Capítulo 1
Almacenamiento y conservación de los diferentes tipos de cultivos herbáceos
Los cultivos herbáceos son un gran grupo en el que se incluyen, por un lado, las leguminosas, como las lentejas, las judías, los garbanzos, los guisantes; por otro se incluyen los cereales, como el trigo, la cebada, el arroz, el maíz; y también se incluyen otros cultivos como el girasol, el lino, la alfalfa, el tabaco o el algodón.
Se puede deducir, por tanto, que se trata de un conjunto de cultivos con una gran variedad, tanto en sus características a la hora de cultivarlos como por los productos que generan: cereales de grano, cultivos forrajeros e incluso cultivos como el tabaco con un complejo proceso de transformación previo a su uso final.
Como normas generales para obtener unos buenos resultados en el almacenamiento de este tipo de cultivos, habrá que señalar la importancia del aislamiento con respecto a la humedad o a temperaturas inadecuadas, así como de plagas o de los posibles contaminantes con los que pudiesen entrar en contacto.
Se ha de tener en cuenta también que, dependiendo del producto a almacenar, las características constructivas y funcionales de las edificaciones serán diferentes.
Por último, hay que destacar la importancia de un buen diseño y un dimensionamiento adecuado a unas necesidades concretas.
A lo largo de esta unidad, y respecto a las distintas edificaciones, se va a seguir una pauta común a la hora de describirlas, incluyendo en cada descripción los siguientes puntos:

Recuerde
Diferentes tipos de productos requieren diferentes tipos de almacenamiento.
En este primer apartado, hablaremos de las instalaciones para el almacenamiento de materias primas, tanto envasadas como a granel, que denominaremos de forma general almacenes, así como de un tipo específico de almacenamiento de granos (de cereal o de leguminosas) denominados graneros y que en la actualidad han sido sustituidos en gran parte por los silos para grano.
En el caso de los almacenes, se trata de instalaciones “de paso” o intermedias en las que generalmente se hace un acopio de materiales durante un corto espacio de tiempo con diversos fines, como pueden ser: la aireación previa de los materiales a utilizar en la preparación de raciones para el ganado, el disponer de una zona de acopio de diversos tipos de alimentación según el ganado de destino (lactantes, gestantes, cebo, etc.) u otras necesidades similares.

Consejo
Para evitar una enfermedad como la acidosis láctica, típica del ganado lechero, es conveniente airear el ensilado antes de preparar las raciones de alimento que se vayan a proporcionar a los animales.
En el caso de los graneros, se trata de construcciones de pequeñas dimensiones para el aprovisionamiento de grano, actualmente en desuso debido a su pequeña capacidad de almacenamiento y que han sido sustituidos en la mayoría de los casos por los silos, que se verán con detalle en epígrafes posteriores.
El tipo de material a almacenar es normalmente grano de cereal (molido o no), leguminosas en grano, materia seca para preparación de raciones (paja, ensilado, pellets de subproductos de cosecha, etc.).
El objetivo primordial a conseguir es mantener estables las materias primas almacenadas hasta el momento de su utilización. En algunos casos, estas zonas de almacén intermedio son también utilizadas para la preparación y almacenamiento de raciones específicas para diferentes tipos de ganado (en explotaciones de vacuno lechero, por ejemplo).
Detalle de zona de almacén para aireación de paja y ensilado
Se trata de conseguir instalaciones amplias y diáfanas, que faciliten el movimiento de la maquinaria y la manipulación de cargas reduciendo al mínimo el número de maniobras a realizar.
El suelo deberá soportar tanto el peso de la maquinaria como el de los materiales almacenados, así como proporcionar aislamiento de la humedad y que sea fácil de limpiar.
La cubierta de la edificación deberá proporcionar protección frente a la lluvia, así como frente a la insolación excesiva de los materiales almacenados.
Deberá permitir una clara distinción de los diferentes materiales almacenados mediante la separación física de los mismos, debiendo contar también con una zona de pasillos para conseguir un uso funcional de la instalación y asegurar zonas libres de paso para el personal que las transite.
Generalmente, son naves de estructura metálica con cerramientos de ladrillo, bloques o placas de hormigón y cubierta metálica.
Las soleras suelen ser de hormigón (generalmente reforzadas con mallazo). En ningún caso se utilizan materiales de construcción susceptibles de combustión. Dependiendo de la climatología de la zona, se podrá optar por cerrar o no totalmente el perímetro de la nave. En caso afirmativo, la instalación contará con puertas de tamaño suficiente para permitir un adecuado paso.
Interior de almacén de materias primas de instalación ganadera
El tipo de construcción predominante en las instalaciones de almacenamiento es el de naves diáfanas, generalmente de estructura y cubierta metálicas, con cerramientos de diferente tipo, normalmente muros de bloques de hormigón o placas de hormigón prefabricadas.
Una variante del tipo mencionado anteriormente son los heniles (almacenes de alpacas de heno, alfalfa deshidratada, paja, etc.), caracterizados igualmente por su estructura y cubierta metálicas pero en los que se que dejan sin cerrar varios laterales, e incluso a veces todos, ya que el material a almacenar no requiere condiciones especiales de almacenamiento salvo el estar protegido de la lluvia, siendo la estructura abierta una solución funcional y muy económica.
Panorámica de henil abierto por tres de sus lados

