El mar

En 1822, tres hermanas llegaron a Sparrow, Oregón, a bordo del Lady Astor, un barco que comerciaba pieles, que se hundió ese mismo año en el puerto, cerca del cabo.

Fueron de las primeras personas en instalarse en el pueblo costero que se había fundado poco tiempo atrás, y se aventuraron en las nuevas tierras como aves de patas finas, ondulado cabello castaño claro y piel de porcelana. Eran hermosas, demasiado hermosas, diría más tarde la gente del pueblo. Marguerite, Aurora y Hazel se enamoraban a menudo y, en general, de los hombres equivocados: aquellos cuyos corazones ya pertenecían a otras mujeres. Eran coquetas, seductoras y los hombres las encontraban irresistibles.

Pero los habitantes de Sparrow consideraron que las hermanas eran mucho más que eso: creyeron que eran brujas, que hechizaban a los hombres para volverlos infieles.

De modo que, a finales de junio, cuando la luna no era más que una fina línea en el cielo encapotado, amarraron piedras a los talones de las tres hermanas y las arrojaron al océano, cerca del cabo, donde se hundieron hasta el fondo y se ahogaron. Igual que el barco en el que llegaron.