Capítulo 1

Operaciones culturales agroecológicas para mejorar la eficiencia del agua y la conservación del suelo

1. Introducción

Hoy en día, gran parte de la sociedad demanda alimentos libres de productos sintéticos y producidos bajo técnicas agronómicas respetuosas con el medioambiente. La llamada agricultura ecológica, denominada también agricultura orgánica o biológica, supone una alternativa a la producción convencional de alimentos.

Gran parte de la bibliografía trata de explicar en qué consiste la agricultura ecológica diciendo lo que no es. Por ejemplo, se suele simplificar erróneamente la producción ecológica como la no utilización de productos químicos, sin embargo, esta afirmación no es del todo cierta. En realidad toda la materia, viva o inerte, está compuesta de elementos químicos, y la producción ecológica también utiliza productos químicos para abonar, proteger los cultivos y la sanidad animal, pero utiliza productos químicos de origen natural, no sintetizados de forma artificial. Lo que sí diferencia a la producción ecológica es que trata de evitar el uso directo y rutinario de químicos muy solubles, intentando producir un menor impacto ambiental. No se debe olvidar que incluso un uso inadecuado de los materiales orgánicos, como por ejemplo el estiércol, también puede producir problemas de contaminación o de fitotoxicidad en la vegetación. Otra idea errónea sobre la agricultura ecológica es pensar que se trata de volver a la forma de producción de hace décadas, y no es cierto. La agricultura ecológica pretende resolver los problemas utilizando otros métodos tradicionales quizá, pero efectivos. Por ejemplo, en la lucha contra las plantas adventicias se usan rotaciones de cultivos, policultivos, aplicando técnicas de control mecánico, etc. Por tanto, este tipo de agricultura no deja de lado los hallazgos científicos y la tecnología desarrollada en las últimas décadas, sino que compagina la antigua sabiduría con los nuevos conocimientos.

La producción ecológica se puede definir como un conjunto de técnicas agrarias que excluye normalmente el uso de productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos, etc., con el objetivo de preservar el equilibrio y la productividad de los ecosistemas, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales. Además de producir alimentos libres de productos químicos, también tiene funciones de protección ambiental, conservando los recursos naturales (agua, suelo y biodiversidad), reduciendo la carga química de los ecosistemas, colaborando en la preservación del paisaje e incrementando la sostenibilidad.

2. Mejora del calendario de cultivos para adaptarlos a las precipitaciones estacionales

El clima es un recurso natural que influye directamente sobre la producción agrícola, dependiendo de las características geográficas. El estudio de la climatología local y regional ayudará a incrementar la capacidad del sector agrícola para reducir la incertidumbre de los agricultores ante decisiones afectadas por factores meteorológicos. Las heladas, granizos o pedriscos y la sequía son los principales riesgos en la mayoría de las regiones y cultivos. Las actuaciones relacionadas con la disponibilidad y el uso más eficiente del agua tienen implicaciones no solo para un cultivo en concreto, sino para toda la agricultura en general.

Para que una especie vegetal complete su ciclo vital en un lugar dado es necesario que exista un intervalo en que la planta se desarrolle (desde su nacimiento hasta la madurez) sin que las condiciones atmosféricas sean adversas para su normal rendimiento. En general, para todos los cultivos las condiciones meteorológicas antes de plantar, durante la floración y en el momento de la cosecha, son relevantes para la producción final.

España es un país con grandes contrastes climáticos, debido a su geografía e hidrología, de forma que se pueden distinguir cinco climas distintos:

  1. Clima oceánico: es propio de la costa cantábrica y de Galicia. Se caracteriza por tener temperaturas suaves gracias a la cercanía al Atlántico, y abundantes lluvias durante todo el año. La vegetación es abundante y frondosa, formada por bosques y prados.
    El bosque típico está formado por árboles de hoja caduca, como robles, castaños y hayas, abundantes matorrales de helechos, brezos y tojos. Los prados son superficies amplias de especies forrajeras o de pastos que están verdes todo el año.
  2. Clima continental: se extiende por la Meseta, la depresión del Ebro hasta la frontera con Portugal y parte de Cataluña. Se caracteriza por tener temperaturas extremas, frías en invierno y calurosas en verano; las precipitaciones en general son escasas, más frecuentes en primavera y otoño y en invierno en forma de nieve. Suelen ser zonas apropiadas para el cultivo de cereales.
  3. Clima mediterráneo: es propio de las regiones próximas al mar Mediterráneo, las Islas Baleares, gran parte de Andalucía, de Extremadura, y de Ceuta y Melilla. Se caracteriza por temperaturas suaves en invierno y calurosas en verano y por presentar precipitaciones escasas e irregulares concentradas en primavera y otoño. En concreto el sureste de Andalucía y la Región de Murcia sufren temperaturas más cálidas y las precipitaciones más escasas, durante todo el año. La vegetación autóctona es más escasa que en el resto del país y de plantas de hoja perenne.
  4. Clima de montaña: aparece en las zonas más altas de las sierras y de los sistemas montañosos. Las temperaturas son muy bajas en invierno y suaves en verano y las precipitaciones suelen ser muy abundantes, con frecuentes heladas y nevadas en invierno. La vegetación cambia con la altura, distinguiéndose dos zonas:
    1. Zonas de cumbres, donde las temperaturas son más bajas, solo crecen prados y algunos arbustos.
    2. Zonas bajas, crecen bosques de pinos y abetos, y más abajo, robles.
  5. Clima árido: es típico de la provincia de Almería y la región de Murcia. Las temperaturas son muy altas, con las mayores horas de insolación al año y las precipitaciones más escasas de la Península Ibérica. En estas zonas tan áridas crecen el palmito y el esparto, que necesitan poco agua para su desarrollo.
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Las precipitaciones estacionales y totales no son siempre constantes, de hecho en las últimas décadas se han llevado a cabo múltiples estudios sobre las variaciones que se sufren en el clima. Este tipo de variaciones es un aspecto importante a analizar en los sistemas agrícolas de secano y en el diseño y planificación de los sistemas de regadío. La demanda de agua tendrá que ajustarse a la disponibilidad o al suministro de agua, cuando esta no sea suficiente será necesario recurrir a diferentes variedades o a los cultivos en secano, así como a riegos estratégicos con el fin de estabilizar la producción agrícola de las diferentes zonas.

Los pastizales y cultivos de secano suponen la mayor parte de la superficie agrícola nacional. En estos casos los cultivos dependen directamente de las precipitaciones, por lo que es imprescindible hacer un estudio detallado del calendario a seguir.

La disponibilidad de agua para las plantaciones frutales, los olivares y viñas es uno de los temas cruciales a estudiar, estimando las necesidades de agua o evapotranspiración (ET) de los cultivos, siendo las variaciones en las precipitaciones estacionales un factor que dificulta el cálculo del suministro de agua que dispondrán los cultivos.

Se proponen las siguientes actuaciones de mejora:

  1. En primer lugar, la introducción de nuevas especies y cultivos debe ser estudiada con el fin de mejorar el calendario agrícola español con una óptima adaptación a las condiciones climáticas, desde el punto de vista agronómico estricto, para luego superponer las conclusiones a las ayudas de la Política Agraria Común (PAC). En una primera aproximación se plantearía la elección sobre la base de la productividad y la optimización del uso del agua.
  2. En segundo lugar, se deben realizar cambios en las rotaciones de cultivos. En las zonas donde el agua es más limitante, se establecerán secuencias que optimicen el uso del agua. Por otro lado, conviene delimitar las nuevas zonas donde el barbecho agronómico es imprescindible para mantener la estabilidad y sostenibilidad de los sistemas.
  3. En tercer lugar, sería conveniente establecer nuevas estrategias de manejo en secano y en riego. Una vez realizada la delimitación de zonas en función del impacto previsible, los cambios de cultivares, de fechas de siembra y de dosis de riego, son estrategias a explorar y que el agricultor puede adoptar fácilmente. Además, deberán estudiarse estrategias de optimización de recursos y de mínimo impacto ambiental. La extensificación (uso de menos insumos), los riegos estratégicos o de apoyo y los riegos deficitarios son tecnologías en vías de desarrollo que tendrán que aplicarse como medidas para la eficiencia agrícola.

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Actividades

1. ¿Qué es el año hidrológico?

3. Policultivos y rotaciones con cultivos adaptados al medio y de mayor rusticidad

El establecimiento de policultivos o asociaciones de cultivos es una práctica válida en la agricultura ecológica que se fundamenta en la aportación de una mayor biodiversidad al ecosistema agrario. Los policultivos consisten en compartir un espacio de terreno en el que se desarrollan y crecen dos o más cultivos, coincidiendo en el tiempo durante parte de su ciclo vegetativo.

3.1. Policultivos

Dependiendo de la distribución en el espacio y en el tiempo se pueden distinguir diferentes modalidades de policultivos:

  1. Cultivos asociados o mezclados: la disposición de los diferentes cultivos no se realiza de forma ordenada, ni entre filas ni dentro de las mismas.
  2. Cultivos intercalados: cada una de las distintas especies que constituyen el policultivo se disponen en filas completas y alternándose en hileras diferentes.
  3. Cultivos en franjas: cada uno de los cultivos se distribuyen en grupos de dos o más hileras, sin perder la posible relación de sinergia entre las especies.
  4. Cultivos de relevo: coinciden en el terreno de plantación durante algún tiempo, pero no se establecen en la misma fecha y su desarrollo vegetativo es distinto.

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Nota

En general, el establecimiento de policultivos entorpece el manejo y la mecanización de las tareas, pero dentro de las distintas alternativas, el sistema de cultivos en franjas lo hace en menor medida.

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A la hora de elegir las distintas especies de un policultivo, es necesario conocer previamente las posibles interacciones beneficiosas o negativas que pueden originarse entre ellas. Según esto, los policultivos se pueden diferenciar también en función del resultado de la interacción entre las especies. Puede ocurrir que fruto de la interacción entre dos especies, sea una sola la beneficiada y la otra no se vea afectada ni positivamente ni negativamente (policultivo comensalístico), una de ellas resulte afectada negativamente y sobre la otra no se produzca ningún efecto (policultivo amensalístico), una de ellas obtenga algún beneficio y la otra resulte perjudicada (policultivo monopolístico), y por último, que las dos especies se perjudiquen entre sí (policultivo inhibitorio).

La asociación de cultivos se justifica en agricultura ecológica por una serie de beneficios. Al coexistir en el tiempo y en el espacio varios cultivos, se aprovecha mejor el terreno, se reduce el riesgo de perder toda la producción respecto a los monocultivos, si se establecen especies con distinto sistema radicular (lechuga/melón, espinacas/apio, tomates/cebollas, zanahorias/lechuga, chirivía/escarola, etc.) se pueden aprovechar mejor los recursos y nutrientes del terreno, disminuye la probabilidad de que crezcan hierbas adventicias, si existen diferencias en el tamaño de los cultivos, la especie de mayor desarrollo y porte ofrece protección sobre el otro respectos a los agentes meteorológicos (vientos fuertes y fríos, secos y cálidos, exceso de radiación solar, etc.), se incrementa la biodiversidad y disminuye el riesgo de daño por plagas de insectos y enfermedades al intercalarse otros cultivos y por la separación entre plantas de una misma especie vegetal.

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Ejemplo de policultivo: vid y judías (© Fotografía: F Delventhal Vía Web - CC BY 2.0)

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Importante

Intercalar cultivos de crecimiento lento con especies de crecimiento rápido mejora el rendimiento de la parcela. Algunos ejemplos de asociaciones compatibles en este sentido son: zanahorias/rábanos/lechugas, coles/lechugas, rábanos/zanahorias (después del rábano se puede plantar puerros también), zanahorias/nabos, etc.

Entre los inconvenientes que presentan las asociaciones de cultivos se puede citar que no es compatible con todas las técnicas de producción agrarias existentes en la actualidad. Además, cuando no se realiza a la misma vez la siembra de las especies formadoras de los policultivos se obstaculiza las labores para la plantación de la segunda o posteriores cultivos. En todo caso, la existencia de más cultivos en la explotación dificulta el cálculo de las necesidades de fertilizante, de agua y complica la labor de recolección mecanizada. Asimismo, cada uno de los cultivos requerirá la utilización de herramientas y trabajos específicos. También exige una mejor cualificación y planificación de la mano de obra necesaria para llevar a cabo las distintas operaciones a cada uno de los cultivos. En ocasiones, se puede presentar efectos alelopáticos negativos entre las especies cultivadas. Por todo ello, esta estrategia de asociar cultivos dentro de una misma parcela de terreno es más recomendable aplicarla sobre terrenos de escasa superficie.

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Definición

Alelopatía

Proceso biológico por el que una especie vegetal segrega sustancias químicas que pueden influir positivamente (alelopatía positiva) o negativamente (alelopatía negativa) sobre otros vegetales.

Por tanto, a la hora de establecer policultivos es imprescindible conocer las ventajas e inconvenientes de su implantación. En la siguiente tabla, se muestran algunas asociaciones positivas generadas a raíz del establecimiento de distintas especies, constituyendo policultivos.

