Agrimonia (Hierba betónica), Algremoine, Agrimonia eupatoria
Familia: Rosaceae
Origen: se trata de una planta perenne muy común. Los primeros datos que tenemos sobre ella se remontan a Mitrídates Eupator, rey del Ponto, que la utilizó como medicamento y le dio nombre.
Hábitat: crece en cualquier sitio, en terrenos calcáreos y ácidos, con hierba y secos, vírgenes o roturados, en los márgenes de la carretera.
Distribución: regiones templadas europeas, por debajo de los 1.000 m.
Planta: herbácea, con rizoma, ramificada sólo en la copa, de 30-50 a 90 cm de altura.
Hojas: dentadas e imparipinnadas enganchadas al tallo, el cual presenta siempre dos hojitas en la base.
Flores: floración de racimo terminal, con flores amarillas, pequeñas y de cinco pétalos.
Frutos: en forma de campana, con corona sobresaliente, formada por dos aquenios encerrados en el tubo del cáliz.
Floración y cosecha: de junio a agosto.
Método de preparación: se prepara una infusión solar de las flores y de los brotes.

Generalidades
Esta flor es apropiada para aquellos que, aparentando alegrías y disimulando tristezas, se muestran alegres y esconden sin dificultad sus inquietudes interiores. Son muy sensibles a las opiniones de los demás y se comportan ofreciendo una imagen halagadora de sí mismos, para quedar siempre bien. Esta actitud, de la que son víctimas, les provoca discordancias entre el pensamiento y la acción, es decir, una doble personalidad que les hace sufrir hasta hacerles enfermar.
El remedio floral Agrimony puede reequilibrar su comportamiento. La naturaleza medicatrix, que siguiendo leyes externas cura a los seres vivos, confiándose al principio de similitud, ha impreso algunos signos en la agrimonia, positivos y negativos, que corresponden a su carácter.
Sus florecillas amarillas vienen a nosotros con una vivacidad veleidosa, expresándonos una alegre jovialidad. También ellos, detrás de una fachada de alegre despreocupación, esconden una visión de las cosas y del mundo profunda y llena de preocupaciones, siendo a menudo muy sensibles a las ideas que la gente pueda tener de ellos. En ambos casos se trata de sobrevivir, de crecer y asentarse sobre terrenos difíciles, sin cultivar. Al igual que la planta, las personas que sufren en silencio suelen hacer gala de una gran fortaleza moral, intentando capear el temporal echando la tristeza al fondo del corazón y tapando el brocal con una sonrisa.
Pero el color amarillo es símbolo de salud y felicidad, ya presente o adquirible curándose con Agrimonia. Desprende y comunica una corriente magnética positiva, librando la mente de la manía de aparecer mejor de lo que se es en realidad. La capacidad de librarse de la sumisión, las ideas y las opiniones de los demás se encuentra en el sólido tallo sobre el que se injertan las flores amarillas. Piloso y áspero en la base, constituye una defensa hirsuta frente a los demás, frente a la gente chismosa y curiosa, ante las que se hace buena cara aunque nos sean antipáticos. Con el elixir de agrimonia se aprende a ser uno mismo, a no tener una doble personalidad.
Síntomas negativos
Consciencia atormentada y sumisión hacia los demás. Esfuerzo por ofrecer una excelente imagen de sí mismo, intentando ser superior a lo que se es.
Cuidado extremo de la apariencia, evitando aquellos comportamientos que molesten o puedan ser desagradables y se enfatizan las manifestaciones de alegría, felicidad y despreocupación.
Ocultamiento de los propios problemas y las preocupaciones.
Pusilanimidad y cobardía, aumentando el rencor. Hosquedad y antipatía en ciertos momentos. Ocultamiento de los propios pesares y enfermedades. Se sufren las inquietudes propias y las ajenas. La pusilanimidad lleva a la pérdida de amor propio.
La emotividad es normalmente ceremoniosa, amanerada, preparada para mentir. La mitomanía se convierte en habitual para embellecer la propia imagen. La emotividad es voluble, inclinada incluso a afectos desordenados.
Disponibilidad al alcoholismo y a la toxicomanía.
Indicaciones psicoterapéuticas
Trastornos obsesivo-compulsivos con pensamientos repetitivos de violencia y duda.
Trastornos maniáticos con exaltación eufórica del humor y perfeccionismo.
Tendencia a encerrarse en la soledad, asociada a depresiones.
En los niños
Alegría y locuacidad, pero en lo más profundo sufrimiento, tristeza y aislamiento. Angustia, mentiras, ocultamiento de los conflictos internos, sufrimientos secretos.
Molestias dentales.
Crisis emotivas y pasajeras, con llanto.
Nerviosismo, enuresis nocturna.
En la adolescencia: crisis de desorientación, con pensamientos violentos y contradictorios.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Trastornos funcionales en distintos órganos cuando nos encontramos dominados por fobias.
Poliuria, anuria y disuria unidas a pulsiones agresivas de frustración.
Dolores pélvicos masculinos en correlación con complejos de culpa causados por el onanismo.
Trastornos respiratorios en personas hipersensibles al clima, a las discusiones y a las diferencias familiares.
Neurosis cardíaca, arritmia, palpitaciones en pacientes alegres y atormentados.
Gastralgia y colon irritable en pacientes no dispuestos al diálogo ni al enfrentamiento.
Lumbalgias y dolores lumbociáticos repetitivos en las personas que se sienten humilladas y derrotadas.
Todos los problemas de los farmacodependientes y de los toxicómanos.
Características de la curación
Recuperación del equilibrio interior gracias al desarrollo del amor propio.
Capacidad de mostrar abiertamente los propios sentimientos más profundos y sinceros.
Disponibilidad al enfrentamiento, con espontaneidad, equilibrio y capacidad de trato.
Chopo tembloroso, Tremble, Populus tremula
Familia: Salicaceae
Origen: según una leyenda, la cruz de Jesucristo se construyó con la madera de esta planta, por lo que sus hojas se estremecen continuamente (Populus tremula), en conmemoración de este acontecimiento.
Hábitat: terrenos pobres, frescos y profundos; zonas húmedas en los cursos de agua.
Distribución: Europa, Asia, Norte de África.
Planta: dioica; árbol de una altura de hasta 20 m; corteza plateada gris verdosa.
Hojas: ovales, cimbreantes, redondeadas, con bordes dentados y pecíolo largo.
Flores: amentos unisexuales que brotan en el mismo árbol; las masculinas son de color gris oscuro o gris verdoso en floraciones colgantes; las femeninas son de color rojizo, con amento piloso de 3 o 7 cm.
Frutos: cápsulas glabras con semillas algodonosas.
Floración y cosecha: en marzo y abril.
Método de preparación: se hierven las flores y las yemas de las hojas.

Generalidades
Esta flor cura a las personas dominadas por temores indeterminados, vagos y secretos. Se trata de miedos más o menos inconscientes por cosas desconocidas e imprevisibles, que provocan temblores de aprensión, similares al temblor de las hojas de este tipo de chopo que jamás ha cesado, incluso cuando no hay viento, desde la muerte de Cristo.
Las señales son similares a las del enfermo de miedos vagos. La naturaleza medicatrix las ha impreso en las hojas, en las flores y en el tronco del chopo. Las personas que temen a lo desconocido, que desean superar los miedos inconscientes y volver a su sensibilidad interior, se sienten atraídos por estos signos.
El tronco, sinuoso y pintoresco, evoca un paisaje crepuscular, poblado de sombras que se persiguen en la niebla de las llanuras de chopos temblorosos.
La sensibilidad de las personas que temen a lo desconocido es delicada y oscila entre el sueño y la realidad. Se dejan embaucar por la magia y la superstición; les gusta lo paranormal y lo esotérico.
Las flores colgantes provocan un miedo indefinible, suspendidas como están en el aire, como si tuvieran que caer de un momento a otro. Se respira un ansia de anticipación que provoca náuseas, sudores fríos, disnea, palpitaciones y temblores.
Las flores femeninas rojizas proporcionan al organismo equilibrio, recalentando la sangre y normalizando la cardiocirculación.
Las flores masculinas gris oscuro o gris verdoso transforman el temblor del miedo en coraje y conocimiento porque, muy a menudo, todo lo que no se está en grado de explicar claramente no es más que el juego de una imaginación demasiado fértil.
Las señales reflejan los estados negativos de un tipo característico (aprensión, angustia, miedo vago, presentimiento), pero también los positivos (razonabilidad, sentido práctico, escepticismo metódico), que después de haber tomado el remedio floral de Bach, vuelven a ser los principales protagonistas.
Síntomas negativos
Miedos vagos sin explicaciones y justificaciones posibles.
Espera ansiosa de acontecimientos imprevistos y negativos.
Obsesiones durante la noche y el día, con temor de hablar de ello a los demás.
Miedos sin causas conocidas, supersticiones demoníacas de todo tipo: inconscientes, ancestrales, a la oscuridad, a la mala suerte, a lo desconocido y a lo oculto.
Miedo obsesivo del más allá, de la enfermedad y de la muerte.
No hablar de los propios miedos por temor a no ser comprendidos.
Emotividad inactiva, introvertida, impulsiva, susceptible e inquieta.
Indicaciones psicoterapéuticas
Trastornos de ataques de pánico, con disnea, palpitaciones, vértigos, sensación de mareo, sentimientos de irrealidad y aprensión.
Trastornos de ansia generalizada con tensión motora, hiperactividad neurovegetativa, espera aprensiva, síntomas de vigilancia y alarma con hiperatención, irritabilidad, impaciencia, distracción e insomnio.
En los niños
Aprensión asociada a timidez y escasa locuacidad.
Miedo del «coco», de los fantasmas, de la magia y de quedarse solos. Necesidad de dormirse con la luz encendida y la puerta abierta. Miedo de la oscuridad, insomnio, pesadillas, enuresis nocturna.
Adolescentes que tienen miedo de crecer, de la menarquía, de la pubertad, a los que se les pone «la piel de gallina» por el miedo.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Insomnio, sueño inquieto o intranquilo, sobresaltos en el primer sueño, despertar brusco.
Hiperhidrosis nocturna, sudores fríos, lipotimias, temblores, tics, sollozos.
Poliuria, tenesmo urinario, incontinencia por aprensión, miedo y terror.
Respiración difícil, irregular, superficial y jadeos de angustia.
Disfonía, ronquera, afonía, tos seca por ansia de anticipación.
Trastornos cardiocirculatorios por espera espasmódica de pruebas comprometedoras o por alusión a peligros, a argumentos o situaciones conflictivas.
Disfagia esofágea, orofaringea-psíquica, globosa o histérica. Dolores o trastornos abdominales por aprensión, temor, miedo y terror. Dolores y trastornos gastro-abdominales con participación del plexo solar.
Estipsis aguda y crónica por ansiedad o angustia hipocondríaca.
Trastornos neurológicos de la movilidad y del equilibrio, pérdida de la coordinación y vértigos.
Trastornos de la sexualidad femenina y masculina por aprensión, espera y miedo.
Características de la curación
Disminuye la aparición de la angustia sin motivo.
Se disuelven las sombras de la imaginación.
Se mira con coraje hacia lo desconocido, para afrontarlo cara a cara.
Se ha alcanzado la capacidad de entender el misterio de la vida y de aceptarlo.
Haya roja, Hêtre, Fagus silvatica
Familia: Fagaceae
Origen: apareció en Europa, en la era terciaria, cuando el clima de la tierra se enfrió. La haya fue considerada como un árbol sagrado por las poblaciones celtas. Desde el 1672 se practica el culto de la Virgen de la Haya, en Castelluccio (Bolonia).
Hábitat: zonas alpinas entre los 1.000 y los 1.600 m y de los Apeninos hasta los 2.000.
Distribución: se encuentra en toda Europa, excepto en la Escandinavia septentrional.
Planta: árbol de bosque muy alto, de hasta 40 m; tronco erguido y con ramas; gran copa oval; corteza gris clara, ramas grandes y rectas.
Hojas: caducas, alternas, en punta; brillantes en los dos lados, de color mayoritariamente verde oscuro, algunas verde claro; pilosas en los nervios más grandes y de bordes ondulados.
Flores: sin pedúnculos y espinosas; pecioladas las masculinas, de color amarillo verdoso o rojo verdoso; colgantes y esféricas las femeninas, verdes.
Frutos: hayucos, con aquenio triangular, con cuatro valvas y dos frutos.
Floración y cosecha: entre marzo y abril.
Método de preparación: hervir las flores con ramas y hojas.

