Capítulo 1

Operaciones de cultivo

1. Introducción

Las operaciones de cultivo son una serie de trabajos o técnicas que se realizan en cada uno de los diversos cultivos ecológicos, para reconducir a la planta hacia un mayor potencial productivo en términos de rendimiento. El conocimiento de los factores que repercuten en aspectos fisiológicos de la planta, como por ejemplo, el crecimiento vegetal, la floración o la fructificación, entre otros, beneficia al agricultor con un manejo más preciso para cada momento o periodo en el desarrollo de los cultivos.

Conocer el marco legislativo por el que se rige la agricultura ecológica es de vital importancia en el desarrollo correcto de la actividad, así como una adecuada relación y conformidad con el organismo de control y certificación ecológica, ya sea público o privado, al que el agricultor esté adscrito.

El aprovechamiento de los restos agrícolas y su adecuada gestión permite al agricultor disponer de una herramienta para la mejora y el mantenimiento de la fertilidad en el suelo agrícola. Por otro lado, cualquier empresa agraria debe gestionar y enviar, a los centros autorizados, los diversos residuos generados durante la actividad agrícola (plásticos, envases, etc.), con el fin de garantizar la protección del medioambiente y la salud de la población.

Todo trabajo u operación en los cultivos debe acompañarse de unas medidas de carácter preventivo, para garantizar la protección de los trabajadores implicados, ante los riesgos de salud e higiene laboral.

2. Reglamento sobre la producción agrícola ecológica

La agricultura ecológica es un método de producción respetuoso con el medioambiente y la salud de los consumidores, en el cual se desarrollan prácticas agroambientales, que mantienen la biodiversidad y preservan los recursos naturales, y en el que se considera esencial el bienestar animal en las granjas, y la obtención de un producto agrícola final de gran calidad y libre de residuos químicos y organismos modificados genéticamente, atendiendo a las necesidades del consumidor.

La producción ecológica tiene su origen ante la demanda social de algunos consumidores de adquirir y alimentarse con productos más naturales o saludables y con escaso impacto ambiental, como alternativa a la producción industrial de alimentos.

A continuación, se muestra una tabla resumen con los aspectos más significativos que diferencian la producción industrial o convencional de la producción ecológica:

Factor Producción convencional Producción ecológica
Control de plagas y enfermedades en los cultivos. Fitosanitarios. Empleo de fitosanitarios de síntesis química con limitada biodegradabilidad que pueden generar importantes trazas o residuos en agua, suelo y alimentos. La inmensa mayoría son altamente tóxicos para el medioambiente. Solo se emplean fitosanitarios con sustancias de origen natural altamente biodegradables que no generan residuos. Se aplican mecanismos para favorecer el control biológico natural de plagas y enfermedades. Para la desinfección de suelo solo se emplean técnicas de desinfección por alta temperatura o solarización.
Nutrición vegetal. Fertilizantes Se emplean fertilizantes de origen químico e industrial, procedentes de recursos no regenerables. El empleo masivo y prolongado de fertilizantes químicos exclusivamente provoca una pérdida gradual de materia orgánica en el suelo y su fertilidad natural. Solo se emplean fertilizantes orgánicos y minerales de baja solubilidad, abonos verdes y la fijación biológica de nutrientes por la presencia de microorganismos en el suelo, por lo que se restituye y mantiene la materia orgánica y la fertilidad natural del suelo. La rotación de cultivos preserva del agotamiento de la fertilidad del terreno.
Control de malezas. Herbicidas Se emplean herbicidas químicos de síntesis poco biodegradables que pueden ocasionar trazas o residuos en agua, suelo y alimentos. La eliminación total en las fincas de la vegetación espontanea provoca una pérdida de diversidad a largo plazo. El control de malezas se realiza mediante el empleo de herramientas o maquinaria, barreras que impidan su desarrollo o acolchado, y técnicas de manejo como la falsa siembra.
Manejo de cultivos Aumento de las superficies de monocultivo, que provocan la aparición, persistencia y resistencia de plagas y enfermedades, con el consecuente consumo de fitosanitarios, y la inutilidad de otros al volverse ineficaces. Empleo de técnicas de rotación de cultivos, asociaciones de plantas que se benefician mutuamente, y predominio de la superficie de policultivo.
Suelo y maquinaria Generalmente se emplea maquinaria pesada, además de un laboreo profundo que ocasiona erosión o pérdida de suelo y capacidad productiva del terreno. Predominio de la cobertura vegetal natural del suelo ante el laboreo. Empleo de maquinaria de laboreo poco profundo y sin volteo de tierra.
Entorno (Biodiversidad) Como práctica generalizada, se eliminan setos y arboleda para el aumento de la superficie de cultivo y mejorar la mecanización. Se realiza el mantenimiento, mejora y plantación de setos naturales como mecanismo de albergar fauna auxiliar que controla plagas, la mejora del paisaje agrario y un posible aprovechamiento económico.
Semillas (Biodiversidad) Solo se emplean semillas y material vegetal híbrido y modificado genéticamente. Uso de variedades locales y tradicionales mejor adaptadas al medio de producción, más resistentes a plagas y enfermedades. Se permite el empleo de híbridos si sus semillas son obtenidas mediante técnicas ecológicas. Está prohibido el empleo de semillas transgénicas.
Económicos. Costes de producción Los agricultores tienen una gran dependencia externa en la compra de insumos externos, con unos elevados costes de producción y amortización. Además el aumento de producción ocasiona en el mercado grandes caídas de precios al agricultor. Existe en el mercado una tendencia en el incremento de la demanda de los productos ecológicos. Los consumidores están dispuestos a pagar un sobreprecio por la calidad de los productos y la sostenibilidad ambiental del método productivo. A lo largo de los años, las fincas ecológicas empiezan a conseguir un ahorro en ciertos costes de producción y la adquisición de insumos externos, principalmente por el aumento progresivo del control natural de plagas y enfermedades y la mejora de la fertilidad del suelo.

A lo largo del desarrollo de la agricultura ecológica, desde sus inicios, se han ido regulando, mediante marcos legales, unas normas específicas que definen este método de producción. En dichas normas se redactan todas las prácticas y operaciones de cultivo que están permitidas, y también las que no lo están, dentro de este método de producción ecológico. Además, se establece en las normas, si se cumplen los requisitos de manejo ecológico, cuál es el procedimiento necesario para poder etiquetar los productos agrarios que se obtienen, y así identificar y diferenciar de cara al mercado y el consumidor este tipo de producciones de calidad del resto de productos que no lo son. Para garantizar y asegurar la autenticidad de un producto ecológico es necesaria la inscripción en alguno de los organismos de certificación y control de la producción ecológica, de carácter público o privado.

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Logo europeo que identifica a un alimento ecológico

En España, la agricultura ecológica sitúa su primera regulación legislativa en 1989, año en el que se aprobó el Reglamento de la denominación genérica “Agricultura Ecológica”, el cual fue de aplicación hasta el año 1991, con una nueva regulación y la entrada en vigor del Reglamento (CEE) 2092/91 sobre la producción agrícola y su indicación en los productos agrarios y alimenticios.

En el año 2009 entró en vigor una nueva reglamentación, derogando la anterior, por lo que la normativa que regula la agricultura ecológica en España actualmente es la siguiente:

  1. Reglamento (CE) 834/2007 del Consejo, de 28 de junio de 2007, sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos y por el que se deroga el Reglamento (CEE) n.º 2092/91.
  2. Reglamento (CE) 889/2008 de la Comisión, de 5 de septiembre de 2008, por el que se establecen disposiciones de aplicación del Reglamento (CE) nº 834/2007 del Consejo sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos, con respecto a la producción ecológica, su etiquetado y su control.
  3. Reglamento (CE) 1235/2008 de la Comisión, de 8 de diciembre de 2008, en el que se establecen las disposiciones de aplicación del Reglamento (CE) no 834/2007 del Consejo en lo que se refiere a las importaciones de productos ecológicos procedentes de terceros países

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Actividades

1. ¿Por qué es importante la certificación de los productos ecológicos y su correcto etiquetado? Razone su respuesta.

2. Realice una lectura rápida del Reglamento (CE) 889/2008, y redacte un listado con los productos permitidos para el control de plagas y enfermedades en agricultura ecológica.

3. Fisiología del desarrollo vegetativo

Es fácilmente observable que las plantan crecen, se desarrollan y mueren, como todos los seres vivos. Se puede apreciar, tras el nacimiento de la semilla, o agarre en tierra de un esqueje o estaquilla, cómo la planta aumenta de tamaño (longitud y grosor), y con el tiempo comienzan a surgir nuevos órganos reproductivos (flores), que se irán transformando progresivamente (de flor a fruto). Las plantas disponen de un conjunto de células embrionarias, encargadas de ir creando nuevas células, que irán creciendo para después ir diferenciándose y especializándose para realizar distintas funciones vitales de manera agrupada, constituyéndose en forma de tejidos funcionales, como el fotosintético, el epidérmico, para el almacenamiento de reservas, reproductivo, etc.

En toda planta se diferencian dos etapas, la de crecimiento y la de desarrollo:

  1. Crecimiento vegetal. Se inicia con la germinación de la semilla y su establecimiento mediante la formación de un básico sistema radicular y sus primeras hojas verdaderas, para iniciar los procesos metabólicos que permitirán el crecimiento (fotosíntesis, transpiración y respiración). Con ello, aparecerán órganos vegetativos (raíz, tallo y hojas) generados por la división y diferenciación celular, y la creación de nuevos tejidos, experimentando un rápido crecimiento, tanto en altura como en grosor, de todos los órganos de la planta. Esta etapa, en la que la temperatura juega un papel muy importante, se caracteriza por una alta demanda de nutrientes, de ahí la importancia de una equilibrada y correcta fertilización, principalmente la nitrogenada. El crecimiento vegetal está presente durante toda la vida de una planta, siendo más rápido en sus inicios, para después ralentizarse en sus últimas etapas.
    Del crecimiento vegetativo se encarga el tejido meristemático, dividido en primario y secundario. El meristemo primario se encarga del crecimiento en altura o longitud, y el meristemo secundario, del crecimiento en grosor. Para un correcto equilibrio en el crecimiento, primero se inicia el desarrollo en altura, para posteriormente crecer en grosor.
    El crecimiento en longitud de una planta se inicia en un órgano complejo denominado yema. De la yema surgirá, según su diferenciación, un órgano vegetativo (una hoja y/o un tallo), o un órgano reproductivo (inflorescencia), que en este último caso indica en la planta que inicia o está en su desarrollo reproductivo.
    Según la posición que ocupan las yemas en la estructura de la planta, se puede dar la siguiente clasificación:
    1. Yemas terminales o apicales, ubicadas en el extremo de los tallos o ramas.
    2. Yemas laterales o axilares, situadas entre la unión de una hoja con el tallo.
    3. Yemas estipulares, que son yemas latentes que están como sustitución de la yema principal, en el caso de la muerte o ausencia de desarrollo por algún motivo fisiológico o ambiental.