Especies asociadas Beneficio
Cebolla/puerro/zanahoria La cebolla y el puerro reducen el daño por la mosca de la zanahoria (Psila Rosae) y la zanahoria contra la mosca de la cebolla que ataca también al puerro (Hylemia Antigua).
Leguminosas (judías, habas, lentejas, garbanzos o guisantes) + gramíneas (maíz, arroz o cereales) Aprovechamiento de la fijación de nitrógeno atmosférico gracias a las leguminosas.
Leguminosas/crucíferas (coles, repollos, brócolis, nabos o coliflores) Aprovechamiento de la fijación de nitrógeno atmosférico gracias a las leguminosas.
Leguminosas/umbelíferas (zanahorias, apio, chirivías, perejil o comino) Aprovechamiento de la fijación de nitrógeno atmosférico gracias a las leguminosas.
Ajos/tomates Ayuda contra mildiu en tomates.
Berenjenas o judías/patatas Ayuda en el control del escarabajo de la patata.
Maíz/chirimoyo El maíz al florecer atrae insectos que facilitan la polinización de la flor del chirimoyo.

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Nota

Los distintos cultivos que constituyen los policultivos actúan respecto a los insectos perjudiciales a modo de barrera, desorientándolos por los cambios en el color y olor de las diferentes especies vegetales cultivadas en la parcela. A causa de esto, la evolución de la plaga es menor respecto a parcelas de monocultivos.

Junto con las asociaciones positivas que puedan existir entre algunos cultivos, también se pueden reseñar algunas interacciones negativas. Por ejemplo, se recomienda no establecer policultivos entre leguminosas y especies de la familia de las liliáceas (cebolla, puerro, ajo, etc.), lechuga o melón con girasol, berenjenas o tomates con pepino, hinojo con la mayoría de las hortalizas, etc.

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Nota

El establecimiento de policultivos o asociaciones de cultivos también puede aplicarse en frutales. La implantación de cubiertas vegetales entre calles o la plantación de otras especies vegetales hasta la entrada en producción de los árboles pueden ser ejemplos de esta estrategia.

3.2. Rotación de cultivos

Al igual que el policultivo, la rotación de cultivos es otra estrategia más que puede ser utilizada por el agricultor para aumentar la diversidad dentro de los terrenos de plantación. Esta práctica consiste en cambiar cada cierto tiempo el cultivo a implantar sobre un determinado terreno, suelo o parcela. Por tanto, con esta técnica se pretende no repetir el mismo cultivo sobre un área concreta del terreno, y para ello es necesario planificar muy bien la secuencia a seguir a lo largo del tiempo. Normalmente, las rotaciones se planifican para una serie de años y una vez transcurridos, se repite de nuevo la misma secuencia de plantación, aunque también pueden modificarse en cualquier momento.

En el caso de especies hortícolas las rotaciones pueden consistir en dividir el terreno en parcelas de forma que un mismo cultivo se pueda repetir cada año, pero en otra ubicación o localización distinta dentro del terreno (alternancia). En cultivos herbáceos extensivos donde las superficies son más amplias y en las que se utilizan especies de mayor periodo vegetativo, es habitual cambiar de cultivo al menos cada año.

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Definición

Alternancia o alternativa

Disposición de los diferentes cultivos implantados en un periodo y espacio determinado del terreno o parcela.

En la siguiente imagen se muestra un ejemplo de una rotación de cultivos de un ciclo de cuatro años y con cuatro alternativas en cada año, mediante el cual se incrementa la biodiversidad tanto en el tiempo (rotación) como en el espacio (alternancia).

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A la hora de diseñar una rotación, además de tener en cuenta los factores socioeconómicos de la región, es importante conocer los condicionantes climáticos, características físicas-químicas del suelo, orientación y orografía de la parcela y otras variables del medio, con el objetivo de elegir aquellas especies que mejor puedan adaptarse al terreno. Asimismo, es importante conocer los requerimientos hídricos y de nutrientes de las especies, así como sus características botánicas, morfológicas y agronómicas.

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Importante

Con el objetivo de poder establecer una óptima rotación de cultivos es imprescindible el conocimiento de las características de las especies agrícolas: sistema radicular, velocidad de crecimiento, fechas de siembra y de cada uno de sus estados fenológicos, etc.

En general, en una rotación se deben elegir especies con características y necesidades diferentes, de modo que pertenezcan a distintas familias botánicas, su desarrollo y crecimiento sea dispar, se aprovechen distintas partes de la planta, etc. A continuación, se resumen algunas consideraciones respecto al diseño de las rotaciones:

  1. Incluir cultivos y variedades adaptados a las condiciones climáticas de cada región.
  2. Valorar las fechas y calendario de siembra y recolección de los cultivos.
  3. Estudiar la demanda y el precio del producto cosechado en el mercado.
  4. Añadir alguna especie de leguminosa en algún momento de la rotación por su capacidad de aprovechar el nitrógeno atmosférico que realizan.
  5. No utilizar consecutivamente las mismas especies o de la misma familia cultivos que presenten igual susceptibilidad ante las plagas. En algunos casos puede existir incompatibilidad entre distintas familias (solanáceas y cucurbitáceas).
  6. No incluir cultivos sucesivos con igual sensibilidad y susceptibilidad ante los mismos organismos fitopatógenos.
  7. Elegir cultivos que permitan utilizar los medios de producción (equipos, maquinaria, sistema de riego, etc.), disponibles en las explotaciones agrícolas para el manejo de cada uno de ellos.
  8. Evitar que coincidan en el tiempo los períodos de mayor demanda de trabajo de los diferentes cultivos incluidos en la rotación.
  9. En la medida de lo posible seleccionar cultivos con distinta partes aprovechables (raíz, hoja, flor o fruto).

En la programación de una rotación son muy importantes las características morfológicas de las distintas especies agrícolas por distintos motivos. En primer lugar, por la profundidad de exploración y el tipo de sistema radicular de las plantas (pivotante, fibroso o fasciculado). Según esto convendría alternar cultivos que explorasen y extrajeran el agua y los nutrientes de diferentes capas del terreno. La estructura aérea de las plantas influye también en su capacidad para limitar el crecimiento y desarrollo de malas hierbas. Normalmente las especies de hoja ancha o aquellas de crecimiento rastrero (patata, alfalfa, alcachofa, etc.), no permiten una infestación importante de plantas adventicias, al contrario por ejemplo de especies como la zanahoria, cebolla, alubia, etc.

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Nota

La capacidad de limitar el crecimiento de malas hierbas en un terreno dependerá también de la densidad de siembra de cada uno de los cultivos. Asimismo, las especies de crecimiento rápido y vigoroso o con capacidad de segregar sustancias alopáticas, también permiten disminuir la proliferación de malas hierbas en un terreno.

La demanda de nutrientes de cada uno de los cultivos también debe estudiarse en una rotación. Las leguminosas en general necesitan menores aportes de nitrógeno, al contrario que las gramíneas, o las especies aprovechables por sus hojas, pero precisan mayores cantidades de fósforo y calcio. Las especies de la familia de las crucíferas requieren un aporte extra de azufre, y muchas de las especies agrícolas también pueden diferenciarse por el grado de descomposición de la materia orgánica que precisan, tal y como se ve en la siguiente tabla.

Descomposición de la materia orgánica Especies
Bajo Patata, tomate, pimiento, calabacín, col, maíz, etc.
Medio Acelga, lechuga, espinaca, puerro, escarola, achicoria y la mayoría de leguminosas (habas, judías, etc.).
Alto En general, especies aprovechables por su parte subterránea (remolacha, rábano, zanahoria, ajo, cebolla, etc.).

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Nota

En cereal ecológico de secano, la aportación de materia orgánica se suele realizar mediante los residuos del propio cereal (paja, rastrojo y raíces) y/o mediante abono verde (en pocas ocasiones se aporta estiércol).

Una vez estudiado todos estos aspectos, se debe elegir la cabeza de rotación, es decir, el cultivo con el que se iniciará la rotación. Normalmente se recomienda comenzar la rotación con un cultivo exigente en nutrientes y con tolerancia a la materia orgánica poco descompuesta. La selección del resto de los cultivos dependerá de la duración de su ciclo de desarrollo y de los factores y condicionantes citados con anterioridad. Asimismo, muchas de las rotaciones dependerán también de si la parcela se dedica únicamente al cultivo de especies hortícolas, cultivos extensivos, si es de regadío o secano, etc. A modo de referencia se citan algunos ejemplos de rotaciones, y un listado de especies con distinta profundidad de exploración de las raíces, en respectivas tablas.

Año 1 Año 2 Año 3 Año 4
Primavera Otoño/Invierno Primavera Otoño/Invierno Primavera Otoño/Invierno Primavera Otoño/Invierno
Tomate Ajo Alubia Lechuga Zanahoria Lechuga Calabacín Puerro
Judía verde Lechuga Col/acelga - Tomate/pimiento Cebolla, ajo y/o puerro    
Tomate Guisante Pimiento Puerro Calabacín Col    
Maíz Lechuga Patata Zanahoria Judías Abono verde Berenjena Cebolla
Cacahuete Acelgas Maíz Lechuga Patatas Lechuga    
Barbecho Cebada Veza/guisante    
Guisante Trigo Barbecho    
Veza Maíz Espinaca    
Cebada Veza/guisante        
Cebada Girasol        
Trigo Girasol        
Profundidad sistema radicular Especies agrícolas
Superficial Achicoria, escarola, ajo, apio, borraja, brócolis, cebolla, cebolleta, cebollino, col, coliflor, endibia, espinaca, fresa, lechuga, hinojo, maíz, patata, puerro, rábano, etc.
Media Acelga, alubia, calabacín, guisante, habas, judía, melón, nabo, pepino, pimiento, remolacha, zanahoria, etc.
Profundo Alcachofa, batata, berenjena, calabaza, chirivía, cardo, espárrago, girasol, sandía, tomate, etc.

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Actividades

2. ¿Qué es y para qué se utiliza el parámetro denominado Relación Equivalente de Suelo (RES o LER en inglés)?

3. Clasifique las principales especies hortícolas según su familia botánica.

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Aplicación práctica

Imagine que es técnico agrícola de una cooperativa de producción ecológica dedicada a la comercialización de cultivos hortícolas y un agricultor le pide consejo sobre si las rotaciones que está pensando establecer son adecuadas o no.

Las rotaciones son las siguientes:

  1. Ajo-apio-cebollino-puerro
  2. Ajo-calabacín-berenjena-cebollino
  3. Alcachofa-calabaza-girasol-puerro
  4. Zanahoria-lechuga-tomate-pimiento

Explique si las anteriores rotaciones son adecuadas, teniendo en cuenta la profundidad de exploración radicular de las distintas especies hortícolas.

SOLUCIÓN

Ajo-apio-cebollino-puerro: esta rotación no es válida porque todas las especies poseen un sistema radicular superficial.

Ajo-calabacín-berenjena-cebollino: esta rotación es la única correcta, porque empieza por una especie de sistema radicular superficial, seguida de una de profundidad media, otra con raíces profundas y otra de raíces superficiales. De esta forma se aprovechan los nutrientes de todos los horizontes de forma racional.

Alcachofa-calabaza-girasol-puerro: esta rotación tampoco es válida al ser las primeras especies de raíces profundas.

Zanahoria-lechuga-tomate-pimiento: esta rotación también es errónea. Aunque se han elegido especies hortícolas de todas las profundidades se ha empezado la rotación con especies con sistema radicular de profundidad media, seguida de una profunda, otra superficial y la última profunda. Con esta rotación no se aprovechan los nutrientes en todo el horizonte del terreno de forma racional.

4. Cortavientos vegetales

El establecimiento de elementos vegetales en los márgenes de los cultivos no se recomienda únicamente por su función de protección contra el viento, sino que su empleo puede implicar otros beneficios. Por ejemplo, desde el punto de vista medioambiental aportan una mayor diversidad biológica a los campos, sirven de refugio de aves e insectos, reducen la pérdida de suelo por erosión hídrica o eólica, disminuyen la evapotranspiración del terreno (consumo de agua), etc.

El daño que puede causar el viento a las plantaciones se puede deber tanto al efecto de su intensidad como a las características térmicas de las masas de aire que mueven. En el primer caso, los efectos de los fuertes vientos sobre los vegetales se asocian normalmente con daños físicos (rotura de ramas, caída de hojas, flores y frutos, pérdida de la verticalidad de los cultivos, etc.), mientras que si se acompañan con temperaturas extremas, los vientos pueden causar daños fisiológicos. En este último caso, las plantas ven afectados sus procesos biológicos cuando coinciden temperaturas por debajo 0 ºC, junto con velocidades considerables del aire (heladas de advección) y cuando se desplaza aire cálido y seco.

En ambos casos, la consecuencia de estos dos tipos de daños es la pérdida de producción de los cultivos, y a nivel de manejo, la existencia de fuertes vientos también dificulta la realización de determinadas operaciones de cultivo como el laboreo superficial, la aplicación de abonos, tratamientos fitosanitarios en agricultura convencional, etc.

Por todo ello, la protección de la plantación frente al viento de gran intensidad está totalmente justificada, y más aún en zonas donde es habitual y persistente.

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Sabía que...

El viento no siempre es perjudicial para las plantas. Los vientos suaves de baja intensidad ayudan a las plantas en el transporte de polen, en el proceso de la fecundación de las flores, en la propagación de las semillas, facilita el proceso de la transpiración y favorece la renovación de las masas de aire alrededor de los cultivos.

Los cortavientos, que pueden ser artificiales o naturales, son pantallas o estructuras cuya finalidad es minimizar los efectos negativos del viento, modificando su dirección y/o reduciendo su velocidad. A la hora de su diseño, se deben estudiar una serie de variables que pueden afectar a los resultados esperados, como son su permeabilidad, altura y orientación.