Generalidades
Esta flor es apropiada para todas las personas hipercríticas, intolerantes con los demás e incapaces de ver y apreciar el lado bueno de la vida y que no ayudan nunca a nadie, ni conocen la compasión ni la solidaridad.
Las señales de Beech reflejan los estados negativos de las personas hipercríticas e intolerantes, pero también ofrecen la posibilidad de hacer emerger los positivos, como la capacidad de ver belleza y bondad en lo que nos rodea, volviéndonos de esta forma más comprensivos con los demás y más tolerantes. No es fácil que estas personas arrogantes cambien su carácter para mejorar sin curarse sistemáticamente con este remedio floral. Tienen que sensibilizarse, fascinarse por las medidas majestuosas del árbol gigantesco, erguido, muy ramificado y que parece encarnar la voluntad de potencia de un dictador cuyo único fin es el de someter a las masas a sus propias ideas.
Las características formales y cromáticas de las flores confirman la capacidad del haya roja de cambiar la intolerancia y la arrogancia en comprensión humana inteligente.
Las flores femeninas tienen una forma esférica que cuelga hacia abajo, para absorber la forma de pensar y de actuar de aquellos que (así se cree) viven de forma equivocada.
El color verde asegura la regeneración primaveral a aquellas personas hipercríticas e intolerantes.
Las flores masculinas reflejan la ambición de recorrer nuevos caminos, característica de las personas escrupulosas, indulgentes y tolerantes con los defectos ajenos.
En el horizonte cromático del Beech predomina el verde. Puede indicar agilidad mental al transformarse para mejorar, en una persona escrupulosa, con autoestima, en sus aspectos positivos, dejando atrás aspectos negativos como la arrogancia, el autoritarismo, el dogmatismo, la intolerancia y la sobrevaloración de sí mismo.
Síntomas negativos
Preocupación enorme y no siempre altruista por el bienestar ajeno.
Excesivo sentido crítico, censura sobre los defectos de los demás. Intolerancia idealizada con la convicción de beneficiar al prójimo.
Disgusto causado por no ver en las personas mayor belleza y bondad; pero, tal vez, encontrar algo bueno en todo lo que parecería equivocado.
Actitud intolerante en todo aquello que se refiera a cuestiones ideológicas. Falta de objetividad a causa del extremismo de las posiciones asumidas.
Convicción de la necesidad de ser rígidos y de que el fin justifica los medios, cuando se tiene que ayudar a los demás a eliminar los propios defectos.
Orgullo asociado a la arrogancia para imponer los propios prejuicios.
Seco rechazo a reconocer las propias culpas incluso si son documentadas.
Poner en duda la lealtad de los demás para demostrar que se tiene siempre razón.
Indicaciones psicoterapéuticas
Trastorno paranoico de personalidad, con sospecha y desconfianza en la gente, celos patológicos, sectarismo al justificar con documentación probada la validez de las propias convicciones, descuidando el contexto general.
Trastorno narcisístico con exageración de las propias capacidades y también de las posiciones alcanzadas intelectual o económicamente.
Exhibicionismo paradójico y persistente de la propia «imagen».
Búsqueda constante de atención y de admiración por parte del prójimo.
En los niños
Tendencia a las peleas y prepotencia con los compañeros pero inculpan siempre a los demás y persisten en criticarlos con petulancia por cobardía.
Ira desproporcionada a la causa; alternancia entre los morros y el descontento.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Trastornos dispépticos distintos, encuadrables en la pequeña insuficiencia hepática.
Úlcera péptica gástrica-duodenal causada por una autolesión de índole psicosomática.
Éxtasis hepato-portal, estipsis, hemorroides, trastornos biliares causados por la hipocondría.
Trastornos de las arterias, de las pequeñas arterias, de los capilares y de las venas.
Espasmos circulatorios, trastornos arterioscleróticos periféricos y esclerosis mental.
Trastornos del aparato locomotor por rigidez articular psicosomática.
Tenesmo urinario, micción difícil por aprensión subconsciente.
Trastornos de la sexualidad femenina y masculina por desconfianza propia.
Características de la curación
Adquisición de una óptica más tolerante y afectivamente válida en las relaciones humanas.
Adquisición de indulgencia y tolerancia por los errores ajenos cometidos de buena fe.
Capacidad de identificarse con los demás y de dejarlos hablar sin contradecirlos.
Lucidez mental en la valoración de los aspectos negativos y positivos de un problema.
Centaurea (Blondina), Centaurée, Erytraea centaurium
Familia: Gentianaceae
Origen: crece espontáneamente en los prados y pastos de toda España; se utiliza terapéuticamente con buenos resultados. Su nombre legendario indica tanto gran valor como su utilización por el centauro Quirón para curar el talón de Aquiles.
Hábitat: lugares verdes, frescos y húmedos; terrenos arenosos y calcáreos; bordes de la carretera, pastos aislados por debajo de los 1.000 m; claros de los bosques montañosos; bosques rasos.
Distribución: Europa, Norte de África, América del Norte, Asia.
Planta: herbácea, anual, con raíces fusiformes; tallo de 40 cm de altura pero, según las circunstancias ambientales, de 5 a 30 cm con roseta de hojas en la base.
Hojas: ovales y pequeñas en la base, en forma de roseta, y lanceoladas en las ramas.
Flores: pequeñas, con forma de estrella de cinco pétalos; floración en corimbo, en mazo, en el borde del tallo, de color rosa o rojo púrpura.
Frutas: cápsulas de las que sobresalen pequeñas semillas.
Floración y cosecha: entre mayo y septiembre.
Método de preparación: infusión solar de las flores y de los brotes.
Fitoterapia: amplia disponibilidad terapéutica en herboristerías y en la cocina.

Generalidades
Se trata de una flor muy apropiada para las personas tímidas, pasivas, dóciles y sumisas, así como para aquellas que intentan sentirse importantes, buscan cobijo y desean dar el máximo de sí mismas a los demás. Los niños no crean problemas a los padres y ayudan a sus compañeros que se aprovechan de forma egoísta obligándoles a hacer los deberes y apoderándose de sus cosas.
La naturaleza medicatrix ha impreso este comportamiento en las señales de una flor herbácea, Century, capaz de transformar la hipersensibilidad a las influencias y a las ideas ajenas en afirmación de uno mismo, reequilibrio emotivo, recuperación de la fuerza de voluntad y capacidad para valorar las propias exigencias. Las flores rosas y púrpura aportan un gran equilibrio emocional. Ser sensible al lenguaje de los colores es una característica de estas personas, cuyo ánimo delicado tiende a sacrificarse por los demás. El color rosa puede simbolizar dulzura, feminidad, sumisión y altruismo; expresa el deseo de perfeccionarse espiritualmente y el empuje hacia la armonía. El color púrpura, lleno de vigor energético, recoge la disponibilidad y la necesi-dad de activación energética del color rosa. El bajo fondo está siempre relacionado con la inmadurez afectiva de la adolescencia, asociada a la inestabilidad emocional. Pero el resultado del encuentro entre el rosa y el púrpura asegura a la persona tímida y servicial la posibilidad de autorrealizarse. La autorrealización permite una colaboración equilibrada con los demás, de igual a igual, manteniendo intacta la propia personalidad y sin perder de vista la misión específica asumida en la vida que es la de ayudar a los demás.
Síntomas negativos
Necesidad exagerada de ayudar a los demás aun sabiendo que se va a salir perdiendo.
Deseo de secundar a los demás, hasta el punto de convertirse en servidores.
Carácter que empuja a hacer el trabajo ajeno descuidándose sensiblemente uno mismo.
Primacía de las opiniones y las exigencias de los demás.
Evitar las discusiones y las peleas por sumisión a los demás y por miedo.
Privarse de cualquier alegría por no querer razonar según los propios criterios.
Apoyarse en caracteres más fuertes y prepotentes por oportunismo y generosidad.
Acabar siempre humillados, ofendidos o explotados.
Indicaciones psicoterapéuticas
Obsesión patológica de ser inferior a los demás, con los que la persona se compara continuamente.
Frustración y complejo de inferioridad en las personas que sufren los deseos ajenos.
Masoquismo que se oculta en la emotividad de la persona que quiere complacer a sus superiores o que esconde cargas de agresividad sexual reprimida.
Trastornos neuróticos depresivos con sensación de inadaptación social.
Comportamientos histriónicos para atraer la atención de los demás.
Malestares que desembocan en un complejo de mártir en el que la persona piensa que se sacrifica por todos, tanto en la familia, como en el trabajo.
En los niños
Docilidad y obediencia excesivas.
Complejo de inferioridad o de sumisión respecto a los compañeros de clase.
Hipersensibilidad vanidosa a los elogios, buscados con la obediencia.
Poca conflictividad, para conseguir de esta manera el elogio de los adultos.
Pasividad y abulia.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Enfermar fácilmente sin una razón aparente.
Rostro cansado, con ojeras, especialmente si el paciente sufre de anemia o de trastornos renales.
Trastornos cardíacos, taquicardia y frenesí al obedecer a los demás.
Gastritis, dispepsia, colon irritado por la sumisión complaciente a los demás, especialmente si se trata de superiores o de compañeros de trabajo.
Dolores vertebrales dorsales y lumbosacros por ansia frenética de servir a los demás.
Dolores en el raquis a causa de una inclinación excesiva en beneficio de los demás.
Agotamiento, sentimiento de cansancio crónico en personas sobre las que se carga la obligación de asistir a familiares discapacitados o inválidos.
Características de la curación
Se nos convence de que es necesario pensar, primero, en nosotros mismos, satisfacer las propias exigencias y servir al prójimo después. La autorrealización nos devuelve la vitalidad perdida. Con el triunfo de la propia voluntad se recupera el gusto de disfrutar de la vida.
Plumbago, Plumbago, Ceratostigma wilimottiana
Familia: Plumbaginaceae
Origen: Himalaya, Tíbet, China, África.
Hábitat: zonas templadas, terrenos pobres pero soleados.
Distribución: en Europa crece tan sólo si se la cultiva, y a ser posible en un jardín.
Planta: arbusto perenne, de 60 a 150 cm de alto; la variedad Capensis es trepadora y puede alcanzar una gran altura; crece en casa y en los balcones.
Hojas: oblongas afiladas, formando una espátula en su unión con el tallo y agrupadas en hojitas.
Flores: gamopétalas en la base divididas en 5 pétalos de color azul oscuro con matices violetas; reunidas en racimos terminales con corola tubular.
Frutos: cápsulas.
Floración y cosecha: entre julio y septiembre.
Método de preparación: infusión solar de las flores.

Generalidades
Esta flor es adecuada para las personas que se dejan dominar por la incertidumbre y la indecisión. Para aquellos que, no confiando en sí mismos, buscan consejo en los demás y a cuyas decisiones se refieren en todo, en cuerpo y alma. A menudo se deshacen de él con consejos dados sin prestar atención o interesados.
Según los rasgos que lo distinguen, el remedio floral Cerato asegura la capacidad de reequilibrar la forma de razonar de quien no se fía de su propia voz interior y se confía de forma totalmente irresponsable de los consejos de los demás.
Este arbusto trepador, que crece sólo si se cultiva, se corresponde en el reino vegetal con aquellas personas inciertas que se mueven únicamente si se les da la mano.
Las hojas oblongas y afiladas ponen en evidencia un aspecto positivo de las características de la planta (y de la persona indecisa): una neta potencialidad de intuición interior sobre la cual pueden contar para moverse por propia voluntad.
Las flores azul oscuro, con matices violetas, nos recuerdan el color del cielo cuando presenta tonalidades que nos devuelven a la interioridad espiritual de quien quiere vivir como una persona libre, autónoma y responsable de sí misma. En la interioridad se mueven, de hecho, el inconsciente, el subconsciente y la intuición.
Observar, analizar, meditar y reflexionar sobre los propios problemas en lugar de actuar según los consejos ajenos, tiene que ser el punto de partida para recuperar el equilibrio psíquico.
Las características figurativas del arbusto de hoja perenne, trepador, de grandes trazos, redondos, anchos y relajados, indican la seguridad de una marcha activa y no pasiva en las relaciones interpersonales y en el ambiente externo.
El color verde de la planta, asociado al azul violáceo de las flores, garantiza una realización armónica de proyectos ambiciosos, organizados con energía y criterios personalizados, pero sin privarse de la colaboración de los demás.
Síntomas negativos
Inseguridad asociada a un carácter sugestionable.
Menosprecio causado por la carencia de iniciativa en las decisiones.
Recurso persistente y reiterado al consejo de los demás, incluso para consultar banalidades.
Dependencia de las convenciones sociales o de las supersticiones y del mundo mágico.
Mitomanía, histeria, desasosiego, extravagancia, volubilidad.
Tensión emotiva, preocupación obsesiva, pusilanimidad, sentimentalismo.
Pereza de carácter, ausencia de motivaciones, apatía y actitud amorfa.
Comportamiento cohibido, lento y con ausencia de sentido práctico.
Actitud literalmente similar al de las personas que le rodean.
Indicaciones psicoterapéuticas
Confusión mental, especialmente en las personas ancianas.
Reducción del movimiento psicomotor, depresión, introversión excesiva.
Escasa estima de uno mismo porque se duda del propio juicio, se admira demasiado a quien sabe lo que quiere y se delega en los demás lo que se tiene que hacer.
Falta o carencia de capacidad de concretar las decisiones y también de sentido práctico.
Comportamiento voluble incluso en el cuidado de la propia salud porque se siguen los consejos de todo el mundo, sin ningún sentido crítico.
Falta de concentración mental a causa de la falta de confianza en uno mismo.
En los niños
Retraso en el desarrollo psicofísico o mental. Incertidumbre motora y falta de decisión.
Dificultad de aprendizaje; corrección continua de lo que ya se ha hecho y que resulta erróneo.
Situaciones de agitación motora persistente por excitabilidad excesiva, dependiente de la incapacidad de trabajar solos para superar las dificultades escolares.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Trastornos de la movilidad, del equilibrio y de la coordinación del movimiento a causa de la inestabilidad del carácter y de la incertidumbre meditativa y reflexiva.
Disfunciones de las estructuras sensoriales; miopía y otros trastornos de la vista y del oído causados por la incapacidad o la ignorancia de las decisiones que se han de tomar.
Hipertensión arterial, palpitaciones y taquicardia.
Estados asmáticos que están relacionados con la incapacidad de actuar por sí solos.
Trastornos cerebrales, neurológicos y mentales por falta de autocontrol sobre las actividades que dependen del cerebro y de la cardiocirculación.
Insomnio por excitación nerviosa en el momento de tomar las decisiones.
Alteraciones de la rutina diaria debidas a la indecisión.
Características de la curación
Con la recuperación de la autonomía interior que se había perdido o que no se había poseído nunca, se adquiere o se consigue de nuevo una equilibrada seguridad en la gestión de las propias cosas.
En situaciones de emergencia o difíciles, no faltará nunca el coraje y la coherencia en las decisiones al sostener con fuerza consciente las propias razones y en el defender con todas las fuerzas las propias opiniones personales.
Cerezo, Prunus, Prunus cerasifera myrabolana
Familia: Rosaceae
Origen: península balcánica y Asia central.
Hábitat: terrenos áridos y calcáreos.
Distribución: Asia, Europa.
Planta: variedad de ciruela; árbol de unos 7-8 m de altura; copa abierta y densa; corteza negra amarronada; a menudo no es más que un arbusto.
Hojas: elípticas de tres o cuatro centímetros de largo, borde aserrado, alternas, rojo oscuro.
Flores: pequeñas, estrelladas, blancas, aisladas, solitarias y de cinco pétalos.
Frutos: globosos, surcados por un lado, aplanados, amarillos rojizos, con la pulpa amarillenta y jugosa, adherida al hueso, ácida y comestible.
Floración y cosecha: entre febrero y abril.
Método de preparación: se deben hervir las ramas floridas.

