Capítulo I
Vicente Huidobro: Extravagancias y controversias

Volodia Teitelboim, un amigo cercano de Vicente Huidobro, lo describe como un individuo:

«Juguetón y pendenciero… Pasó por la vida suscitando asombros, admiraciones y rechazos. Fue un excéntrico vívido de sensacionalismo, poeta-antipoeta y mago; aristócrata revolucionario… El hombre, en su prurito de llegar primero en todas las cosas, hizo de su vida una carrera sobrehumana».1

Solamente sondeando a fondo la figura la figura de Vicente Huidobro se puede comenzar a captar un temperamento que en su inagotable «prurito de llegar primero» estuvo siempre en busca de lo original e inaudito; un sello propio del poeta que lo hará crear mundos nuevos, tal cual lo haría un pequeño Dios.

Vicente Huidobro nació en Santiago de Chile, en 1893, en el regazo de dos familias aristocráticas, los Fernández y los García-Huidobro. En 1948, una hemorragia cerebral acortaría la vida de un hombre que experimentó cada aspecto de su vida con exaltación.

A. Arrebatos amorosos

Ni en el campo amoroso Vicente Huidobro dejó de ser controvertido. Luego de haberse casado con Manuela Portales Bello en 1912, una dama de la alta aristocracia chilena, el poeta se escapó en 1916 a Buenos Aires con otra dama de la clase alta, la escritora Teresa Wilms Montt2, una mujer que sufría de lo que en ese entonces se señalaba como «disturbio mental». Luego de haber pasado con ella varios días de exceso en Buenos Aires, Huidobro debió regresar a Chile para recibir la fría sugerencia de sus parientes que, para mantener el buen nombre de la familia, sería mejor que se marchara fuera del país con su mujer e hijos. El lugar elegido: Francia. Su mujer, sin embargo, dudaba que el viaje pudiera serenar a Vicente «porque París es París y él llevaba el demonio adentro»3. Él, por su parte, vio en el traslado a Francia la ocasión de expandir sus intereses literarios, quizás conocer a personas que entendieran las innovadoras ideas que traía en la maleta. A pesar de que Europa se encontraba en guerra, a fines de 1916 la familia Huidobro-Portales parte con rumbo al puerto de Cádiz y con posterioridad a París. En España se asomó al Café del Pombo, donde realizó un breve contacto con algunos escritores del momento que, según su percepción, parecían permanecer en un «eterno letargo». El propio Gerardo Diego, quien llegaría a ser el más fiel representante de la propuesta creacionista en España, comentaría posteriormente que aquella visita de Huidobro fue «como un meteoro fabuloso». Habiendo sembrado una primera impresión en España, Huidobro regresaría 1918 para promover con ímpetu su original movimiento.

En 1925, Huidobro nuevamente desconcertaría a la alta sociedad chilena con un nuevo amor tabú. Durante uno de sus regresos a Chile ese año, asistió a una fiesta de disfraces donde conoció a Ximena Amunátegui, una muchachita de dieciséis años que le robó el corazón. Unos meses más tarde se verían otra vez en la viña Santa Rita, la casa de veraneo de los García-Huidobro. Ximena se había auto-invitado, según ella, para ver a una hermana que, coincidentemente, estaba casada con un primo de Huidobro. Vladimir, el hijo que posteriormente naciera de la unión con Ximena, narra el acontecimiento de la siguiente forma:

«No fue en esas vacaciones en Santa Rita que comúnmente se menciona, sino antes… En efecto, revisando papeles encontré una carta de mi papá a mi mamá… según la cual se conocieron y se flecharon en una fiesta de disfraces… del Club de la Unión. Así las cosas, cabe presumir que mi mamá convenció a su hermana Carmen, casada con mi tío Rafael García-Huidobro, que la llevara con ellos a veranear a la viña Santa Rita, donde también fue mi papá con su primera mujer y sus hijos, de manera que dicho encuentro no habría sido casual, sino premeditado».4