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Nota

La permeabilidad hace referencia al porcentaje de poros o huecos del cortavientos. Los cortavientos deben funcionar a modo de filtro, no como una pared totalmente impermeable.

Los cortavientos en función del grado de filtración del viento, se pueden clasificar en permeables, impermeables y semipermeables. Los cortavientos impermeables (alrededor del 25 % de huecos) reducen bastante la velocidad del viento, pero en cambio pueden originar torbellinos, y los permeables (alrededor del 75 % de huecos) pueden no bajar suficientemente la velocidad del viento. Por ello, se aconseja elegir cortavientos semipermeables (alrededor del 50 % huecos) que reducen la probabilidad de originar turbulencias y reducen la velocidad del viento en una superficie considerable de la plantación. En el caso de cortavientos artificiales es más fácil determinar este parámetro, no así en los naturales.

Por otro lado, la efectividad del cortavientos aumenta con su altitud y se estima que su altura mínima deber ser aproximadamente el doble que la de las especies vegetales de la plantación, una vez alcanzado su porte definitivo. En cuanto a su orientación, debe ser perpendicular al viento dominante, aunque esto dependerá también del efecto sombreo que pueda ocasionar y la disposición de la parcela.

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Importante

El establecimiento de cortavientos debe ser continuo y uniforme, es decir, no deben dejarse huecos muy amplios porque se crearían túneles por donde el viento aumentaría su velocidad.

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Actividades

4. ¿Qué tipos de heladas existen además de las heladas de advección?

5. El establecimiento de cortavientos, ¿qué tipo de helada puede favorecer?

6. ¿Qué es el asurado y qué agentes meteorológicos lo provocan?

Los cortavientos naturales son aquellos constituidos por especies vegetales arbóreas o arbustivas. A la hora de planificar unos cortavientos de este tipo se deben estudiar ciertas propiedades de las especies, así como variables del propio diseño como son su anchura y la distancia entre especies.

La especie vegetal elegida debe estar adaptada a la climatología de la zona, tener un crecimiento relativamente alto, disponer de un sistema radicular pivotante que ayude a soportar el fuerte viento y con ramas y tallos de madera flexible.

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Cortaviento vegetal mediante Populus alba pyramidalis

También hay que decidir la composición del cortavientos: de una o más especies, especies dispuestas en una fila o más, distancia entre especies de cada fila, porte de las mismas, distancia a la plantación (la distancia mínima recomendada entre la plantación y el cortavientos se estima en 5 m), etc.

En la siguiente tabla se citan algunas de las especies vegetales más recomendadas para establecer un cortaviento natural.

Cupressus sempenvirens spp. Thuja orientaliss
Cupressocyparis leylandil Fraxinus excelsior
Cupressus macrocarpa Tamarix gallica
Cupressus arizonica Tamararix africana
Chamaerypari lawsonialla Alnus glutinosa
Populus nigra pyramidalis Alnus cordata
Populus alba pyramidalis Salix alba

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Importante

Si se opta por especies de hoja caduca para el establecimiento de un cortaviento natural, se debe tener en cuenta que durante el invierno no protegen a la plantación.

Los cortavientos naturales no presentan solo ventajas. Algunos de sus inconvenientes se resumen a continuación: ocupan parte de la superficie de la plantación, pueden dificultar operaciones de cultivo, necesitan cierto mantenimiento, pueden crear cierto sombreamiento y favorecer heladas si la pantalla es muy impermeable, compiten por el agua o los nutrientes, si están muy próximos a la plantación y pueden ser foco o refugio de plagas.

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Aplicación práctica

Carlos dispone de una plantación de frutales ecológicos situada en una zona donde predominan vientos fuertes. Para combatir posibles daños, por el viento en la plantación, pretende establecer un cortaviento natural a base de especies vegetales. A la hora de adquirir las especies vegetales visita un vivero de plantas, donde le ofrecen la posibilidad de llevarse una de las siguientes especies de hoja perenne:

  1. Cupressus sempervirens horizontalis
  2. Cupressus sempervirens pyramidalis

Teniendo en cuenta la forma y el desarrollo de la copa de ambas especies vegetales, ¿cuál de las dos aconsejaría comprar?

SOLUCIÓN

Se recomendaría un cortavientos natural a base de Cupressus sempervirens horizontalis, que se caracteriza porque las ramas crecen a distinta altura de forma horizontal, dejando espacio suficiente para el paso del viento. No se debe olvidar que los cortavientos naturales deben actuar como filtros y no como barreras. Esta especie, por tanto, ayuda a reducir la velocidad del viento sin impedir de forma importante su circulación por el cortaviento. La otra especie vegetal se caracteriza porque su copa es muy compacta, y aunque pueden frenar y limitar la entrada de aire a la plantación más que la especie anterior, también pueden contribuir a generar mayores turbulencias una vez que el viento sobrepasa el cortaviento.

5. Cultivos a nivel

Las características topográficas de los terrenos de cultivo, en muchas ocasiones, obligan a diseñar la plantación de una forma distinta a como se realizaría bajo terrenos completamente llanos. Cuando la pendiente del terreno es considerable (entre 6 y 10 %) se recomienda la disposición del cultivo bajo curvas de nivel, es decir, siguiendo líneas con la misma cota o altura.

Los cultivos a nivel consisten, por tanto, en distribuir las líneas o franjas de vegetación de forma perpendicular a la línea de máxima pendiente (dirección en la que se baja o sube de cota con mayor intensidad) con el objetivo de proteger y preservar el suelo. Mediante esta disposición de los cultivos se consigue reducir de manera importante la pérdida de suelo a la hora de ejecutar las distintas labores agrícolas, y al mismo tiempo se reduce la velocidad del agua de escorrentía. Como consecuencia de esta menor velocidad del agua de escorrentía, se logra aumentar la infiltración de agua, proporcionado una mayor disponibilidad de agua a las plantas y se reduce la pérdida de partículas de tierra que puedan ser arrastradas.

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Importante

En el cultivo en curvas de nivel no queda una distribución homogénea ni geométrica de las plantas, pero se optimiza la superficie de la plantación, se mejora la capacidad de infiltración del suelo y disminuye la erosión y la pérdida de agua en terrenos en pendiente.

La configuración de los cultivos según curvas de nivel, se debe llevar a cabo mediante el trazado de una línea de referencia siguiendo la dirección de la línea de máxima pendiente. Una vez trazada esta línea de referencia, se divide según la distancia entre filas que se pretenda establecer en el cultivo, y a continuación, de cada división saldrá cada una de las líneas o filas (curvas de nivel) que compondrán la plantación y que se caracterizarán por poseer la misma cota en el terreno.

En el caso de que la distancia entre dos curvas de nivel consecutivas sea demasiado grande (por ejemplo, el doble que la anchura entre filas), se debe intercalar una nueva línea de cultivo por el punto medio entre las dos curvas de nivel. Por el contrario, si dos curvas consecutivas se aproximan en exceso, una de ellas se deja de trazar para evitar su convergencia.

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6. Cultivos en terrazas, en caballones, en surcos o pocetas

En los casos en los que las pendientes de los suelos superan el 15-20 % y se pretenda aprovechar su superficie como terreno de cultivo, es preciso la modificación del terreno en pequeñas zonas escalonadas denominadas terrazas o bancales. Mediante la creación de estas infraestructuras se consiguen crear plataformas planas de suficiente anchura, en terrenos en los que de forma natural sería muy difícil de cultivar.

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Importante

Con la construcción de estas infraestructuras, además de conseguir nuevos espacios cultivables en zonas de gran pendiente y de relieve abrupto, se consiguen incrementar las tasas de infiltración, y se reduce la pérdida de suelo por procesos erosivos.

Los cultivos en terrazas se pueden definir como plataformas artificiales realizadas mediante cortes y rellenos sobre laderas en sentido transversal a la pendiente y entre sus objetivos se pueden citar los siguientes:

  1. Establecer nuevas superficies agrícolas.
  2. Disminuir la velocidad del agua, y reducir por tanto la erosión hídrica.
  3. Reducir la velocidad del escurrimiento y minimizar la pérdida de tierra por erosión hídrica.
  4. Incrementar la infiltración del agua y la humedad del suelo.
  5. Permitir las tareas agrícolas y la mecanización de las mismas cuando la anchura de la terraza lo permita.

Las terrazas son estructuras más simples que los bancales, que se caracterizan por ser sistemas de defensa que no alteran la pendiente del terreno, sino que por medio de la división del terreno en tramos cortos, y la creación de un sistema de surcos y lomos, reducen la velocidad del agua. En función de la pendiente del terreno, del tipo de suelo, de la pluviometría de la zona, especie cultivada, etc., las terrazas se pueden distinguir en los siguientes tipos.

Según su función las terrazas se pueden dividir en terrazas de absorción y de desagüe. El diseño de las terrazas de absorción se realiza normalmente según las curvas de nivel y se recomiendan en regiones con escasas precipitaciones, en suelos profundos con escasa pendiente y permeables. Su función es absorber el agua de escorrentía y mejorar la infiltración del agua mediante la creación de una depresión y una elevación del terreno. En algunos casos, en lugar de existir una única depresión o surco, puede modificarse la terraza añadiendo una segunda depresión después del lomo o elevación. En este tipo de terrazas se puede sembrar tanto en los lomos como en los surcos o depresiones.

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Las terrazas de desagüe se dotan de cierta pendiente con el objetivo de recoger el agua y evacuarla a puntos de desagüe acondicionados mediante canales estrechos. Para facilitar la evacuación del agua, las paredes del canal deben ser consistentes y su pendiente no superar el 1 %. Además la longitud de estas terrazas no debe ser excesiva.

Según el diseño de su perfil, las terrazas pueden ser granadinas, americanas o argelinas. Las primeras se aconsejan para suelos poco profundos y su diseño es válido tanto como terraza de absorción como de desagüe. Se caracterizan por que el surco o canal es de sección triangular y de escasa longitud. La zona de siembra corresponde a las paredes del canal. Las terrazas americanas son generalmente de absorción en terrenos de pendiente inferior al 5 %, y se caracterizan por presentar lomos y surcos amplios y con escasa pendiente, lo que permite cultivar en toda su extensión. Estas terrazas pueden retener una gran cantidad de agua, por lo que en suelos poco permeables, puede producirse la asfixia radicular de la vegetación por exceso de humedad en el suelo. Por último, las terrazas argelinas se recomiendan para pendientes de más del 20 % y en suelos compactos. Estas terrazas suelen ser de desagüe y zona cultivable se corresponde con la parte más llana del canal que tiene una sección trapezoidal (con la cota más baja en terreno firme).

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Ya sean de un tipo u otro, las terrazas en general suponen un obstáculo para la libre circulación del agua de escorrentía, reducen la velocidad del agua y almacenan o desaguan el agua sobrante. No obstante, la creación de terrazas en terrenos con escasa pendiente puede también dificultar el laboreo y otras operaciones de cultivo, al mismo tiempo que pueden ser zonas de infestación de malas hierbas. Además, requieren de un mantenimiento periódico para que puedan cumplir con su misión.

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Nota

Los bancales son un tipo de terrazas que modifican la pendiente del terreno mediante la creación de escalones más o menos horizontales y delimitadas por muros o taludes. Se utilizan en laderas de gran pendiente, y ocupan por lo general, grandes extensiones.

El cultivo en caballones o surcos implica la modificación del terreno de plantación mediante la creación de un sistema lineal de elevaciones y depresiones a lo largo de su superficie. En este sistema, las partes elevadas o lomos se denominan caballones, mientras que las zonas bajas o canales se les denomina surcos.

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A la hora de establecer el diseño de los caballones se deberán determinar previamente que altura y anchura tendrán los lomos. Estas dimensiones dependerán de la especie a cultivar, maquinaría disponible, densidad de plantación, marco de plantación, número de hileras a sembrar en el lomo, superficie de la parcela, etc. En su configuración además, se debe tener en cuenta dejar espacio suficiente entre los caballones para el manejo del cultivo y la realización de las distintas operaciones agrícolas.

El diseño de los terrenos de cultivo en caballones y surcos se utiliza principalmente para reducir los problemas de un suelo con un mal drenaje (baja infiltración del agua), con una capa freática elevada o simplemente por reducir el riesgo de pudrición de las raíces o del tallo por exceso de humedad. Con esta técnica se logra un lecho de siembra elevado y se posibilita además, la evacuación del exceso de agua hacia zonas alejadas del terreno de cultivo mediante la disposición de un canal de desagüe transversal al final de las líneas de surcos.

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Nota

El establecimiento de caballones y surcos, sobre los terrenos de cultivo, también facilita el riego a manta o en superficie de los cultivos en aquellas regiones donde no existe limitación de agua por su alta pluviometría.

Además de reducir el exceso de humedad, los cultivos en caballones presentan otros aspectos positivos. Por ejemplo, debido a la mayor temperatura alcanzada en la parte superior del caballón, permiten adelantar ligeramente la fecha de siembra con respecto a un suelo llano (siempre que su orientación sea norte-sur). También facilita el cultivo en terrenos poco permeables, reducen la velocidad del agua de escorrentía en terrenos con cierta pendiente si se orientan según las curvas de nivel, aumentan la oxigenación del sistema radicular y el desarrollo de raíces secundarias de las plantas, y por último, permiten la mecanización de las labores al permitir el paso de las ruedas por los surcos sin compactar la zona de plantación (caballón). Por el contrario, esta disposición del terreno también puede presentar algunos inconvenientes que se citan a continuación: mayor coste por el incremento de las labores de preparación del terreno y posterior mantenimiento, aumento de la erosión por los movimientos de tierra necesarios para su establecimiento y por el arrastre de partículas del caballón cuando circula agua por los surcos, mayores tasas de evaporación (pérdida de agua) y la consiguiente salinización de la parte superior del caballón.