Generalidades
Esta flor es apropiada para aquellas personas que sufren crisis de pánico y temen enloquecer.
La condición menos grave es la de tener la mente excesivamente cansada. La condición más grave es la de perder la razón, la de hacer cosas terribles, cosas no queridas, equivocadas; cosas que no se quieren hacer pero que vuelven a la mente continuamente, de forma obsesiva y que en cierta manera nos invitan a hacerlas.
Es necesario hacer desaparecer los malos pensamientos, relajarse, dejarse ir interiormente, desarrollar la lucidez, enjaular los impulsos.
Estos accesos de pánico, que luego curará la Cherry Plum con su quintaesencia floral, están simbolizados en las señales de este árbol de copa abierta y de flores blancas esteladas que traen consigo la certeza de la primavera, el inicio de un nuevo gran ciclo de renovación interior.
El color blanco expresa alegría y pureza, induce en el ánimo una fuerza psíquica benéfica que tiene el poder purificador de disolver las fuerzas destructivas.
Esta planta, donde el clima lo permite, es el primer árbol que florece después del invierno. Sus capacidades terapéuticas permiten controlar las tendencias negativas y convencerse de que no se es nunca tan malo ni violento ni se está tan desquiciado como para cometer actos terribles contra uno mismo o los demás.
Las personas que son similares y sensibles a las señales de esta planta se curarán, con el elixir floral, de los accesos de pánico, así como la melancolía, el pesimismo y el desaliento que pueden hacerlo deslizar hacia una lenta locura. Advertirán con alegría cómo se disuelven interiormente las fuerzas destructivas, que se debatían en la cabeza hasta el espasmo, para mutilar la razón y dirigirla inerte a la deriva.
Por lo tanto, el cerezo, con sus señales negativas y positivas, un árbol solitario de copa abierta repleto de numerosas flores blancas y solitarias, asegura una sana adaptación a la realidad cotidiana así como un alejamiento del mundo de las tinieblas y de esos campos de consciencia en los que nos acosan imágenes mentales obsesivas.
Síntomas negativos
Miedo extremo de perder el control de la razón y de la situación.
Miedo agudo de convertirse en un loco violento y brutal.
Miedo de dañar a los familiares, los amigos y a uno mismo.
Miedo de tener ataques de cólera y agredir a otras personas.
Miedo violento de cometer algo terrible contra la propia voluntad.
Miedo de golpearse la cabeza en momentos de fuerte tensión.
Estar sobre ascuas, y sentir que todo puede venirse abajo en cualquier momento.
Vivir obsesionado con el mal, pensando que el suicidio es la única solución para escapar de él.
Exasperación agresiva y compulsiva, muchas veces provocada por la necesidad de liberar la energía reprimida.
Indicaciones psicoterapéuticas
Estados de ansiedad con ataques de pánico y sensación de estar a punto de volverse loco.
Impulsos incontrolables que obligan a gritar y a golpear la mesa.
Ansiedad generalizada, con descoordinación motora.
Hiperactividad provocada por una espera obsesiva.
Desconfianza, sospecha y alarma, con trastornos neurovegetativos.
Trastornos obsesivo-compulsivos, con pensamientos repetitivos de violencia (por ejemplo, pensar en matar al propio hijo) o de estar contaminados (creer haberse infectado tocando algo) o de duda (preocuparse de forma obsesiva por un posible daño).
Sensación de senilidad prematura o de demencia inesperada.
En los niños
Ira, fobias, manías; imprevisibilidad de sus reacciones.
Autolesiones y arranques de ira incontrolada.
Histeria y agresividad exacerbada (gritos, golpes, esputos).
Hipercontrol, balbuceos, enuresia nocturna, bloqueo motor o diarrea.
Resistencia a ir a la escuela después de haber recibido una riña de un profesor.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Cardiopatía funcional por carencia de afecto hacia los familiares o el prójimo.
Trastornos de la circulación por calma aparente y agresividad.
Trastornos hepatobiliares por arrogancia asociada a miedo de ser aplastado.
Tenesmo e incontinencia de la vejiga y del ano por fuerte autocontrol, para reprimir pulsiones inconscientes compulsivas a cometer actos temerarios.
Acné, afonía, disnea, temblores, neuritis, estipsis, alergias, alopecia, caspa, caída del cabello y convulsiones epilépticas causadas por un excesivo autocontrol.
Características de la curación
Desaparición de los malos pensamientos, adquisición de lucidez mental y de decisión.
Recuperación de la capacidad de liberarse y relajarse normalmente.
Los impulsos negativos ceden paso a los positivos, reactivando la potencialidad energética general de la actividad psicofísica.
Yema de castaño de Indias, Bourgeons de marronier, Aesculus hippocastanum
Familia: Hippocastanaceae
Origen: Cáucaso, Europa oriental. Introducido en Europa a finales del siglo XVI.
Hábitat: jardines y parques europeos.
Distribución: Europa.
Planta: gran árbol de hojas caducas muy ramificado que alcanza los 35 m de alto.
Hojas: opuestas con largo pecíolo; palmeadas, digitadas y con el borde dentado.
Flores: inflorescencias en candelabro; corola blanca, de centro rojo o amarillo o amarillo oscuro.
Frutos: cápsulas ovoides y puntiagudas que contienen entre 1 y 4 semillas parecidas a las castañas.
Floración y cosecha: entre abril y mayo.
Método de preparación: hervir ramas con las yemas.

Generalidades
Esta flor es apropiada para todos aquellos que, no consiguiendo elaborar en la vida cotidiana las experiencias ya realizadas, tropiezan repetidamente en los mismos errores.
Ellos mismos son los primeros sorprendidos cuando, en realidad, sería suficiente un poco de atención para aprender como comportarse en determinadas ocasiones, incluso observando y recordando cómo se comportan los otros en situaciones similares. Esta actitud, que podríamos definir como de persona distraída o negligente, depende del hecho de que estas personas no se sienten interesadas en lo que pertenece al presente. Por esta razón no obtienen ventajas con la experiencia cotidiana ni a través del ejemplo ajeno.
Chestnut Bud tiene el poder de volver a llevar hasta un comportamiento más atento a las personas que no poseen la capacidad de atención y de memorización o a los que son presurosos y superficiales.
Las señales de Chestnut Bud y de la persona incapaz de poner de acuerdo el propio mundo interior con la concreta realidad de su existencia son similares. A este árbol grande y grueso, pero de frutos un tanto decepcionantes, no le faltan las buenas intenciones y cualidades muy apreciables. Los frutos, que se parecen a las castañas (Castanea sativa), no son comestibles, pero se utilizan en terapia por sus sustancias farmacológicas (tanino, glucósidos, vasoconstrictores, analgésicos).
La yema, como se ve en la ilustración, es la mejor parte de la planta. Encierra en sí flores y hojas, así como la energía potencial para aprender, recordar y repetir, permitiendo guardar como oro en paño las experiencias vividas. La apertura primaveral de la flor blanca, manchada de rojo o de amarillo, nos ofrece un espectáculo maravilloso de fuerza benéfica, que anula la pereza mental, la distracción unida a la prisa o a la superficialidad y la excesiva despreocupación.
El blanco unido al rojo es señal de transformación, inicio de vida nueva. Se observa la calidad concreta, viva y alegre de la realidad presente que no puede ser descuidada o ignorada porque encierra en sí misma todos los aspectos de la existencia.
El blanco unido al amarillo proporciona vivacidad a la intuición mental, que se transforma en movimiento concreto. Infunde optimismo, magnetismo positivo, apertura hacia objetivos positivos y generosos, eliminando sus caracteres opuestos, como el orgullo, el pesimismo, la introversión, los celos obsesivos y la traición.
Síntomas negativos
Dificultad de atención, observación, memorización en general y respecto a lo que nos rodea cada día.
Recaída en los mismos errores sin la convicción de equivocarse de vez en cuando.
Impulsividad, sobrecarga de trabajo, superficialidad.
Distracción, falta de concentración persistente.
Eretismo sensorial, agitación, respuestas reflejas bruscas.
Gran dinamismo y dispersión.
Ánimo caprichoso y voluble.
Indicaciones psicoterapéuticas
Superficialidad, distracción y falta de atención.
Trastorno esquizoide de personalidad, con frialdad e indiferencia emotiva, ausencia de sentimientos cálidos y tiernos para con las otras personas.
Indiferencia ante las alabanzas, las críticas o los sentimientos de los demás.
En casos muy graves, autismo, ruptura de la relación con la realidad; incapacidad de comunicarse con otras personas.
En los niños
Fracaso escolar provocado por una cierta dificultad en el aprendizaje.
Distracción en el transcurso de los juegos; indiferencia; incapacidad de observación.
Hablar en lugar de escuchar o distraerse fácilmente cuando se escucha.
Olvidar siempre las mismas cosas, realizar los mismos errores en los deberes.
Fingir estar atentos en clase, pero estar distraídos.
Desorientación emotiva y mental. Retraso en el desarrollo psicofísico normal, provocado por un posible nacimiento prematuro.
Autismo infantil (falta de reacción al entrar en relación con otras personas).
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Tendencia a recaer en las mismas enfermedades por desinterés o apatía.
Propensión a descuidar los propios trastornos no sabiendo cómo poner remedio.
Enfermedades crónicas provocadas por la desidia.
Miopía, debilidad de la vista o del oído en las personas reacias a no ver o a no escuchar la verdad cuando se les ofrece la ocasión.
Cefaleas, neuralgias, tics nerviosos y sollozos provocados por algún elemento o persona familiar.
Desórdenes motores y de la coordinación en una persona mentalmente inestable y distraída.
Pérdida del habla después de una crisis súbita (en cuyo caso la administración deberá ser inmediata).
Dolor de estómago, ardor y digestión laboriosa en las personas que insisten en comer los mismos alimentos.
Úlcera duodenal.
Dificultad de control de los esfínteres, tenesmo, incontinencia.
Características de la curación
La persona vuelve a interesarse por el mundo real, atesorando la experiencia obtenida a través de la observación atenta y reflexiva del comportamiento de otras personas.
Dinamismo e iniciativa a la hora de acabar un trabajo, sin esperar la ayuda de los demás.
Achicoria silvestre, Chicorée, Chicorium intybus
Familia: Compositae
Origen: Eurasia, África del Norte.
Hábitat: terreno arcilloso y pedregoso, lugares con hierba, prados, campos secos, declives y cerca de los muros. En definitiva, un poco por todas partes.
Distribución: zonas templadas de Europa, África noroccidental, Asia occidental.
Planta: herbácea perenne muy frecuente; altura entre 20 y 30 cm; gamopétala; las flores se abren a las 6 de la mañana y se cierran al mediodía.
Hojas: en rosetas, de lóbulos estrechos, lanceoladas y dentadas, de color verde apagado.
Flores: de color azul fuerte, y a veces pálido, son liguladas, en forma de estrella, y nacen de cortos pecíolos axilares, presentando estambres púrpuras.
Frutos: aquenios, normalmente sin papo.
Floración y cosecha: de junio a octubre.
Método de preparación: infusión solar de las flores.