La atracción del poeta por Ximena fue tan profunda, que del alma le salió un poema que entonces se clasificó como «escandaloso». Salió publicado en La Nación, un periódico local que tenía circulación internacional a través del Grands Journaux Ibero-américaines. Sus amigos vanguardistas, Juan Larrea y César Vallejo, leyeron el poema en Europa. «Pasión, pasión y muerte» impactó a sus lectores porque este difería bastante de lo que hasta entonces había producido Huidobro. Se trataba de una crucifixión al estilo de Cristo, justo a los treinta y tres años, pero clavado por los dardos del amor.5 Su amigo Volodia Teitelboim lo caracterizó como «una bomba colocada en el corazón de la aristocracia chilena». Y lo fue porque, en primer lugar, él era un hombre casado y con hijos, y segundo, porque Ximena era una nena de dieciséis años. Una vez que los Amunátegui se enteraron del amorío, encerraron a la púber niña en un convento y pusieron a los hermanos de esta a buscar al profanador de cunas para matarlo. Eso fue lo que llegó a oídos de doña María Luisa Fernández, madre del poeta. Huidobro no tuvo más remedio que partir otra vez al extranjero, dejando a su mujer e hijos en Chile. Su esposa no lo vería nunca más. Su persona quedó herida con los imperdonables actos de Huidobro. Pero el poeta volvería a su país un poco más tarde, porque ya no podía retroceder; ya nada importaba más que alcanzar a Ximena.

«A ella la tenía incrustada en el cerebro. Estableció un sistema de comunicaciones indirectas. No se usaba, como ahora, el teléfono de larga distancia. Pero tejía la red de araña enamorada. Secreteaba hilos invisibles. Preparaba la operación rescate. Invocó antiguas fidelidades. Movilizó conocidos de la servidumbre y recurrió a amigos de extrema confianza. Estructuró todo un sistema de complicidades. Estaba en su elemento ideando el golpe. Actuaría de sorpresa, como el conspirador cinematográfico perfecto».6

Lo logró, se la llevó a Europa luego de raptársela en una salida de Ximena del convento. Volodia Teitelboim lo explica de la siguiente manera:

«[Ella] pide permiso para algo corriente: ir a ver al dentista. En lugar de sentarse en el sillón, sube a un automóvil encapotado estilo Buick de la época… Esta vez el raptor y la raptada se besaron, como en el cine mudo… mientras el auto corría a toda máquina hacia la cordillera en demanda de la frontera argentina».7

El tercer matrimonio de Huidobro fue con Raquel Señoret, una hermosa chilena que conoció en el consulado chileno en Gran Bretaña. Aunque no se trató de un encuentro ardoroso y quizás en un principio ella fue sólo un aliciente para la pérdida de Ximena, Raquel sería la última mujer de Huidobro.

A Huidobro le había sucedido lo impensable: luego de dieciséis años de matrimonio, Ximena se enamoró del poeta argentino Godofredo Iommi. Huidobro se enteró cuando se encontraba viajando por Europa. Luego de la separación escribe a su amigo Luis Vargas Rosas varias cartas en las que hace alusión al tema y en las cuales aflora un evidente resentimiento hacia Ximena. El poeta dice:

«Aquí en Nueva York he venido a saber del matrimonio de la pobre Jime… Supongo que con [ilegible] porque una carta llegada creo que a la Pila le dicen que Jimena Amunátegui se casó con un roto8… Si se casó por amor, quiero decir que es una idiota puesto que se enamora de un cretino… Si se casó sin amor, es una infame… A mí no me interesa como mi compañera, sino la heroína, el ángel o la santa. Los seres cómicos, ridículos, una mujercilla como todas las que pasan por la calle no me interesan».9

No podía esperarse un comentario menos soberbio de parte de Huidobro luego del engaño de su mujer, como no podía esperarse que se quedase de brazos cruzados. Jactancioso anuncia a Vargas Rosas que ha encontrado a una mujer con la cual podrá construirse un Edén: «Raquel es encantadora, es un ángel de verdad, es linda, muy inteligente y tiene 22 años. ¿Te das cuenta? 22 años. Y nos adoramos… Raquel y yo vamos a construir un pequeño paraíso»10.