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Nota

Para disminuir la erosión hídrica provocada por el agua, se puede optar por rellenar con algún material orgánico los surcos. De esta forma a la vez que se reduce la velocidad del agua se favorece su infiltración.

La plantación de los cultivos sobre los caballones es, en general, la disposición recomendada en climas húmedos con una alta pluviometría, aunque también se puede optar por esta alternativa cuando existe riesgo de encharcamiento o cuando coinciden los meses de mayores precipitaciones con el ciclo biológico de los cultivos (cultivos de otoño o invierno). Sin embargo, en zonas con pluviometría escasa o cuando las especies cultivadas demanden una gran cantidad de agua y sean tolerantes al encharcamiento, es habitual optar por el cultivo sobre los surcos. De esta forma, los surcos sirven para acumular mayor cantidad de agua y humedad, y los caballones protegen de la alta insolación y reducen la pérdida de agua por evaporación en el surco.

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Cultivo en surcos de espárrago

En zonas semiáridas donde las precipitaciones son escasas y cuando se producen son muy intensas, se puede optar por cultivar en pequeños hoyos o diques construidos entre los surcos. Estas estructuras llamadas pocetas suponen una modificación del sistema caballón-surcos, y dotan al sistema de una mayor capacidad de retención y almacenamiento del agua de lluvia, al mismo tiempo que reducen la escorrentía y se incrementa la percolación del agua hacia capas más profundas (capacidad de infiltración).

En regiones áridas y semiáridas caracterizadas por una duración de la estación seca prolongada, y en terrenos con una pendiente considerable, el sistema de pocetas puede consistir en crear caballones de forma semicircular y abiertas aguas arriba de la ladera, con el objetivo de retener el agua y poder cultivar en su parte central.

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Actividades

7. ¿Bancales y terrazas son conceptos sinónimos? Justifique su respuesta.

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Aplicación práctica

Imagine que un agricultor dispone de tres parcelas de cultivo localizadas en distintos puntos geográficos alrededor del municipio donde reside. Resulta que cada una de las parcelas presentan distintos problemas agronómicos: en la primera parcela el suelo es de textura arcillosa y suele tener problemas de encharcamiento, la segunda se caracteriza porque el agua de riego tiene un importante porcentaje de sales y en la tercera parcela el suelo es de textura limosa y no posee una buena capacidad de retención de agua.

Sabiendo que en las tres parcelas los cultivos se disponen en caballones y surcos, indique en cada caso la disposición que elegiría a la hora de depositar las semillas, según alguna de las alternativas representadas por las siguientes figuras.

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SOLUCIÓN

En la primera parcela con problemas de encharcamiento se recomendaría localizar la semilla tal y como se representa en la figura 3, con el objetivo de evitar que el exceso de humedad afecte al sistema radicular de las plantas.

En la segunda parcela regada con agua de cierta salinidad, se recomienda sembrar la semilla en la mitad de los laterales de los lomos (figura 2), debido a que en la parte superior de los mismos, al ser mayor la evaporación del agua, es donde se concentra la mayor parte de las sales.

En la tercera parcela, caracterizada por la baja capacidad de retención de agua del suelo, se aconseja sembrar en los surcos, que es donde se mantiene durante mayor tiempo la humedad del terreno.

7. Acolchados, barbechos semillados, asociaciones de cultivos

Los acolchados consisten en cubrir de forma artificial parte del suelo de una plantación, con el objetivo de proteger y mejorar las condiciones de crecimiento y desarrollo de los cultivos. Además, posee la capacidad de amortiguar los efectos de las condiciones meteorológicas y actuar sobre algunos de los parámetros agronómicos que afectan al desarrollo óptimo de los vegetales.

Los materiales utilizados en la práctica del acolchado se pueden diferenciar entre aquellos que son inertes (plásticos, arena, grava, etc.) y orgánicos (paja, restos cultivo anterior, hojas secas, acículas de pino, serrín o virutas de madera libre de compuestos químicos, corteza de árboles, césped o hierba cortada, cartones sin barnices, etc.).

El empleo de la técnica del acolchado en agricultura ecológica aporta una serie de ventajas que justifican su utilización. En primer lugar, el acolchado permite proteger a los cultivos de las temperaturas extremas, tanto en zonas donde son frecuentes las bajas temperaturas, como en las regiones que se caracterizan por una alta insolación acompañada de temperaturas estivales muy altas. Esta característica permite adelantar el inicio del cultivo en muchas regiones de España, lo que permite obtener cosechas más precoces.

La cubrición superficial del suelo también supone disminuir la evaporación del terreno, y por consiguiente ayuda a aumentar la humedad del terreno. También esta capa evita el impacto de las gotas de agua directamente sobre el terreno y reduce la erosión por el viento y a causa del agua que circula por la superficie al frenar su velocidad (erosión hídrica). Otra de las funciones importantes del uso del acolchado es su capacidad para controlar el crecimiento y desarrollo de las hierbas adventicias, que compiten con las plantas cultivadas por los recursos hídricos y los nutrientes. Según ciertos estudios, el acolchado también favorece la concentración de CO2 en el aire que rodea a las plantas, lo que repercute en una mayor tasa de crecimiento. En el caso de utilizar films plásticos que actúan como barrera física entre el suelo y la parte aérea de las plantas, se aumenta también la calidad y presentación de los frutos al evitar el contacto directo con la tierra.

Dependiendo de si el material utilizado es orgánico, estas cubiertas también contribuyen a mejorar los parámetros físicos, químicos y biológicos de los suelos, al actuar sobre su estructura, aportar materia orgánica y beneficiar el incremento de la población microbiana del suelo.

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Nota

En la velocidad de descomposición de los acolchados de origen orgánicos influye de manera importante la relación carbono-nitrógeno, temperatura, humedad y aireación del material.

Aunque el uso de cubiertas orgánicas e inertes aporta importantes ventajas, también se pueden citar algunos inconvenientes. El principal inconveniente es sin duda la dificultad para realizar y mecanizar algunas de las tareas de cultivo, aunque también pueden surgir otros inconvenientes relacionados con la composición de los materiales. Por ejemplo, el aporte de estiércol, paja o restos de cultivos pueden contener semillas de hierbas adventicias, algunos materiales como las acículas de los pinos pueden afectar al pH del suelo, la utilización de láminas plásticas no biodegradables requiere de una tarea adicional para su retirada y posterior gestión del residuo, etc.

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Importante

Al utilizar acolchados orgánicos, se debe tener en cuenta que los microorganismos descomponedores de la materia orgánica absorben el nitrógeno del suelo, provocando la inmovilización temporal del nutriente y su absorción por parte de las plantas.

Si se opta por utilizar láminas plásticas, se debe tener en cuenta que en función del grado de opacidad y la tonalidad de los mismos su respuesta es distinta. Los principales acolchados plásticos pueden ser de color negro, blanco o transparente, aunque en el mercado existen otras tonalidades (naranjas, verdes, blancos-negros, grises, marrones, etc.) con características intermedias a los anteriores. Los film de color negro no dejan pasar la luz (totalmente opacos), absorben gran parte de la radiación solar (aunque transmiten poco calor al suelo) y poseen la mayor eficacia contra el crecimiento de malas hierbas.

Los transparentes son los que más poder de calentamiento del suelo poseen, más protegen de las heladas y mayor precocidad confieren aunque, por el contrario, permiten el crecimiento de malas hierbas. Los film de color blanco, no permiten el crecimiento de malas hierbas y reflejan gran parte de la radiación solar con la consecuencia reducción de la temperatura en el interior.

La utilización de estas películas plásticas en España está generalizada en muchas plantaciones hortofrutícolas y para su instalación se requiere de una preparación previa del terreno, mullido del terreno, creación de surcos, caballones, etc. La colocación del acolchado plástico se puede realizar de forma manual, pero hoy en día la tarea se suele mecanizar mediante el uso de máquinas que permiten incluso a la misma vez que se coloca el film plástico sembrar o trasplantar las plantas.

7.1. Barbechos

El barbecho es una práctica tradicional utilizada en la agricultura desde antiguo que busca la recuperación de la fertilidad de un terreno y su preparación para la siguiente siembra utilizada como una alternativa en las rotaciones. En general, los barbechos se incluyen como una alternativa más en las rotaciones (tanto de secano como de regadío) y se pueden clasificar en blancos o desnudos y en semillados o verdes. En el barbecho blanco el suelo se deja sin cultivar durante un periodo de tiempo variable y se practica una labor sobre el terreno para conseguir controlar las plantas adventicias, mejorar la infiltración de agua y su aireación, y favorecer los procesos biológicos. Este tipo de barbecho favorece en cierta medida la pérdida de suelo por erosión y la cantidad de materia orgánica, motivos por los cuales ha descendido su práctica en favor del barbecho semillado.

Los barbechos semillados consisten en establecer una cobertura vegetal en el suelo para su posterior segado con el objetivo de reducir la pérdida de tierra y la lixiviación de nutrientes hacia capas más profundas, incrementar la cantidad de materia orgánica en el terreno y ayudar al control de plantas adventicias, plagas y enfermedades asociados a cultivos específicos. Los barbechos semillados implantados con el objetivo de incorporarlos al suelo mediante su siega y elevar el nivel de nutrientes disponibles para el posterior cultivo dentro de una rotación, se denominan también abonos verdes.

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Nota

En la bibliografía consultada sobre este tema, algunos autores hablan de abonos verdes únicamente cuando la cobertura vegetal se realiza con especies vegetales de leguminosas.

Los barbechos semillados o abonos verdes pueden producirse a través de la propia flora adventicia o mediante la siembra de determinadas especies vegetales, principalmente de las familias de las leguminosas, gramíneas y crucíferas. La utilización de las plantas adventicias como abonos verdes presenta el inconveniente de la diversidad de especies que pueden crecer en un cultivo y cada una de ellas con una duración de su ciclo biológico distinto. Por tanto, la utilización de la flora arvense como abono verde, debe limitarse en aquellos terrenos donde sean muy pocas las especies establecidas y puedan ser segadas al mismo tiempo, y siempre antes o inmediatamente después de iniciarse su floración.

Sin duda los beneficios de los abonos verdes se maximizan con la siembra de especies de leguminosas (trébol, veza, habas, guisantes, trébol rojo, altramuz, etc.) gracias a su capacidad de asimilar el nitrógeno atmosférico. La biomasa generada por el cultivo de la leguminosa suele dejarse en el suelo tras su siega o bien enterrarse tras una labor (descomposición más rápida). En las zonas de clima mediterráneo, la siembra del barbecho semillado suele realizarse a principios de otoño y se incorpora al suelo durante la primavera.

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Sabía que...

Las plantas de la familia de las leguminosas pueden fijar el nitrógeno que se encuentra libre en la atmósfera gracias a la relación de simbiosis con unas bacterias denominadas rizobios (Rhizobium spp.). El establecimiento de esta relación se puede comprobar por la existencia de una serie de nódulos o bultitos en las raíces de estas plantas.

Las especies de la familia de las crucíferas (colza, mostaza, rábano forrajero) se caracterizan por su crecimiento rápido y en algunos casos, tras su descomposición pueden ser útiles para combatir algunos tipos de hongos (Verticillium dahliae y Helminthosporium solani). Otras especies de esta familia, tales la mostaza blanca, mostaza negra, nabo, mastuerzo, etc., dificultan tras su descomposición la germinación y desarrollo de algunas malas hierbas.

Si uno de los objetivos principales de los abonos verdes es la generación de materia orgánica, se aconseja sembrar junto a leguminosas, especies de gramíneas (avena, centeno, cebada, etc.) con el objetivo de mejorar la relación carbono/nitrógeno, su descomposición y contenido de celulosa. Además, en caso de combinar las leguminosas y gramíneas, estas últimas ayudarían a limitar también el desarrollo de malas hierbas.

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Aplicación práctica

Un agricultor dedicado al cultivo ecológico de fresa está pensando establecer un acolchado plástico con la intención de mejorar la retención de humedad del suelo, favorecer un desarrollo más rápido y precoz del cultivo y controlar el crecimiento de malas hierbas. Para lograr dichos objetivos, ¿le recomendaría que la lámina plástica del acolchado fuese transparente, blanca o de color negro? Justifique su respuesta.

SOLUCIÓN

Los film de color blanco, aunque limitan el desarrollo de malas hierbas, reflejan gran parte de la radiación solar con la consecuencia reducción de la temperatura en el interior. Por tanto, estos tipos de plásticos no favorecerían un adelanto del cultivo con respecto a los cultivos no acolchados. Los transparentes son los que más poder de calentamiento del suelo poseen, más protegen de las heladas y mayor precocidad confieren aunque, por el contrario, permiten el crecimiento de malas hierbas. Los de color negro son los recomendados, ya que absorben gran parte de la radiación solar, favoreciendo el adelanto del cultivo, y controlan totalmente el crecimiento de malas hierbas.