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  2. Desarrollo vegetal. El desarrollo marca las diferentes etapas por las que pasa una planta, que comienza con la germinación de la semilla, para pasar a una etapa de exclusivo crecimiento vegetativo. Después comienza su fase adulta o reproductiva, con la madurez sexual, en la que se da la floración y fructificación, hasta concluir con una fase de senescencia o vejez y posterior muerte de la planta.

3.1. Floración y fructificación

Tal y como se ha comentado, la floración es una etapa del desarrollo de la planta que, para que se dé lugar o inicie, se precisan de una serie de estímulos y/o factores, tanto internos o propios de la planta, como medioambientales o externos.

Entre los factores internos, la inducción floral se produce gracias a la participación de las hormonas vegetales, las cuales juegan un papel muy importante en todo el desarrollo de las plantas, concretamente las auxinas y giberelinas. El estado nutricional de la planta, la presencia y equilibrio de ciertos elementos minerales, como por ejemplo el fósforo, son de vital importancia en la etapa de floración.

Citando los factores externos, la temperatura y la luz son principalmente, entre otros, muy determinantes de cara al inicio o atraso de la floración. En relación a la temperatura, numerosas especies vegetales precisan de una acumulación de bajas temperaturas o frío, para iniciar el desarrollo reproductivo y la inducción floral. Este número de horas de frío, variable según especie, que debe acumular una planta para comenzar a producir flores, es conocido como proceso de vernalización. En relación a la exposición de la luz o fotoperiodo, el número de horas, mayor o menor, de luz, que recibe una planta es fundamental para el crecimiento vegetativo, y para iniciar el desarrollo reproductivo y la floración, en la gran mayoría de las plantas, pudiendo diferenciarlas en tres grupos:

  1. Plantas de día largo: aquellas que precisan un número determinado de horas de exposición a la luz para la inducción floral y/o su crecimiento.
  2. Plantas de día corto: aquellas que para florecer y/o crecer, precisan no superar un número de horas diarias de exposición a la luz.
  3. Plantas día neutro: aquellas que son independientes al número de horas de exposición a luz diarias para florecer y/o crecer.

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Sabía que...

Un buen ejemplo de la necesidad de vernalización en las plantas son los cereales de invierno. Si se cultiva un cereal de invierno, al inicio de la primavera siempre estará en estado vegetativo o crecimiento, y solo florecerá al año siguiente, una vez superado el invierno. Por ello, los cereales de invierno se siembran a inicios del otoño, para que este vaya acumulando el frío necesario para una correcta inducción floral. Algunas especies de cereales precisan acumular frío incluso desde que son semilla, antes de germinar.

3.2. Fructificación

La fructificación es el proceso que da origen a la formación de frutos. Este proceso se consigue gracias a la fecundación del ovario de la flor, mediante la fusión del polen masculino y el óvulo femenino, comúnmente denominado cuajado. Este ovario dará origen y albergará a las semillas.

Una vez producida la fecundación, la transformación de flor a fruto se debe principalmente a numerosas divisiones, elongaciones y expansiones celulares, y a la participación activa de hormonas, concretamente el etileno, las auxinas y las citoquininas.

Del estado nutricional de la planta durante la floración y el número de divisiones producidas en el ovario durante la misma dependerá en gran medida el desarrollo final del fruto.

Entre los factores ambientales que participan en el crecimiento de los frutos, se pueden citar la temperatura (favorece la velocidad de desarrollo del fruto y la concentración de vitaminas), el fotoperiodo, el estado hídrico de la planta, la presencia de dióxido de carbono y la disponibilidad de nutrientes de la planta.

Existen una serie de plantas que no precisan de fecundación para la formación de frutos, y se denominan frutos partenocárpicos. Al no haber fecundación, no presentan semillas en el interior del ovario.

El desarrollo del fruto alcanza un momento máximo en su tamaño y detiene la velocidad de crecimiento, momento en el cual el fruto comienza a experimentar una serie de cambios metabólicos y físicos, conocidos como fase de maduración.

Los cambios metabólicos que se producen en un fruto en proceso de maduración son un incremento de la tasa de respiración, la síntesis y liberación de etileno y la degradación o metabolismo de sustancias de reserva almacenadas durante el desarrollo del fruto.

En función de cómo evoluciona y desarrolla la tasa respiratoria y la producción de etileno durante la maduración del fruto, se clasifica a los frutos en dos grupos: frutos no climatéricos y frutos climatéricos. Los primeros se caracterizan por una reducción progresiva de la respiración y, por ende, en la síntesis de etileno; los segundos, por mantener una tasa de respiración importante con algunos picos en sus fases finales de maduración, y por ello una producción de etileno alta. Este tema se desarrollará con más detalle en sucesivos apartados y en el capítulo de recolección, debido a su gran importancia agronómica, que determinará en gran medida el momento de cosecha, su manejo posterior y almacenamiento de cada grupo.

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Entre los cambios físicos que se producen durante la maduración de un fruto, están:

  1. El cambio de color, debido a la disminución en la actividad fotosintética, se manifiesta la presencia de carotenoides, los cuales estaban enmascarados por la alta concentración de clorofila, además de que se inicia la producción de pigmentos antociánicos.
  2. Cambio en la textura, produciéndose la blandura característica de un fruto maduro, debido a que los componentes de la pared celular se van degradando progresivamente.
  3. Los materiales de reserva que se han acumulado durante el crecimiento del fruto comienzan a degradarse a compuestos más sencillos que confieren el sabor dulce de los frutos, como azúcares y ácidos orgánicos, además de sustancias fenólicas volátiles que confieren el aroma u olor característico en cada fruto.

Una vez el fruto termina la fase de maduración, inicia un proceso de senescencia o envejecimiento, que se caracteriza por la caída del fruto de la planta o abscisión, hasta llegar a la pudrición o muerte.

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Actividades

3. En relación al fotoperiodo, busque varios ejemplos de plantas de día largo, de día corto y de día neutro.

4. ¿En qué consiste la fructificación? ¿Cuáles son los cambios físicos que se producen durante la maduración del fruto?

3.3. Especies y variedades comerciales

Los requerimientos que permiten o no el uso de ciertas especies y variedades vegetales en la producción ecológica están determinados por el Reglamento CE 834/2007 y el Reglamento CE 889/2008. En ellos, se especifican cuáles son los criterios que deben cumplir las semillas y el material vegetal para su empleo en agricultura ecológica.

A continuación, se describen las diferencias principales que existen entre las semillas y el material vegetal que hay disponible en el mercado para su empleo en la agricultura en general:

  1. Variedades locales o tradicionales. Estas variedades son fruto de la selección de los agricultores año tras año, obteniendo semillas o material vegetal viable, de aquellos individuos que presenten características beneficiosas en el entorno que se desarrollan, como por ejemplo la resistencia a ciertas plagas, sequía, resistencia al frío, etc. Estas variedades son las más interesantes de cara a su empleo en la agricultura ecológica por su elevada diversidad genética, que les permite adaptarse a posibles alteraciones en el medio donde se desarrollan. Poseen una producción aceptable de muy alta calidad organoléptica y además el agricultor puede obtener sus propias semillas o material vegetal para la siguiente campaña, sin necesidad de tener que comprarlo.
  2. Variedades híbridas. Una variedad híbrida se obtiene del cruzamiento sexual seleccionado de una línea macho o padre y una línea hembra o madre, del que se obtiene una descendencia con cualidades superiores que las de sus ascendentes o padres. Estas variedades híbridas son muy productivas y están diseñadas para condiciones ambientales muy concretas, por lo que no poseen una gran adaptación a cualquier cambio desfavorable, además de que no se pueden obtener semillas viables para su utilización posterior, teniendo que volver a comprarlas en el mercado cada campaña.
  3. Variedades transgénicas. Son aquellas obtenidas por ingeniería genética, donde se manipulan los genes de la planta para obtener una o varias características concretas, como por ejemplo resistencia a los herbicidas (lo que permite al agricultor usar este herbicida en mayores dosis sin que el cultivo resulte dañado) o la introducción de un gen que genere toxinas contra una plaga en concreto, etc.

En agricultura ecológica se pueden emplear variedades locales e híbridas si cumplen los condicionantes de la normativa, que es que los métodos de obtención de semillas y la producción de material vegetal estén bajo los criterios de la normativa de producción ecológica. En agricultura ecológica está prohibido el empleo de variedades transgénicas.

En todos los estados miembros de la CEE, y por ello en España, el agricultor ecológico dispone de una base de datos en la cual se pueden consultar todas las especies y variedades comerciales previamente registradas y autorizadas para el cultivo en ecológico.

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Sabía que...

En España para consultar el registro de semilla y material vegetal autorizado para su empleo en agricultura ecológica, hay que dirigirse a la Web del Ministerio de Agricultura.

En la normativa de producción ecológica se contemplan algunas excepciones que posibilitan el empleo de semillas o material vegetal que no hayan estado bajo los condicionantes de producción de la agricultura ecológica. Estas excepciones de empleo de semillas y material vegetal no ecológico solo se podrán aplicar previa autorización y supervisión del organismo de control y certificación al que el agricultor esté adscrito. Dichas excepciones son las que a continuación se describen:

  1. Que no exista en el mercado una empresa que produzca la semilla o material vegetal que se desea implantar.
  2. Que la semilla o material vegetal sí exista en el mercado pero que se den las siguientes circunstancias:
    1. Que no esté registrada en la base de datos de semillas y material vegetal autorizado.
    2. Que una variedad concreta no esté inscrita en la base de datos y las posibles alternativas sí registradas no se adecuen a las necesidades del agricultor.
    3. Cuando la empresa autorizada no disponga de la cantidad y/o momento adecuado de la semilla o material vegetal que el agricultor demande con antelación.
    4. Por motivos científicos, como investigación, ensayos, conservación de variedades, etc.

En consideración a los aspectos agronómicos, el agricultor ecológico dispone hoy en día de gran variedad de semillas y material vegetal, adaptables a sus circunstancias específicas de cultivo y medioambiente (características comerciales del producto en color, forma y tamaño, resistencia a plagas y enfermedades, características del suelo, época de recolección, resistencia a condiciones climáticas adversas, resistencia a la sequía, tolerante a salinidad, etc.), por lo cual se deberán consultar con bastante previsión las diversas alternativas y proveedores que dispongan de lo que se busca, y en el caso de que no se esté inscrito en el registro ecológico, iniciar el contacto con el organismo de control para autorizar las excepciones anteriormente comentadas.

