POR GIOVANNI FALSINA
Tengo por costumbre, cuando me dispongo a describir la morfología del perro, invitar al lector a ponerse a cuatro patas porque me parece una forma divertida de entender muy rápidamente lo mucho que el hombre puede parecerse al perro cuando abandona la posición erecta.
Basta con apoyarse en el suelo con las puntas de los dedos de los pies y de las manos, flexionando la parte posterior del cuerpo hasta lograr que los hombros estén más o menos a la altura de la cintura, para darse cuenta de dónde está ubicado el codo o la rodilla, de por qué se dice que un tórax es alto, o de donde terminan los huesos de la muñeca o de los tobillos.
De hecho, los perros son mamíferos cuadrúpedos muy parecidos a nosotros y que sólo se diferencian por la posición, que no es erecta como la nuestra.
Estando ya familiarizados con la morfología del perro, pasaremos a describirla de forma didáctica.
Si abrimos un libro de anatomía nos encontraremos con términos como sagital, medial o caudal, que indican la colocación de órganos o partes del cuerpo del perro en función de tres planos divididos en dos partes.
El plano definido como plano sagital mediano divide verticalmente y en sentido longitudinal el cuerpo del perro en dos partes, una derecha y otra izquierda.
El plano transversal mediano corta transversalmente el cuerpo, dividiéndolo en dos partes de igual longitud: todo lo que se encuentra en dirección de la cabeza recibe el nombre de craneal, y todo lo que queda en dirección de la cola se denomina caudal.

Detalle de la cabeza de un boxer, una raza con una morfología muy particular
El tercer plano ideal que corta el cuerpo en sentido transversal, a lo largo de la columna vertebral dividiéndolo en una región inferior y otra superior, recibe el nombre de plano horizontal mediano. La región superior se denomina dorsal, y la inferior ventral.
El cuerpo del perro está formado por líquidos y sólidos: los primeros son los humores y los segundos los tejidos.
Son líquidos o humores elementos como la sangre, la linfa, la saliva, la bilis, el jugo gástrico, el jugo pancreático, el líquido lagrimal, el esperma, la orina, la mucosidad, el sudor, etc.
Son sólidos o tejidos los huesos, los cartílagos, el tejido córneo, los músculos, los nervios, el tejido conectivo, etc.
Tanto los líquidos como los sólidos están formados por células, que son unidades estructurales que se organizan en sistemas progresivamente más complejos como los tejidos y los órganos. Los tejidos forman los órganos, como el corazón, los pulmones y el hígado.
Tejidos y órganos forman los aparatos, cuyas funciones están perfectamente definidas, aunque no son independiente de las funciones de otros aparatos. Por ejemplo, el aparato respiratorio tiene la función de respirar, pero no es independiente del aparato circulatorio, cuya función específica es hacer posible el riego sanguíneo.
Ningún aparato por sí sólo permite la vida del animal, sino que contribuye con todos los otros a hacerla posible.
En caso de enfermedad, un aparato puede incrementar su actividad para compensar la pérdida funcional del aparato enfermo, aunque dentro de unos ciertos límites. El buen estado de salud sólo es posible con el equilibrio de todos los aparatos.
LA CONFORMACIÓN EXTERNA DEL PERRO
Si observamos nuestro perro, parado o en movimiento, casi sin pensarlo plantearemos la descripción morfológica dividiéndolo en cabeza, tronco y extremidades.
El cuerpo del perro, como el de cualquier otro animal, está cubierto totalmente de piel, que junto a los pelos, las uñas y a algunos tipos de glándulas constituyen el aparato tegumentario.
La parte superficial de la piel es la epidermis, mientras que la más interna es la dermis.
En la dermis están fijados los pelos del manto, cuya función es proteger al animal de los efectos de la intemperie, así como de cortes y abrasiones.
El brillo y la cantidad de pelo, así como la elasticidad de la piel, dependen de la edad, del clima y del estado de salud.
El pelo es un filamento elástico, córneo y flexible, que contiene una proteína llamada queratina. Está protegido por una sustancia grasa denominada sebo, que secretan unas pequeñas glándulas (las glándulas sebáceas). Puede erguirse gracias a la contracción de un pequeño músculo situado en la base, especialmente en los momentos de fuerte tensión —como, por ejemplo, en caso de agresión.
El crecimiento del pelo está regulado por hormonas y por otros factores; no es continuo sino cíclico, con una renovación total en otoño y otra en primavera que reciben el nombre de muda.
En el morro y el contorno de los ojos encontramos unos pelos táctiles que permiten al perro percibir objetos muy próximos, incluso en la oscuridad.
Dado que el perro evacua casi todo el exceso de humedad corporal a través de la lengua, la importancia de las glándulas de la piel es muy escasa. En cambio, son muy importantes las glándulas mamarias, que en el perro están dispuestas en dos cordones paralelos entre sí, entre la región axilar y la inguinal. Por lo general, suele haber cinco en cada lado.
EL APARATO LOCOMOTOR
El perro, para moverse y mantenerse en pie, necesita el concurso de huesos y músculos. El esqueleto representa la estructura de sostén, en tanto que los músculos se encargan de imprimir la fuerza motriz necesaria para el movimiento.
El esqueleto se divide en tres partes: cabeza, tronco y extremidades.
La cabeza constituye una parte anatómica muy importante desde el punto de vista funcional y morfológico. En ella se localizan todos los órganos sensoriales: los de la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto (naturalmente, este último se extiende también al resto del cuerpo).
Además, en la cabeza es donde se aprecia principalmente la tipicidad de una raza. La forma del cráneo, la longitud del hocico y la dirección de sus paredes, la relación entre los ejes craneofaciales, la posición de los ojos y su forma, el porte de las orejas, el labio, el cierre de los arcos dentales y el desarrollo de las masas musculares son factores que hacen posible que nada más ver un perro con una cierta cabeza podamos determinar su raza. Naturalmente, el cuerpo y el manto también son importantes, aunque la cabeza es la característica principal.
DIMENSIONES CRANEOFACIALES