7.2. Asociaciones de cultivos

Las asociaciones de cultivos o policultivos consisten en establecer más de un cultivo sobre un mismo terreno de forma que coincidan tanto en el espacio como en el tiempo. De esta forma se aprovecha mejor el terreno y, combinando acertadamente las especies vegetales, puede servir también para luchar contra las malas hierbas (reducción de los recursos de luz, agua y nutrientes disponibles). En esta práctica agrícola se pueden mezclar cultivos anuales con plantas perennes, anuales con anuales, combinar plantas diversas en la misma línea, en líneas alternas, en franjas de varias líneas, etc. Aunque en un principio pudiera pensarse que existe libertad total para establecer las asociaciones entre cultivos, la realidad es que para obtener buenos resultados es necesario seguir una serie de criterios que se resumen a continuación:

  1. En lo posible seleccionar cultivos con distinta partes aprovechables (raíz, hoja, flor o fruto).
  2. Elegir especies de familias distintas.
  3. Evitar casos de incompatibilidad entre familias o especies.
  4. Combinar especies con mucha y poca biomasa foliar.
  5. Establecer especies con distinta profundidad de exploración de raíces.
  6. Asociar cultivos con distintas necesidades de elementos nutritivos.
  7. Intentar establecer plantas con relaciones de sinergia positivas y demostradas.
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Asociación de cultivos hortícolas

En la siguiente tabla se muestran algunas de las asociaciones de cultivos que podrían llevarse a cabo por sus beneficios conocidos.

Especies asociadas Beneficio
Maíz-judía de enrame-calabaza El maíz sirve de estructura de apoyo a la judía y la calabaza evita la invasión de malas hierbas sobre el terreno. Una vez que el maíz alcanza una altura de 50 cm, se plantan las judías y más tarde la calabaza.
Zanahorias-nabos Mayor crecimiento de las zanahorias (los nabos se recogen antes que las zanahorias).
Lechuga-ajo Mejor aprovechamiento del terreno.
Cebollino-haba-alcachofa Mejor aprovechamiento del terreno.
Rábanos-zanahorias Mejor aprovechamiento del terreno.
Lechugas-zanahorias Mejor aprovechamiento del terreno.
Coles-lechugas Mejor aprovechamiento del terreno.
Brócoli-veza Menos daño por la pulguilla de las crucíferas (Phyllotreta cruciferae) en el brócoli.
Brócoli-mostaza silvestre La mostaza silvestre (Brassica kaber) actúa como cultivo trampa reduciendo el daño por la pulguilla de las crucíferas (Phyllotreta cruciferae) en el brócoli.
Judía-tomate La judía actúa de cultivo trampa disminuyendo los ataques de la rosquilla (Spodoptera sunia) en el tomate.
Maíz-pepino-brócoli Menor daño por plagas.
Tomate-tabaco Menor daño por plagas.
Fresa-ajos-lechugas Menor daño por plagas de pulgones y hongos.
Frutales-alfalfa La alfalfa actúa de atrayente y reservorio de depredadores naturales de plagas.
Melocotonero-ajo/cebollino Mejor aprovechamiento del terreno.
Naranjos-nísperos Los nísperos con su floración atraen himenópteros parásitos útiles para el control de plagas en los naranjos.

8. Aumento de los aportes de abonos orgánicos

El aumento y la conservación de los niveles óptimos de materia orgánica es uno de los pilares básicos para mantener la fertilidad del suelo y el sistema de producción ecológico. Estos niveles deben estar comprendidos, como mínimo, entre el 1,5 y 2,5 % en un suelo agrícola, siendo mayores en los suelos forestales.

Su importancia reside en la influencia que tiene la materia orgánica sobre las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo: está vinculada con la cantidad y disponibilidad de nutrientes, modifica la acidez y alcalinidad hasta valores de pH neutros, mejora la estructura del suelo y la distribución del espacio poroso, etc.

Por tanto, el manejo ecológico del suelo tiene como objetivo final, no solo aportar los nutrientes necesarios para el cultivo, sino además mantener o aumentar la fertilidad del suelo.

Para calcular la cantidad de abonos a aplicar es necesario hacer un balance de nutrientes, el cual resulta de la diferencia entre la entrada (ya sea de forma natural o por restitución) y salida de nutrientes del agrosistema, considerando la capa de suelo donde se encuentran las raíces.

Las entradas comprenden:

  1. El nitrógeno (N), azufre (S) y otros nutrientes disueltos en el agua de lluvia.
  2. Nitrógeno atmosférico fijado por microorganismos del suelo.
  3. Nutrientes resultantes de la meteorización y de la disolución de las partículas minerales del suelo.
  4. Aporte de abonos.

Las salidas del sistema están constituidas por:

  1. Pérdidas por lixiviación (por agua de lluvia o riegos).
  2. Consumo del cultivo, puede ser calculado a partir de las concentraciones promedio en los productos cosechados.
  3. El cálculo del balance de nutrientes ayudará a programar una fertilización equilibrada que produzca mejores rendimientos en los cultivos manteniendo la sustentabilidad del agrosistema.

Los abonos orgánicos que se utilizan en la agricultura ecológica se clasifican en tres grandes grupos:

  1. Abonos que enriquecen el suelo en humus (alta proporción C/N): estiércol de ganadería extensiva, compost de origen vegetal, residuos de cosechas, etc. Es importante conocer el contenido de nutrientes de los estiércoles, ya que no deben superar las 170 UF/N.
  2. Abonos que proporcionan nitrógeno a la planta (baja proporción C/N): purines, restos de mataderos (harina de sangre), guanos, gallinazas, etc.
  3. Abonos verdes (cultivos de diferentes familias cuya biomasa se incorpora en verde al suelo, consiguiendo un aumento de la actividad microbiana) y restos de cosechas que pueden enterrarse al finalizar el cultivo.

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Nota

De todos estos abonos orgánicos, el más utilizado en agricultura ecológica suele ser el compost, generalmente producido por los propios agricultores mediante un proceso de estabilización por descomposición biológica aeróbica de diferentes materiales orgánicos o mezclas de los mismos.

Es frecuente también en la agricultura ecológica el uso de cubiertas vegetales, que protegen al suelo conservando el agua y los nutrientes.

En general, es importante que el aporte de abonado orgánico sea lo más variado posible, teniendo en cuenta lo siguiente. En primer lugar, son preferibles los aportes moderados y flexibles de abonos orgánicos a los aportes masivos que podrían resultar fitotóxicos, causar contaminación ambiental o favorecer el desarrollo de plagas. En segundo lugar, los abonos orgánicos en estado fresco no deben ser enterrados inmediatamente en profundidad, sino que deben dejarse airear en la superficie o en ciertos casos incorporarse en los primeros centímetros del suelo. Los compost maduros sí pueden ser enterrados inmediatamente en la capa arable del suelo.

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Actividades

8. ¿Existe algún límite en la cantidad que puede aportarse de estiércol a un terreno en producción ecológica? ¿Cuál?

9. Siembra directa, eligiendo ciclo y fecha idónea, densidad y distribución geométrica de las líneas adaptadas a la finca y orientación

La siembra directa consiste en la siembra o trasplante de un cultivo, sobre los restos vegetales del cultivo precedente, sin realizar previamente ningún tipo de labor primaria o secundaria de preparación del lecho de siembra. Es decir, en esta práctica agraria no se realiza ninguna labor sobre el terreno desde la recolección del cultivo hasta la siembra del siguiente y se procura mantener el suelo cubierto a través de la distribución homogénea de los restos del cultivo anterior. La única modificación sobre el terreno se limita a la apertura de un pequeño hoyo, surco o franja donde se depositan las semillas.

Con esta técnica se presupone que se incrementa el contenido de materia orgánica del suelo y su fertilidad, al mismo tiempo que se mejora su estabilidad estructural, su capacidad de infiltración del agua y conservación de humedad, y minimiza los riesgos de erosión.

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Nota

La siembra directa contribuye a la mejoría de las características físico-químicas del suelo y a una mayor conservación del agua, que son aspectos muy importantes en los sistemas de producción de secano.

Para llevar a cabo de forma adecuada esta práctica se deberán tener en cuenta los siguientes aspectos:

  1. Buen manejo del rastrojo vegetal generado por el cultivo anterior. Para ello, bien la cosechadora o la propia sembradora deben disponer de un dispositivo de picado y esparcido de la paja óptimo para repartir de forma homogénea los restos del cultivo sobre la superficie del suelo.
  2. Regulación óptima de la sembradora. Conocer las características del suelo para poder regular correctamente la sembradora (profundidad de siembra, dosis de siembra, velocidad de trabajo, etc.).
  3. Estudiar y conocer el desarrollo, ciclo, comportamiento y la incidencia de la flora arvense sobre el cultivo.
  4. Elección correcta del tipo de sembradora. En general existen dos tipos principales de sembradoras que se diferencian por el elemento de apertura del surco, de rejas y de discos.

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Importante

En la siembra directa se utilizan sembradoras especiales diferentes a las convencionales, al tener que incorporar una serie de dispositivos de apertura y cierre de los surcos de siembra, así como elementos separadores de los residuos de superficie.

El ciclo y la fecha idónea para realizar la siembra directa, además de influir la especie a cultivar, de la variedad (si es variedad de invierno o de primavera, de ciclo corto, o largo, temprana o tardía), del clima de la región, etc., depende en gran medida las condiciones del suelo para que la maquinaria utilizada en este tipo de siembra pueda trabajar.

Para realizar la apertura del terreno mediante estas máquinas, es preciso que el suelo no esté muy húmedo ni muy seco. En ambos casos, la rotura del terreno para depositar las semillas se dificulta, y en terrenos húmedos, además se puede provocar la compactación del suelo por el gran peso de estas sembradoras directas.

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Nota

En terrenos con excesiva humedad, los surcos quedan abiertos y las paredes pueden presentar una compactación lateral, impidiendo un óptimo desarrollo radicular. Por el contrario, cuando el suelo está muy seco, al realizar los surcos o franjas se forman agregados de gran tamaño que limitan el contacto de la tierra con las semillas y dificultan su germinación.

Teniendo en cuenta este criterio, en cultivos de secano y en regiones de clima mediterráneo se aconseja sembrar a mediados o finales de otoño tras las primeras precipitaciones y en climas menos cálidos, y con mayores precipitaciones se puede optar por adelantar la siembra a principios de otoño.

En general, la siembra directa permite adoptar mayores densidades de plantación, sin que repercuta en grandes incrementos de costes. No obstante, se debe tener en cuenta que la densidad de siembra depende de muchas variables especie, calidad de la semilla, condiciones ambientales y características del suelo, producción a obtener, etc.

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Importante

La densidad de siembra hace referencia al número de plantas por unidad de superficie. Normalmente se expresa en metros cuadrados o por hectárea (m2/ha).

Si se opta por establecer una baja densidad de siembra, se reduce el número de filas, o bien, se incrementan las distancias entre filas o entre semillas dentro de una fila. En este caso, las plantas crecerán sin una excesiva competencia, pero puede resultar que la producción obtenida no sea rentable económicamente para la explotación. Por el contrario, a mayores densidades de siembra, se deben incrementar el número de filas o reducir el espacio entre filas o entre semillas dentro de una fila, y pueden producirse problemas importantes de competencia entre plantas por los recursos de agua, luz y nutrientes.

En general para calcular la densidad de siembra, se debe determinar previamente la distancia entre plantas y la distancia entre surcos o hileras. Una vez determinados estos factores, se puede conocer la densidad de siembra por superficie, aplicando la siguiente fórmula:

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Para facilitar cuánta cantidad de semillas se debe adquirir por unidad de superficie (kg/ha), es preciso conocer el dato del peso de mil semillas de la especie a sembrar y aplicar esta otra fórmula:

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Normalmente, todas las semillas no serán totalmente viables y algunas de ellas no germinarán. Por tanto, a la hora de aplicar la fórmula convendría aplicar un porcentaje alrededor del 90 o 95 en el dividendo para tener en cuenta los posibles casos de semillas no germinadas.

La disposición de las líneas de cultivo en siembra directa suelen seguir una distribución en línea recta. Estas líneas de cultivo pueden ser simples, si las distancias entre filas y plantas de cada fila son iguales, o compuestas, cuando la unidad de siembra está compuesta por dos o más líneas de cultivo formando bloques, donde la distancia entre filas difiere respecto a la dejada entre bloque y bloque de filas.

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Cultivo de girasol

Además según la disposición de las plantas entre fila y fila de cultivo, existen una serie de posibles distribuciones geométricas regulares de las plantas según distintos marcos de plantación: marco real, rectangular, a tresbolillo o cinco de oros.

En el marco real los árboles se disponen en cada uno de los vértices de un cuadrado, de forma que la distancia entre filas es la misma que hay entre plantas dentro de una misma fila. El marco rectangular se caracteriza por optimizar mejor el terreno de plantación a costa de reducir la distancia entre plantas de una misma fila. Como su nombre indica, las plantas se disponen en cada vértice de un rectángulo, cuya medida mayor se llama calle y la menor entrelínea. En el marco a tresbolillo, las plantas se colocan sobre el terreno en cada uno de los vértices de un triángulo equilátero, manteniéndose constante siempre la misma distancia entre plantas que entre filas. La magnitud del lado del triángulo se toma como referencia para definirlo (tresbolillo de 4 m). Por último, el marco de cinco de oros consiste en añadir en el centro de un marco real o rectangular una planta más.

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En relación a la orientación de las líneas de cultivo, siempre que la configuración de la parcela lo permita, conviene orientar las filas de los cultivos dirección norte-sur. De esta manera la interceptación de la radiación por parte de la vegetación se maximiza respecto a otras orientaciones.

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Actividades

9. ¿En qué consiste la siembra de cultivo en surcos apareados o doble fila, más conocida con su denominación en inglés Twin Rows (TR)?