Generalidades
Esta flor es apropiada para los que se interesan demasiado por las necesidades de los demás: se preocupan por los familiares y los amigos y encuentran en ellos siempre algo que no está bien. Critican lo que les parece que está mal y disfrutan al poder poner las cosas en su sitio. Son posesivos, entrometidos y consideran que los demás son de su propiedad.
Reconocerse en esta categoría de personas y encontrar el remedio adecuado es muy fácil. La achicoria, a juzgar por los rasgos que imprime su naturaleza medicatrix, es similar a ellos. Se creen que son indispensables e insustituibles. Esta planta herbácea se ha utilizado durante siglos como verdura y forraje. Tiene un periodo de floración muy largo y una fuerza de crecimiento increíble.
La flor azul fuerte expresa desinterés, abnegación y espiritualidad. Se la puede definir como un ángel con el corazón de oro que vigila para ayudar a los demás.
En las personas que se interesan por las cosas ajenas, el azul elimina o atenúa lo que se podría considerar como impuro, posesivo, deshonesto, intrigante, infeccioso o séptico. Equilibra el efecto de los estambres, cuyo color púrpura simboliza el egoísmo que pueden esconderse en un amor desinteresado.
El verde de las hojas, símbolo de la Madre Tierra, salvará a la mujer excesivamente maternal y protectora de convertirse en una persona posesiva. El verde significa autoestima, autenticidad y fidelidad en las convicciones (en sus aspectos positivos), así como presunción pasada de moda y orgullo (en los negativos).
En la sustancia positiva, contenida en forma de potencia energética en el remedio floral de Bach, se realiza el aspecto auténtico del altruismo espiritual, el amor verdadero, oblativo, desinteresado, sin condicionamientos ni reservas mentales.
Síntomas negativos
Intromisión en la intimidad de los demás.
Narcisismo egoísta disfrazado de altruismo. Intolerancia, autoritarismo y posesividad.
Avidez, codicia de poder, tendencia a ser opresivo, a dominar a los demás, a sofocar cualquier atisbo de autonomía y de libre iniciativa.
Ganas de gustar a los demás y de ser indispensables.
Egocentrismo entrometido, quisquilloso, suspicaz y puntilloso.
Victimismo tiránico para ser obedecidos incluso en contra de su voluntad.
Indicaciones psicoterapéuticas
Estados de emotividad hiperesténica, violenta, pretenciosa, vanidosa, hipercrítica, despectiva, ruidosa y colérica.
Necesidad de mostrarse excesivamente simpáticos y afectuosos, no sin cierto exhibicionismo.
Trastornos histriónicos con intentos de atraer la atención sobre sí mismo.
Victimismo exacerbado, llegando casi a la autocompasión.
En los niños
Irritabilidad o mal humor que sólo desaparecen si se les acuna o se les da de comer.
Llanto en situaciones de soledad.
Hiperactividad a la hora de exigir atención. Cuando la consigue, el niño se calma por completo.
Querer jugar con otros niños incluso si estos no quieren.
No aceptar en los juegos la compañía de otros niños.
Utilizar la enfermedad como medio de chantaje para mandar a su gusto.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Disnea, unida a tensiones neuróticas en personas altruistas y posesivas.
Tos seca, ronca, estridente y persistente. Crisis de asma bronquial con disnea sibilante causada por el orgullo.
Hipertensión arterial, plétora, palpitaciones, arritmias sinusales en personas altruistas que inadvertidamente imponen sus propias exigencias.
Eretismo cardíaco, dolores anginosos en pacientes que tienden a inmiscuirse en los asuntos de los demás.
Bulimia y dispepsia cuando no consigue entrometerse.
Hipocondría reincidente, con trastornos hepatobiliares en personas tiránicas.
Dolores del aparato locomotor y neuralgias articulares en personas afectadas de crueldad mental disfrazada sutilmente de un altruismo refinado.
Trastornos genitourinarios y sexuales en personas que tienden al altruismo o al victimismo exacerbados.
Crisis histéricas en personas que imponen a los demás que les quieran.
Características de la curación
Reequilibrio de la dimensión afectiva, sin que la persona vuelva a intentar imponer sus propias exigencias, incluso si se hiciere de forma inadvertida.
Desaparición de los sentimientos de posesión, egoísmo y oportunismo
Sin perder un ápice de voluntad, estas personas se vuelven comprensivas y tolerantes para con los demás. El altruismo se vuelve sincero: es mejor dar sin pedir nada a cambio.
Clemátide (Vitalba, Barba de viejo), Clematide, Clematis vitalba
Familia: Ranunculaceae
Origen: costa mediterránea, Asia Menor, Cáucaso.
Hábitat: terreno arcilloso, calcáreo; pendientes rocosas; margen de los bosques; en los prados y al borde de la carretera; matorral mediterráneo; también en los jardines, por su belleza.
Distribución: costa mediterránea, Europa central, Asia Menor, Cáucaso.
Planta: herbácea; arbusto lianoso, exuberante, de rápido crecimiento, unido a otras matas o arraigado a los árboles hasta 30 metros.
Hojas: opuestas, de 25 cm de largo; compuestas de 3 o 5 hojitas ovales oblongas y acorazonadas; puntiagudas, pecioladas y de color verde oscuro.
Flores: de color blanco delicado por fuera y amarillo verdoso por dentro; vistosas y perfumadas, reunidas en panojas axilares o terminales, de hasta 20 cm de largo, formando penachos blancos, de ahí su nombre popular «barba de viejo».
Frutos: aquenios, con una única semilla similar a un copo de lana.
Floración y cosecha: entre mayo y agosto.
Método de preparación: infusión solar de las flores.

Generalidades
Esta flor es muy apropiada para los soñadores, siempre con la cabeza en las nubes y que no soportan el ruido, la confusión, la promiscuidad y cualquier tipo de rumor. Se trata de personas que se desinteresan del presen-te que no les satisface y huyen de la realidad. Son tranquilas, meditabundas y siempre mirando hacia el futuro. Buscan el ideal y carecen de sentido práctico. Cuando enferman no hacen nada para curarse; algunos incluso querrían morir para reencontrarse con sus seres queridos en un mundo mejor.
La naturaleza medicatrix ha marcado su sueño con los ojos abiertos en busca de la felicidad en la clemátide, un arbusto fantasioso y trepador con pequeñas flores blancas y verdosas, cuyo perfume embriagador traslada a las alturas al soñador, para depositarlo en las llanuras de lo ideal. La clemátide se parece a ellos y puede curarles en sus estados negativos. Las personas desinteresadas por la realidad se ajustan a Clematis, que curará ciertas actitudes de aislamiento que impiden que una persona se relacione con los demás; como aquellas que, en una sala de baile, permanecen sentadas mirando, soñando ideales que nunca encontrarán. La clemátide, un arbusto exuberante, se comporta de la misma forma, aunque consigue adaptarse a la realidad, uniéndose a las matas o a los árboles. Las flores delicadas y los pistilos filamentosos de color plateado que recuerdan la barba de un viejo, documentan la sabiduría de los que consiguen vivir en el mundo, de los que soportan la realidad ingrata y el aburrimiento, sin renunciar a sus largos e interminables sueños, imaginados y meditados en los peores momentos de la existencia.
Síntomas negativos
No sentir ningún interés por la realidad aunque se presente de forma agradable y atractiva.
Evasión, sumiéndose en un mundo de ilusión y belleza que no lleva más que a acentuar su inadaptación y desarraigo, haciéndolos incapaces de vivir en la rutina cotidiana que exige un trabajo constante y concreto.
Distracción, atención imprecisa y concentración mínima. Apatía, pusilanimidad y abulia.
Conformismo, pereza y escasa tensión emocional.
Las actividades vitales se reducen a comer cuando es necesario, permanecer en reposo y dormir.
Indicaciones psicoterapéuticas
Hipersensibilidad y ensoñación que tiende a la fabulación y a la utopía.
Inacción, introversión, melancolía, tristeza y victimismo.
Tendencia al aislamiento, causada por la frustración y la codicia insatisfecha.
Depresión apática, animada por la atracción hacia la muerte.
Tendencia a gastar, a derrochar, interesándose por cosas fútiles que luego se tiran enseguida.
Distorsión de la personalidad, llegando a perder momentáneamente toda relación con la realidad. Suele darse generalmente en adolescentes y adultos por debajo de los 40 años.
Trastorno paranoide de la personalidad, manifestando cierta fobia a los fracasos y a todo aquello que puede significar humillación y marginación social.
Trastornos de memoria y concentración, causados por la administración persistente de fármacos de síntesis.
En los niños
Recién nacidos que duermen mucho o que parece que estén ausentes.
Deseo compulsivo de olvidar ciertos hechos desagradables.
Mecerse en el sueño con los ojos abiertos; ser distraído, incauto, desmañado y tener proclividad a sufrir accidentes.
Incapacidad de mantener un aprendizaje constante.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Somnolencia e hipotonía muscular.
Crisis de inconsciencia que pueden llegar a estados de coma.
En estos casos, es conveniente administrar Rescue Remedy.
Dispepsia, escasa reabsorción biliar por indolencia y desinterés.
Anorexia o bulimia causadas por el desinterés y la negación de la realidad.
Ignoracia y desobediencia de los consejos del médico, con el consiguiente agravamiento de la enfermedad.
Psoriasis por depresión apática o por otra etiología del carácter o psíquica.
Características de la curación
Los pacientes recuperan el sueño.
Por otra parte, aprenden progresivamente el valor existencial del presente que, además de permitir vivir mejor, ofrece abundante material a la imaginación.
Manzano silvestre, Pomier sauvage, Malus silvestris
Familia: Rosaceae
Origen: Asia central.
Hábitat: setos, matas, bosques ralos y matorrales por debajo de los 1.200 m.
Distribución: Europa y Asia suroccidental.
Planta: arbusto o árbol de copa alargada y espesa, de hasta 10 m de alto; fuste erguido, grisáceo; corteza marrón amarillenta, con fisuras; ramas espinosas en el ápice.
Hojas: ovales; bordes dentados; entre cuatro y cinco centímetros de longitud; ápice agudo. Lado superior de color verde oscuro y brillante, e inferior de color verde claro.
Flores: de color blanco en el interior y rosa delicado en el exterior, con cinco pétalos; hermafroditas; agrupadas en forma de paraguas pequeño en los extremos de las ramas.
Frutos: manzana de sabor áspero, amargo, de color verde amarillento o rosado; la maduración tiene lugar en los meses de septiembre y octubre.
Floración y cosecha: entre abril y junio.
Método de preparación: se hierven las ramas floridas.

Generalidades
Esta flor es apropiada para aquellas personas que advierten en sí mismas algo poco limpio. Aparentemente, se trata de cosas de poca importancia, de sensaciones leves, pero a veces puede tratarse de un trastorno más serio, aunque es difícil que se haga evidente. Los que se encuentran poseídos por esta sensación desagradable, no la soportan y quieren desembarazarse de ella lo más rápido posible. Si la cura no tiene éxito, el paciente se desmoraliza y se desespera, sobre todo en estados del carácter negativos que es necesario tratar sin ningún tipo de demora a fin de devolver la salud a todo el organismo.
La naturaleza medicatrix ha conferido al manzano silvestre los rasgos de la depuración material y espiritual, de la que ningún ser vivo puede prescindir, especialmente el hombre, en el que esta última dimensión es la causa del bien y del mal. El manzano silvestre cura todos los tipos de afecciones provocadas por envenenamiento. Por lo tanto, aquellas personas que se sienten sucias y que a su vez sienten repugnancia de sí mismas, no tienen que desalentarse, sino que deben recurrir al remedio floral, que puede curar la principal causa del mal.
Los que aspiran a la inocencia, al candor físico y espiritual, se reconocerán enseguida en las ramas frondosas del manzano silvestre que, en primavera, se envuelven en una nube de flores rosadas y gráciles, agrupadas en corimbos y en pequeñas sombrillas.
Ya no se sentirá sucio, con problemas de piel; no tendrá miedo de las enfermedades degenerativas, no se mirará nunca más al espejo con repugnancia. Se habrá liberado de todos los complejos de culpa, principales causas de sus malestares.
Todos los aspectos de la estructura del manzano silvestre simbolizan el retorno a la salud. Los pétalos con forma de corazón y su interior rosa, el fuste erguido y la actitud «deportiva», y la copa alargada y espesa, constituyen las señales que aseguran la intervención directa de la naturaleza mediatrix, para reequilibrar todos aquellos trastornos.
Síntomas negativos
Sensación de suciedad, tanto física como moralmente, y fobia después de un contacto físico.
Repugnancia ante ciertas funciones fisiológicas.
Desequilibrio somático y emocional en la relación sexual.
Sentimiento de culpa y tabúes psíquicos provocados por fantasías, pensamientos y actos sexuales inconfesables.
Estímulos sexuales desordenados, que se acentúan con los contactos.
Emotividad hiperesténcia, violenta; necesitada de distracción y diversión basados en cosas malsanas. Pérdida del espíritu en afectos desordenados, desfasados y frustrantes.
Búsqueda caprichosa de distracciones y del placer, convirtiéndose en esclavo de las tentaciones. Avidez de dinero, disipación y amoralidad.
Indicaciones psicoterapéuticas
Trastornos nerviosos en pacientes inconstantes, volubles, mentirosos y libidinosos.
Malestares por uso de sustancias alucinógenas.
Trastorno ciclotímico en el que se alternan los estados de depresión con los de euforia.
Estados de desfase neurótico con búsqueda de satisfacciones insólitas y anormales.
Gusto por la pornografía, lo malsano, lo macabro y lo inmoral.
Problemáticas sexuales inconscientes, latentes o unidas a sucesos estrechamente accidentales y ambientales.
En los niños
Sentimiento de culpa, vergüenza, incluso sin saber el porqué.
Miedo de las heridas y de la sangre y de todo lo que connota crueldad.
Temor de que la comida sea impura o de que el agua esté contaminada.
Desconfianza, melindrosidad y excesiva higiene causada por problemas inconscientes.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Astenia y pérdida de la energía. En este caso debe ponerse el paciente en manos de un buen biopranoterapeuta.
Trastornos alérgicos cutáneos y respiratorios causados por la intolerancia a la suciedad.
Dermopatías y crisis asmáticas provocadas por la ansiedad que sufren quienes acusan un complejo de inferioridad.
Náuseas, vómito, vértigo, cenestopatías en los que se creen moralmente impuros.
Trastornos psicosomáticos causados por el abuso de alcohol, estupefacientes, euforizantes y psicofármacos.
Estímulos sexuales emotivamente desordenados, que se acentúan con el contacto.
Poluciones nocturnas y eyaculación precoz causadas por fantasías pornográficas.
Bulimia, comer desordenadamente por abstinencia, avidez o rechazo del sexo.
Dolores e hipofuncionalidad osteoarticular por sadomasoquismo inconsciente.
Características de la curación
Desaparece la sensación de repugnancia y suciedad persistentes sobre todo si se atribuye a actos normales de la vida en pareja (darse la mano, acariciar el pelo, hacer el amor, etc.).
Desaparece la repulsión frente a la defecación, la micción y hacia todo lo que es fisiológico, material o impuesto por la naturaleza.
Nos aceptamos tal como somos, con sano y natural equilibrio, apreciándonos.
Olmo inglés, Ormeau, Ulmus procera
Familia: Ulmaceae
Origen: Inglaterra.
Hábitat: climas calurosos, con mucho sol; terreno profundo y rico en minerales.
Distribución: Europa, Asia suroccidental, Norteamérica.
Planta: árbol ultracentenario (hasta 500 años); fuste erguido; corteza marrón y lisa que se vuelve áspera y estirada con el paso de los años; copa alta y estrecha, en forma de cúpula.
Hojas: caducas, alternas, rígidas, pecioladas, ovales, brillantes y con bordes dentados; color verde oscuro en el lado superior, verde claro en la inferior.
Flores: bisexuales, de cinco pétalos; color rojo vivo o verde rosados, en mazos en forma de sombrilla pequeña, en los extremos de las ramas.
Frutos: sámara redondeada, lisa, sin hueso; semilla central; estéril, el árbol se reproduce por brotes pequeños.
Floración y cosecha: entre marzo y abril.
Método de preparación: se ponen a hervir las ramas floridas.