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AC |
longitud total de la cabeza |
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AB |
longitud del hocico |
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BC |
longitud del cráneo |
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DE |
altura del hocico |
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FG |
longitud de las orejas |
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LM |
circunferencia de la cabeza |
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NO |
longitud del cráneo |
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PQ |
longitud del hocico |
DIRECCIÓN DE LAS LÍNEAS CRANEOFACIALES SUPERIORES

La cabeza está formada por numerosos huesos, de entre los cuales citaremos los que pueden mencionarse en el estándar o en los informes de los jueces en las exposiciones: hueso occipital, con la cresta homónima; hueso frontal, con los senos frontales; el parietal y el temporal, con el proceso cigomático; el hueso cigomático, con su arco. Los extremos, derecho e izquierdo, del arco cigomático son los puntos en donde el cráneo presenta una anchura mayor.
Unida al cráneo está la columna vertebral, que en el perro está formada por 7 vértebras cervicales, 13 dorsales, 7 lumbares, 3 sacras, 20 o 22 caudales o coccígeas.
Las vértebras cervicales constituyen la base esquelética del cuello.
De las vértebras torácicas, llamadas así por su conexión con las costillas del tórax, las primeras cinco con las respectivas apófisis forman la base anatómica de la cruz. Las ocho restantes se encargan de sostener el impulso transmitido por el tren posterior al tren anterior.
Las vértebras lumbares forman con los respectivos músculos la base esquelética del lomo. Esta es siempre la región del cuerpo más débil porque está unida al dorso y a la grupa únicamente con músculos y ligamentos (además de las articulaciones intervertebrales). Por este motivo debe ser corta, levemente convexa, ancha y musculosa.
Las vértebras sacras están soldadas entre sí y contribuyen en dar cuerpo a la cadera.
La base anatómica de la cola está formada por las 20 o 22 vértebras caudales o coccígeas, que completan la columna vertebral.
La columna vertebral contiene en su interior la médula espinal, de la que parten numerosos nervios que se distribuyen por todo el cuerpo y transportan impulsos nerviosos del cerebro a la periferia y sensaciones de la periferia al cerebro.
De las vértebras torácicas parten las costillas, que se unen inferiormente en el esternón y forman la caja torácica, que se encargan de contener órganos importantísimos como son los pulmones y el corazón.
Las tres vértebras sacras forman, conjuntamente con el hueso de la pelvis, la cadera o cintura pélvica, y con los músculos superficiales medios y profundos la región conocida con el nombre de grupa. Esta región es fundamental en cuanto que es el punto de producción de fuerza y de conexión entre las extremidades posteriores, que son las que se encargan del empuje, y la columna vertebral, cuya función es transmitir el movimiento a todo el cuerpo.
Las extremidades son muy importantes desde el punto de vista mecánico, ya que con la flexión y la extensión de sus partes hacen posible el movimiento del perro.
El movimiento se produce por la acción de los músculos que, sirviéndose de los tendones, actúan en los huesos que a su vez funcionan como palancas.
Finalmente citaremos también los músculos circulares, que abren y cierran orificios, y reciben el nombre de esfínteres.
PARTES DEL CUERPO

ESQUELETO

APLOMOS ANTERIORES

APLOMOS POSTERIORES

LOS ÓRGANOS SENSORIALES