10. ¿Qué tipo de siembra realizan las sembradoras mecánicas utilizadas en siembra directa, a voleo, a chorrillo o a golpes?

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Aplicación práctica

Un agricultor pretende establecer un cultivo de maíz en siembra directa en un terreno de una hectárea y a una distancia entre hileras de 52 cm y entre plantas de 0,25 m. Para ello, dispone de una sembradora de siembra directa tipo monograno regulada para que, cada 25 cm, suelte una semilla.

Calcule la dosis de siembra (plantas/hectárea) y la cantidad de semillas que necesita (kg/ha), sabiendo que 1.000 semillas de maíz pesan 300 g y que la capacidad de germinación de aproximadamente del 95 %.

SOLUCIÓN

En primer lugar, para calcular la densidad de siembra se aplica la siguiente fórmula:

  1. Densidad de siembra = superficie a plantar / (distancia entre filas × distancia entre plantas)
  2. Densidad de siembra = 10.000 m2 / (0,52 m × 0,25 m) = 76.923 semillas/ha

Una vez determinada la dosis de siembra y conociendo el peso de 1000 semillas de maíz y el porcentaje medio de semillas que germinan, aplicando la siguiente fórmula se puede determinar la cantidad de semillas necesarias que el agricultor debe comprar:

  1. (kg/ha) de semilla = (peso de 1.000 semillas) × densidad de siembra (plantas/ha)
  2. Cantidad de semilla = (0,3 kg / 1.000 semillas × 76.923 plantas/ha) / 0,95 = 24,3 (kg/ha)

10. Uso de semillas ecológicas certificadas

La obtención de la certificación ecológica por parte de los agricultores y otros agentes, garantiza que los productos que poseen dicha certificación han sido producidos o elaborados siguiendo las normas de producción ecológica y que han estado controlados en todo su proceso de producción, elaboración, envasado y comercialización.

La normativa que establece las normas de la agricultura ecológica obliga a utilizar semillas y plantas ecológicas certificadas, es decir, a emplear únicamente semillas procedentes de plantas cultivadas bajo las condiciones del modelo ecológico, no haber sido contaminada por ningún Organismo Genéticamente Modificado (OGM) ni tener antepasados que hayan tenido relación con estos. Sin embargo, la legislación establece ciertas excepciones en los casos en que resulta imposible encontrar plantas, semillas o variedades producidas según los condicionantes de la producción ecológica. Para estos casos puntuales, los agricultores de producción ecológica pueden utilizar semillas convencionales sin tratar (no se hayan tratado con productos fitosanitarios distintos de los autorizados en agricultura ecológica), informando previamente a las entidades de certificación para obtener su autorización.

En el mercado de semillas a nivel mundial se pueden encontrar semillas híbridas o convencionales, transgénicas y locales o tradicionales.

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Definición

Semillas transgénicas

Son aquellas a las que se le modifican su ADN mediante ingeniería genética con el objetivo de añadirle nuevas características (nuevos genes).

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Nota

La normativa de producción ecológica no permite el uso de semillas modificadas genéticamente. Por tanto, el productor ecológico debe conocer la procedencia del material vegetal que utiliza, y evitar que sus cultivos se contaminen con polen de cultivos transgénicos procedentes de parcelas próximas.

Las semillas híbridas o convencionales resultan de cruzar dos líneas puras de plantas con las mismas características genéticas e invariables. De esta forma, se obtienen semillas híbridas que originarán plantas idénticas, con características mejores que las de sus progenitores (elevada producción y vigor). Por el contrario, la utilización de estas variedades implica la pérdida de biodiversidad en la parcela y la obligación de adquirir en cada campaña nuevas semillas, ya que las semillas obtenidas de una segunda generación, dan lugar a ejemplares poco estables, infértiles en su mayoría y muy diferentes entre sí. Por estas razones y fundamentalmente por la gran productividad y adaptabilidad de las plantas originadas de estas semillas, el empleo de las variedades tradicionales ha ido disminuyendo con el transcurso de las últimas décadas. Estas semillas obtenidas de variedades locales o tradicionales son aquellas que han pasado de su estado silvestre al cultivado en el mismo lugar, por lo que es el resultado de la selección de los agricultores de los mejores cultivares de cada zona con el paso del tiempo. Poseen gran riqueza genética frente a plagas y enfermedades y están adaptadas a los climas y suelos de cada región. Su productividad es aceptable y a partir de ellas es posible la obtención de semillas viables. Constituyen los cultivos idóneos para agricultura ecológica. En la siguiente tabla se resumen las diferencias entre un tipo de semilla y otra.

Variedades híbridas Variedades locales
Poca o nula diversidad genética (todas las plantas son iguales genéticamente). Mayor diversidad genética (las plantas presentan diferencias entre sí por su distinta carga genética).
Las semillas generadas por las plantas cultivadas no son viables. Las semillas generadas por las plantas cultivadas son viables y por tanto se pueden utilizar en la campaña siguiente.
Las plantas pueden crecer y desarrollarse bajo distintos climas, son más productivas y pueden ser resistentes a algún factor negativo (plaga o enfermedad). Las plantas suelen estar adaptadas únicamente a unas condiciones climáticas determinadas. Pueden ser resistentes a alguna enfermedad o plaga.
Más sensibles a plagas y enfermedades por su homogeneidad genética (individuos iguales). Mayor capacidad de desarrollar mecanismos de defensa frente a plagas y enfermedades debida a su diversidad genética (individuos diferentes).
Requieren gran cantidad de insumos, para aprovechar su mayor productividad. Menor necesidad de fertilizantes por su adaptación al entorno y menor productividad en general.
Mayor precio. Más baratas e intercambiables entre los agricultores.

El empleo de variedades tradicionales no es obligatorio en la agricultura ecológica, pero es una alternativa al uso de semillas patentadas, y además confieren una mayor autonomía a los productores al poder reproducir su semilla, tienen un menor coste económico y evitan la erosión genética (pérdida de posibles características o recursos genéticos que puedan ofrecer las plantas). Con el objetivo de cumplir con la normativa y facilitar el cumplimiento por parte de los agricultores de utilizar semillas producidas ecológicamente, la Unión Europea obliga a cada Estado miembro a recoger en una base de datos, las semillas y material de reproducción vegetativa de las variedades actualmente disponibles. En caso de que los productores ecológicos necesiten adquirir semillas ecológicas certificadas, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente dispone en su página web de una herramienta donde se recogen las variedades disponibles en cada territorio europeo obtenidas mediante producción ecológica por tipo de cultivo, nombre de los proveedores, etc.

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Registro de semillas ecológicas certificadas del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

En el caso de necesitar nuevos plantones, esquejes, estolones, rizomas, garras, bulbos, acodos, etc., para plantaciones o reposiciones de frutales, la legislación determina que también deberán haberse producido durante dos años en producción ecológica. Cuando estos no estén disponibles en el mercado, primero se utilizarán los procedentes de conversión a la agricultura ecológica y en el caso que tampoco estén disponibles, la autoridad competente, podrá autorizar la utilización de plantones no ecológicos.

Si un agricultor opta por obtener semillas directamente de su plantación, se deben dejar que las plantas completen su ciclo vegetativo y recoger los frutos en el momento oportuno. El periodo óptimo de recolección de los frutos depende en gran medida de la especie de que se trate:

  1. Especies de frutos carnosos húmedos (tomates, melones, sandias, etc.).
  2. Especies de frutos carnosos secos (calabacines, pimientos, calabazas, etc.).
  3. Especies de frutos secos (cereales, cebollas, puerros, lechugas, etc.).

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Actividades

11. A la hora de conservar las semillas recolectadas, ¿qué principales parámetros ambientales se deben controlar?

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Aplicación práctica

Imagine que dispone de un terreno donde ha sembrado tomates, pimientos y cebollas ecológicas y pretende obtener semilla de algunas plantas para el siguiente año. Sabiendo que, en función del tipo de fruto, conviene recolectarlas en distintos momentos, indique de las siguientes opciones la forma de actuar adecuada para obtener semillas de los tomates, pimientos y cebollas.

Opción A. Se recogerán los frutos de las primeras flores, se dejarán en la planta hasta que obtengan su color de maduración y cuando estén bien secos, posteriormente se recolectarán dejándolos secar previamente en un lugar soleado, y por último, se llevarán a un lugar seco hasta la extracción de las semillas.

Opción B. Se recogerán los frutos maduros, con el color característico de maduración y cuando presenten una consistencia blanda.

Opción C. Se recogerán los frutos o estructuras que contengan las semillas totalmente secas, una vez que las plantas acaban completamente su ciclo vegetativo (cuando las plantas pierden gran parte de su color verde). Posteriormente, las semillas se deberán separar de las estructuras en las que se alojan por presión y fricción primeramente y después mediante su tamizado, cribado, aventado o por decantación.

SOLUCIÓN

Las semillas de tomate conviene recolectarlas según se describe en la opción B, mientras que en el caso de pimientos y cebollas se recomienda actuar tal y como se detalla en las opciones A y C, respectivamente.

11. Rotación de cultivos con alternativas desherbantes

La rotación de cultivos además de ser una estrategia empleada con el fin de mejorar la biodiversidad en la agricultura, también es una práctica útil para combatir el desarrollo de vegetación espontánea no deseada.

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Recuerde

La rotación de cultivos consiste en cambiar cada cierto tiempo el cultivo a implantar sobre un determinado terreno, suelo o parcela.

Normalmente en explotaciones ecológicas, al no poder aplicarse productos químicos de síntesis como los herbicidas, generalmente hay mayor infestación de malezas (más aún durante los primeros años en casos de reconversión de explotaciones convencionales a ecológicas). El control de las malas hierbas, plantas arvenses, malezas o flora adventicia, mediante la sucesión de distintos cultivos sobre un determinado terreno se justifica al existir una flora arvense con un elevado grado de especificidad para un cultivo concreto y una determinada zona.

Las plantas adventicias, aunque en determinados casos pueden ser positivas (disminución de la erosión, favorecen la microfauna, aumentan la biodiversidad, aportan materia orgánica, etc.), su principal inconveniente es la competencia sobre los cultivos en la captación de recursos tales como el agua, luz y los nutrientes.

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Nota

El perjuicio que ocasiona la vegetación espontánea sobre los terrenos de cultivo depende del número de semillas producidas como de su capacidad de germinación y diseminación, si poseen órganos de propagación vegetativa que faciliten su dispersión, de su tasa de crecimiento y absorción de nutrientes, duración de su ciclo vegetativo, etc.

La implantación de un cultivo reiterativo sobre un terreno años tras año (monocultivo) beneficia la adaptación y especificación de la flora adventicia. Por ello, en la agricultura y más aún en la ecológica, la rotación de cultivos debe ser una herramienta indispensable para el control de las hierbas invasoras. En el caso de terrenos dedicados a cereales, las alternativas no son muchas, pero en lugar de realizar monocultivos de cereal (trigo, cebada, avena, centeno, etc.) sería conveniente establecer rotaciones con especies de leguminosas como la veza, alfalfa, girasol o la posibilidad de incluir también un tiempo para barbecho. La introducción de leguminosas en las rotaciones como abono verde proporciona un aporte de nitrógeno extra al cultivo siguiente y como en el caso de la alfalfa, ayuda a combatir la proliferación de malas hierbas gracias a su estructura aérea, densidad de siembra y al alto porcentaje de sombreamiento que confiere al suelo.

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Sabía que...

El Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (SERIDA) del Principado de Asturias en una investigación sobre rotación de cultivos en producción ecológica de maíz forrajero, probó con buenos resultados las siguientes rotaciones: raigrás inglés-trébol blanco-maíz y raigrás italiano-trébol violeta-maíz frente al cultivo.

A la hora de establecer rotaciones, para el control de la flora espontánea, conviene evitar que el ciclo del cultivo coincida con las de las principales plantas adventicias instaladas en el terreno de plantación, se deben evitar introducir cultivos infestantes y, si esto no es posible, añadir después de estos un cultivo limpiador o asfixiante de rápido crecimiento y con gran cobertura del suelo. No hay que olvidar que el aumento de la densidad de siembra también favorece la competencia del cultivo frente a las malas hierbas. También conviene rotar cultivos que germinen en otoño con cultivos que germinen en primavera, así como alternar especies anuales (cereales) con perennes (alfalfa).

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Definición

Cultivos infestantes

Especies vegetales que por sus características morfológicas y fisiológicas (biomasa aérea escasa y lento crecimiento) facilitan el crecimiento y desarrollo de hierbas adventicias.

Las rotaciones, además de contribuir al control de la vegetación espontánea de forma que no haya ninguna especie dominante en los terrenos de cultivo, no se deben olvidar otras ventajas:

  1. Mejora de la biodiversidad.
  2. Disminución de los daños causados por la incidencia de plagas y enfermedades.
  3. Incremento de los rendimientos de los cultivos respecto a los monocultivos a medio y largo plazo.
  4. Mejor aprovechamiento de los nutrientes al establecer cultivos con sistemas radiculares diferentes.
  5. Menor necesidad de aporte de materia orgánica y aumento del porcentaje de nitrógeno disponible en el suelo si se introducen leguminosas en la rotación como abono verde.
  6. Optimización de la labranza al realizarlo a distinta profundidad según requerimientos de cada cultivo.
  7. Mejor aprovechamiento de los recursos de la finca.

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Aplicación práctica

En agricultura ecológica, a la hora de elegir las especies incluidas en la rotaciones, conviene conocer si contribuyen a limitar la proliferación de malas hierbas (especies asfixiantes o limpiadoras) o favorecen su crecimiento (especies infestantes).