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Actividades

5. Consulte la base de datos y haga una lista de las empresas inscritas dedicadas a la producción de semillas y material vegetal ecológico.

6. ¿Qué diferencias existen entre una variedad local y una tradicional? ¿Conoce alguna variedad local de su zona? ¿Qué es un banco de semillas tradicionales?

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Aplicación práctica

Laura ha heredado una huerta de 2 ha con regadío en régimen de producción ecológica ya certificada, y quiere cultivarla de tomate, lechuga y judía verde para exportación.

¿Cuáles son los aspectos a tener en cuenta para la adquisición de la semilla o plantones antes de iniciar el cultivo?

SOLUCIÓN

Laura deberá primero contactar con el organismo de certificación y control de la producción ecológica con el que esté certificada la finca, y definir qué cultivos quiere instalar, y qué variedades específicas de cada una de las especies. Tendrá que consultar la base de datos de semillas y material vegetal autorizado, e informarse vía internet de aquellas empresas que dispongan de las especies y variedades que ella necesita en ecológico, las cuales algunas de ellas puede que no estén inscritas en el registro de productores o no deseen estarlo. En el caso de que alguna variedad en concreto no esté en la base de datos, o bien, que sí esté registrada pero la empresa autorizada en dicho registro no disponga de la cantidad o en el momento necesario que Laura la precisa, podrá adquirir material o semilla no ecológica. Laura está obligada a notificarlo a su certificadora con el objetivo de que esta le autorice por escrito el empleo de semilla o material vegetal no obtenido bajo las prescripciones de la producción ecológica.

4. Equilibrio entre crecimiento vegetativo y reproductivo

Una vez la planta alcanza su estado de madurez y desarrollo, en la cual se produce la floración y fructificación, es de vital importancia mantener un correcto equilibrio entre el crecimiento vegetativo y el proceso reproductivo, pues de no realizarse se verán favorecidas las producciones de órganos vegetativos (hojas, tallo, raíz) en detrimento de la formación de órganos florales y el crecimiento de frutos, con la consecuente pérdida de producción agrícola.

El motivo fisiológico de esta causa se debe a la presencia e incremento en la concentración global de hormonas relacionadas con el crecimiento vegetativo (citoquininas), en relación con aquellas que influyen y participan en la formación de órganos reproductivos (auxinas y giberelinas). Esto provoca una disminución o ausencia en el crecimiento reproductivo, por lo cual la eliminación mediante aclareo o poda de hojas, brotes y ramos reduce dicha concentración de hormonas del crecimiento vegetal en el balance global, por lo que, al aumentar la proporción de las hormonas de la reproducción, se favorece en la precocidad, aumento y calidad de la floración, además de un mejor y mayor reparto de nutrientes en los frutos, al no tener que alimentar tanta masa vegetal. Un aclareo excesivo de masa vegetal puede provocar una deficiente nutrición y un mal desarrollo de flores y frutos, al reducirse excesivamente los procesos metabólicos vitales (fotosíntesis, transpiración, etc.). Otro aspecto que favorece el crecimiento reproductivo es el equilibrio nutricional de la planta, ya que la aplicación en exceso de fertilizantes nitrogenados favorece el crecimiento vegetativo en detrimento del reproductivo.

5. Poda

La poda es una operación de cultivo que consigue modificar el comportamiento, concretamente el crecimiento y desarrollo de la planta, mediante la eliminación de algunas de sus partes vegetativas. La operación de poda se practica tanto en horticultura como en fruticultura, siendo una labor que precisa formación teórica y práctica para una correcta actuación, siendo además uno de los costes de cultivo más importantes en el balance de cualquier cultivo ecológico al que se le practiquen estas técnicas.

5.1. Finalidad de la poda

La finalidad de la poda, mediante cortes seleccionados en la planta que eliminan parte o la totalidad de una o varias partes de la planta, es reconducir a la planta en la obtención cualitativa y cuantitativa de mejores producciones agrarias ecológicas.

La poda modifica a la planta a lo largo de su vida útil, realizándose en el caso de producciones hortícolas generalmente una sola vez, debido a la escasa rentabilidad económica de la producción que supondría elaborarla más veces durante el corto espacio de tiempo que dura el ciclo de las hortícolas, pero en el caso de los frutales, que poseen una vida útil en el campo entre los 10 y 30 años, la poda, de obligada realización, se practica todos los años varias veces en distintas épocas, y la cual es muy intensa durante los primeros años de la plantación frutícola.

Con la poda se obtienen numerosos beneficios que justifican el elevado coste de su ejecución. Con ella se consigue acelerar el crecimiento y desarrollo sexual de las plantas jóvenes, reduciendo el tiempo improductivo, en el cual no se obtiene ninguna producción agrícola, situación que ocurre principalmente en los frutales y algunas hortícolas. Esto conlleva obtener producciones en un menor tiempo, lo que se traduce en una mejor rentabilidad económica.

Con la poda se modifica o crea una sólida estructura o esqueleto en la planta que permite soportar la carga de numerosos frutos, que de no realizarse provocarían por el peso rotura de ramas en la planta. Otra de las finalidades que se alcanza, como se vio en el apartado anterior, es un equilibrio entre el crecimiento vegetativo y el reproductivo, favoreciendo una rápida floración y, por ende, fructificación, y una mejora del tamaño de los frutos.

Otro de los objetivos de la poda es seleccionar partes enfermas de la planta para su posterior eliminación, impidiendo que se extienda a otras partes de la misma o colindantes, e impedir un contagio generalizado, el debilitamiento de la planta o muerte. Eliminando el exceso de densidad de hojas y ramas en las plantas, se consigue favorecer una mejor ventilación de las plantas, evitando contagio y desarrollo de plagas y/o enfermedades. Además, se añade el efecto de una mejor entrada de luz en el interior de la planta, lo que permite un incremento en la formación de yemas florales con respecto a yemas vegetativas.

A continuación, se desarrollarán aspectos generales relacionados con la poda de especies hortícolas y especies frutales.

Poda de especies hortícolas

La poda de las especies hortícolas tiene la finalidad de obtener mejores producciones, acelerando la aparición de flores, favoreciendo el cuajado, la maduración homogénea y el engorde de frutos principalmente.

Ya que en las hortícolas no existe un periodo de inactividad o dormición como en el caso de las especies frutales, la poda en hortícolas se realiza en plena actividad vegetativa, por lo que se puede decir que la poda es en verde.

Como se mencionó anteriormente, la poda de hortícolas precisa de mano de obra cualificada para su ejecución y supone un alto coste, por lo que en algunos casos habrá que evaluar su rentabilidad económica.

En la poda de hortícolas se puede clasificar la poda en función del objetivo perseguido o de los órganos eliminados durante la misma:

  1. Según el objetivo o finalidad sobre la planta y la producción:
    1. Poda de formación. Consiste en la eliminación de ramas o brazos para dejar un número determinado en las características de la plantación, como son el suelo, climatología, sistema de cultivo (invernadero o aire libre), marco de plantación y las características propias de la planta con la que se trate. Su finalidad es obtener una mejor distribución y cantidad de nutrientes en las ramas definitivas, consiguiendo un mejor y rápido crecimiento, como acelerar su desarrollo natural.

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    2. Poda de fructificación. Consiste en la eliminación de brotes enfermos, mal situados, frutos, hojas, etc., con la finalidad de aumentar considerablemente la producción de frutos en la planta, gracias a un equilibrio vegetativo y reproductivo.
  2. Según los órganos eliminados de las plantas se consideran varios estilos de poda:
    1. Poda de hojas. El deshojado o poda de hojas consiste en la búsqueda del equilibrio vegetativo y reproductivo de la planta, ya que un exceso de hojas ocasiona una competencia nutricional con respecto a los frutos. Hay que eliminar las hojas en la cantidad justa para no ocasionar una insuficiente actividad fotosintética, conllevando a un menor crecimiento y fructificación, además de posibles quemaduras por el sol, por ausencia de sombreado, en ciertos frutos sensibles. El deshojado, a su vez, permite eliminar hojas envejecidas, con presencia de síntomas de plagas o enfermedades, además de conseguir una mejor ventilación e iluminación de la planta.
    2. Poda de flores. No es una práctica usual en horticultura ecológica la eliminación o aclareo de flores en planta, salvo en algunas especies en las que se quiera reducir el futuro número de frutos y así conseguir un mejor crecimiento de los mismos, o en el caso de especies de floración mixta, para evitar la polinización y, con ello, la obtención de frutos de baja calidad comercial.
    3. Poda de frutos. El aclareo o poda de frutos permite equilibrar, según el desarrollo vegetativo de la planta, el número de frutos óptimo para que alcancen un buen tamaño comercial. Este aclareo permite eliminar frutos deformes, afectados por plagas y/o enfermedades, mal posicionados en la planta, etc.
    4. Poda de yemas y brotes terminales. Este tipo de poda, conocida como pinzado, consiste en la eliminación de yemas y brotes terminales, consiguiendo un efecto de evolución y desarrollo sobre las otras yemas y brotes presentes en la planta, favoreciendo así su crecimiento y un desarrollo rápido en la aparición de yemas de flor en la planta, al desaparecer la dominancia que producen los brotes terminales.
    5. Poda de tallos. Consiste en la eliminación completa de tallos o ramas para conseguir un mejor desarrollo longitudinal y de grosor, del tallo o tallos que se dejan en la plantan tras la poda.

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Aplicación práctica

Carmen, que es nueva en esto de la horticultura, le pregunta a su vecino, otro hortelano, por qué era importante realizar pinzamientos en la rama principal en cada planta de melón, y en los brotes que irán creciendo sucesivamente, y qué relación tiene esta poda con el adelanto de la cosecha. Argumente su respuesta.

SOLUCIÓN

Al realizar el pinzamiento de la rama principal, se origina la brotación lateral de nuevas ramas o ramas secundarias, que al ser nuevamente pinzadas, favorece y adelanta la aparición de yemas de flor, por lo que, si todo evoluciona correctamente, estas se transformarán en frutos, consiguiendo un adelanto en la recolección, respecto a aquellas plantas que no se les practica este tipo de poda.

Poda de especies frutícolas

La poda de especies frutícolas arbóreas tiene el objetivo de modificar el crecimiento natural que poseen los árboles. De no realizarse labores de poda en la fruticultura ecológica, los árboles presentarían un entrecruzamiento de ramas, de escaso grosor y por tanto débiles, que impediría la ventilación e iluminación por exceso de follaje, con producciones de fruta de escaso valor comercial y, otra característica importante, la vecería o alternancia de producción, que consiste en producciones abundantes de poco calibre un año y en la siguiente campaña poca o nada de fruta, y así sucesivamente.