Aplicación práctica
A la vista de la siguiente imagen, ¿qué problemas de almacenamiento se pueden plantear en la instalación?

SOLUCIÓN
Como se aprecia en la fotografía, la cubierta de este almacén tiene serios desperfectos que favorecerán:
Como principales consecuencias tendremos:
El ganado se alimenta principalmente de forraje, por lo que resulta necesario disponer del mismo en los periodos en los que no se dispone de pasto fresco.
El ensilaje es un método de conservación del forraje fresco mediante un proceso de fermentación en ausencia de oxígeno, con el que se consigue acidificar el alimento y protegerlo de la descomposición.
Este sistema es muy utilizado debido a su bajo coste, menor pérdida de nutrientes, posibilidad de aprovechamiento de residuos de cosecha y su facilidad de manejo.
También se obtiene una mayor calidad y rentabilidad del forraje, permitiendo mantener un mayor número de cabezas de ganado por unidad de superficie que otros sistemas de almacenamiento.
Otras ventajas son el volumen de almacenaje, que es mayor por metro cuadrado respecto a otros sistemas de almacenamiento, y el mantenimiento de las propiedades nutricionales del forraje ensilado, que es similar al del fresco.

Nota
Para acelerar el proceso de fermentación, se suele realizar un inóculo (en este caso bacterias lácticas disueltas en agua) formado por materiales como melaza, urea, y suero de leche, que previamente se mezcla con agua y se deja fermentar veinticuatro horas, posteriormente dicha mezcla se reparte por el vegetal a ensilar.
Se ensilan las partes vegetativas de las gramíneas (como el trigo, el maíz o la avena) y de las leguminosas (como la alfalfa o el trébol) entre otras.
Dependiendo del vegetal en cuestión, se elegirá el momento de corte más adecuado, pudiéndose adoptar como norma general que su contenido en materia seca sea al menos del 30 al 40 %, para evitar las pérdidas de nutrientes por escurrimiento.
Se pretende conseguir un ensilado de calidad, con buen aspecto, olor y color, que mantenga las condiciones nutritivas del forraje en un estado similar al del pasto fresco, consiguiendo una rentabilidad económica durante el proceso.
Detalle de ensilado compactado en silo de trinchera
Veamos a continuación las condiciones que deseamos conseguir con respecto a los siguientes temas:

Aplicación práctica
Suponiendo que la cantidad de inóculo a añadir a un pasto que vamos a ensilar es del 1 % y que vamos a ensilar 100 toneladas de pasto, ¿cuántos litros de mezcla iniciadora deberemos preparar?
SOLUCIÓN
El 1 % de 100 t es 1 t = 1 t = 1.000 kg.
Sabiendo que un litro de mezcla de agua con urea, melaza y suero pesa aproximadamente 1 kg:
1.000 kg de inóculo = 1.000 l de inóculo.
Se necesitarán 1.000 l de solución fermentada, que se agregarán de forma progresiva al pasto a ensilar a medida que este es acumulado y prensado.
Como hemos visto anteriormente, para que el proceso de ensilaje sea adecuado debemos conseguir sobre todo que el ensilado se encuentre en ausencia de oxígeno, para que las fermentaciones necesarias se lleven a cabo. Este aislamiento del material vegetal, junto con el mantenimiento de una humedad adecuada, nos determinan que deberán ser construcciones con un buen nivel de aislamiento, como ocurre en el caso de los silos torre, o bien se optará por soluciones constructivas, como los silos de zanja o trinchera, donde el aislamiento del material vegetal se consigue recubriendo este con un material plástico impermeable sobre el que se colocan pesos (generalmente cubiertas de neumático) que lo inmovilizan, proporcionando además un peso extra que ayuda a la eliminación del aire por presión.
Silo trinchera cubierto con una lámina plástica
El silo torre es un depósito vertical de forma cilíndrica. Sus medidas variarán en función del material que se pretenda almacenar. Puede ser metálico o construido en hormigón, y aunque ambos resultan caros, tiende a utilizarse el metálico, ya que su ejecución requiere menos tiempo y resulta más práctico, al poder desmontarse y, por tanto, cambiar de ubicación en cualquier momento. Actualmente son poco utilizados debido a sus altos costes de construcción y mantenimiento.
El silo zanja es un tipo de construcción más económica, ya que solo hay que excavar una zanja y revestir por dentro el terreno en desnivel. Las medidas dependerán del volumen total del material a almacenar, variando a su vez en función del número de cabezas de ganado a alimentar o de las producciones de pasto a ensilar.

Consejo
Habrá que tener en cuenta que el terreno no podrá tener filtraciones y que se pueda evacuar de modo adecuado el agua que se pierda durante el prensado.
En el caso del silo trinchera, los muros se construyen sobre el terreno (pueden ser de bloques, hormigón y forjado metálico, etc.), aconsejándose prestar especial atención a la firmeza de los muros, pues deberán soportar el peso y la presión a la que se somete al ensilado. El suelo igualmente estará en ligera pendiente para favorecer la evacuación del agua sobrante.
Panorámica de silo trinchera prácticamente vacío
Las necesidades de almacenamiento del grano vienen determinadas principalmente por el hecho de ser un cultivo estacional (se cosecha toda la producción anual en un espacio de tiempo relativamente corto), lo que genera la necesidad de su almacenamiento para su posterior distribución según la demanda del mercado.
Por otro lado, la salida del grano desde los almacenes se ve muy influenciada por el precio de mercado en cada momento, por lo que los periodos de almacenamiento son muy variables.
El tipo de material que se suele almacenar son granos de diferentes cereales (trigo, cebada, maíz, avena, etc.) y algunas leguminosas de grano (habas secas, judías secas, garbanzos, lentejas, etc.).
El principal objetivo a conseguir es mantener el grano almacenado en perfectas condiciones, desde que es cosechado hasta su posterior salida del almacén, y todo ello intentando reducir los gastos al mínimo posible.
Silo de grano de paredes de ladrillo armado
Para una conservación óptima del grano, y para prevenir la aparición de plagas, este deberá guardarse limpio (de tierra, paja y de otras semillas), sano (libre de hongos, mordeduras de roedores, etc.) y en las condiciones adecuadas de temperatura y humedad (el grano deberá estar completamente seco).

Importante
Debemos mantener un grado de humedad en el grano almacenado en torno al 5-12 %, dependiendo del producto en cuestión.
Si, al almacenarse, el grano no reúne estas características, es más propenso a la degradación y al ataque de insectos y hongos, con la consiguiente pérdida de calidad y valor.
Por esta causa, el grano cosechado que no esté completamente seco deberá guardarse en otra instalación, con un adecuado sistema de aireación que permita el mantenimiento del mismo sin producirse degradación hasta su posterior secado (en posteriores epígrafes se detallará el proceso de secado).
Es importante destacar la necesidad de mantener una adecuada temperatura en el almacén; resultaría óptimo poder conservar el grano en torno a 8 – 10 ºC.