Generalidades
Esta flor es apropiada para aquellas personas que se dejan llevar por el desaliento o la desesperación. Aparentemente, no se justifica un tal estado de carácter negativo, ya que el paciente puede tener un buen trabajo en el que se siente a gusto. De todos modos, puede atravesar periodos de depresión, cada vez que se convence de que su trabajo está más allá de sus posibilidades.
El olmo, un árbol ultracentenario de larga experiencia, es su remedio para las emergencias. Se ha revelado útil en las crisis agudas y crónicas; en los que se sienten cansados, exhaustos y querrían abandonar la lucha pensando que no se encuentran a la altura del trabajo.
El olmo ayuda a estas personas a desarrollar al máximo la perseverancia. Les da seguridad y la energía vital necesaria para afrontar los compromisos y las responsabilidades asumidas de antemano.
Para aquellos se corresponden con los rasgos del olmo, la flor de color rojo vivo se convierte en un potente activador energético que aporta un gran aumento de la vitalidad. Da fuego y calor en la sangre, estimula la circulación. Favorece la vuelta de la psicosomatización y de la conversión del síntoma mental y emocional en síntoma físico, en enfermedad funcional y orgánica.
El olmo puede hacer retroceder o paliar la fiebre elevada, la taquicardia, la hipertensión, el tenesmo de la vejiga, la anemia, la astenia crónica y la amenorrea.
El olmo es un árbol que desborda energía. Siendo capaz de vivir incluso medio milenio, asegura a la persona que toma el remedio floral un impulso energético que le ayudará a ser más extrovertido y dinámico, lo cual es muy útil para contrapesar la gris introversión periódica a la que están condenadas periódicamente estas personas, que tienden a desalentarse y que somatizan fácilmente sus cruces espirituales (tales como malestares diversos o síntomas funcionales y orgánicos, por ejemplo), amargando a los que viven con ellos y sufren la tensión causada por la situación, a menudo insoportable.
Síntomas negativos
Angustia provocada por un exceso de obligaciones.
Sentirse implicados, de golpe, en grandes responsabilidades.
Periodos de emotividad inactiva en lo que se temen resultados inferiores a los previstos, si no de quiebra.
Periodos de flexión energética y de escaso entusiasmo que impiden proseguir la acción ya iniciada con fervor.
Periodos de arrepentimiento sobre el hecho de haber asumido demasiados encargos.
Ciclos alternos de desmoralización y euforia.
Indicaciones psicoterapéuticas
Trastornos afectivos o del carácter, acompañados de un síndrome maníaco-depresivo leve, que no siempre tiene una relación directa con el entorno.
Depresión y pérdida temporal de interés por el trabajo asociada a trastornos del apetito, del sueño y de la libido.
Reducción psicomotora, menor energía, dificultad de concentración y amnesia y sentimiento de culpa y de desvalorización. Estados de nerviosismo cíclico con alternancia de momentos de alegría y tristeza, euforia y depresión, y crisis de hilaridad o llanto.
En los niños
Deseo de huir de la realidad.
Sentimiento de opresión causados por las responsabilidades que se les asignan.
Desencanto y desaliento a causa de fracasos escolares.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Hipertensión arterial, palpitaciones o eretismo cardíaco.
Hipotensión, corazón cansado, escasa energía, lipotimias o vértigos.
En un paciente desalentado: astenia, cansancio, insomnio o hipersomnio por exceso de trabajo doméstico. Comportamiento hipocondríaco con dispepsia y colon irritable.
En un paciente desesperado: dolores abdominales, cólicos biliares o litiasis biliar y renal.
En un paciente deprimido: dolores dorsales, artrosis, lumbalgias, lumboartrosis o ciáticas.
En un paciente neurótico crónico: cefaleas, neuralgias de conversión o psicosomáticas.
En un paciente libidinoso e insatisfecho: comportamiento sexual y orgásmico discontinuo.
En paciente con lesiones orgánicas pulmonares o cerebrales compensadas: malestar persistente funcional orgánico, respiratorio y neurológico.
Características de la curación
Se adquiere una seguridad en uno mismo y en el propio trabajo que nunca más hará dudar al paciente de su capacidad para hacer frente a sus compromisos.
Cada problema se afronta sin aprensión. En los momentos de desaliento, que pertenecen a la misma dinámica de la vida cotidiana, el remedio actúa como una «sal aromática psicológica», según la expresión pintoresca de algunos investigadores.
Genciana (Genciana otoñal), Gentiane, Gentiana amarella
Familia: Gentianaceae
Origen: Gentium, rey de Iliria, descubrió sus virtudes terapéuticas.
Hábitat: terreno seco, kárstico, arenoso, calcáreo, elevado y soleado; se encuentra también en prados y en caminos de montaña hasta los 2.300 m.
Distribución: prados de las montañas y pastos de los Alpes centrales y orientales.
Planta: herbácea perenne, erguida, con distintas ramificaciones, de 25 cm de altura.
Hojas: largas y lanceoladas.
Flores: de color azul que tiende al púrpura, con una corola tubular muy larga.
Frutos: cápsulas llenas de semillas planas y ásperas.
Floración y cosecha: entre mayo y septiembre.
Método de preparación: infusión solar de las flores.
Fitoterapia: propiedades amargantes, colagogas, aperitivas, digestivas, vermífugas y febrífugas.

Generalidades
Esta flor es apropiada para aquellas personas que se desesperan ante el más mínimo obstáculo o por el más leve contratiempo en su actividad cotidiana. Esto ocurre aunque gocen de una buena capacidad para evadirse de las obligaciones diarias. La genciana es la flor de los escépticos, de los que no confían en la Providencia cuando esperan algo del futuro. Sin embargo, no son demasiado optimistas: piensan en la noche, en el decaimiento triste de la tarde y en la destrucción. No creen en el más allá, piensan que con la muerte se desvanecerá su personalidad, que el alma, la chispa divina de la eternidad, se apagará en la nada de la desesperación.
Estos pesimistas tienen que defender su inteligencia del desgaste. La genciana es el remedio para la desesperación y puede vencer a la muerte del alma. Lleva las señales perennes de dos fuerzas opuestas pero complementarias. Una es la fuerza telúrica de la madre tierra, simbolizada por las raíces robustas y por las hojas radicales, dispuestas en forma de rosas y puntiagudas, que expresan la energía vital, dinámica y bioquímica de la materia viviente, en perenne renovación. La otra es la fuerza cósmica del padre cielo, simbolizada por las flores en forma de cáliz de color azul, rojo y violeta. A la energía luminosa del sol, al fuego vital (rojo), se asocian la energía de la noche (azul) y la gran paz de las profundidades (violeta), que guían al hombre hacia el coraje, fuera de los escollos de la incertidumbre.
Se curarán con genciana las personas que viven en esta doble dimensión, los que se desmoralizan fácilmente o se muestran escépticos, cuando llevan adelante una empresa, convencidos de tenerlo todo en contra; los derrotistas que, carentes de coraje, están convencidos de que la Providencia es una ilusión que muere cuando el sol se pone. La genciana es el remedio que ayuda a afrontar las dificultades con entereza y coraje.
La genciana tiene el poder de desarrollar una visión abierta del mundo y de mantener íntegra la determinación gozosa que se disfruta en un día de sol aunque, de vez en cuando, el cielo se cubra de nubes persistentes o fugitivas.
Síntomas negativos
Escepticismo sistemático para demoler con el intelecto las ilusiones.
Desaliento por todo, porque nada funciona.
Preocupación agotadora si los resultados no son inmediatos.
Desaliento ante cualquier imprevisto.
Desasosiego en enfermos que tienen ganas de curarse y no admiten retrasos.
Sentimiento de inadecuación con el compromiso de moverse por el mundo.
Sentirse atrapados en una trampa por el destino, arrollados por grandes responsabilidades.
Sensación de derrota, que anula las ganas de actuar.
Fastidio, rabia y exasperación provocados por obstáculos o contratiempos, por mínimos que estos sean.
Necesidad de verificar lo que ya se ha hecho, de controlar de nuevo la exactitud.
Indicaciones psicoterapéuticas
Estados de aprensión, perplejidad, escepticismo y temblores.
Excitabilidad, violencia, impulsividad y susceptibilidad.
Duda y desconcierto agudos y persistentes.
Obsesión por los propios errores.
Periodos de emotividad inactiva y de espera.
Momentos de atonía y de escaso entusiasmo.
Desaliento y decepción, con pérdida de interés por el trabajo.
Disminución psicomotora y sentimientos de culpa.
Complejo de inferioridad, dificultad de pensar y de actuar.
Estados de nerviosismo cíclico con alternancia de alegría y tristeza, euforia y depresión, crisis de llanto e hilaridad.
En los niños
Ansiedad y sentimiento de opresión ante sus responsabilidades.
Desaliento en el estudio y por pequeños fracasos.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Enfermedades crónicas y degenerativas causadas por desalientos persistentes.
Malestares degenerativos y neoplásicos provocados por la desesperación.
Fracasos terapéuticos y retrasos en la curación por falta de confianza.
Accesos de tos nerviosa en situaciones en las que debe tomarse una decisión.
Trastornos del apetito, del sueño y de la libido causados por contrariedades.
Problemas osteoarticulares y bloqueos osteoartrósicos causados por el escepticismo.
Hipotensión, «corazón cansado», lipotimias y vértigos provocados por pesimismo.
Comportamiento sexual y orgásmico discontinuo por sensación de derrota.
Características de la curación
Recuperación de la capacidad de vivir y desenvolverse en situaciones conflictivas. La incertidumbre ha cedido su lugar al coraje y a la desenvoltura confiada.
El escepticismo ha dejado un espacio constructivo para la capacidad de creer.
Los pies están firmes; el cerebro domina la situación; las dudas se han apagado.
Hiniesta, Ajonc, Ulex europaeus
Familia: Papillonaceae
Origen: colinas de Europa occidental.
Hábitat: terreno pedregoso o rocoso; matas áridas, pendientes escarpadas, pinares arenosos, pastos áridos, llanuras vírgenes y brezales.
Distribución: Europa occidental y noroccidental.
Planta: arbusto espinoso de fuste erguido, de entre uno y tres metros de altitud, con ramas verdes estriadas y largas espinas sencillas o tripartitas, derivadas de las hojas transformadas.
Hojas: aciculares, puntiagudas y de un centímetro de largo; la mayoría se vuelven espinas.
Flores: de color amarillo, entre una y tres, situadas en las axilas de las hojas superiores.
Frutos: semilla (venenosas).
Floración y cosecha: entre marzo y septiembre, según las regiones.
Método de preparación: se ponen las flores a macerar al sol.
Fitoterapia: propiedades diuréticas, laxantes, vasoconstrictoras y sedantes.