Por todo esto, la poda frutícola tiene la finalidad de modificar dicho crecimiento vegetativo natural, favoreciendo o restringiendo el desarrollo de sus ramas, dándoles una forma o estructura intencionadamente, para así obtener la máxima productividad posible.

Los tipos de poda en fruticultura se pueden clasificar en función del objetivo a conseguir, del tipo de corte que se practique y de la época del año en la que se ejecute:

  1. En función del objetivo que se quiere conseguir de la planta:
    1. Poda de formación. Consiste, a lo largo de los 3-4 primeros años de plantación, en la eliminación o poda de ramas y brotes seleccionados, para obtener una forma o esqueleto determinado en el árbol. Los cinco estilos de poda de formación más extendidos en la actualidad son en vaso (francés, regular o libre), palmeta (regular o irregular), pirámide (regular o irregular), eje central y cordón (vertical, inclinado u horizontal). La poda de formación es de obligada práctica en la fruticultura ecológica para alcanzar los siguientes beneficios:
      1. Crear una estructura sólida que soporte el peso de la cosecha y los envites del viento.
      2. Que la estructura del árbol favorezca la fructificación, y la exposición de los mismos a una correcta iluminación y ventilación.
      3. Ajustar el marco de plantación sin que los árboles se molesten entre sí.
      4. Según el modelo de poda de formación empleada, puede reducirse considerablemente el marco de plantación, con el consiguiente aumento del número de árboles por superficie.
      5. Facilitar el paso de maquinaria durante la realización de las labores propias de los cultivos frutales.

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    2. Poda de limpieza. Consiste en la eliminación de todas aquellas ramas improductivas y no deseadas que alteran la estructura de formación conseguida, para restringir la envergadura y el crecimiento en altura de los árboles, así como rebrotes de raíz, ramas enfermas, dañadas, secas, etc. La poda de limpieza se realiza según la especie que se trate y el vigor de la plantación, ejecutándose con carácter anual en algunos casos o cada 2-3 años generalmente.

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    3. Poda de fructificación. Esta poda consiste en la renovación de las estructuras que dan fruta, eliminando aquellas ramas que llevaron la fruta y están agotadas, para dejar otras nuevas, que son las que producirán fruta en las próximas campañas. Aquellas ramas que se reconoce que nunca darán fruta se eliminan del árbol lo más pronto posible en la poda de limpieza. La poda de fructificación se practica una vez el árbol está formado y se realiza todos los años que dure la plantación. Es necesario obtener una especialización profesional para practicarla, para conocer cómo se diferencian las técnicas de poda entre las distintas especies de frutales, porque cada frutal tiene unas características especiales, en cuanto a la poda y dónde o de qué ramos se obtiene producción de fruta. En la siguiente tabla se muestra cuáles son las principales ramas o estructuras de las que se obtiene fruta en las principales especies frutales.
      Ramas que portan fruta en los principales frutales
      Manzano Lamburdas, brindillas, ramas mixtas de un año
      Peral Lamburdas, brindillas, ramas mixtas de un año
      Membrillo Brindillas, ramas mixtas de un año
      Níspero japonés Extremidades de las ramas de un año
      Melocotonero Ramas mixtas, brindillas, dardos en ramillete
      Ciruelo Dardos en ramillete, ramas mixtas
      Almendro Ramas mixtas, dardos en ramillete
      Cerezo dulce Dardos en ramillete, ramas mixtas
      Cerezo ácido Ramas mixtas, dardos en ramillete
      Albaricoquero Dardos en ramillete, ramas mixtas
      Agrios Ramas mixtas de un año, dardos, brindillas
      Nogal Ramas del año
      Avellano Ramas de un año, dardos, brindillas
      Castaño Ramas del año
      Higuera Ramas de un año, ramas del año
      Caqui Ramas del año
      Kiwi Ramas de año
    4. Poda de rejuvenecimiento. Esta poda consiste en la eliminación, casi en su totalidad, de la copa del árbol, para que con ello se renueve completamente mediante la emisión de ramos nuevos. Este tipo de poda se explicará detalladamente más adelante.
  2. En función del tipo de corte que se practica:
    1. Poda de aclareo. Consiste en la eliminación de aquellas ramas no deseadas, desde su punto de inserción, dejando aquellas que interesan. Esto provoca un crecimiento en longitud de los ramos que se dejan. Estos ramos seleccionados tendrán que ser renovados en los próximos años, eliminándolos por aclareo para reemplazarlos por otros nuevos.

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    2. Poda por despunte. Consiste en eliminar parte de la longitud total de un ramo. Se conoce como poda larga o en varas si se deja una porción de ramo que posea cinco yemas, y poda corta o en pulgares si la porción dispone menos de cinco yemas.

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  3. En función de la época del año en la que se practica la labor de poda, la cual depende en gran medida de la especie frutal con la que se trate:
    1. Poda seca o de invierno. Se conoce así a la poda que se practica en aquellos árboles con parada o reposo invernal, en los que disminuye considerablemente la circulación de savia, de ahí, lo de seca. A su vez, se clasifica en poda seca temprana (desde la caída de la hoja hasta diciembre), poda de invierno (desde diciembre hasta enero) y poda seca tardía (finales de invierno hasta la apertura de las yemas). La poda de invierno se emplea para una poda de formación más intensa o de rejuvenecimiento, aprovechando el reposo de los árboles.
    2. Poda en verde o de verano. Se le llama porque la planta está en plena actividad vegetativa y la finalidad principal que se persigue es limpiar de estructuras no deseadas, contener el crecimiento de ramas, limitar al árbol en altura y equilibrarlo en su relación vegetativa y productiva. En el verano se produce una parada o reposo estival en los árboles frutales, muy similar a la de invierno, durante la cual la poda en verde puede ser más intensa. También se clasifica en poda verde de primavera (desde la apertura de yemas hasta junio), poda verde de verano (desde julio a agosto, durante el reposo de verano) y poda verde tardía o de otoño (desde septiembre hasta el mes de octubre).

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Actividades

7. Defina brevemente en qué consiste la poda de formación, la poda de fructificación y la poda de limpieza.

8. Elija una especie hortícola y otra frutal a la que se le practique la labor de poda, y defina de cada una de ellas qué tipo de poda es y cuándo se realiza.

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Aplicación práctica

Cristóbal quiere dedicar su finca de 10 ha a la producción de la manzana ecológica, y le consulta a un técnico cuántos árboles necesita por hectárea, para poder realizar la consulta de presupuesto a un vivero certificado en plantel ecológico. Este le responde que oscila entre los 150 y los 3.000 árboles por hectárea.

¿A qué factor se debe tanta oscilación en el marco de plantación de la manzana?

SOLUCIÓN

Se debe al estilo de poda de formación que se va a emplear, entre las cuales, en las de tipo vaso o libre, el árbol precisa de mayor distancia entre árboles y entre filas, mientras que la poda en palmeta y cordón, por ejemplo, permite el acercamiento entre árboles y la reducción entre calles, aumentando considerablemente la densidad de plantación. Por ello, Cristóbal deberá elegir cuál será el sistema de formación elegido para poder saber qué cantidad de árboles va a precisar.

5.2. Principios generales de la poda en verde y despuntes

Como se vio en apartados anteriores, se denomina poda en verde a todas las labores de poda que se realizan estando la planta en plena actividad de crecimiento y desarrollo, que en el caso de especies hortícolas es siempre a lo largo de su ciclo, mientras que en el de especies frutícolas, el periodo de actividad posee también periodos de inactividad o reposo durante su ciclo anual.

La poda en verde principalmente se realiza mediante la eliminación parcial o total de ramas, frutos, flores y hojas, para conseguir, a grandes rasgos:

  1. Un equilibrio vegetativo que favorezca un aumento de la productividad en la planta, agilizar la floración y favorecer la fructificación.
  2. Un mejor reparto de nutrientes que favorece homogeneizar y aumentar el tamaño de los frutos, obteniendo una mejora comercial.
  3. Mejorar la ventilación o aireación de la planta, evitando excesos de humedad y, por ello, posibles ataques de enfermedades.
  4. Favorecer la iluminación en el interior de la planta, induciendo una mayor presencia de flores, además de mejorar el cuajado, la fecundación y la coloración de los frutos.
  5. Controlar el vigor de la planta para mantener la estructura deseada objeto de la poda de formación.
  6. Facilitar las operaciones o labores en el cultivo (tratamientos fitosanitarios ecológicos, recolección, entutorado, etc.).
  7. Permite una mayor densidad de plantas al reducir la distancia entre ellas.

Se denomina despunte a la eliminación o poda de la parte superior de una rama, controlando así el crecimiento en longitud de la misma. Además de favorecer el aumento de grosor, permite por reducción de competencia que el resto de ramas presentes crezcan en longitud.

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Ejemplo de despunte durante poda en verde

La poda en verde al realizarse en periodo de actividad no presenta grandes problemas de cicatrización de heridas, si esta se ejecuta en ramas de pequeño diámetro. Nunca se debe podar una rama de gran diámetro en plena actividad porque causaría un grave desequilibrio vegetativo a la planta en su intento de cicatrizar la herida y recuperar su estado vegetativo.

La poda en verde se realiza de forma suave, y no intensa, para no provocar desequilibrios fisiológicos graves, lo que conllevaría una menor acumulación de reservas y, por ende, una menor productividad, sobre todo si se realiza durante la presencia de flores y frutos.

6. Poda de rejuvenecimiento

La poda de rejuvenecimiento o regeneración se practica en especies frutícolas, y consiste en la eliminación drástica de gran parte de la copa e incluso su totalidad, con la finalidad de que el árbol rebrote, para conseguir nuevos ramos o brazos principales más juveniles. Esto se realiza en plantaciones muy envejecidas, donde la cosecha va decreciendo, y en aquellas especies que lo permiten, principalmente el olivo, el peral, el manzano y el membrillero.

Ejecutar una poda de rejuvenecimiento en una especie no resistente, como el cerezo o el ciruelo, conlleva generalmente la muerte del árbol, por incapacidad metabólica de generar nutrientes y/o su incapacidad natural de cicatrizar heridas. En otras especies de rápida entrada en producción, como el nectarino y el melocotón, sí se podría realizar una renovación, pero en la práctica no conviene, siendo lo habitual el arranque y nueva plantación.

Esta poda se practica durante la parada vegetativa o reposo invernal, debido a la cantidad y tamaño de los cortes o heridas, siendo obligatorio el empleo de una pasta cicatrizante ecológica, que reduzca la pérdida de savia y la entrada de microorganismos patógenos.