Nota
Disminuyendo en 5 ºC la temperatura y en un 1 % la humedad, conseguimos duplicar la vida de las leguminosas de grano para semilla.
Estos sistemas de almacenamiento deben distinguirse principalmente por su gran capacidad de almacenamiento y deben proporcionar unas condiciones estables de temperatura y humedad. Además, pese a ser estructuras de gran tamaño, deben ser instalaciones que faciliten al máximo el manejo del grano, tanto a su llegada, durante el proceso de selección de lotes, como en su posterior reexpedición.
Independientemente del tipo de silo, el factor determinante a tener en cuenta para su diseño será el peso y la presión que el grano almacenado ejercerá sobre las paredes de los contenedores, lo que determinará los materiales a utilizar en su construcción, así como las dimensiones de los diferentes muros, cimentaciones, sistemas de transporte o espesores del metal a utilizar (en el caso de los silos metálicos).
Principalmente son dos los tipos de soluciones adoptadas en la construcción de silos para grano, las construcciones de obra de fábrica y los silos metálicos.
Silos de obra
Según la clasificación adoptada en su día por el SENPA (Servicio Nacional de Productos Agrarios), podemos distinguir 20 tipos de silos. Todas estas variaciones tienen que ver, sobre todo, con la disposición de la torre de elevación, el tipo y configuración de las celdas de almacenamiento y las soluciones constructivas adoptadas a la hora de realizar los muros de las zonas de almacenamiento.
Silos metálicos
Últimamente son los más utilizados debido principalmente a la facilidad de instalación de los mismos frente a las necesidades constructivas de los silos de obra.
Existen multitud de configuraciones dependiendo del fabricante de los mismos, determinadas a su vez por las necesidades de almacenamiento del cliente en cuestión.
Conjunto de silos metálicos
Ambos sistemas de almacenamiento se verán con mayor detalle más adelante, abordando sus elementos principales así como sus características básicas de diseño.
El factor más importante a la hora de almacenar los cereales en buenas condiciones es el grado de humedad presente en los mismos, debiendo estar esta en torno al 12 %, dependiendo del producto en concreto y de la climatología de la zona.
Aunque el proceso de secado puede realizarse de forma natural, en ocasiones se hace necesario el uso de las secadoras de grano, que se convierten en un elemento básico en cuanto a la buena conservación del cereal, por lo que esta maquinaria deberá mantenerse en buen estado, limpia y libre de oxidaciones.
Existen diferentes tipos de máquinas secadoras, de flujo continuo, mixto o cruzado, siendo los modelos más comercializados los de columna y los de caballete.
Hay que recordar que, aunque las condiciones de almacenamiento resultan fundamentales a la hora de obtener un buen producto final, también existen otros factores, como son la ausencia de hongos, la baja proporción de grano dañado, los altos niveles nutritivos, etc., que determinarán la calidad del producto.
En los secaderos de cereales se almacenarán distintos tipos de cereal, como el trigo, el arroz, el maíz, la avena, el centeno, la cebada, etc.
El objetivo principal a conseguir es acondicionar los diferentes tipos de cereal, disminuyendo su grado de humedad y realizando esta tarea de forma adecuada para reducir las mermas y conseguir unas condiciones que lo hagan apto para su posterior almacenamiento.
Cada tipo de cereal requiere unas condiciones específicas de secado, ya que cada uno se comporta de forma diferente durante el proceso de deshidratación.
Se intenta conseguir una disminución gradual de nivel de humedad del cereal con el menor coste posible y utilizando los medios más adecuados, que garanticen la mayor eficiencia y eficacia posible durante el proceso de secado.
No todo el grano cosechado tiene el mismo grado de humedad, sino que variará en función del producto, de la época en que se coseche, del propio aire ambiental, etc. Por tanto, los sistemas deben ser lo suficientemente adaptables como para acomodarse a las diferentes situaciones de partida a las que se deberán enfrentar.
Deberá cuidarse la temperatura de secado, que dependerá del producto en cuestión, ya que si esta resulta demasiado alta, puede dañar al grano, afectando a su calidad. Así mismo, el proceso se diseñará para ser efectuado de forma gradual, generalmente sometiendo al cereal a varias “etapas” en las que se procede a su secado.
El proceso de secado del cereal puede ser realizado en instalaciones específicamente diseñadas a tal efecto, o con sistemas auxiliares anexos a las propias instalaciones de almacenamiento (ciclones, máquinas aireadoras de diferente tamaño y rendimiento de cereal secado por hora).
En el caso de que se trate de instalaciones específicamente dedicadas al secado de cereal, el sistema consta generalmente de tres partes:

Las principales diferencias de los sistemas de secado estribarán en si el flujo de grano a secar es o no continuo, es decir, si el sistema debe ser, primero el cargado de cereal húmedo, después realizar el proceso de secado y, por último, descargar el cereal seco (a estos sistemas se les conoce como discontinuos), o bien si, por el contrario, se produce una entrada de cereal húmedo a secar en un proceso ininterrumpido con la salida del cereal seco sin parada del sistema, conocido este como sistema de columna o flujo continuo.