El perro, como todos los animales, para moverse, alimentarse y reproducirse cuenta con los medios adecuados para relacionarse con el medio ambiente. Los órganos sensoriales hacen posible la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto.
El órgano de la vista es el ojo, que se diferencia del humano en el tipo de visión y en su campo visual. Por ejemplo, aunque ve mejor que nosotros los objetos en movimiento y en la oscuridad, ve peor los objetos inmóviles. Su campo visual es bastante más ancho. Estas características son una notable ayuda para sus funciones tanto de guardián como de cazador. No olvidemos que en estado natural la caza es su medio de supervivencia.
El oído permite reconocer al perro los efectos del sonido, producido por las vibraciones imprimidas en los cuerpos elásticos mediante la percusión u otra causa. El aire es el vehículo más común de las ondas sonoras, que partiendo de los cuerpos elásticos en vibración son captadas por el oído, que transmite la información al cerebro a través del nervio auditivo.
El sentido del oído está localizado en la región temporal y se divide en oído externo, medio e interno.
Los perros pueden percibir sonidos a una distancia cuatro veces mayor de lo que es capaz el hombre, y además son capaces de captar los ultrasonidos, que nosotros no percibimos.
La nariz es el órgano del olfato, mucho más desarrollada en el perro que en el hombre, ya que su capacidad olfativa es un millón de veces mayor que la nuestra y el número de células cerebrales destinadas al reconocimiento de los olores es 40 veces superior al del hombre.
El área sensitiva que nosotros poseemos para esta función es únicamente de 3 cm², en tanto que la del perro es de 130 cm².
Las células sensitivas, que cubren una mucosa que forma un conjunto de pliegues, figuran en gran número y permiten al perro percibir rastros muy débiles y distinguir un olor concreto mezclado entre muchos otros.
El sentido del tacto está localizado en la piel. Los nervios sensitivos se reparten en la superficie de la piel en forma de papilas cubiertas por la epidermis. La sensibilidad de una zona del cuerpo depende del número de papilas, del grosor de la epidermis y la piel.
En el perro el labio superior, la nariz y las yemas de los dedos son las partes en donde el sentido del tacto está más desarrollado.
El órgano principal del gusto es la lengua, que posee numerosísimas papilas de distinta configuración que permiten reconocer el sabor de las sustancias introducidas en la boca.
El mecanismo del gusto se activa cuando un cuerpo extraño, como puede ser la comida, humedecida con saliva entra en contacto con las papilas gustativas.
Este sentido, junto con el olfato, permite al perro distinguir los alimentos comestibles de los que no lo son.
LOS DIENTES Y LA EDAD DEL PERRO
La dentadura del perro está formada por dos arcadas, una superior y otra inferior, en donde están fijados los dientes, uno al lado del otro. De formación ósea, son muy duros y actúan como instrumentos pasivos de la masticación.
Los dientes están formados por marfil, esmalte y cemento.
El marfil constituye la base del diente y en el centro presenta la cavidad dental, que contiene la pulpa. El esmalte, una sustancia blanca muy dura, recubre la parte exterior del diente. El cemento envuelve con un fino estrato sólo la raíz.
El arco superior recibe el nombre de arco maxilar, y el inferior, arco de la mandíbula. Cuando la boca está cerrada los incisivos superiores cubren exteriormente a los inferiores, formando el denominado cierre en tijera. Para que dicho cierre sea correcto, la pared interna de los incisivos superiores debe estar en contacto con la pared externa de los inferiores.
Si a pesar de ser ambas maxilas de igual longitud, las caras de los incisivos no se tocan, se habrán desarrollado con alguna desviación y no estarán bien alineados.