Indique qué cultivos considera asfixiantes o infestantes de la siguiente relación: ajo, veza, patata, cebolla, alfalfa, zanahoria, haba y melón.

SOLUCIÓN

Por su velocidad de crecimiento y la gran superficie de suelo que sombrean, los cultivos de patata, alfalfa, haba y melón son ejemplos de cultivos limpiadores o asfixiantes, mientras que los cultivos de ajo, cebolla, zanahoria, se consideran infestantes por crecer fundamentalmente en vertical y permitir que la radiación solar llegue a mayor superficie del terreno de plantación.

11.1. Acolchados

Uno de los objetivos principales que justifican la práctica del acolchado es sin duda su capacidad de limitar la proliferación de hierbas adventicias en la proximidad de las plantas cultivadas. Su uso está muy extendido en cultivos hortícolas, pero también pueden observase acolchados plásticos (malla sintética permeable o geotextiles) cubriendo el suelo bajo los árboles en las plantaciones frutícolas, y acolchados orgánicos o cubiertas vegetales entre las calles. Además de limitar el crecimiento de la vegetación espontánea, el acolchado o mulching permite amortiguar los efectos de las condiciones meteorológicas y actuar sobre algunos de los parámetros agronómicos que afectan al desarrollo óptimo de los vegetales.

A la hora de instalar un acolchado es necesario plantearse una serie de cuestiones previas: naturaleza del material a utilizar, espesor del acolchado, cultivo en el que se establece, material adecuado según época del año, si se pretende aportar materia orgánica, etc. En el caso de utilizar materiales orgánicos, es importante conocer la respuesta de los diferentes productos utilizados previamente por otros agricultores o por entidades públicas de investigación. Además, la utilización de materiales orgánicos como barrera física para restringir la germinación de malas hierbas, requiere el aporte al terreno de una capa lo suficientemente gruesa (mínima de 3 cm) para que pueda ejercer dicha función. Esto puede originar, al regar o simplemente por la lluvia su apelmazamiento, disminuir la aireación del suelo y la posible pudrición del material. Junto con la posibilidad de ser arrastrado por vientos fuertes, la utilización por tanto de materiales orgánicos no son lo más aptos para el control de la flora arvense.

Con respecto a los materiales inertes, el empleo de láminas plásticas impermeables en agricultura ecológica es fuente de controversia dentro del sector por ser productos derivados del petróleo (recurso no renovable) y por su lenta degradación. No obstante, el uso de acolchados plásticos está muy extendido, principalmente los constituidos de polietileno de baja densidad (LDPE), polietileno lineal de baja densidad (PELBD) o mezcla de ambos, en diferentes espesores, y con la posibilidad de adquirirlos perforados o no.

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Sabía que...

Actualmente existen plásticos biodegradables obtenidos a partir de almidón de origen vegetal, aunque su precio suele ser más elevado al igual que su coste ambiental. Estos plásticos se degradan por la acción de microorganismos y originan agua, dióxido de carbono, metano y ocasionalmente residuos no tóxicos para el medio. Además de los plásticos biodegradables, existen otros tipos de plásticos que se degradan por la acción de la luz solar, plásticos fotodegradables. Estos plásticos están constituidos de polietileno y una serie de aditivos especiales y presentan el inconveniente que tras el ciclo del cultivo, quedan trozos de plástico que al no haber estado expuestas a la radiación solar no se han descompuesto. Por último, también existen acolchados de papel biodegradables que se caracterizan también por su permeabilidad al agua.

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Actividades

12. Una micra, ¿a cuántas galgas equivale?

13. ¿Qué diferencia hay entre el acolchado plástico tricapa o extrusionado?

11.2. Enarenados

El enarenado es una práctica agrícola que consiste en aplicar sobre el terreno previamente preparado una capa superficial de arena. Se puede decir, por tanto, que es un acolchado realizado a base de un material inerte, con la finalidad de controlar el crecimiento y desarrollo de plantas adventicias, aunque también se le pueden atribuir otros efectos beneficiosos.

No todas las clases de arena son aptas para ser utilizadas como cubierta inerte. Se recomiendan utilizar arenas de calidad procedentes de canteras naturales o de depósitos de ríos, de naturaleza silícea (no calcáreas), con un tamaño medio comprendido entre 2 mm y 0,2 mm, sin residuos vegetales y limpias de partículas de arcillas o limos.

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Nota

Las partículas de arena de origen calcáreo no deben utilizarse por su capacidad de modificar las características químicas de los suelos (pH, capacidad de intercambio catiónico, etc.). Además, una alta proporción de partículas inferiores a 0,5 mm pueden originar una reducción de la porosidad y de la capacidad de intercambio gaseoso de las raíces con el exterior.

La aplicación de arena superficial, de forma artificial sobre el suelo de plantación, con la intención de luchar contra las plantas, se fundamenta en las características propias de las arenas:

  1. No aportan nutrientes al ser un material inorgánico.
  2. Elevada permeabilidad o velocidad de infiltración del agua.
  3. Baja capacidad de retención de agua.
  4. Alta porosidad (macroporos).
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Enarenado del suelo de un invernadero en un cultivo de tomate

Todas estas características configuran un medio poco apto para el crecimiento de cualquier especie vegetal. No obstante, algunas plantas adventicias están adaptadas a suelos arenosos y pueden crecer, pero sin embargo, la presencia de la capa arenosa también facilita el control manual de dichas plantas una vez germinadas.

11.3. Escarda manual

Los métodos descritos de control de la flora arvense en los cultivos, (policultivos, asociaciones, rotaciones, acolchados, etc.) son prácticas encaminadas a prevenir la posible infestación de malas hierbas en los terrenos de plantación. Otros métodos, denominados directos como la escarda manual, escarda térmica, siega y la solarización, intentan combatir las plantas adventicias, bien eliminando las plantas no deseables una vez germinadas o bien eliminando las semillas. Por tanto, estas prácticas se emplean normalmente cuando los métodos preventivos no han permitido disminuir suficientemente la población de esta vegetación no deseada en los cultivos.

El objetivo de la agricultura ecológica no es eliminar completamente la presencia de malas hierbas, sino la creación de un equilibrio entre estas y el cultivo. Además, el estudio de las especies implantadas puede ser en algún caso una herramienta de ayuda para obtener información sobre las características edafológicas de los suelos. Por ello, y por otras ventajas citadas anteriormente, las malas hierbas se consideran un componente más del agroecosistema en este tipo de agricultura.

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Nota

Es muy importante conocer las especies arvenses presentes en las parcelas para poder controlarlas y valorar si interesa eliminarlas o no, en función de las ventajas e inconvenientes que aportan a los terrenos de plantación.

Al igual que en el control de plagas existe un parámetro que marca el nivel de infestación a partir del cual el coste del tratamiento es inferior al daño que produce, en el control de la flora arvense existe otro parámetro similar denominado periodo crítico de competencia (PCC). Este parámetro depende de la especie cultivada, densidad, factores climáticos, nivel de nutrientes y disponibilidad de agua, especies de plantas adventicias, etc. Normalmente, el periodo crítico de competencia de la mayoría de los cultivos se suele encontrar en el primer tercio o a la mitad del ciclo de vida del cultivo. Si en este intervalo de tiempo se evita un nivel de infestación importante de malezas, se garantiza una producción alta del cultivo sin tener en cuenta otros factores.

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Definición

Periodo Crítico de Competencia (PCC)

Intervalo máximo de tiempo que las plantas pueden permanecer en el terreno sin afectar al rendimiento del cultivo.

Los periodos críticos de competencia en varios cultivos se miden en días después de realizar la siembra o el trasplante del material vegetal sobre el terreno. Según esto, cuanto menor sean los días para alcanzar el periodo crítico de competencia, antes se deben establecer medidas directas de control de plantas adventicias.

Entre las medidas más antiguas de control de la flora arvense se encuentra la escarda manual, que consiste en alterar la superficie del terreno con el objetivo de poder arrancar, cortar o enterrar la vegetación no deseable que crece y se desarrolla al mismo tiempo que un cultivo agrícola. Aunque se puede realizar directamente a mano, es aconsejable utilizar alguna herramienta (azada, escardador, escarificador, azadilla, legón, almocafre azadilla, etc.).

A la hora de realizar esta operación conviene seguir una serie de pautas:

  1. Escardar a primera hora de la mañana con previsión de tiempo soleado y sin lluvias para asegurar la deshidratación de las hierbas una vez extraídas del terreno.
  2. Extraer las especies de mala hierba monocotiledóneas con su sistema radicular (Avena fatua, Cyperus rotundus, Trifolium spp., Digitaria sanguinalis, etc.) y no dejar crecer excesivamente estas especies.
  3. Las especies de malas hierbas dicotiledóneas (Malva spp., Papaver spp. (amapolas), Diplotaxis spp. (jaramagos), Veronica arvensis, etc.) pueden eliminarse cortando la base del tallo.
  4. Eliminar la flora arvense antes de que produzcan las semillas.
  5. No realizar la escarda manual en suelos con excesiva humedad.

La escarda manual es un método eficaz en la lucha contra las malas hierbas dicotiledóneas, pero no para especies monocotiledóneas con órganos subterráneos de reproducción (pequeños tubérculos, rizomas, estolones, etc.) su control es más difícil. Además se requiere una gran cantidad de mano de obra y de tiempo, y es viable económicamente en pequeñas superficies o con una mano de obra muy barata.

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Importante

Por lo general, en las explotaciones de agricultura ecológica existe más riesgo de invasión del terreno de plantas no deseables. Además su control exige una gran cantidad de mano de obra.

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Actividades

14. Cite las diferencias entre un escardador y escarificador.

14. ¿En qué consiste el binado del terreno? ¿Es lo mismo desherbar que binar?

11.4. Escarda térmica

La escarda térmica (termodesherbado o piroescarda) es otro método de control físico de plantas adventicias que consiste en la aplicación de calor sobre la superficie foliar de la vegetación. Con esta técnica permitida en agricultura ecológica se pueden alcanzar temperaturas superiores a los 70 ºC y el efecto inmediato sobre las plantas es su marchitamiento y posterior muerte por deshidratación en un periodo más o menos corto de tiempo, dependiendo de la forma de realizar la aplicación.

En general, la realización de la escarda térmica se puede realizar fundamentalmente bajo dos modalidades: mediante la generación de una llama que incida directamente sobre la vegetación (flaming), o bien, mediante la aproximación de un elemento con una gran capacidad de transmisión de calor calentado por una llama continua.

Las plantas en la escarda térmica no llegan a arder, sino que a consecuencia de la transmisión de una gran cantidad de calor, se origina una ebullición del agua contenida en las células vegetales de los distintos tejidos de las plantas, provocando la explosión de dichas células por dilatación de su estructura y la desnaturalización de sus proteínas.

Normalmente, estos equipos se configuran de tal manera para que puedan ir montados o ser arrastrados, bien por vehículos de tracción (tractores) o de forma manual, mediante la incorporación de ruedas que permitan al operario desplazar el equipo a través de la parcela.

La generación del calor en estos equipos se produce normalmente por la combustión de gases de propano (con mayor potencia calorífica) o con butano, aunque desde hace cierto tiempo se utiliza gas licuado del petróleo (GLP).

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Nota

El gas licuado del petróleo (GLP) es realmente una mezcla de gas propano y butano, con mayor poder calorífico y que presenta la ventaja de generar en su combustión únicamente dióxido de carbono y vapor de agua, mientras otros combustibles producen además otras sustancias dañinas para el medioambiente (óxidos de nitrógeno, compuestos de azufre, etc.).

A la hora de utilizar esta práctica, se deben tener en cuenta una serie de consideraciones. Por ejemplo, que la vegetación a tratar no esté mojada por efecto del rocío, lluvia o riego, o que las condiciones meteorológicas sean favorables (intensidad baja del viento, dirección del aire, baja humedad ambiental, etc.). El tiempo de exposición de calor a la flora arvense dependerá del equipo utilizado, tipo de especie, tamaño, etc. En general, las plantas adventicias son más sensibles a la aplicación de calor en sus primeros estados de desarrollo, aunque para reducir el número de aplicaciones en el terreno, conviene esperar a que el nivel de infestación sea suficiente para optimizar la operación. Además, se tendrá presente el posible daño que puede causarse a las plantas del cultivo y que las plantas más sensibles a esta estrategia son aquellas plantas dicotiledóneas con escasa capacidad de rebrote. Por último, para un mejor control de los equipos quemadores, es recomendable que incorporen una protección o escudo con el objetivo de realizar una aplicación más localizada y evitar dañar al cultivo establecido.

La escarda térmica presenta una serie de ventajas que se citan a continuación:

  1. No modifica la estructura del suelo.
  2. No favorece la erosión del terreno.
  3. Se puede realizar cuando por el exceso de humedad del suelo no se puede realizar la escarda manual o mecánica.
  4. Reduce la probabilidad de propagar plantas adventicias mediante la dispersión de estructuras de reproducción vegetativa.
  5. En algunos cultivos se puede aplicar tanto en preemergencia o postemergencia del cultivo.