Generalidades
Esta flor es apropiada para aquellos que están tan desesperados que, en su opinión, no podrán mejorar nunca. Se sienten prisioneros en el círculo de la fatalidad y carentes de la energía necesaria para luchar, haciendo caso omiso de todo consejo, por bienintencionado que sea. Si bien se someten a todas las curas necesarias, lo hacen sin ninguna confianza, sólo por contentar a quienes se lo han pedido.
La hiniesta es una planta especialmente indicada para todos aquellos casos en los que la energía vital parece que se haya agotado casi por completo. Las flores de este arbusto espinoso son amarillas, el color del optimismo, y en ellas se concentra toda la energía que irradia el sol.
La persona que se desespera se siente sensiblemente atraída por esta señal. Prefiere la hiniesta porque refleja lo opuesto de su condición, es como un oasis solar de amarillo entusiasmo existencial.
La hiniesta ama la luz del sol y se dirige hacia ella, decidido a sobrevivir. Su remedio floral compenetra cualidades energéticas de la planta en la persona afligida por la desesperación máxima, porque las condiciones críticas en las que se encuentra no dejan mucho espacio a la terapia.
Pero las señales cósmicas de la hiniesta, impresas por la naturaleza medicatrix, aseguran la supervivencia. Este arbusto espinoso, de fuste erguido, consigue sobrevivir en situaciones imposibles, en los terrenos pedregosos o rocosos, agarrado a las pendientes, en las llanuras vírgenes o hundido en pinares arenosos. Es la flor de la esperanza y de la tenacidad.
Interviene en la cronicidad, en las convalecencias difíciles y las recaídas graves, cuando la moral está por los suelos por las desilusiones sufridas y en las enfermedades incurables.
Síntomas negativos
Incertidumbre desesperada, como a la espera de una condena.
Convicción clara y convencida de la imposibilidad de salvarse.
Certeza de estar afligido por un karma negativo.
Estado de desesperación que acompaña a la infelicidad causada por graves enfermedades.
Estado agudo de postración y abulia.
Desesperación insalvable en los que están obligados a soportar experiencias, personas, desgracias y desventuras que se creen ineluctables.
Indicaciones psicoterapéuticas
Estados de desaliento con gran desesperación o tendencia al suicidio.
Desaliento o desesperación con fatalismo y pesimismo.
Emotividad tensa, duradera, obstinada, secreta, estrangulada, triste, sin entusiasmo y sin esperanza.
Condiciones del comportamiento crónicas de insociabilidad, enfado o mutismo.
Trastornos de la adaptación, con humor depresivo, desesperación y llanto fácil.
Malestar postraumático por estrés que rebasa lo aceptable, con desconfianza, insomnio, trastornos de la memoria en los que se tiende a evitar actividades que hagan surgir pensamientos relativos al acontecimiento traumático.
En los niños
Tristeza y pesimismo provocados por una carencia.
Hipersensibilidad y desesperación por un suspenso o una severa reprimenda.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Traumatismos con hospitalización de urgencia en pacientes indecisos, miedosos, un poco cobardes y que ya sufren de otros traumatismos anteriores.
Enfermedad crónica declarada incurable después de exámenes clínicos e instrumentales, en pacientes que no creen en los milagros, orgullosos y fatalistas.
Accesos de tos nerviosa y persistente con sensación de sofoco en situaciones en las que se han de tomar decisiones difíciles y que tiene pocas posibilidades de triunfar.
Después de un infarto o de un ataque isquémico transitorio con déficit neurológico, en pacientes inestables, indecisos, aprensivos y pesimistas.
En hospitalizados graves, cuando el enfermo se encuentra al borde de la desesperación.
En pacientes sometidos a hemodiálisis a los que se asocia un tratamiento psicoanalítico.
En enfermos de cáncer con metástasis u otras patologías incurables.
En personas con disminuciones físicas, ancianos que no pueden valerse por sí mismos, así como en crisis de abstinencia de psicofármacos, alcohol, barbitúricos, opio o tabaco.
Características de la curación
Recuperación de la capacidad energética y de la fuerza vital en situaciones desesperadas.
La desesperación se disuelve como la nieve bajo el sol cediendo su lugar al optimismo.
La vida puede empezar de nuevo con empuje, dando la espalda al desaliento.
Brezo, Bruyère, Calluna vulgaris
Familia: Ericaceae
Origen: cuenca del Mediterráneo.
Hábitat: brezales, bosques ralos; terrenos ácidos, arenosos, áridos y pobres en sustancias minerales.
Distribución: Europa, desde las llanuras mediterráneas a las regiones alpinas.
Planta: matas enanas (50 cm), de arbustos, de hoja perenne, bastante ramificado.
Hojas: aciculares, elípticas, puntiagudas y lanceoladas; de 5 mm de largo en el lado interno y colocadas sobre el fuste siguiendo cuatro líneas; de color verde oscuro durante el verano y rojo oscuro durante el periodo invernal.
Flores: de color violáceo; pequeñas, agrupadas en un racimo terminal de las ramas y del fuste, compuesto por unas 8 flores.
Frutos: cápsulas con cuatro celdillas.
Floración y cosecha: entre agosto y septiembre, en según que regiones.
Método de preparación: maceración de las flores al sol.

Generalidades
Esta flor es apropiada para aquellas personas que no soportan la soledad y están siempre buscando alguien que esté dispuesto a escucharlos. Existen relaciones de similitud significativas entre la condición de estas personas y las propiedades energéticas y terapéuticas del brezo. El color violeta de las flores simboliza la calidad y actitudes apreciables, como el recogimiento, el equilibrio, la humildad y la sumisión, que se compenetran con la mentalidad de los que no soportan la soledad y tienen necesidad de confiarse con personas amigas. Esta exigencia comunicativa sería apreciable si permaneciera dentro de los límites lícitos y honestos de la discreción. Pero, en ellos, esto no sucede. Se convierte en un deseo insistente, una fijación paranoide de ser escuchados a toda costa. Traspasa los límites de la tolerancia y de lo que soportan los demás. Estas personas se vuelven pesadas, con su egocentrismo y su verborrea absurda e interminable, que no deja espacio ni tregua a quien escucha. Hablan de sí mismas y para ellas mismas, y consideran a los demás como su público. El brezo es su gran curador porque enseña el valor del silencio. Ayuda a superar la fijación negativa de obligar a los demás a escucharle y cura las graves carencias espirituales que van unidas a su egocentrismo y su insatisfacción espiritual mediante la compasión hacia los demás. Cuando el brezo está florido, transforma el paisaje en una llanura violácea de inmenso atractivo, que se extiende armoniosamente hasta los límites del horizonte, ofreciendo un espectáculo que abre nuestros horizontes y cuyas palabras están hechas de sobrehumano e infinito silencio.
Síntomas negativos
Tener el llamado complejo «del niño necesitado» (Bach).
Colocarse, en cada ocasión, en el centro de la escena.
Ser campeones en locuacidad y en victimismo.
Expresarse como un mitómano que embellece todo lo que le concierne, no para engañar a los demás, sino únicamente para convencerse a sí mismo.
Comportarse como una persona extremadamente dependiente de los demás.
Hablar demasiado, sentir la necesidad de justificarse continuamente.
Intentar siempre convencer a los demás, aunque sea por banalidades.
Interrumpir continuamente la conversación de los demás, para hablar de sí mismos.
Buscar amigos únicamente para obtener algo de público.
Inventarse trastornos y enfermedades para pasar a ser el centro de atención.
Autocompasión exhibicionista para ser consolados por un gran público.
Incapacidad de permanecer solo sin confabular consigo mismo, no teniendo auditorio.
Indicaciones psicoterapéuticas
Excitación verborreica en personas desconsoladas y deprimidas.
Discurso maníaco en voz alta, rápido y difícil de interrumpir; a menudo repleto de chistes, bromas, juegos de palabras y banalidades divertidas.
Ligero autismo, en el que el paciente se concentra en sí mismo y se repliega.
Trastorno distímico con actitud victimista en relación con el presente y el futuro, lamentaciones sobre el pasado, autocompasión.
En los niños
Caprichos, curiosidad excesiva y cierta agresividad cuando los padres atienden a otras personas desconocidas o ajenas al círculo familiar.
Exhibicionismo excesivo mediante el cual se busca la atención de los demás sobre uno mismo.
Complejo de inferioriada, temor a la soledad y deseo de convertirse en el centro de atención.
Autocompasión y búsqueda incesante de compañía.
Vivacidad excesiva y egoísmo absoluto.
Distracción, inconstancia, falta de atención y exhibicionismo verborreico.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Accesos de tos y crisis asmáticas como señal de angustia.
Síntomas de malestar en momentos de soledad, aerocolia y retención de gases.
Colon irritable por la imposibilidad de desahogarse con alguien.
Movimientos desordenados premeditados, procurando llamar la atención.
Verborrea, bochorno, efusividad y euforia, muchas veces provocada conscientemente.
Autolesiones leves para llamar la atención.
Características de la curación
Superación de los complejos.
Autocontrol de los impulsos narcisistas.
Capacidad de escuchar y comprender a los demás.
Respeto hacia demás.
Aprender a estar callados cuando es el momento.
Acebo, Houx, Ilex aquifollum
Familia: Aquifollaceae
Origen: Europa, cuenca del mediterráneo.
Hábitat: zonas templadas, frías, e incluso en regiones alpinas hasta los 1.500 m; lugares umbríos o poco soleados; terrenos húmedos y calcáreos; bosques de latifolias.
Distribución: Europa central y septentrional, menos en el sur. Asia suroccidental y África septentrional.
Planta: se encuentra en forma de árbol (20 m), y de arbusto (4-5 m), sin ser demasiado longevos; protegido en España e Italia; corteza oscura y lisa que se llena de nudos con el paso de los años; ramas leñosas y en general horizontales; copa puntiaguda y en forma de cono.
Hojas: perennes, espinosas, coriáceas, duras, resistentes, ovales, elípticas y brillantes. El haz es verde oscuro y el envés, verde pálido, con un revestimiento ceroso.
Flores: blancas o rosadas, perfumadas, en mazos; corola de cuatro pétalos. Se trata de una planta dioica, con ramas de flores femeninas y ramas de flores masculinas.
Frutos: bayas rojas (venenosas) con cuatro semillas; maduran entre septiembre y octubre.
Floración y cosecha: entre mayo y junio.
Método de preparación: se ponen a macerar las flores al sol.

Generalidades
Esta flor es apropiada para los que se ven dominados por pensamientos agresivos o de miedo, así como por pequeños trastornos psíquicos que influyen en el carácter, como los celos, la envidia, la ira, la desconfianza, la venganza o el odio.
Estas personas se muestran inquietas, aprensivas y suelen guardar malas intenciones hacia las personas que les han provocado, de forma que, como represalia, meditan formas de vejación para dañar a los demás. Son temerosas y muy sensibles a las ideas de los demás.
Dentro de sí mismos pueden sufrir mucho e incluso a menudo, pero sin encontrar una causa concreta de su infelicidad, que tiene las raíces en la profundidad del inconsciente. Se trata de personas acomplejadas, frustradas, que se aburren y tienen necesidad de acción y de cultivar buenas amistades, pero que no se fían de nadie.
El acebo es un óptimo remedio para las personas atormentadas, que odian y aman al mismo tiempo, y que tiene la necesidad de desarrollar la cualidad del perdón, de la amistad y de la generosidad.
En los rasgos de esta planta, que se extiende hacia lo alto, soberbia y magnífica, vibra el odio de los que tienen el alma envenenada contra sus semejantes. Pero también vibra el amor, con las florecillas blancas con estrías rosadas, en las que, a la pureza y a la alegría del color blanco, se asocia la disponibilidad para servir a los demás y para no negarse a nadie. Una actitud que simboliza el color rosa que une la dulzura a la mejor feminidad.
También en el color de las hojas se encuentra presente la duplicidad de estas personas. El verde oscuro indica astucia y osadía; el verde claro es símbolo de honestidad y alegría.
Síntomas negativos
Envidia de algo que poseen los demás.
Celos como indicio de inseguridad de los propios sentimientos e incertidumbre proyectada sobre el objeto de los celos y sobre el rival en la posesión.
Odio profundo, como hostilidad que se identifica en rencorosa «condena a muerte» de alguien a cuyo final nos gustaría asistir.
Sospecha como sentimiento subterráneo de desconfianza preconcebida.
Tristeza a causa de muchas contrariedades, de las que no se conoce el origen. Irritabilidad excesiva e impetuosa.
Loco fluctuar de sentimientos antitéticos, como el amor y el odio, la alegría y la tristeza.
Tensión emotiva a flor de piel o incluso duradera, obstinada y secreta.
Indicaciones psicoterapéuticas
Atención excesiva sobre uno mismo y sus necesidades bordeando en muchas ocasiones la indiferencia más completa por el entorno.
Incapacidad de estar solos y de valerse por sí mismos.
Trastorno paranoide de la personalidad, larvando una animosidad y una desconfianza profundas hacia todo el mundo.
Poner en duda la lealtad de los demás; celos patológicos; incapacidad de relajarse; falta del sentido del humorismo.
En los niños
Cólera, celos, envidia, sospecha, aprensión y animosidad que explotan con violencia.
Celos despectivos, malos humores y testarudez.
Envidia de todo lo que los padres ofrecen a un recién nacido.
Odio, rabia, rencor, con problemas de rivalidad en casa y en la escuela.
Celos cuando los padres se besan.
Sentimiento de venganza por no haber conocido el amor de los padres.
Enuresis nocturna por cólera, celos, envidia, sospecha o miedo.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Trastornos urinarios (cistitis, cistalgia, poliuria y tenesmo de la vejiga) por miedo.
Cálculos renales, litiasis persistente, cólicos renales por rencor sedimentado.
Trastornos hepatobiliares, litiasis, colecistopatías, cólicos por envidia o por celos.
Trastornos del tránsito alimentario (dispepsia, meteorismo, estipsis o diarrea) causados por la alternancia de pulsiones agresivas con reacciones de cobardía.
Dolores en las cervicales, discopatía, espondiloartrosis, causadas por la persistencia de sentimientos rencorosos y de fantasías violentas.
Dermopatías persistentes o crónicas por complejos inconscientes.
Características de la curación
Recuperación de la capacidad de amarse y apreciarse a sí mismo y a los demás.
Reequilibrio del humor: ya no se está en guardia.
Desarrollo de sentimientos positivos, fundados en la bondad. Convencimiento de haber llegado al amor universal.
Madreselva, Chevrefeuille, Lonicera caprifolium
Familia: Caprifoliaceae
Origen: Europa.
Hábitat: del mar a las regiones cercanas a los montes, en lugares boscosos, con matas, en los bordes de las estepas; sobre las orillas de los riachuelos y de los ríos; en terrenos arenosos o pedregosos, un poco ácidos, bien expuestos; se cultiva como planta ornamental en los jardines.
Distribución: común en Europa, espontánea en Italia y España.
Planta: arbusto trepador de hoja perenne; fuste voluble (o liana), lozano.
Hojas: pecioladas, opuestas y sésiles, con lámina ovalada.
Flores: color amarillo con matices rojos. El perfume es muy fuerte, especialmente durante la noche. La polinización la efectúa una mariposa (la Macroglossa), que introduce su trompa en el fondo del tubo coralino, donde se encuentra el néctar.
Frutos: bacas (venenosas) carnosas, rojas, grandes como un garbanzo, con pocas semillas; dispuestas en racimos con otras, maduran de agosto a septiembre.
Floración y cosecha: entre mayo y junio.
Método de preparación: hervir las ramas floridas.
Fitoterapia: propiedades diuréticas, refrescantes y sudoríferas.