Recuerde
El proceso de secado del cereal puede ser realizado en instalaciones específicamente diseñadas a tal efecto, o con sistemas auxiliares anexos a las propias instalaciones de almacenamiento.
El tabaco es una planta perenne o anual que pertenece a la familia de las solanáceas (se incluyen también en esta familia las patatas, berenjenas, los pimientos, etc., pero estos últimos carecen de nicotina).
Una vez que el tabaco cultivado obtiene la madurez pretendida, se procede a su corte y traslado al secadero. La fase de secado resulta importantísima para determinar la posterior calidad del producto, ya que una magnífica cosecha puede estropearse si este proceso de secado no se realiza correctamente.
Existen dos tipos principales de tabaco, el amarillo y el oscuro, siendo este último el más cultivado por ser más resistente y curarse al aire. Las variedades Burley y Virginia suelen tomarse como base para realizar posteriores mezclas.
El material a secar es la parte aérea de la planta desprovista de las inflorescencias (tallo completo y hojas insertadas en él).
El principal objetivo es, una vez cortada la planta de tabaco y trasladada al secadero, mantenerla en condiciones óptimas de temperatura, humedad y ventilación durante el proceso gradual de secado.
Lo más importante en el proceso de secado del tabaco es mantener las ya nombradas características de ventilación, humedad y temperatura adecuadas que irán variando en función de la fase en la que se encuentre el mismo: al principio del secado se mantendrá elevada la humedad y habrá poca ventilación en el secadero y después, cuando comience a secarse la hoja, se aumentará la temperatura hasta 32-38 ºC y se reducirá la humedad.
Por tanto, el secadero reunirá las características constructivas adecuadas para permitir la regulación de estos parámetros de ventilación, humedad y temperatura, a ser posible de forma natural, y excepcionalmente, mediante medios mecánicos.
En general, los secaderos habrán de tener un sistema de ventilación capaz de regularse para poder aprovechar la climatología exterior si esta resulta apropiada, así como el aislamiento de la misma en caso de ser necesario.

Recuerde
El tabaco es una planta perenne o anual que pertenece a la familia de las solanáceas.
Se debe también contemplar la posibilidad de tener que utilizar de forma excepcional el calor artificial (dependiendo de los condiciones climáticas de la zona de ubicación), por lo que el secadero podría tener un sistema de calefacción.
Otro aspecto a tener en cuenta es el sistema de cuelgue del tabaco, que deberá resultar apropiado al producto en cuestión, siendo generalmente utilizadas las propias vigas de la estructura como puntos de amarre de los que cuelga la planta.
Las construcciones más usadas son las siguientes:
Secadero de palos con cerramiento de listones de madera
Secadero de ladrillos con cerramiento en celosía
Secadero con cerramiento de bloques de hormigón
A lo largo de este capítulo se han desarrollado los diferentes tipos de almacenamiento que se dan en los cultivos herbáceos y las edificaciones más adecuadas para cada modalidad de cultivo.
Así mismo, se han concretado las condiciones en las que deben mantenerse los productos almacenados, siendo, en general, los parámetros más importantes a tener en cuenta la humedad y la temperatura de los mismos, que deberá ser la adecuada para preservar su calidad.
Por último, recordar que, en ocasiones, es necesario recurrir al secado artificial de algunos de estos productos, y que para ello se escogerá la maquinaria que resulte más apropiada para tal fin, teniendo en cuenta unos criterios prácticos y económicos a la hora de su selección.

Ejercicios de repaso y autoevaluación
1. El grado de humedad adecuado para almacenar grano estará comprendido entre...
2. Complete.
El ________ es un método de conservación del forraje fresco mediante un proceso de fermentación en ausencia de _______ con el que se consigue acidificar el alimento y protegerlo de la ______________.
3. Las partes principales de una secadora de cereal son:
4. El tabaco se almacena apilando las hojas verdes desprovistas del tallo y las inflorescencias.
5. Relacione los siguientes elementos.