Se conocen varios estilos de poda de regeneración o rejuvenecimiento, como:

  1. Descabezado: como su nombre indica, se elimina toda la cabeza o copa del árbol, para favorecer la emisión de nuevas ramas juveniles. Se practica principalmente en el olivo.
  2. Terciado: se denomina así porque de una rama se deja tan solo 1/3 de su longitud, sobre todo cuando está muy alejada del tronco principal, quedando la cosecha muy alta. Una vez brote el tercio de rama, se irá formando a conveniencia.
  3. Renovación por injerto: se practica un descabezado o terciado principalmente en grandes ramas, para realizar injertos sobre ellas, por la falta de rebrotes propios o cambiar la variedad de fruto. Es usual en olivo, peral, manzano y cítricos.
  4. Recepado: esta técnica elimina el árbol completamente a ras de suelo, lo que provoca la emisión de rebrotes de raíz o sierpes, de los cuales se seleccionan los mejores para formar de nuevo el árbol, eliminando los demás. Solo es aplicable en el olivo, la higuera y el manzano.

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La poda de renovación para evitar la ausencia de producción agrícola se practica escalonadamente dentro de la plantación de frutales, con un número de árboles un año, otro el siguiente, y así hasta completarla, o bien de cada árbol se le practica a solo una rama principal el primer año, y al año siguiente se elimina la siguiente, y así hasta eliminarlas al completo.

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Actividades

9. ¿Cuáles son los beneficios de practicar adecuadamente la poda en verde?

10. ¿En qué consiste la poda de rejuvenecimiento, cuáles son sus variantes? ¿Se puede practicar este tipo de poda en cualquier especie frutal? Razone su respuesta.

7. Manejo del cuajado y aclareo de frutos

Se denomina cuajado al periodo que transcurre entre la fecundación de la flor hasta el inicio de la maduración del fruto y sus semillas. Existen plantas que, para iniciar el cuajado de sus frutos, no necesitan fecundación y se conocen como frutos partenocárpicos, o frutos sin semillas.

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Ejemplo de cuajado en el peral (© Fotografía: Apple and Pear Australia Ltd Vía Web - CC BY 2.0)

El cuajado está dividido en dos etapas de desarrollo, y la duración de cada una de ellas varía en función de las características de cada fruto:

  1. 1ª Etapa. Multiplicación celular. El fruto multiplica el número de células hasta alcanzar su máximo, pero sin que se aprecie un aumento del tamaño significativo en el fruto. Esta fase tiene una duración estimada comprendida entre 1 y 3 semanas. También ocurre en esta etapa la denominada caída de cuajado, que consiste en el desprendimiento en la planta de aquellas flores no fecundadas y de los frutos mal cuajados, y afecta a un 70 % de las flores y al 90 % de los frutos.
  2. 2ª Etapa. Engrosamiento celular. Se produce un incremento de tamaño y peso en el fruto, hasta alcanzar su máximo, gracias al aumento de volumen en las células desarrolladas en la etapa anterior. Su duración estimada es de 4 semanas a varios meses, según el fruto. Se conoce como caída de competencia durante esta etapa al desprendimiento en la planta de aquellos frutos defectuosos.

Una vez concluida la fase de cuajada, el fruto inicia su etapa de madurez, que oscila entre las dos y tres semanas, según especie y variedad, y en ella se reproducen sus características organolépticas, con los cambios de color y de propiedades, sin que se produzca un aumento de tamaño y peso alguno.

El fruto está vivo, y continúa con su actividad metabólica natural. Una vez completado el cuajado de los frutos hasta alcanzar la madurez deseada, se produce la intervención del agricultor mediante la recolección, ya que, de no hacerse, la fruta continuaría metabolizando e iniciaría el proceso de senescencia, hasta caer de la planta, pudrirse y morir.

Según la intensidad respiratoria en el fruto, producida durante el cuajado, la madurez, su senescencia y pudrición, es posible clasificar los frutos en dos grupos diferenciados: climatéricos y no climatéricos. Las características específicas de cada grupo se han visto anteriormente.

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Sabía que...

Conocer la duración del periodo comprendido desde el cuajado hasta el grado de maduración óptima de cada especie y variedad cultivadas en una finca agrícola permite realizar una previsión de cosecha, una eficiente organización de la recolección, además de la planificación de todas las actividades agrícolas necesarias en cada cultivar (fertilización, aclareo, control de plagas y enfermedades, etc.).

La planta produce una cantidad superior de flores y frutos de los que podría desarrollar correctamente, por lo que, mediante mecanismos de regulación natural, principalmente hormonales, se produce una reducción de flores y frutos durante el cuajado (caída de cuajado y caída de competencia) hasta alcanzar un equilibrio entre crecimiento vegetativo y productivo. La regulación natural del cuajado estará a su vez relacionada con factores externos como la temperatura, la humedad ambiental, el manejo del riego, el estado nutricional de la planta, su vigor y la posición de los frutos en la planta.

Para la obtención de frutos con buenas cualidades organolépticas, aspecto, calibre y peso comercial, esta regulación natural es insuficiente en muchas especies agrícolas, por lo que habrá que eliminar o podar todo exceso de frutos cuajados, hasta alcanzar un equilibrio para conseguir un buen desarrollo de los frutos que se dejan en la planta y permitir obtener buenos rendimientos. Esta operación se denomina aclareo de frutos, y en ciertas especies agrícolas, incluso se realiza previamente un aclareo de flores. Con la labor de aclareo se consigue reducir e incluso anular la alternancia productiva o vecería natural de muchas especies frutícolas.

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Nota

Es importante conocer qué especies agrarias precisan de aclareo para la obtención de frutos de calidad comercial, y qué técnicas y periodo de ejecución es el más adecuado.

El aclareo se puede clasificar según su ejecución en:

  1. Aclareo manual. Se ejecuta manualmente por personal cualificado sobre frutos e incluso flores. La ejecución de esta tarea debe realizarse adecuadamente para evitar un aclareo pobre o demasiado excesivo. Esta labor eleva los costes de producción en cualquier cultivo al que se le practique, por el elevado número de trabajadores que se precisan en su realización. Este tipo de aclareo se describirá ampliamente más adelante.
  2. Aclareo mecánico. Se emplean equipos mecánicos diseñados para tal fin, como es el caso de labradoras, cepillado y chorro de agua a presión. Esta operación es menos selectiva que el aclareo manual, pero es más rápida y reduce los costes de mano de obra especializada.
  3. Aclareo químico. Que consiste en la aplicación de productos de carácter hormonal que originan la caída de frutos o flores. Este tipo de aclareo está completamente prohibido en la reglamentación de la producción ecológica.

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Aclareo mecánico por cepillado de flores en manzano.

8. Favorecedores del cuajado

En la actualidad existen productos químicos de base hormonal para favorecer la mejora del cuajado, pero dichos productos no están permitidos por la normativa de producción ecológica. Por ello, en agricultura ecológica, para favorecer el cuajado de frutos, la técnica empleada pasa por la mejora de la fecundación de los mismos.

Existen factores culturales que favorecen o disminuyen la fecundación, y dependerán en gran medida del manejo o cuidados que se les dé a las plantas:

  1. Nutrición. La planta debe tener un correcto equilibrio nutricional, por lo que, por ejemplo, excesos de nitrógeno o falta del mismo producen una disminución de la fecundación; el boro y el molibdeno están muy relacionados con los procesos de fecundación, etc. Existen numerosos productos nutricionales permitidos en agricultura específicamente diseñados para la mejora de la floración, fecundación y cuajado.
  2. Poda. La poda permite limitar el número de yemas florales, dando como resultado que las que se conservan en la planta tendrán a su disposición más nutrientes para su desarrollo, y por ello mejora la fecundación y cuajado de las mismas.
  3. Aclareo de flores. Mejoran el cuajado y tamaño de los frutos al evitar un exceso de competencia entre ellas.
  4. Plagas y enfermedades. No es recomendable realizar tratamientos fitosanitarios ecológicos durante la floración, pero existen enfermedades fúngicas (monilia, lepra, etc.) que atacan a las flores, por lo que tendrá que controlarse preventivamente y, en el caso de plagas (trips, pulgón, etc.), ante la necesidad de aplicar se realizará con productos compatibles con la presencia de abejas.
  5. Presencia de insectos polinizadores. Son muchos los insectos que poseen la capacidad de polinizar, pero en la práctica se emplea la presencia de colmenas de abejas en cultivos al aire libre y colmenas de abejorros para cultivos protegidos o invernadero. La presencia de setos vivos en la finca favorece en gran medida la presencia de estos insectos polinizadores, además de otros que combaten las plagas de los cultivos.
  6. Climatológicos. La temperatura es un factor importante, ya que temperaturas altas y humedades bajas provocan el aborto floral, y por el contrario, el frío y las heladas tardías ocasionan daños por quemaduras muy importantes. Un ambiente húmedo y cálido favorece la fecundación. Otro aspecto es la luz, la falta de iluminación provoca una disminución del cuajado de frutos, aspecto que se corrige mediante la poda. El viento excesivo impide la actividad de los insectos polinizadores, por lo que, si es preciso, se instalarán sistemas cortavientos. La lluvia y la niebla son perjudiciales para la fecundación, afectando a las flores y a la actividad de los insectos.
  7. Elección de variedades. La elección de especies de plantas y variedades será necesaria para evitar problemas en la fecundación por varios motivos: el primero, para elegir plantas acordes a las condiciones climáticas de cada sitio, para evitar efectos negativos sobre la fecundación y el cuajado; y el segundo, se deben elegir especies que sean compatibles o fértiles entre sí para que se polinicen mutuamente, además de que coincidan entre ellas la edad y la época de floración.

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Colmena de abejas en campo de frutales ecológicos
(© Fotografía: Apple and Pear Australia Ltd Vía Web - CC BY 2.0)

9. Aclareos manuales

Tal y como se ha visto, el aclareo manual consiste en la supresión de la planta de frutos o flores por personal cualificado, con el objetivo de dejar un número apropiado, en función del vigor de la planta, que permita obtener frutos de buen tamaño o calibre, además de una mejora de sus propiedades organolépticas.

El aclareo además permite reducir el peso de las ramas portadoras de fruta, evitando su rotura o arqueamiento, además de un reparto equilibrado en la estructura global de la planta. Otro aspecto, ya comentado, es la reducción o cese de la alternancia propia de los frutales, lo que permite tener rendimientos estables a lo largo de los años que dure la plantación.

Esta operación es fundamental en ciertos cultivares, que de no practicarse se obtendrían producciones de ínfima calidad comercial:

  1. Frutales: pera, manzana, melocotón, ciruela, nectarina, etc.
  2. Hortícolas: tomate, berenjena, calabacín y pepino.

En relación al aclareo de flores, esta práctica, generalmente ejecutada de forma mecanizada, queda relegada a un aclareo inicial rudimentario, que además de favorecer el cuajado, al equilibrar la carga floral, facilitará y acelerará posteriormente el aclareo manual definitivo de frutos.