Generalidades
Esta flor es apropiada para aquellas personas que se desinteresan por el presente y viven en el pasado. En un pasado que quizá fue feliz o, por lo menos, así lo creen. Viven en el recuerdo de un amigo perdido; en la añoranza de ambiciones fracasadas. Y no esperan, evidentemente, encontrar de nuevo una felicidad similar a la que conocían. Querrían estar contentos, pero no lo consiguen ellos solos. Son incapaces de dejar atrás los bonitos recuerdos del buen tiempo pasado. Su único placer es deleitarse en la melancolía, en la soledad dulce y amarga de una vida poblada por el pesar de fantasmas inolvidables.
En estas personas, relegadas a los márgenes de la realidad presente, se encuentran impresas las mismas señales de melancolía que encontramos en los rasgos de la madreselva. Este arbusto crece apartado en los matorrales y en los setos, o como planta ornamental en un jardín solitario, rodeado de una aristocrática soledad. Pero sus flores amarillas con suaves matices rojizos en el centro hacen más vivaz el paisaje uniforme de los matorrales y de los setos y el convencional de los jardines, que esparcen idealmente a su alrededor, siempre un poco de melancolía.
La madreselva, con su remedio floral, dispersa el mortecino fluir de las sombras del pasado, de las cosas muertas que ya han vivido su tiempo, perdiendo incluso la fascinación de las cosas presentes y vivas y de las que no queda ni siquiera el sonido.
El fuste de lianas de este arbusto trepador encarna la movilidad de la actitud que debe tener quien quiere vivir en el presente concreto, que tiene la ventaja de la vida que late en la actualidad de los sentimientos propios y de los que están cerca. La madreselva enseña a amar el presente, a desenvolverse con convicción y desenvoltura en las cosas que acompañan un día lleno de significado.
Síntomas negativos
Persistencia mortecina de las emociones felices del pasado.
Nostalgia del pasado, símbolo, espejismo y oasis de felicidad.
Deseo melancólico de las cosas de un tiempo, maravillosamente bonitas.
Certidumbre de que todo está perdido, sentimiento del fracaso sufrido.
Incapacidad de estar contentos, de disfrutar como antes, bromear, reír y tontear despreocupadamente, con toda libertad.
Apego monótono a las viejas costumbres.
Emotividad inactiva, indecisa, impotente, perezosa.
Estados de emotividad introvertida, escondida en el refugio de la soledad.
Condición de no emotividad, indiferencia, reserva y frialdad.
Pereza de carácter, bloqueo de toda iniciativa.
Fría introversión, cerramiento a los placeres del ambiente.
Indicaciones psicoterapéuticas
Tristeza por sentirse alejados de una fase de la vida (infancia, adolescencia, juventud o edad adulta).
Psique melancólica, triste, pesimista, desalentada y disgustada de la vida.
Psique nerviosa-melancólica; gusto por lo antiguo, por las ruinas y por los cementerios.
Sentimiento de pesimismo universal; amor por todo lo triste, en poesía, en filosofía, en el espectáculo y en la lectura de los periódicos.
Sentimentalismo, introversión, ansiedad de afecto, inquietud e insatisfacción.
Apatía y abandono a la rutina.
Insociabilidad, testarudez y tendencia al mutismo y al aislamiento.
Pereza y desinterés notables.
Menosprecio de sí mismo y de los demás.
En los niños
Agarrarse a la madre para ser considerados aún pequeños.
Llorar por no querer levantarse de la cama e ir a la escuela.
Nostalgia de la propia casa y de la vida en el colegio.
Miedo a la soledad extrema.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Tendencia a trastornos de las vías respiratorias (bronquitis asmática, tuberculosis), en pacientes que miran melancólicamente al pasado de sus sueños.
Aparición de tuberculosis pulmonar en pacientes tristes, desalentados y melancólicos.
Descenso de la secreción biliar provocada por una hipocondría aguda.
Discopatía vertebral en personas atormentadas por el pasado.
Trastornos funcionales y orgánicos de la fase de transición de la infancia a la pubertad, de la juventud a la edad adulta, de la madurez a la senilidad.
Características de la curación
Se lanzan como peces en el agua en el presente, con pasión y muchas ganas de trabajar.
Se disfruta el presente que se escapa, atesorando los bonitos recuerdos del pasado.
Optimismo con la certidumbre de poder rehacer la vida.
Carpe blanco, Charme, Carpinus betulus
Familia: Betulaceae
Origen: regiones montañosas de Europa.
Hábitat: regiones montañosas hasta los 900 o los 1.000 m; en los bosques de encinas y hayas, en lugares boscosos y al margen de ellos; en las matas, en los márgenes de los setos; en terrenos un poco ácidos, con sustancias nitrogenadas.
Distribución: regiones montañosas de Europa, Asia Menor y Asia suroccidental.
Planta: arbusto o árbol de 7 a 24 m de altura; con el fuste de corteza lisa; la copa redondeada e irregularmente ovalada; hojas caducas. Planta espontánea, de lento crecimiento, con una gran capacidad regeneradora, incluso cuando se la corta completamente o sufre la fuerza extrema del viento.
Hojas: caducas, ovales, oblongas y pilosas en el centro, con una longitud que alcanza los 12 cm; borde doblemente segmentado; haz verde oscuro y envés claro.
Flores: de color verde rosáceo las masculinas y un amento colgante de 5 cm de largo; de color verde claro con manchas rojo carmesí las femeninas, más cortas, en amentos rectos terminales, compuestos de brácteas con dos flores cada una.
Frutos: aquenios (no comestibles) con largas brácteas de tres lóbulos; maduran en octubre.
Floración y cosecha: entre mayo y junio.
Método de preparación: basta con hervir ramas floridas.

Generalidades
Esta flor es apropiada para los que no se sienten suficientemente fuertes como para soportar el peso de la vida, después de haberse convencido de que no poseen la energía necesaria. Aunque cumplen con sus obligaciones de forma suficientemente normal, no consiguen soportar las ocupaciones cotidianas, duras, privadas de intereses y monótonas. El estado de ánimo negativo fundamental es el de la incertidumbre, caracterizada por la desmotivación, la falta de entusiasmo, la depresión ligera pero duradera y un extraño malestar interior que absorbe la energía vital y lleva al agotamiento.
El carpe blanco, a juzgar por sus rasgos, asegura la curación a las personas que reciben las indicaciones energéticas provenientes de las flores masculinas y femeninas, además de la configuración simbólica de la planta entera. Las flores masculinas inclinadas hacia el suelo dan una imagen concreta de solidez. Esta última se asocia a la vitalidad vegetativa y sensitiva que brota del color verde rosado, que indica la combinación del genio y los sentimientos ardientes.
Las flores femeninas refuerzan las cualidades interiores de elevación y de coraje con su verde claro (alegría, esperanza, honestidad) y el carmesí aristocrático de los estigmas.
El espléndido follaje confirma la capacidad regenerativa de la planta. Debajo de sus frondas se está protegido de los «espíritus malignos» (pereza, indolencia, cobardía) que turban a estos eternos indecisos, entre los que se encuentran aquellas personas que están cansadas de la vida, a los que el carpe blanco asegura una acción tónica y vivificante de coraje, confianza en sí mismos y entusiasmo.
Síntomas negativos
Cansancio matutino injustificado.
Apatía y pereza generalizadas.
Se siente un peso sobre la espalda; las piernas y los brazos están casi paralizados.
Gran somnolencia, llegando a perturbar las tareas cotidianas.
Incapacidad de afrontar el trabajo diario y las responsabilidades que ello supone.
Insatisfacción, tristeza y melancolía.
Irresponsabilidad, indolencia y descuido de las responsabilidades.
Falta de motivación, de iniciativa y, en resumidas cuentas, de ganas de vivir.
Ligera depresión que, aun no desembocando en la ansiedad y la angustia, merma la actividad y el carácter de quien la sufre.
Inseguridad y poca confianza en uno mismo.
Frialdad, indiferencia e incapacidad para establecer lazos fuertes con los demás.
Astenia prolongada que amenaza con convertirse en crónica.
Estados de emotividad inactiva con sensaciones de impotencia e ineptitud.
Complejo de inferioridad, incertidumbre, indecisión, incapacidad y fracaso.
Indicaciones psicoterapéuticas
Abulia y cansancio generalizado: el paciente, a pesar de estar cualificado para desempeñar la tarea asignada, se ve incapaz, se bloquea mentalmente y acaba por desinteresarse.
Descenso psicomotor, disminución de la energía, sentimientos de culpa y de desvalorización, vacío mental, dificultad de concentración mental.
Agotamiento físico extremo antes de empezar un trabajo.
Aburrimiento persistente, que absorbe la energía y lleva a un estado de postración.
Pereza de carácter notable; desinterés por la buena mesa y el sexo.
En los niños
Interés insuficiente y curiosidad temperamental.
Falta de ganas de ir a la escuela e incluso de estudiar.
Protestas ante cualquier cosa que deban hacer.
Con padres incapaces de programar las actividades.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Accesos de tos nerviosa.
Trastornos en el apetito, el sueño y la libido.
Hipotensión, corazón cansado, lipotimias, vértigos por indolencia.
Astenia, hipotonía muscular, trastornos psicosexuales por poco entusiasmo.
Pereza extrema y abulia. Desinterés por las actividades cotidianas más necesarias.
Hipofuncionalidad osteoarticular de carencia de estímulos y de gusto deportivo.
Características de la curación
Recuperación de la capacidad de alegrarse de nuevo y de resistir en situaciones monótonas.
Saber atesorar y sacar provecho de la propia energía vital.
Lucidez mental, alegría, optimismo y gusto por la acción.
Balsamina (o «no me toques»), Impacience, Impatiens nolitangere
Familia: Balsaminaceae
Origen: Himalaya.
Hábitat: tierras no cultivadas; en las orillas umbrías de los ríos, los canales y sobre los terrenos húmedos y hundidos.
Distribución: Europa septentrional.
Planta: anual, de fuste robusto, carnoso, semitransparente y rojizo.
Hojas: ovales, carnosas y con bordes dentados.
Flores: de unos 5 cm de ancho y color blanco rosáceo o rojo violáceo. Suelen agruparse en racimos compuestos por una docena de flores.
Frutos: cápsulas alargadas que, en la maduración, casi no se tocan, y que expelen con fuerza, en todas las direcciones, las semillas negras.
Floración y cosecha: entre julio y septiembre.
Método de preparación: se ponen a macerar al sol las flores violáceas.

