
¿Queremos un border collie porque hemos visto un ejemplar en un anuncio y nos ha gustado?
Si es así, espero que el lector lea este libro antes de haber comprado un cachorro de esta raza, porque basar la elección de un perro en una imagen tan engañosa como puede ser la publicitaria es una insensatez. Los perros que aparecen por televisión o en el cine son ejemplares muy bien adiestrados por profesionales, que llevan a cabo acciones pensadas exclusivamente para un efecto publicitario (por ejemplo, ningún perro de ninguna raza podrá entender nunca para qué sirve un teléfono, ni marcará nunca el número con las patas) y representan «su papel» siguiendo las órdenes del adiestrador. El resultado puede ser divertido, sorprendente, pero no deja de ser falso o, mejor dicho, no deja de ser una «interpretación» como la de cualquier otro actor.
No hay que confundir la fantasía con la realidad, y menos cuando se trata de comprar un perro. Un perro no es un actor que nos firma un autógrafo y luego vuelve tranquilamente a su casa: el perro se queda con nosotros toda la vida.
Y si lo decepcionamos, aunque no lleguemos al extremo de cometer la atrocidad de abandonarlo, ni su vida ni la nuestra serán demasiado felices.
En primer lugar veremos cómo es el carácter de un border collie de verdad, antes de ser adiestrado, al que le queda todo un mundo por descubrir.

■ CÓMO ES EN REALIDAD UN BORDER COLLIE
Quizás en una primera lectura, los aspectos que se exponen en este cuadro parecerán todos positivos, de modo que es posible que alguien se pregunte con qué intención he querido llamar la atención sobre la compra precipitada de un perro a primera vista perfecto.
Con todo, si leemos atentamente veremos que algunas de estas «cualidades» pueden tener resultados no tan agradables como parecería a primera vista.
Las dos frases que describen mejor un border collie son:
1. El border collie, psicológica y caracterialmente, es un perro «elevado a la máxima potencia».
2. La mejor virtud del border collie es su carácter activo y su inteligencia.
En esta raza, las palabras clave no son activo, inteligente, dócil, rápido u otras por el estilo, sino la forma en que desarrolla estos atributos, a todas luces extraordinaria.
Por lo tanto, la característica más destacable del border collie es que lleva hasta el extremo cualquier cualidad o defecto. Cuando se ha tenido un perro de otra raza se recuerda de él una característica concreta. Pues en el border collie los rasgos característicos están elevados a la enésima potencia.
Consecuencia de ello es que para algunas personas sea el perro ideal, pero, para otras, el mismo border puede ser una fuente de angustia realmente insoportable.
Es evidente que no es un perro apto para cualquiera, y el hecho de que se esté poniendo de moda no augura nada bueno, porque nadie debería comprar ningún perro sin conocer mínimamente la raza.
Si nos hemos dejado seducir por la simpatía de los ejemplares de esta raza, tengamos en cuenta sus rasgos principales.
Es un perro hiperactivo
Aunque existen muchas razas que necesitan moverse y realizar mucho ejercicio físico, en el caso del border collie nos situamos muy por encima de la media. Este perro posee una vitalidad inagotable y es incapaz de estar quieto durante más de diez segundos. Si no tiene posibilidad de canalizar su energía a través de las actividades que le son propias (pastoreo, agility, etc.) o por medio de actividades sustitutorias equivalentes (correr y jugar desenfrenadamente por el campo), se desahogará cómo y dónde pueda —por ejemplo demoliendo la casa (especialmente cuando es cachorro)—. Un border sólo puede vivir bien en espacios amplios (es decir, una casa con jardín) o si su dueño está dispuesto a llevarlo a correr o a trabajar cada día, independientemente de la climatología y de la estación del año. Lo idóneo es que se den ambas condiciones: un buen jardín y un dueño que disponga de mucho tiempo.

Es muy inteligente
«Perfecto», pensará alguien. Pero la cosa no es tan clara como podría parecer. Es idóneo para la persona que conoce la psicología canina y los métodos de adiestramiento, pero no lo es tanto para el neófito, porque si un ejemplar muy inteligente no recibe el trato adecuado, se convierte automáticamente en un perro que domina al dueño, hace cuanto le viene en gana y se convierte en una fuente de problemas. Si alguien ya posee un border y reconoce que no tiene nociones de psicología canina, sólo le queda una solución: documentarse, estudiar y aprender.