Realizar aclareo de flores con carácter definitivo conlleva el riesgo de perder gran parte o la totalidad de la cosecha ante una posible muerte de la floración restante, debido a una helada tardía primaveral, y además de esto, siempre existirán futuros frutos con malformaciones por una mala fecundación, por lo que se puede ver reducida la carga comercial deseada sobre la planta. Por ello, el aclareo de flores no es una práctica muy extendida por el riesgo que conlleva, siendo el aclareo de frutos la práctica más habitual entre los agricultores, que les permite seleccionar con más claridad los frutos que dejar y cuáles eliminar.

El aclareo manual de flores se practica principalmente en especies de producción muy temprana, como ciertas variedades de melocotón y nectarina, en los cuales según el año es el único aclareo que se practica. El aclareo de flores es más ágil que el de frutos debido a que no existen hojas ni brotes durante su ejecución.

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Aclareo de frutos, antes de realizarlo y después, en nectarina. (© Fotografía: John O’Neill Vía Web - CC BY-SA 3.0)

Para una correcta ejecución del aclareo manual de frutos habrá que tener en consideración algunos aspectos técnicos:

  1. Es una operación que precisa formación y especialización, que de hacerse mal provocaría un sobreaclareo, con la consecuente pérdida de producción y rentabilidad.
  2. Se debe hacer en dos pases, uno aclareo inicial y otro más tarde ya definitivo, garantizando un mejor ajuste de la carga que la planta puede soportar de forma rentable para ella y el agricultor.
  3. Se eliminan prioritariamente frutos que presentan deformaciones, dañados, con algún defecto estético, y los más pequeños en relación al conjunto. Si han cuajado dos o tres frutos en la misma yema, habrá que eliminarlos hasta dejar tan solo uno.
  4. En las ramas hay que eliminar frutos que estén demasiado juntos o tocándose, hasta dejar un espacio entre fruto y fruto de unos 10 y 20 cm.
  5. La carga debe estar equilibrada en la estructura de soporte de la planta, evitando dejar áreas muy vacías o demasiado llenas de fruta. Los tramos finales de las ramas han de aclararse más intensivamente hasta evitar que se doblen mucho por el peso.
  6. Para un correcto calibre, cada fruto necesita, por encima de su posición en la rama, una cantidad de hojas que metabolicen nutrientes para alimentarlo. Se recomienda dejar 15 a 20 hojas por fruto en especies de calibre pequeño (ciruela, albaricoque), y de 40 a 60 hojas para especies de fruto grande (manzanas, peras, melocotón, etc.).
  7. El aclareo debe practicarse cuando el fruto es pequeño, para que pueda desprenderse fácilmente con las manos, y evitar así el empleo de tijeras o navajas, que ralentizarían la labor.
  8. Regular la carga de frutos mediante la poda, reduciendo la carga fructífera en ramas, permite reducir los costes del aclareo manual ejecutándose en menor tiempo.

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Actividades

11. ¿Cuáles son los beneficios principales de practicar adecuadamente el aclareo manual de frutos? Razone su respuesta.

12. ¿Por qué es necesario favorecer el cuajado de frutos en las plantas? ¿Cuáles son las técnicas empleadas en agricultura ecológica para tal fin? Razone su respuesta.

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Aplicación práctica

Un agricultor pretende realizar un aclareo manual de frutos en una plantación temprana de nectarina. Antes de informar del inicio de dicha labor, le recomienda un compañero que mire la previsión del tiempo antes de hacerla.

¿Por qué cree que será necesaria la previsión meteorológica? Justifique su respuesta

SOLUCIÓN

Principalmente, para conocer si existirá previsión de heladas en aquellos días en los que se esté desarrollando el aclareo. El motivo por el cual esto supondría un riesgo grave para el agricultor es que, una vez clareado el árbol y reducida su carga, la restante que permanece en el árbol quede afectada por la helada, perdiendo así una gran cantidad de fruta y sufriendo un sobreaclareo, lo que conduce a una pérdida en la producción total de ese año.

10. Tratamiento de residuos vegetales

Una vez cosechada la parte de la planta de la que se obtiene el producto que se ha cultivado, quedan en el campo los restos de la planta, que no constituyen el producto principal, y que según las posibilidades de aprovechamiento pueden constituir un subproducto o un residuo.

En el primer caso, su tratamiento va a consistir en su valorización, para su aprovechamiento como recurso fertilizante, alimentario o energético. En el segundo, es necesario realizar una gestión del residuo para evitar que se convierta en un problema de contaminación.

Es necesario resaltar que un mismo material puede ser considerado como residuo o subproducto en situaciones diferentes. Por ejemplo, un resto vegetal puede ser compostado y utilizado como fertilizante o puede ser quemado para deshacerse de él, según las condiciones de la explotación, el estado fitosanitario del residuo y la conciencia del agricultor.

En cualquier caso, debe primar la consideración de los residuos vegetales como subproductos y llevar a cabo las tareas necesarias para su aprovechamiento como recurso, y solo en el caso de que esto no sea posible, gestionar su tratamiento como residuo sin menospreciar su capacidad de generar episodios de contaminación.

10.1. Naturaleza de los residuos vegetales: recurso fertilizante y energético

Antes de abordar su clasificación y aprovechamiento, es necesario conocer algunos aspectos sobre la naturaleza de los residuos vegetales, ya que esta va a determinar su comportamiento en diferentes situaciones, definiendo sus posibilidades de aprovechamiento y su potencial como contaminante.

Los residuos vegetales son residuos de carácter orgánico. Como tales, sometidos a las condiciones ambientales, su tendencia es la descomposición y mineralización en el suelo, lo que posibilita su aprovechamiento como recurso fertilizante, ya sea mediante un proceso de compostaje o incorporado al suelo.

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Nota

El compostaje es el proceso de descomposición y humificación en presencia de oxígeno de materia orgánica procedente de restos de cultivo, estiércol y/o residuos urbanos, bajo condiciones controladas, produciendo compost, un excelente abono para la agricultura, que además de aportar nutrientes al suelo, mejora la estructura, contribuye a reducir la erosión y ayuda a la absorción de agua y nutrientes por parte de las plantas.

Su facilidad de descomposición, en ambos casos, depende fundamentalmente de su relación de carbono y nitrógeno (C/N). Los microorganismos que realizan el proceso de humificación necesitan de estos dos compuestos, siendo su proporción ideal entre 20 a 1 y 40 a 1.

Si la relación es mucho mayor (exceso de carbono), la descomposición será muy lenta y el carbono se perderá en forma de CO2. Incorporado en el suelo, puede provocar el efecto denominado hambre de nitrógeno, en el que los microorganismos extraen nitrógeno de las reservas del suelo para descomponer la materia orgánica, quedando inmovilizado y no disponible para las plantas de forma transitoria.

Si la relación es mucho mayor (exceso de nitrógeno), este se transformará en amoniaco, impidiendo una correcta actividad microbiológica en el proceso de compostaje y perdiéndose nitrógeno hacia la atmósfera, por lo que no quedará disponible para la nutrición de las plantas.

Otros factores que influyen en la descomposición de la materia orgánica son la temperatura, la humedad y la superficie de contacto para el acceso de microorganismos, siendo más rápida cuanto más finos sean picados los restos y mayor sea la temperatura y humedad, sin llegar a estar encharcado hasta el punto que evite la respiración de los microorganismos.

Además de su potencial como fertilizante, los residuos vegetales constituyen una fuente de energía renovable como biomasa, ya sea mediante su combustión directa, en caso de restos vegetales secos con alta capacidad calorífica, o mediante la producción de biogás (metano), mediante un proceso de fermentación anaeróbica.

10.2. Clasificación y aprovechamiento

En función de la naturaleza y composición de los restos vegetales, sus posibilidades de aprovechamiento son diferentes.

Restos vegetales de cereales

El principal residuo producido por los cereales es la paja y los rastrojos. Se trata de un material con bajo contenido de humedad y una alta relación de C/N, entre 80 y 130.

Su principal destino es el aprovechamiento ganadero como alimento y cama de establos (para absorber los purines y disponer un suelo seco a los animales). No obstante, su valor nutricional es muy bajo y la producción de paja en muchas zonas supera las necesidades del sector ganadero, aunque no tanto en el caso de la agricultura ecológica, donde la oferta de alimento para el ganado es más limitada.

Existen otros aprovechamientos que pueden suponer un ingreso extra por la venta de este subproducto, aunque son minoritarios, como son: producción de papel, acondicionamiento como sustrato para cultivo de champiñones, material de construcción o fuente de carbono para el compostaje de residuos ricos en nitrógeno.

En el caso de que no se vaya a extraer del terreno, la opción más adecuada es su incorporación al suelo, tras ser picada o troceada mecánicamente para facilitar su descomposición y las labores culturales de preparación del suelo para el siguiente cultivo. La elevada relación C/N puede provocar hambre de nitrógeno para el siguiente cultivo, siendo interesante la rotación con cultivos menos exigentes, como las leguminosas, y la aplicación de purines, que además de aportar nitrógeno, aportan otros nutrientes y la humedad necesaria para acelerar la descomposición de la paja.

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Importante

La materia orgánica del suelo es un elemento fundamental para la conservación de su fertilidad, ya que aumenta la capacidad de retención de agua y nutrientes, mejora su estructura y actividad biológica y reduce las pérdidas por erosión. La degradación de suelos por erosión y pérdida de materia, debido a las malas prácticas agrícolas, suponen uno de los mayores problemas de la agricultura moderna y un reto para la producción alimentaria en el futuro.

Aunque extraer la paja del terreno puede suponer un beneficio económico extra, supone una pérdida de materia orgánica, por lo que es conveniente alternarla con la incorporación al suelo.

La quema de rastrojos de cereales, aunque tiene muchos partidarios por la facilitación de las labores de preparación del suelo, es una práctica que no aporta beneficios agronómicos, suponiendo a la larga una pérdida de materia orgánica y fertilidad del suelo. Por ello, fue prohibida por ley, salvo en caso excepcional autorizado por las autoridades competentes por razones fitosanitarias.

Restos vegetales verdes

Se trata de los restos de cultivos recolectados antes de su senescencia, principalmente los restos de cultivos hortícolas, así como las malezas eliminadas del cultivo para evitar la competencia. Su alto contenido en humedad y su buena relación C/N favorecen una rápida descomposición, por lo que el riesgo de hambre de nitrógeno es mínimo, siendo su incorporación al suelo tras su troceado mediante trituradora o fresadora el tratamiento más adecuado.