B. Fervor político

En política, Huidobro tuvo una fuerte convicción: la revolución socialista llegaría a todo el mundo tarde o temprano para acabar con el imperialismo capitalista. Buscaba a propósito exponer su visión de manera controversial. En 1924 realizó una «travesura» con su novela titulada Finis Britannia. El día 13 de marzo salía el siguiente titular y otros similares en varios periódicos alrededor del mundo: «Chilean poet is kidnapped»11 («Poeta chileno es raptado»). Y supuestamente, lo estuvo por tres días. Los raptores, según Huidobro, habrían sido tres individuos que lo obligaron a escribir cien veces y en varios idiomas «Deutschland über alles» («Alemania por sobre todos»), pero sustituyendo la palabra «Deutschland» por «Gran Bretaña». Se trataría, según explicaba Huidobro posteriormente, de una venganza «fascista» británica, por la aparición de la mencionada novela, cuyo subtítulo era Una formidable sociedad secreta se levanta contra el imperio inglés. En esta, dos personajes, Víctor Haldan y Miss Mackenzie (una irlandesa), viajan en el Orient Express para reunirse con otros miembros de la secreta organización en Constantinopla. El propósito del rendez-vous era confabular la caída del imperio inglés.

Victor Haldan estaba sumido en sus reflexiones delante del paisaje crepuscular; repentinamente, levantando la cabeza, exclamó:

«Lo importante es dar el golpe de una manera decisiva, a fin de que esta vez no se llegue a un fracaso. Si todas las colonias se sublevaran automáticamente el mismo día, en el mismo instante, Inglaterra estaría perdida».12

Unos días más tarde, la policía francesa encontraba a Huidobro temprano por la mañana en pijamas en su casa. Los periódicos que habían publicado la delicada noticia de la desaparición, ahora se veían obligados a anunciar el repentino regreso de Huidobro. En el New York Herald se leía lo siguiente:

«El señor Vicente Huidobro, diplomático chileno, hombre de letras y autor de Finis Britannia, y padre de cuatro hijos, que había desaparecido tres días antes, dejando a una esposa atribuladísima, y después de causarle una buena dosis de problemas a la policía parisina, regresó ayer a temprana hora».13

La mayoría no creyó el asunto. Algunos incluso bromeaban al respecto, diciendo que el poeta necesitaba un descanso lejos de su mujer. Otros, que lo conocieron más a fondo, opinaban que todo se trató de una jugarreta de parte de Huidobro para promover su novela anti-capitalista.14

Al año siguiente (1925), Huidobro regresó con su familia a Chile. Ese sería el año turbulento en cuanto a política en ese país; los militares se habían tomado el poder para reestablecer el orden y poner temporalmente a Arturo Alessandri de nuevo en la presidencia; al menos hasta las elecciones de fin de año. Se pensaba en elegir a un individuo que representara una coalición de los partidos más importantes de la nación. Vicente Huidobro sintió el llamado a participar. Publica Acción, un periódico demasiado radical para el ambiente político del momento en Chile, ya que no dudaba en proclamar ser un «diario de purificación nacional». Este leguaje de purga política irritaba a grupos burgueses y aristocráticos. En la publicación se podía leer:

«…hay un grupo de jóvenes dispuestos a dejarse matar, si es necesario, por crear un Chile Nuevo y Grande… Unamos nuestras fuerzas para depurar el país, quemar lo que hay que quemar; destruir lo que hay que destruir y crear luego un Chile Nuevo».15

La tercera edición de Acción traía un reportaje sobre corrupción que nombraba con apellidos a veinte políticos deshonestos. Esta denuncia le costaría cara a Huidobro, que sería castigado con una golpiza en las cercanías de su casa. No se sintió verdaderamente amenazado, ya que muy pronto presentaría en el teatro Los Ángeles de Santiago una charla que rotuló «La crisis política actual». La segunda golpiza que recibió por ello fue más dura; no obstante, contrario a lo que sus enemigos esperaban, su determinación fue inmediata: hacerse candidato a la presidencia. Podía hacerlo, puesto que había dado que hablar y ciertos individuos lo veían como una alternativa al sistema político del momento. Por otro lado, con su resonante actitud de denuncia se había creado grandes enemigos. El poder político al que se enfrentaba era sin duda poderoso, ya que el gobierno del momento lo obligó a cerrar la revista Acción, que era una herramienta clave para vocear la oposición. Pero Huidobro no se dio por rendido e inauguró La Reforma, una publicación que le servía para continuar exponiendo sus puntos de vista políticos. La primera página de la revista decía «Acción pedía Reforma, la Reforma pide acción», un juego de palabras que refería a la recién pasada liquidación de su anterior publicación.16 El poeta se jugó el todo por el todo, imprimiendo provocativos panfletos:

«Vote por Vicente Huidobro. Candidato de la juventud. El único que ha demostrado amar al pueblo, no con palabras, sino con hechos, hasta exponer su vida. Si quiere que el Chile nuevo sea un hecho, vote por Vicente Huidobro».17