Es muy dócil
La docilidad es la capacidad de aceptar un ser humano como líder de la manada y de obedecer sin titubeos todas sus órdenes. Obviamente esta es una característica positiva. Pero, en cualquier caso, al otro lado de la correa tiene que haber un buen jefe, un guía firme y seguro de lo que quiere. Si hay una persona indecisa, con poca autoridad, que quizá deseaba un perro de compañía para tenerlo en el regazo y acariciarlo sin necesidad de enseñarle nada, todo el potencial del border se echará a perder. Y no sólo esto, sino que además persistirá la hiperactividad, que puede convertir el perro en un verdadero «petardo con patas» que explota cada día dentro de casa.

Quiere sentirse útil
Al border no le basta con sentirse parte de la familia, él quiere tomar parte en las actividades, tener un trabajo y una función concreta y, por decirlo de algún modo, dar un sentido a su vida. Esto implica que para gratificar a un border no son suficientes las caricias habituales y los premios en forma de comida, ni basta con dispensarle un trato impecable desde el punto de vista de los cuidados físicos. El border necesita una especie de «alimento espiritual», lo cual significa que es obligatorio adiestrarlo y encomendarle una función. Esto comporta una nada despreciable inversión en términos de tiempo y dinero, según la especialidad que escojamos.

¿Todavía continuamos con la idea de tener un border collie?
Si la respuesta es afirmativa, prosigamos la lectura.
Los orígenes
El border collie es una raza muy antigua, si bien ha sido reconocida por los organismos oficiales en fechas relativamente recientes.
En algunos textos del siglo XVIII aparece ya con el nombre actual, hecho insólito porque en aquel tiempo no existían las razas caninas tal como se conciben hoy en día.
El término border collie es bastante genérico porque, de hecho, en inglés collie designa a todos los perros escoceses de pastor. Por otra parte border es el gentilicio de Borders, una amplia zona geográfica en el límite entre Escocia e Inglaterra.
Resulta extraordinario que hace doscientos años ya existiera una «raza» entendida en el sentido moderno —es decir, como un grupo de ejemplares que siguen una tipología homogénea—. Pero todavía es más sorprendente que nunca se hubiera efectuado ninguna selección teniendo en cuenta las características físicas de los perros.
Los pastores buscaban exclusivamente perros capaces de trabajar con los rebaños, que demostraran tener una serie de cualidades muy concretas: agilidad, docilidad, inteligencia y obediencia. Teniendo en cuenta estas características, llevaban a cabo una selección bastante drástica, si bien no intervenían en el aspecto físico.
La misma operación se produjo en otros lugares del mundo con distintos grupos de perros, y los resultados siempre han dado una mezcla de características morfológicas: colas largas o cortas, orejas erguidas o colgantes, perros de tallas muy diversas.
Para obtener una raza claramente definida siempre se ha tenido que partir de un grupo muy homogéneo con el que se ha trabajado durante décadas antes de establecer una tipología definida.
En el caso del border collie ha ocurrido exactamente al contrario. A principios del siglo XX, cuando se iniciaban en Inglaterra los concursos de perros de pastor, se vio que los participantes de los Borders presentaban ejemplares muy parecidos, lo cual dio lugar a que se empezara a hablar del border collie como de una raza propiamente dicha. Tal vez, en estos perros, los genes ligados a unas características comportamentales tuvieran una correspondencia con los genes que determinan la estructura física.
Esta posibilidad es de gran interés para la comunidad cinófila moderna, puesto que muchas razas actuales están divididas en dos troncos muy diferenciados (belleza y trabajo). Por esta razón, el border collie ha sido objeto de muchos estudios cuyo objetivo es entender la relación entre la estructura genética y el comportamiento. Estos trabajos se encuentran en el estadio inicial, porque la raza no fue reconocida hasta 1982 por la cinofilia oficial. De hecho, hasta 1976, año en que fue redactado el primer estándar (publicado un año después), la raza no se conocía fuera de Escocia.
Por todo ello podemos afirmar que el border collie es uno de los perros más antiguos del mundo y, al mismo tiempo, una de las razas «oficiales» más jóvenes.