Cuando los restos vegetales han sufrido una importante plaga o enfermedad y su incorporación a suelo supone un gran riesgo fitosanitario para cultivos posteriores, o en el caso de cultivos protegidos (invernaderos), donde la intensificación reduce el tiempo entre cultivos y la dificultad de laboreo dificulta las labores de incorporación, se deberán extraer los restos de cultivos y proceder, de forma preferente, a su compostaje en la propia finca o en plantas de compostaje, siendo su incineración o vertido en un vertedero controlado las últimas opciones a plantear.

Las altas temperaturas que alcanzan las pilas de restos orgánicos durante el compostaje y posteriores tratamientos, como la solarización, consiguen una estabilización e higienización de la materia orgánica, eliminando o disminuyendo drásticamente la posible existencia de patógenos y parásitos que hubiera en el residuo inicial.

Restos de poda

Las plantaciones de frutales, olivar y vid generan durante las épocas de poda una gran cantidad de material vegetal con un contenido medio-bajo de humedad y una relación C/N muy elevada, variable según la especie, pero superior a 150 en todos los casos.

Las ramas gruesas y troncos pueden ser utilizados como combustible en hogares y hornos, como estacas para vallados o entutorados o para la fabricación de vigas, madera o papel.

No obstante, los restos más abundantes suelen ser ramas medianas o finas, cuyo destino preferente es triturarlas e incorporarlas al terreno o dejarlas sobre el suelo a modo de acolchado. Debido a la elevada relación C/N es preciso incorporar una fuente con alto contenido en N, como estiércol, purines o abonos verdes.

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Trituradora de ramas

Nunca deben dejarse los restos de poda sobre el terreno sin triturar, ya que suponen un importante nicho de anidamiento y propagación de plagas.

Fruta y verdura de destrío

Al realizar la recolección y clasificación de frutas y verduras, una parte de la producción no es absorbida por el mercado, ya sea porque está dañada o porque no cumple los requerimientos de calibre o madurez, o simplemente por exceso de producción. El destino prioritario en esos casos consiste en intentar buscar otros mercados menos exigentes, como las industrias de zumos o conservas.

Los productos que no se puedan comercializar por ninguna vía son un gran recurso alimenticio para el ganado, especialmente para cerdos y aves, y un material de excelente calidad para su compostaje.

Restos de la agroindustria

Durante el procesamiento de productos agrícolas destinados a industria (o procesados en la misma explotación), se generan una serie de recursos de muy variada tipología. Por su naturaleza orgánica, son susceptibles de ser compostados, especialmente con otros materiales, de tal forma que se corrijan las posibles carencias en determinados nutrientes que puedan tener y se equilibre el balance de C/N.

Por sus grandes posibilidades de valorización, se pueden destacar aquellos con un gran valor calorífico y aptitud para ser usados como combustible, ya sea directamente o tras su pelletizado, como son la cáscara de almendra o el hueso de aceituna, con una cotización en alza por la reducción de costes que implica la sustitución de quemadores de gasoil por quemadores de pellet en hornos y calderas de calefacción.

El alperujo y alpechín, subproductos de la elaboración de aceite de oliva, contienen sustancias fenólicas que pueden ser fitotóxicas cuando se aplican directamente, pero se degradan en la fase de descomposición del proceso de compostaje. En caso de no ser compostados, debido al alto poder contaminante de estos productos, requieren de su estabilización y depuración en balsas y plantas de tratamiento.

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Aplicación práctica

En una parcela de secano donde un agricultor realiza una rotación trigo-girasol, después de picar e incorporar los restos del cultivo de girasol, este observa que el cultivo de trigo está creciendo muy débil y lentamente.

¿Cuál puede ser el problema?

SOLUCIÓN

El problema es que hay un déficit de nitrógeno. La incorporación al terreno de restos secos de cultivos con una elevada proporción C/N puede provocar la inmovilización del N por los microorganismos, escaseando para el cultivo. Además, en la rotación de girasol (incorporado en verano) y trigo (sembrado en otoño), el poco tiempo entre cultivos y la falta de humedad en el terreno provoca que la descomposición empiece prácticamente con el cultivo recién sembrado, por lo que el efecto de competencia por el N es mayor. Sería interesante que el agricultor cambiara a una rotación con una leguminosa, menos exigente en N, o en caso de seguir con esta, incorporar fuentes de N como estiércol o purines.

11. Tratamientos de residuos agrícolas

La Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, transposición en España de la Directiva 2008/98/CE marco de residuos, es la norma general que rige la producción y tratamiento de residuos. Esta norma establece la siguiente jerarquía de prioridades en gestión de residuos: reducción de su producción, reutilización, reciclado, otro tipo de valorización y eliminación.

Por tanto, la primera cuestión a planificar será la minimización en la producción de residuos, ya que siempre será más viable ambiental y económicamente que las posteriores actuaciones de tratamiento y valorización. En este sentido, resulta primordial realizar una buena gestión de compras, especialmente de productos con alternativas más ecológicas como los plásticos biodegradables y de aquellos que pueden sufrir un deterioro durante su almacenamiento prolongado, como insumos fertilizantes y fitosanitarios, debiendo calcular minuciosamente las necesidades antes de adquirir un exceso de productos, que pueden llegar a resultar inservibles antes de su utilización.

Una vez asegurada la minimización de la producción de residuos, es necesario tomar decisiones sobre su tratamiento y gestión. La primera opción es su reutilización en la propia finca, como es el caso de los residuos orgánicos con potencial fertilizante, energético o para alimentación animal, siendo el objetivo ideal cerrar el ciclo de producción en la misma finca, devolviendo al suelo los nutrientes extraídos de estos con la incorporación de restos vegetales y abonos orgánicos producidos en la propia finca con efluentes animales, restos de cultivos, etc.

La gestión de los residuos que no sean reutilizables, en la mayoría de los casos, no puede realizarse con medios propios, debiendo transferirlos a un tercero que se encargue de su gestión. Este debe ser un gestor autorizado de residuos, empresas acreditadas por la autoridad competente para realizar el tratamiento adecuado para un residuo concreto. El listado de estas empresas suele estar disponible en la web del organismo competente de medioambiente en cada comunidad autónoma.

Aunque la normativa base sea estatal, es necesario consultar la legislación aplicable en cada comunidad autónoma, ya que pueden tener una política diferente en la gestión de residuos. Por ejemplo, Cataluña es especialmente restrictiva en la quema de rastrojos, y Andalucía ha desarrollado una norma específica sobre la gestión de plásticos de invernadero, debido a la enorme importancia del sector.

11.1. Clasificación y aprovechamiento

Atendiendo a su naturaleza, se pueden clasificar los residuos producidos en la actividad agrícola en orgánicos e inorgánicos.

Orgánicos

Por ser el residuo producido en mayor cantidad y, en la mayoría de los casos, ser considerado más un subproducto que un residuo, los restos vegetales que quedan en el campo tras la cosecha han sido tratados con mayor extensión en el anterior apartado.

Aunque no proceda directamente de la agricultura, un residuo a considerar son las deyecciones producidas por el ganado. La actividad ganadera en cultivos ecológicos siempre está asociada a la actividad agrícola, ya que el número de animales de la explotación está condicionado a la superficie de terreno disponible, produciéndose la mayor parte de su alimentación en la propia finca. El estiércol y los purines, más que un residuo, son un subproducto de gran valor, constituyendo la fuente principal de fertilización de los cultivos ecológicos, especialmente en cultivos intensivos.

El estiércol fresco puede ser perjudicial para las plantas y el suelo, además de contener patógenos potencialmente peligrosos para la salud humana. Además, debe mineralizar en el suelo, por lo que su efecto fertilizante se ve retardado. Por ello, es necesario dejarlo madurar o compostarlo para obtener un producto seguro y de mayor calidad.

Frente a una simple maduración, apilado durante un tiempo en un lugar de la finca, el proceso de compostaje ofrece múltiples ventajas. A continuación, se definen las principales características y ventajas del proceso de compostaje:

  1. La pila de compost se voltea periódicamente. Con esto se consigue una aireación de la pila, asegurando que el compostaje sea un proceso aeróbico, por lo que no se producen productos nocivos procedentes de fermentaciones anaeróbicas ni pérdidas de nitrógeno en forma amoniacal.
  2. Las altas temperaturas producidas en el interior de la pila, a la cual se expone todo el material debido al volteo periódico, produce una higienización del material, destruyendo la gran mayoría de patógenos (humanos y vegetales) y semillas de plantas adventicias. Esto puede complementarse con un proceso de solarización, consistente en cubrir durante el verano el compost ya elaborado con un plástico, alcanzando en su interior temperaturas que permiten una higienización más completa del producto.
  3. Control de la humedad mediante el riego en periodos estivales y su volteo en épocas de lluvias, aumentando la rapidez del proceso, favoreciendo el desarrollo de microorganismos e impidiendo que ocurran fermentaciones anaeróbicas.
  4. Se incorporan otros materiales orgánicos de la finca, como los restos de la cosecha, malezas o restos de procesamiento de fruta y verdura, buscando el equilibrio C/N de la mezcla, aportando mayor riqueza de elementos secundarios y microelementos y devolviendo al suelo parte de los nutrientes extraídos.

Producir una cantidad considerable de compost requiere una dedicación y herramientas adecuadas, como un tractor con pala, una trituradora de restos vegetales y disponer de riego durante el verano. Por tanto, en ocasiones no es posible realizar el proceso en la propia finca. En este caso, el estiércol que no vaya a ser utilizado en la propia finca puede derivarse a empresas especializadas en el proceso de compostaje.

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Compostaje en finca y en planta de compostaje (© Fotografía 1: Scot Nelson Vía Web - CC BY-SA 2.0; Fotografía 2: Crystalclear Vía Web - CC BY-SA 3.0)

Los purines, por su consistencia líquida, no se pueden compostar. Por tanto, su aplicación más interesante es la aplicación al terreno, en las dosis apropiadas, y preferiblemente después de un periodo de estabilización en balsas.

Otra opción de tratamiento posible para los residuos orgánicos, en especial los de origen animal, consiste en su fermentación anaeróbica en biodigestores para la producción de un combustible, el biogás, y un fertilizante, el biosol, aunque es un tratamiento complejo que requiere grandes inversiones y atenciones y cuyo producto final (biosol) es de peor calidad que el compost.

Además de los subproductos de origen vegetal y animal, otros residuos de carácter orgánico que pueden ser producidos durante la actividad son papel y cartón, que pueden ser compostados o derivados a plantas de reciclaje en los contenedores específicos para ello.

Inorgánicos

Dentro de los residuos inorgánicos que una actividad agrícola puede generar, se encuentran plásticos, metales, envases de productos fitosanitarios y residuos procedentes de equipos mecánicos, como aceite, baterías o neumáticos.

Aquellos que se produzcan en cantidad mínima y sean residuos asimilables a urbanos pueden ser depositados en los contenedores de basura municipales.