Estuvo bastante lejos de ganar las elecciones y eso le dolió mucho. Y sobre ese dolor, pronto sufriría las consecuencias por su atrevimiento con la púber Ximena. Se le perseguía por enamorado, así que tuvo que elegir rápidamente un destino: Nueva York. De Allí a Europa una vez más, y a dedicarse a las lecturas y a la producción literaria. Leía sin descanso seis horas diarias. Volvió a leer el Manifiesto de Marx y en 1926 se hizo miembro oficial del partido comunista. Los años que pasó en Europa luego de sus fallidos intentos de política activa, los pasaría escribiendo de manera vehemente. Escribía ensayística sobre el advenimiento de un nuevo orbe, un universo donde el poeta tenía una misión preponderante: renovar con la palabra la realidad existente. Desde los comienzos del Creacionismo, ya en 1914 se aprecia una enérgica convicción filosófica, pero es en su más tardío manifiesto, Total (1925), donde podemos ver la fuerza de su afirmación estética convertida ya en filosofía: el arte como aparato para la transformación de las circunstancias presentes del hombre. Allí escribe lo siguiente:

«La gran palabra que será el clamor del hombre en el infinito, que será el alarido de los continentes y los mares hacia el cielo embrujado y la tierra escamoteada, el canto del ser realizado su gran sueño, el canto de la nueva conciencia, el canto total del hombre total… Como especialista, tu primera especialidad, poeta, es ser humano, integralmente humano».18

Es un tanto irónico que un individuo de aristocrática procedencia, cuya única preocupación pudo haber sido asegurarse de que los negocios de su millonaria familia continuaran su habitual marcha de éxitos, escogiera ser un comunista con fuertes tendencias anarquistas. Luego de haber sido despojado por su padre de toda mesada debido a su fuga con Ximena en 1926, Huidobro pasó dificultosos momentos para mantenerse a sí mismo, a su nueva mujer y al hijo que pronto llegaría. Vendía sus obras y aceptaba con incomodidad los dineros que su madre le enviaba. Para 1930 escribe a su madre y hermana desde París:

«Yo recibo dinero de ustedes y el recibirlo me duele lo que usted no se imagina, a pesar de que sé que ustedes a su vez lo recibieron de sus padres y que todo el mundo más o menos está en el mismo caso, sin embargo no puedo impedirme un sentimiento de humillación. Veo con delicia acercarse el movimiento de igualdad en el Mundo… ¿No sienten ustedes la espantosa borrasca que se prepara?… Mamá, váyanse todos a Angola o a una isla perdida en el Pacífico. Pronto, pronto, mañana será tarde».19

Su acelerada producción editorial en la década de 1930 indica que creía expresamente en la llegada de la igualdad y de la justicia social, como quedó manifestado en sus cartas. Para Huidobro no había fronteras y el arte y las letras debían poseer una cualidad ecuménica. Es por eso que él concurría escribiendo, sin importar dónde, impartiendo una palabra que hablaba del arribo de una nueva sociedad. Eso explica que la proliferación de publicaciones bajo su dirección haya sido tan impresionante. En 1934, durante unos de sus regresos a Chile aparece Vital / Ombligo con el siguiente eslogan: «Revista de higiene social que se declara en contra de quienes califican como cadáveres, reptiles, chismosos, gente venenosa y microbios»20. Posteriormente, en 1936 saldría a la luz, en Madrid, la revista Total que nace como una reacción a la situación que provocó el levantamiento de Franco en España. En ella, Huidobro expresa el papel clave del poeta para la creación de arte nuevo, un arte popular dentro del cual los escritores serían la voz: «Una voz grande y calma, fuerte y sin vanidad. La voz de una nueva civilización naciente, la voz de un mundo de hombres y no de clases… »21 Y en la misma publicación, que a su vez recibiera tan importantes contribuciones como las de Braulio Arenas, Enrique Gómez, Arp, Bretón, Dalí, Eluard, Larrea y Picasso, Huidobro expresaba:

«Ningún marxista verdadero puede negar que el arte tenga su propio campo de realización e investigación. Admitido esto, fuerza nos es constatar que el problema del arte revolucionario, del arte proletario, del arte de propaganda, ha sido mal planteado y debemos enmendar cuanto antes los errores de perspectiva y de fondo que perturban su auténtico planteamiento… El poeta se verá obligado a abandonar sus tareas de orden puramente estético… para prestar ayuda a los hermanos que trabajan por la revolución en otra barricada. Luego… cuando haya triunfado el ideal proletario, volverá a su labor, que es seguir desarrollando la cultura, crear nuevas formas y nuevas esencias para ensanchar el espíritu. Y volverá estremecido por el contacto y el estremecimiento de la carne humana en la lucha contra el poder de las tinieblas».22

Actual aparecería seis años después de la última edición de Total, en 1939. El poeta se había integrado a las tropas aliadas como corresponsal de guerra y la revista le servía para publicar sus reportajes. En estos viajes por la Europa en guerra, Huidobro fue herido por una esquirla de granada que explotó cerca de donde él se encontraba. En el periódico La Hora de Santiago del día 25 de abril de 1945, sale publicada una foto de Huidobro luego de su salida del hospital, junto al general Lattre de Trassigny con la siguiente noticia: «Vicente Huidobro, corresponsal chileno de guerra agregado a la Legación de Chile, fue herido al explotar cerca del automóvil, un proyectil que causó la muerte de un oficial francés en el frente de Elba».23 Eso no impidió que Huidobro escribiera, y que escribiera con ímpetu en una revista que emitía una innegable pasión por lo americano. Como manifestó René de Costa, se trataba de una publicación «cuyo tema… es un sentimiento americanista y una declaración de fe en las posibilidades del Nuevo Mundo como el salvador cultural y democrático que necesita la Europa desgarrada por la guerra»24.

Los últimos tres años de vida de Huidobro (1945-1948) fueron bastante viajados. Dio conferencias en Europa y en América Latina. Sin embargo, leyendo sus producciones de este período, se percibe una cierta desesperanza y pesimismo. Aunque nunca abandonó sus ideales, sí dejó de ser miembro activo del partido y se convirtió en su más duro crítico. Encontraba que la institucionalización del mismo en nada aportaba al tan esperado cambio. Su último artículo titulado «Por qué soy anticomunista» demuestra claramente su desilusión. En él, declara:

«La vida de la humanidad es ir presentando problemas. La vida del hombre es ir corrigiendo errores. Estos son los resortes que impulsan la marcha y excitan el espíritu a no detenerse… Cuando surgió en un magnífico salto mortal la Revolución Rusa sobre el proscenio del mundo, muchos aplaudimos. Creímos que el comunismo era la solución del problema del hombre o por lo menos la solución de los más visibles desequilibrios humanos. Pero es evidente que no ha traído las soluciones tan anheladas; acaso porque el problema no tiene solución, acaso porque había que empezar la revolución espiritual para llegar luego, como segunda etapa, al mundo económico, acaso porque el comunismo se preocupó sólo de una parte de la humanidad y despreció demasiado otros sectores y otros valores… Naturalmente, la burguesía debe ser liquidada… Lo que más nos interesa es el pensamiento libre buscando la verdad. No el pensamiento dirigido por un comité central, buscando la propaganda de una doctrina dada como absoluta en nombre de la papidad que cuenta con los mecanismos policiales para aplastar a todo el que no esté conforme».25

C. Pasión literaria

Su vida literaria no fue menos polémica y ni menos dinámica. Aparte de las revistas de corte político antes mencionadas, Huidobro estableció igualmente un sin número de boletines literarios, participó en docenas de publicaciones tanto en Europa como en América Latina, publicó, además de su extensa obra poética, siete novelas, dos excepcionales obras dramáticas, catorce manifiestos, más de cuarenta comentarios literarios y más de cien artículos de opinión en diversas áreas.

Huidobro fue un organizador y un inventor innato, cuyo enérgico espíritu no daba cabida a la imitación. Todo en él era innovación y creación constantes; todo en él era un afán vital de notoriedad. Es por ello que siempre apuró la marcha, como si supiera que su vida sería breve, adelantándose en instancias a corrientes literarias y a pensadores posteriores. En ocasiones, sin embargo, su ímpetu intelectual suscitó más de un enfado en el mundo literario.

Un detallado análisis de las imputaciones en contra de Huidobro procura como resultado que estas fueron infundadas. El Creacionismo literario de Huidobro, que venía manifestándose en forma de semillero en su obra modernista, adquiere una forma básica como estilo más claro en El espejo de agua de 1916 y no a partir del encuentro de Huidobro con Reverdy, en 1917.