Generalidades
Se trata de una flor muy apropiada para aquellas personas que se precipitan al pensar y al actuar y que se muestran impacientes, y se irritan, porque querrían que todo se resolviera inmediatamente, sin demoras, sin volverlo a pensar y sin contratiempos o retrasos, por lo que están siempre en tensión mental. El máximo de la contrariedad es tener a su lado colaboradores que pierden el tiempo, por ello prefieren trabajar solos y están convencidos de que no se pueden fiar de nadie. Cuando se ponen enfermos, están impacientes por curarse y se lamentan con los que los cuidan.
La balsamina posee el rasgo correspondiente al carácter de estas personas, que viven bajo presiones, que son precipitadas, intolerantes, tensas, irritables y que no poseen esas cualidades indispensables para vivir mejor consigo mismo y con los que le rodean.
El nombre popular de esta planta es no me toques, porque su cápsula, cuando llega a la maduración, si alguien la toca, se abre de golpe, muy irritada, para proyectar casi con rabia sus semillas negras contra quien le está molestando. El color negro de las semillas simboliza hostilidad y repulsión, pero también inconsciencia, tenebrosidad, poca fortuna, originalidad y magia negra.
La flor, que juega sobre una gama de colores que va del blanco rosado al rojo violáceo, representa la vivacidad dela persona que es impaciente y voluble como un molinillo fantasmagórico o una peonza, para arrastrar detrás suyo una muchedumbre indolente.
El fruto nos hace sentir de inmediato la irritabilidad de la balsamina, ya que nos escupe a la cara las semillas al más leve roce.
El fuste robusto, carnoso, semitransparente y rojizo simboliza la electricidad, necesaria para la realización en toda soledad de proyectos ambiciosos.
La balsamina es similar a un cerebro bastante desarrollado, que funciona como un fax, recogiendo rápidamente una sucesión de palabras y de actos que han intervenido en una decisión.
El principio terapéutico de la curación basada en la semejanza, encuentra una confirmación evidente en la relación entre la balsamina y las personas aquejadas de los males que se citan a continuación.
Síntomas negativos
Tensión mental persistente, irritabilidad, ímpetu e impaciencia.
Incapacidad de ponerse en el lugar de los demás y de comprender sus errores.
Perfeccionismo, exigiendo tal vez una excesiva rapidez y calidad en los resultados.
Decisiones apresuradas por impulsividad o tendencia a hacer varias cosas a la vez.
Euforia que puede desembocar en un orgullo exagerado y en un desprecio por los demás.
Emotividad activa, atareada, presurosa, incapaz de esperar.
Impaciencia, irritabilidad e intolerancia hacia las enfermeras y los médicos que le asisten.
Indicaciones psicoterapéuticas
Agresividad causada por la impaciencia.
Irritabilidad desmesurada provocada por cualquier reacción con el entorno.
Ansiedad o pérdida de paciencia en padres que no aceptan los ritmos de comportamiento de los hijos.
En los niños
Impacientarse cuando los adultos pierden el tiempo.
No conseguir estar quietos esperando que llegue alguien.
Llanto e irritabilidad durante visitas, compras y esperas.
Trastornos del lenguaje, hipercinesia vocal o balbuceos.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Hipercinesia, desorden y déficit de la movilidad, con actos desmañados con autolesión causados por la impaciencia.
Ronquera, tos, expectoraciones, bostezos de impaciencia y nerviosismo.
Náuseas, vómitos y aerofagia provocados por tensión mental y frustración.
Bulimia, apetito incontrolado por excesivo consumo de energía.
Trastornos dispépticos, gastralgias, enterocolitis en comedores presurosos.
Trastornos hepatobiliares por psicosomatización en personas impacientes.
Diarrea por tensión interna en pacientes presurosos, hipercinéticos e irritados.
Accesos de tos seca y sofocos causados por una tensión emocional acentuada.
Hipertensión funcional en personas pletóricas que están siempre en movimiento y agitación.
Esclerosis arterial en pacientes autoritarios, exigentes consigo y con los demás.
Movimientos espasmódicos en las personas que quieren hacer muchas cosas a la vez.
Dermatopatías en las que el síntoma principal es el prurito.
Dermopatías causadas por pomadas o por fármacos no biológicos.
Características de la curación
Desaparece la tensión, los espasmos nerviosos y la precipitación.
Con el retorno del equilibrio interior, se adquiere dominio sobre sí mismo, calma, tolerancia, paciencia, deseo de colaboración y de compañía.
Alerce europeo, Mélèze, Larix decidua
Familia: Pinaceae
Origen: Alpes, Cárpatos y Escocia.
Hábitat: crece en zonas guijosas en los limites de los bosques; a pesar de que se encuentra en zonas alpinas por debajo de los 2.000 m, es más frecuente hallarlo en colinas y altozanos.
Distribución: se encuentra en toda Europa.
Planta: árbol de fuste alto (30-40 m); capaz de vivir hasta 500 o 600 años. De hoja caduca, su corteza, gris por fuera y rojiza por dentro, está surcada por varias estrías, y tiene las ramas dispuestas en pirámide.
Hojas: aciculares, de color verde claro, marcadas por un surco longitudinal y formando penachos.
Flores: bisexuales; las masculinas, de color amarillo intenso, doradas, se encuentran sobre conos de pocos milímetros; las femeninas, de color rosa, se encuentran sobre pequeñas piñas rojizas.
Frutos: conos con escamas; en la axila de cada una hay dos semillas ovales, con una ala en el borde.
Floración y cosecha: entre abril y mayo.
Método de preparación: se hierven las ramas con flores masculinas y femeninas.

Generalidades
Esta flor es apropiada para aquellas personas que se creen menos hábiles o menos capacitadas que las demás y están convencidas de que nunca alcanzarán el éxito deseado. Por esto, por miedo a equivocarse, no se arriesgan ni se esfuerzan en tomar iniciativas. Es más, se dejan alcanzar por el desaliento o por la desesperación cada vez que se convencen de que el proyecto en el que se han comprometido es demasiado difícil y sobrepasa sus capacidades y posibilidades reales. En otras palabras, están dominados por el «complejo de fracaso».
Encontramos de nuevo estos estados de ánimo en las señales del alerce, conífera plurisecular que con el remedio floral asegura una buena recarga energética en la persona desalentada y al borde de la desesperación. Esta flor comunica confianza en sí mismo, coraje para perseverar y habilidad al tomar iniciativas triunfadoras.
Los significativos del alerce aluden a la victoria. El color amarillo vivo de las flores masculinas y el rosa de las femeninas, asociadas al verde claro de la conífera, sintetizan, en un maravilloso escenario alpino, el retorno de la capacidad de orientar la energía de la vida hacia objetivos precisos. El color amarillo simboliza la capacidad de decisión. El color verde confirma que, a la decisión, le seguirá la acción realizadora. El color rosa asegura una conclusión positiva lineal y sin contratiempos. El color verde claro de la conífera simboliza una autovaloración positiva de la propia habilidad al enfrentarse con los desafíos cotidianos, coraje cuando es necesario afrontar imprevistos aparentemente insuperables y, finalmente, perseverancia en la puesta a punto de las propias cualidades positivas.
Síntomas negativos
Sensación de intranquilidad y de incapacidad respecto al trabajo que se debe llevar a cabo.
Momentos de extrañeza en los que desaparece la confianza en sí mismos.
Estados de emotividad inactiva y de espera desalentadora.
Tendencia a dejar para otro momento el trabajo y a postergar las obligaciones.
Temor de obtener resultados inferiores a lo previsto o incluso fracasos totales.
Malhumor melancólico repetitivo, con refugio en el aislamiento y en el silencio.
Inquietud esperanzada en pacientes exigentes e infelices.
Momentos de resignación con deseo de «lanzar la toalla», es decir, de rendirse.
Postración con pérdida de la voluntad y de la capacidad de trabajar.
Desvalorización repetitiva de sí mismos y de los demás.
Búsqueda de excusas o pretextos para sustraerse al propio deber.
Indicaciones psicoterapéuticas
Introversión, pesimismo, flaqueza, tristeza y desaliento.
Tendencia a permanecer anclados en experiencias negativas pasadas.
Depresión con pérdida temporal de intereses para el trabajo.
Disminución psicomotora, disminución de energía, sentimiento de culpa y de desvalorización, dificultades de concentración y amnesias.
Estados de nerviosismo, alternando momentos de alegría, euforia e hilaridad con otros de tristeza, depresión y llanto.
En los niños
Timidez, llegando incluso a esconderse cuando llegan extraños a casa.
Se alternan los estados de euforia con los de depresión.
Lenguaje vacilante, monosilábico y balbuceante.
Desaliento como consecuencia de algún error.
Desconfianza en las propias cualidades y dependencia sumisa de los demás.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Cefaleas, migrañas y neuralgias causadas por la convicción de fracasar.
Síntomas respiratorios de sensación de inferioridad y de incapacidad.
Hipotensión, corazón cansado, lipotimias por falsa modestia y pasividad.
Sofocos y arritmias cardíacas causadas o acentuadas por el temor de fracasar.
Colon irritable por la obsesión de ser vencidos desde el principio.
Trastornos de los riñones y la vejiga causados por inseguridad melancólica o miedo.
Rigidez osteoartrósica, dolores reumáticos por complejo de inferioridad.
Ineficacia sexual por miedo al fracaso.
Características de la curación
Se encuentra de nuevo el placer de perseverar en los propios compromisos.
Se adquiere una seguridad constante en sí mismo y en el propio trabajo.
No se duda de no poder estar a la altura del propio trabajo.
Se arde en deseos de concluir satisfactoriamente una tarea.
Mímulus amarillo, Muscade, Mimulus guttatus
Familia: Scrophulariaceae
Origen: América septentrional, Aleutianas. Se trata de una planta introducida en el Reino Unido en 1812 y poco después en el continente.
Hábitat: crece en regiones septentrionales húmedas y frías, en terrenos más bien húmedos, cerca de los cursos de agua y en las orillas de los estanques.
Distribución: se encuentra en las regiones subtropicales y en América del Norte.
Planta: perenne, de unos 20 o 45 cm de altura, aunque por lo general no suele pasar de los 30 cm. Se utiliza con mucha frecuencia para crear márgenes coloreados, de gran efecto estético, en los jardines.
Hojas: simples opuestas, sobre fustes tetragonales.
Flores: amarillas con numerosas manchitas rosas; similares a las del dragón, provistas de pedúnculos y colocados sobre la axila.
Frutos: cápsulas.
Floración y cosecha: entre junio y septiembre.
Método de preparación: se dejan macerar las flores al sol.

Generalidades
Esta flor es apropiada para aquellas personas que tienen miedo de enfrentarse con la realidad, ya que temen sufrir accidentes, enfermedades, dolores, pobreza, soledad y otros desastres similares. Soportan todo esto en silencio, sin lamentarse ni hablarlo con nadie, y llegan incluso a sentir miedo de sus propios temores.
La naturaleza medicatrix ha impreso en el mímulus una serie de rasgos que le permiten establecer ciertas relaciones con este tipo de personas. De hecho, están presentes todos, tanto los positivos como los negativos, pudiendo encontrar en él la tranquilidad y la capacidad de afrontar los acontecimientos, los desafíos y los disgustos usuales de la vida cotidiana eliminando la inseguridad que acecha.
Su remedio floral es apropiado para las personas tímidas, reservadas e hipersensibles. Los acompaña hasta la calma y el equilibrio interior, permitiéndoles alcanzar el control de su sensibilidad, concienciándolos de que lo cotidiano, incluso en sus aspectos más ingratos, forma parte del mundo y de nuestra vida.
El mímulus infunde un coraje y una confianza que derivan de la riqueza interior, tal como se puede ver en sus grandes flores amarillas con manchitas rojas que infunden alegría y optimismo, invitando a quien las contempla a ser extrovertido, como puede hacer el color del sol en un día de serenidad interior.
La multitud de manchitas rojas que motean el amarillo expresan una potencialidad instintiva que se transforma en seguridad y desenvoltura. Desaparece el estado negativo de los que se sienten atemorizados y advierten un miedo injustificado por cualquier cosa.
El color rojo expresa pureza de sentimientos, acontecimientos felices, bienestar y optimismo, por lo que liberan la sensibilidad del miedo cotidiano y aumentan las reservas de energía que servirán para que el paciente se haga fuerte cada vez que se encuentre en contacto con aquellas cosas, personas o acontecimientos que le atemorizaban o le sumían en un estado de timidez o aprensión.
Síntomas negativos
Miedo de la enfermedad, del dolor físico, de la oscuridad y de la soledad.
Miedos usuales de la vida cotidiana, soportados en secreto y en silencio.
Miedo de tener un accidente, de la mala suerte, en general, y de la pobreza.
Miedo de los animales, de los exámenes y de tener que hablar en público.
Miedo de viajar o de desplazarse.
Tensión emotiva, temor y aprensión causada por cosas conocidas.
Timidez, complejo de inferioridad y respeto hacia los superiores.
Ansias de anticipación, miedo de llegar tarde o no llegar a las citas.
Agorafobia y claustrofobia, siendo comunes las fantasías que reproducen estos estados de ansiedad.
Rechazo de todo contacto y relación con las personas.
Pusilanimidad y cobardía provocadas por la introversión.
Huída del mundo y de la realidad mediante el ensimismamiento.
Indicaciones psicoterapéuticas
Crisis de pánico, con disnea, palpitaciones, molestias en el tórax, sensación de ahogo, sudoración, parestesias, lipotimias y temblores.
Somatizaciones: convicción de estar enfermos desde siempre; síntomas pseudoneurológicos, gastrointestinales, del aparato reproductor femenino, psicosexuales, cardiorespiratorios y dolorosos.
Ansiedad e inquietud, provocadas a menudo por el estrés.
En los niños
Bebés que tienen miedo de todo y lloran sin razón al despertar.
Dependencia excesiva de la madre.
Llanto, gritos y desobediencia injustificada.
Indicaciones terapéuticas psicoorgánicas
Balbuceos, ronquera, afonía, disfonía y dislexia provocados por el miedo.
Sustos, palpitaciones, extrasistolias y arritmias cardíacas.
Enuresia nocturna, incontinencia urinaria y tenesmo de la vejiga.
Acrocianosis e insuficiencia circulatoria periférica por hipersensibilidad.
Aerofagia, ardores gástricos, aerocolia y meteorismo causados por la tensión interior.
Bolo esofágeo, colitis catarrales y colon irritable por temor histérico.
Diarrea, incontinencia fecal y estipsis espasmódica.
Disnea, fatiga, otros trastornos respiratorios.
Tos seca y rabiosa, laringitis y crisis de asma bronquial causados por una sobrecarga de tensión nerviosa.
Eyaculación precoz, impotencia, amenorrea y dismenorrea.
Características de la curación
Dominio de sí mismo y equilibrio interior, acompañados por extroversión, alegría, optimismo y ganas de afrontar la vida.
Se afrontan sin miedo todas las situaciones y problemas.
Calma, serenidad, cordialidad y sentido del humor.