Los que, por su naturaleza, pueden ser nocivos para el medioambiente es necesario derivarlos a un gestor autorizado que proceda a su descontaminación. Es el caso de envases de fitosanitarios, y algunos residuos de origen mecánico, como aceites minerales o baterías.

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Importante

Los fitosanitarios ecológicos, aunque de gran biodegradabilidad y mucha menor toxicidad que los convencionales, no dejan de ser productos relativamente tóxicos, conteniendo los envases vacíos restos que pueden hacerlos potencialmente peligrosos si no se gestionan adecuadamente. Por tanto, deben ser entregados a un gestor de residuos (Real Decreto 1416/2001, de 14 de diciembre, sobre envases de productos fitosanitarios).

Hay algunos residuos que son reciclables y contienen o están fabricados con elementos de valor, por lo que su entrega a un gestor autorizado normalmente va acompañada de una remuneración, ya que este va a obtener un beneficio de la valorización del residuo. Es, por ejemplo, el caso de metales y baterías.

Los residuos comentados anteriormente son producidos a pequeña escala en la actividad agraria, por lo que no constituyen un gran problema, más allá de aquellos agricultores que no gestionen su retirada adecuadamente.

Un residuo que sí es de gran importancia por su volumen de producción en la agricultura son los plásticos, fundamentalmente procedentes de cultivos protegidos (cubierta de invernadero, cubiertas de microtúneles, mallas, acolchados, etc.), aunque también se producen en todo tipo de explotaciones (material de riego, lonas para ensilados y almacenes de heno, impermeabilizante de balsas, envases de recolección, cuerdas, bidones, etc.).

Se trata de un residuo no tóxico, pero con una tasa de descomposición muy lenta y que puede causar graves problemas ambientales, si se incinera o no es almacenado correctamente, como la contaminación de suelos y aguas superficiales, la mortalidad de fauna marina o el impacto visual. Una mala gestión del plástico, y no por tanto una práctica totalmente desaparecida, es su abandono incontrolado o su quema. Esta última conlleva la emisión de sustancias altamente tóxicas, como dioxinas y furanos.

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Vertedero ilegal de plástico agrícola

El plástico, por tanto, debe ser entregado a un gestor autorizado de la zona, el cual lo derivará a plantas de procesamiento, existiendo múltiples posibilidades de valorización de este material, como combustible en centrales térmicas o como el reciclado y fabricación de diversos utensilios (tuberías, bolsas, macetas, etc.). La suciedad de los plásticos, ya que en muchas ocasiones vienen con tierra, dificulta las labores de reciclado, encareciendo el proceso cuando es necesario lavarlos.

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Actividades

13. Comente los factores que influyen en la descomposición y mineralización de la materia orgánica.

14. ¿Cuáles son las prioridades que deben guiar la gestión de los residuos de una empresa?

15. Busque información en internet sobre la toxicidad y potencial peligro para el medioambiente de diferentes fitosanitarios permitidos en agricultura ecológica.

12. Ley de Prevención de Riesgos Laborales

A modo introductorio, en España la normativa sobre prevención de riesgos laborales surge como transposición de la Directiva Europea 89/391/CEE, con la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL), modificada posteriormente por la Ley 54/2003, de 12 de diciembre, de reforma del marco normativo de la prevención de riesgos laborales.

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales es el marco legal en el cual se recogen los aspectos a tener en cuenta para la realización segura de los trabajos en todos los sectores laborales. El seguimiento de las normas y recomendaciones permite prevenir accidentes y enfermedades de carácter laboral.

En el sector de la agricultura, las principales labores culturales que se desarrollan presentan numerosos riesgos laborales para los trabajadores que las ejecutan, y por citar algunas está el empleo de equipos y maquinarias peligrosas, como por ejemplo motosierras, tractores, etc., se manipulan constantemente cargas de gran peso, con la consecuente problemática de los sobreesfuerzos y posteriores problemas de espalda, también la mayoría de los trabajos se realizan en el exterior, a la merced de las condiciones climáticas adversas, como la lluvia, el frío y las altas temperaturas, o bien la presencia de insectos o animales venenosos.

Toda empresa agraria debe elaborar su propio plan de prevención de riesgos laborales, acorde a los trabajos que se desempeñen en la finca. Este plan de prevención debe estar elaborado por personal especializado y competente para tal fin, generalmente contratado externamente por el agricultor mediante la adjudicación de una empresa de prevención de riesgos laborales.

Todos los trabajadores implicados deberán recibir la información y formación necesaria sobre los aspectos de prevención de riesgos laborales antes de ejecutar cualquier trabajo por primera vez, e incluso es conveniente y obligatorio ir recordando o refrescando constantemente en el tiempo cuáles son los principales riesgos de cada labor, y cuáles son las medidas para minimizarlos y evitarlos.

La prevención de riesgos laborales no es algo estático en la empresa agraria, sino dinámico, o lo que es lo mismo, debe ir adaptándose a cada nuevo trabajo que se desarrolle, a cada trabajador fijo o eventual de la plantilla, además de ir vigilando, mejorando y actualizando tanto los equipos de protección personal contra accidentes, como la formación e información específica, los sistemas preventivos generales (vallas, iluminación, etc.), los carteles de aviso de peligros o posibles accidentes, el estado sanitario de los trabajadores, etc.

Es responsabilidad del empresario la vigilancia de la salud y la prevención laboral, y de todo trabajador el derecho de recibir la formación e información necesaria sobre la materia, además de la obligación de cumplir las normas y medidas preventivas determinadas en el plan de prevención.

Los aspectos más específicos en materia de prevención relacionados con el sector agrario, como son los riesgos laborales y las medidas para prevenirlos, se detallarán extensamente más adelante.

13. Resumen

Es de gran importancia para el agricultor ecológico conocer cómo crece y se desarrolla una planta para, mediante el manejo de los factores de producción (la elección correcta de variedades y especies agrícolas, una fertilización equilibrada y adecuada a cada momento, etc.), así como la ejecución de ciertas labores culturales (poda, clareo, instalación de colmenas, etc.), obtener el mayor rendimiento posible de sus cultivos. El conocimiento y el manejo adecuado de la normativa de producción ecológica permiten desarrollar la actividad y cumplir los aspectos agronómicos específicos que conducen a una correcta certificación de las producciones ecológicas y que estas puedan diferenciarse entre otros productos de cara al mercado.

El conocimiento y el manejo adecuado de los restos agrícolas propios y ajenos es un pilar básico para todo agricultor ecológico, en lo concerniente a la mejora y mantenimiento de la fertilidad natural de los suelos agrícolas, y en un posible ahorro en la adquisición de insumos externos, así como una adecuada gestión de los mismos si fuese necesario, como labor preventiva para la prevención de futuras plagas y enfermedades.

La actividad agrícola conlleva la generación de residuos, los cuales se deben reducir dentro de lo posible, y gestionarlos adecuadamente, con el objetivo de garantizar el futuro de los recursos naturales, evitar posibles fuentes de contaminación del medioambiente, en los alimentos y de la salud de las personas implicadas (productores, distribuidores y consumidores).

Todos los trabajos u operaciones culturales implican una serie de riesgos de sufrir o padecer un accidente y/o enfermedad de carácter laboral, por lo que se debe durante su realización, acorde a la legislación vigente, tomar medidas preventivas para evitarlos y minimizar sus efectos.

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Ejercicios de repaso y autoevaluación

1. La normativa referente a la producción ecológica...

  1. ... era inexistente en nuestro país hasta el año 2004, cuando se regula la actividad con la publicación de tres reglamentos.
  2. ... que se aplica en la actualidad es el Reglamento (CEE) 2092/91 sobre la producción agrícola y su indicación en los productos agrarios y alimenticios.
  3. ... permite el empleo de productos fitosanitarios de síntesis química y poco biodegradables.
  4. Todas las opciones son incorrectas.

2. De las siguientes oraciones, indique cuál es verdadera o falsa.

  1. El crecimiento vegetal es el proceso que se inicia cuando la planta comienza a florecer, para posteriormente dar frutos.
    1. Verdadero
    2. Falso
  2. El tejido encargado del crecimiento en la planta se llama meristemo y se divide en meristemo primario, especializado en el crecimiento en longitud, y meristemo secundario, encargado del crecimiento en grosor.
    1. Verdadero
    2. Falso

3. En relación a la floración...

  1. ... existen factores externos como la participación de hormonas vegetales en todo el proceso.
  2. ... algunas plantas precisan de la acumulación de frío para la inducción floral , y esto se denomina partenocarpia.
  3. ... se llama fotoperiodo al número de horas necesario, mayor o menor, de exposición a la luz, para iniciar la inducción floral en la planta.
  4. Las respuestas a y c son correctas.

4. De las siguientes oraciones, indique cuál es verdadera o falsa.

  1. La fructificación se inicia una vez se haya producido la fecundación de la flor mediante la fusión del polen masculino y el óvulo femenino.
    1. Verdadero
    2. Falso
  2. Los frutos, una vez inicia la maduración, es cuando más se acelera su tasa de crecimiento y se detiene el resto de funciones metabólicas, concretamente la tasa de respiración.
    1. Verdadero
    2. Falso

5. Busque en la siguiente sopa de letras los cinco estilos de poda de formación más empleados:

D P A L M E T A O P A
E R H I O T A N L N P
V A S O I L O D E U I
L B O E S D R E P M R
I A A L R E O Z I A A
D P R O E E D R U L M
R A C L A R A S E N I
U T E J E U R H D R D
E P F L A T R A C K E

6. De las siguientes oraciones, indique cuál es verdadera o falsa.

  1. La poda en verde se realiza en los árboles frutales durante su parada invernal, para así realizar cortes de mayor diámetro.
    1. Verdadero
    2. Falso
  2. La poda en verde es una práctica que solo se emplea en cultivos hortícolas de invernadero.
    1. Verdadero
    2. Falso

7. Defina brevemente en qué consiste la poda de rejuvenecimiento o regeneración.

8. Ordene del 1 al 5 (de mayor a menor prioridad) los siguientes métodos de gestión de residuos:

  1. Eliminación
  2. Prevención
  3. Reciclado
  4. Reutilización
  5. Valorización

9. Señale las opciones correctas.

  1. La incorporación de materia orgánica al suelo puede provocar deficiencias de fósforo en el siguiente cultivo.
  2. El compostaje es un proceso de descomposición aeróbica y humificación de materia orgánica.
  3. La descomposición de materia orgánica incorporada al suelo es más eficiente si el material enterrado es picado previamente.
  4. La quema de residuos vegetales de cultivos no es recomendable en ningún caso.

10. ¿A quién o dónde deben derivarse los residuos que no puedan ser reutilizados en la explotación?

  1. Un desguace
  2. Un vertedero
  3. Un gestor autorizado
  4. Una planta de tratamiento