Modo de observar el cierre correcto de los dientes
También pueden estar mal alineados cuando no todos se han desarrollado en la dirección correcta.
Cuando los dos arcos coinciden perfectamente de manera que el margen inferior de los incisivos superiores toca el margen superior de los inferiores se habla de cierre en tenaza.
Si los incisivos inferiores cubren exteriormente los superiores, siempre estando en contacto las caras internas con las externas, se habla de tijera invertida.
El bragnatismo se manifiesta cuando el maxilar inferior es más corto que el superior y, en consecuencia, entre las caras internas de los incisivos superiores y las externas de los inferiores hay un espacio más o menos evidente. Este defecto es muy grave en todas las razas porque es un signo de degeneración del maxilar inferior.
El prognatismo es el caso opuesto: el maxilar inferior es más largo que el superior, y entre las caras internas de los incisivos inferiores y las externas de los superiores se observa un espacio más o menos amplio. Este es también un defecto, aunque no degenerativo; además, es propio de algunas razas (por ejemplo bulldog o boxer), en las que se considera el cierre correcto.
El perro posee dos tipos de dentadura: una caduca, denominada de leche y otra definitiva, propia del perro adulto. La primera está formada por 28 piezas, y la segunda, por 42.
Dentadura de leche
Superior:
i 3+3; ca 1+1; pm 3+3.
Inferior:
i 3+3; ca 1+1; pm 3+3.
En total, 28.
Dentadura definitiva
Superior:
i 3+3; ca 1+1; pm 4+4 m 2+2.
Inferior:
i 3+3; ca 1+1; pm 4+4; m 3+3.
En total, 42.

Los dientes premolares se denominan pm1, pm2, pm3, pm4, considerando que el pm1 es el más próximo al canino. El premolar pm1 crece al cuarto mes y no es sustituido.
Analizando el desgaste del diente se puede determinar la edad del animal. Concretamente, se observa el margen de los incisivos, que es trilobulado, parecido a la flor de lis, y que se desgasta con el paso del tiempo.
Las enfermedades y la alimentación inciden notablemente en el desgaste de los dientes. Recordemos por ejemplo que en un animal joven el moquillo o algunos medicamentos causan daños en el esmalte.
Los alimentos secos evitan la formación de sarro, pero causan un mayor desgaste, mientras que los alimentos húmedos y blandos gastan menos la corona pero favorecen la formación de grandes depósitos de sarro.
Es aconsejable inspeccionar siempre los dientes y, cuando sea necesario, llevar el animal al veterinario para que le efectúe una limpieza bucal. Estas atenciones reducen el peligro de formación de caries y la aparición de gingivitis, un trastorno que además de ser doloroso provoca halitosis.