o chief feature que se convierte en el motor central de nuestra “falsa personalidad” y sólo a través de observarlo, entenderlo y trabajarlo, podemos trascender.

Óscar Ichazo (1931), maestro espiritual de origen boliviano, acomodó sobre la estrella de nueve puntas de Gurdjieff los “siete pecados capitales” de la iglesia católica y añadió el miedo y la vanidad. Así creó el Eneagrama de las pasiones, allí muestra los nueve rasgos o tendencias negativas presentes en el ser humano: ira, soberbia, envidia, avaricia, gula, lujuria, pereza, miedo y vanidad.

También creó la correlación psicológica entre los nueve tipos de personalidad y el estudio de los subtipos. Su teoría dice que cada persona nace como “esencia pura”, es decir, con una parte espiritual que lo hace único e irrepetible. Pero para proteger al “ser”, sobrevivir a un medio amenazante y ser aceptado en este mundo, la persona desarrolla diferentes defensas y estrategias que construyen la “falsa personalidad” o ego. Ichazo nos muestra cómo esa desconexión genera nueve maneras diferentes de distorsionar la realidad que causan una sensación de vacío, frustración, miedo, tristeza o insatisfacción. Pero si regresamos a nuestra esencia original experimentamos paz, alegría, libertad y agradecimiento con la vida para ser seres humanos extraordinarios. A través de la autoobservación y de un trabajo personal, las “pasiones” deben convertirse en “virtudes”.

En 1970, Ichazo invitó a un grupo selecto de psicólogos y psiquiatras a un entrenamiento intensivo de diez meses donde les compartió su amplio conocimiento. En este encuentro aparece la tercera persona importante en el desarrollo del Eneagrama.

Claudio Naranjo era uno de sus discípulos más importantes. Gracias a su amplia experiencia como humanista, psiquiatra y profesor, entendió y sintetizó el conocimiento ancestral que Ichazo le transmitió y tradujo esa sabiduría a la psicología moderna occidental. Explicó con más detalle lo que llamó la “Psicología de los eneatipos” y que en la actualidad conocemos como “El Eneagrama de la Personalidad”.

Naranjo e Ichazo se basaron en los tres centros de inteligencia propuestos por Gurdjieff (mental, emocional y físico) y subdividieron los nueve tipos básicos de la personalidad en 27 caracteres con el objetivo de refinarlos y desmenuzarlos para comprenderlos mejor. De regreso a California, Naranjo trabajó con estas enseñanzas y desarrolló el programa “SAT” (Buscadores de la verdad).