Desde el punto de vista medioambiental, la escarda térmica presenta aspectos negativos como son la utilización de combustibles fósiles y la emisión de dióxido de carbono a la atmosfera. Además, es necesario dejar suficiente espacio entre filas de plantas para el transporte del equipo y aumentar el rendimiento de la operación; en plantas como las monocotiledóneas, que suelen poseer órganos de reserva o propágulos, no reduce totalmente su capacidad de rebrote; el aspecto de la seguridad del operario en el manejo de estos equipos debe ser muy riguroso; con ciertos equipos, la humedad ambiental y la existencia de viento pueden reducir la eficacia del tratamiento térmico; no es una escarda apropiada para cultivos de hoja ancha o con sistemas radiculares superficiales; por último, no se puede realizar bajo cultivos con sistema de riego localizado por la naturaleza de los materiales.

11.5. Siega

La siega o desbroce supone otra de las alternativas existentes en agricultura ecológica para el control de la flora arvense dentro de los terrenos de cultivo. Esta práctica consiste en reducir la parte aérea de las plantas para limitar su crecimiento, provocar su marchitamiento y evitar la producción y dispersión de las semillas. El empleo de este método mecánico y directo es frecuente cuando el desarrollo de las malas hierbas es excesivo y difícilmente puede ser eliminada mediante algunos de los métodos descritos anteriormente. También es una buena alternativa para el control de aquellas malas hierbas con tallos semileñosos o leñosos que resultan difíciles de eliminar por otras vías. No obstante, en cultivos con una importante densidad de siembra como ocurre en los cultivos de cereales, esta práctica resulta complicada de realizar, no así en cultivos de frutales donde existe mayor espacio entre filas de árboles.

El resultado óptimo de la siega en el control de la vegetación espontanea dependerá del momento de aplicación, altura de corte y de la especie a controlar. En relación a este último aspecto, especies anuales, como la Avena fatua, Amaranthus spp., Matricaria chamomilla, cesan su crecimiento una vez segadas siempre que se practique en el momento oportuno, pero no así algunas plantas consideradas perennes caracterizadas por su capacidad de rebrotar cada año a partir de las estructuras subterráneas (Cynodon dactylon, Sorghum Halepense, Oxalis pes-caprae, Cyperus rotundus, etc.). Además, en este tipo de vegetación perenne, el corte puede hasta favorecer la renovación de su parte aérea y estimular su crecimiento mediante sus estructuras de reproducción vegetativa (estolones, rizomas, etc.). La única opción para luchar contra esta planta mediante esta técnica es evitar por un lado la formación de nuevas semillas y aumentar la frecuencia de corte con la idea de agotar sus reservas (por ejemplo contra Rumex obtusifolius y Cirsium arvense).

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Definición

Especies o plantas anuales

Vegetación que desarrolla su ciclo biológico únicamente durante la época del año adecuada para su crecimiento, mientras que el resto del año permanece en el terreno en forma de semilla.

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Nota

Algunas especies por su porte rastrero o pequeño tamaño también son difíciles de controlar mediante la siega: Portulaca olerácea, Setaria viridis, Capsella bursa-pastoris, Poa annua, etc.

Para realizar la siega de las malas hierbas se pueden utilizar distintos equipos: disco de siega, segadora de cuchillas, desbrozadora de martillos, de cadenas, desbrozadoras manuales, etc.

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Actividades

16. Describa el sistema de corte de las segadoras de cuchillas, desbrozadoras de martillos y de cadenas.

11.6. Solarización

La solarización es un método físico, admitido y recomendado tanto en la agricultura tradicional como en la ecológica por su contribución a combatir, no solo la mayoría de las semillas y plantas adventicias, sino también por su efectividad contra la infestación de organismos patógenos en el suelo (hongos, nematodos o algunas bacterias). Esta técnica no contaminante y alternativa a la desinfección del suelo mediante productos químicos, consiste en incrementar la temperatura del suelo mediante un proceso hidrotérmico. Gracias a la combinación de calor suministrado por la radiación solar, al humedecimiento previo del terreno y a la utilización de una lámina plástica que cubra el terreno, se consigue aumentar la temperatura del suelo considerablemente.

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Solarización

Para llevar a cabo esta técnica de forma efectiva es preciso realizarla en los días de mayor número de horas de luz, altas temperaturas y radiación intensa (meses estivales). Además el terreno de cultivo debe estar libre de vegetación y previamente labrado, y el film plástico debe ser transparente y no presentar ninguna fisura por donde se pierda calor y humedad.

El procedimiento a seguir se explica a continuación:

  1. Retirar y limpiar el terreno de restos del cultivo anterior y malas hierbas que impidan colocar la lámina plástica en contacto con el suelo.
  2. Realizar una labor de arado de forma que se asegure que el terreno quede suelto, sin terrones y lo suficientemente aplanado.
  3. Practicar un surco o una pequeña zanja lineal por el perímetro de la superficie a tratar.
  4. Humedecer el terreno mediante riego abundante de manera que el agua alcance una profundidad mayor de 20 cm.
  5. Colocación de la lámina de plástico de manera que quede estirada y sin pliegues para no limitar la incidencia de los rayos solares.
  6. Enterrar los extremos del plástico dentro de los surcos y rellenar de tierra, de manera que no se pierda calor y se evite el levantamiento de la lámina por efecto del viento.

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Importante

La lámina plástica utilizada en la solarización se recomienda que sea de polietileno de baja densidad con un grosor aproximado 160 galgas transparente, térmica y antivaho, de forma que se evite la pérdida de calor por la noche hacia la atmósfera y que las gotas de condensación del agua formadas en la cara interior obstaculicen el paso de la radiación sola.

Una vez realizado todo el procedimiento, existen dos aspectos importantes que se deben tener en cuenta, tales como la temperatura alcanzada y el tiempo que debe estar el suelo con el plástico (tiempo de exposición). La temperatura mínima que debe alcanzarse para lograr una alta efectividad se estima alrededor de los 40 ºC, mientras que el tiempo que debe permanecer el plástico sobre el terreno debe oscilar entre 30 y 45 días, dependiendo también de la temperatura que se alcance. Para asegurar la obtención de buenos resultados, se puede optar por realizar varios riegos durante el tiempo de permanencia del plástico en el suelo.

La solarización es por tanto un método de control de malas hierbas y de patógenos del suelo respetuoso con el medioambiente, económico por su bajo coste, no genera residuos tóxicos, no produce ningún efecto negativo sobre las características físicas del suelo, por último se puede aplicar tanto en terrenos al aire libre como en invernaderos. En este último caso, es incluso más efectivo al contar con doble cubierta, la del propio invernadero y la lámina plástica sobre el terreno. Además, tras aplicar esta técnica de desinfección sobre el suelo, se incrementa el rendimiento del cultivo siguiente, se obtienen de mayor vigor y aumenta su producción.

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Nota

La solarización en la horticultura intensiva de invernadero se suele realizar a mediados de primavera, justo después de finalizar la campaña de invierno. Siempre que las condiciones climáticas lo permitan se recomienda efectuarla inmediatamente después de quitar el cultivo, cuando la población de patógenos no haya disminuido.

Entre sus escasos inconvenientes se puede citar la dependencia a las condiciones ambientales de radiación solar y temperaturas calurosas, se puede aplicar únicamente en regiones con climas cálidos y elevada radiación solar, no es un método de desinfección totalmente efectivo, y en el caso de realizar la solarización sobre terrenos al aire libre, los animales pueden ocasionar daños en la lámina plástica. Un inconveniente podría ser su limitación para ser aplicado en superficies grandes, pero hoy en día con la existencia de máquinas que facilitan su colocación de forma rápida se reduce esta problemática. En la siguiente tabla, se indica el grado de efectividad de la solarización sobre algunas plantas adventicias.

Nombre vulgar Nombre científico Efectividad de la solarización
Mijo Panicum spp. Buena
Oca o ñame Oxalis spp. Buena
Ortiga Lamium álbum Buena
Malva Malva sylvestris Buena
Tomatillo del diablo Solanum nigrum Buena
Sorgo silvestre Holcus halepensis/Sorghum halepense Regular
Poa silvestre Poa pratensis, Poa annua Buena
Digitaria o pata de gallina Digitaria sanguinalis Regular
Verdolaga Portulaca oleracea Regular
Bledo, moco de pavo o arrebujo Amaranthus retroflexus Regular
Grama de las boticas Agropyron repens Regular
Jaramago blanco o zurrón de pastor Capsella bursa-pastoris Buena
Juncia o castañuela Cyperus rotundus Mala
Correhuela Convolvulus arvensis Mala
Jopo Orobanche spp. Mala

En el control de patógenos del suelo como los nematodos, la solarización no es siempre efectiva. En estos casos se puede utilizar una modificación de la solarización denominada (biosolarización).

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Definición

Biosolarización

Método de control de malas hierbas y de patógenos del suelo que consiste en aplicar una enmienda orgánica poco descompuesta sobre el terreno, junto con un riego abundante y la colocación de un plástico transparente.

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Actividades

17. ¿En qué consiste la biofumigación?

12. Prácticas de no laboreo

Uno de los principales motivos que justifican la aplicación de prácticas de no laboreo, es sin duda la pérdida de suelo motivado por una continua y excesiva labranza de los terrenos de cultivo en la agricultura tradicional o convencional. Esta pérdida de suelo supone un grave perjuicio medioambiental, ya que se produce junto al arrastre de las partículas una paulatinamente pérdida de su fertilidad.

La agricultura ecológica, como sistema agrario alternativo al tradicional y cuyo principio es la obtención de alimentos de máxima calidad, respetando el medioambiente y conservando la fertilidad de la tierra, debe establecer una serie de medidas encaminadas a frenar la degradación de los suelos. Para ello, y aunque no posean ni persigan los mismos criterios y objetivos, la agricultura ecológica puede utilizar algunas de las técnicas empleadas y promulgadas por la llamada agricultura de conservación.

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Definición

Agricultura de conservación

La agricultura de conservación comprende una serie de técnicas que tienen como objetivo fundamental conservar mejorar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales, mediante un manejo integrado del suelo, agua, agentes biológicos e insumos externos (FAO).

Aunque la agricultura de conservación difiere en muchos aspectos con la agricultura ecológica, como por ejemplo en la posibilidad de utilizar herbicidas de síntesis, coincide en la intensión de emplear todas aquellas prácticas agrarias encaminadas a reducir, cambiar o eliminar el laboreo, de forma que el suelo se altere lo menos posible en su composición, estructura y biodiversidad. Entre las técnicas promulgadas por la agricultura de conservación y que pueden adoptarse en la producción ecológica se encuentran:

  1. Laboreo mínimo
  2. Laboreo en franjas
  3. Laboreo en lomos
  4. Siembra directa
  5. Cubiertas vegetales

De las técnicas citadas, únicamente la siembra directa y la implantación de cubiertas vegetales, se pueden considerar como prácticas de no laboreo.

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Recuerde

La siembra directa consiste en la siembra o trasplante de un cultivo, sobre los restos vegetales del cultivo precedente, sin realizar previamente ningún tipo de labor primaria o secundaria de preparación del lecho de siembra.

Entre los beneficios de no realizar ninguna labor de modificación del perfil del terreno desde la recolección del cultivo anterior hasta la siembra del siguiente, salvo para algunas operaciones como la aplicación de abonos orgánicos, control de malas hierbas, etc., se pueden citar las que se describen a continuación.

Desde el punto de vista de la conservación del suelo:

  1. Disminución de la pérdida de tierra por erosión hídrica y mecánica.
  2. Reducción de la compactación del terreno (no se genera suela de labor).
  3. Aumento del porcentaje de materia orgánica y de la fertilidad del suelo.
  4. Incremento de la presencia de microorganismos y fauna beneficiosa (bacterias fijadoras de nitrógeno, lombrices, etc.).
  5. Mejora de la estructura del suelo (mayor estabilidad a los agregados del suelo), al no producirse costra superficial.

Desde el punto de vista del agua y siempre que existan restos de cosecha o cubierta vegetal:

  1. Disminución del agua de escorrentía.
  2. Mayor capacidad de retención e infiltración de agua.
  3. Menor riesgo de creación de cárcavas o regueros.
  4. Reducción de la pérdida de agua por evaporación.

Desde el punto de vista económico y de manejo de los cultivos:

  1. Reducción de mano de obra o de jornales.
  2. Mayor disponibilidad de tiempo del agricultor para realizar otras tareas (administrativas, agronómicas, etc.).
  3. Optimización de la fecha de siembra (sin necesidad de planificación a tan largo plazo).
  4. Ahorro de costes (mantenimiento maquinaria, combustible, etc.).
  5. Incremento de la competitividad de la empresa agrícola.

Otros beneficios:

  1. Reducción de la emisión de CO2 a la atmósfera.
  2. Mayor fijación o captura de carbono.
  3. Mejora del hábitat para el establecimiento de aves.
  4. Menor riesgo de accidente con el tractor y los aperos de labranza.
  5. Reducción de la contaminación del aire gracias a la maquinaria de laboreo.

Sin duda, la siembra directa comporta una serie de aspectos positivos, pero también se deben tener presentes las consecuencias menos positivas que plantea dicha estrategia. Por ejemplo, al no realizar ningún tipo de laboreo se modifica la dinámica de población de las malas hierbas, disminuyendo las especies con semillas de tamaño medio o grande y aumentando las de tamaño pequeño. Además, se propicia la desaparición de especies anuales en favor de las perennes, llegando incluso con el transcurso del tiempo, a establecerse especies arbustivas o arbóreas en los terrenos. En relación a otros aspectos, los agricultores deberán adquirir (o contratar a una empresa de servicios) maquinaria especializada y más cara adaptada a terrenos sin labrar y con restos de cosecha (sembradoras directas con rejas o discos abresurcos, cosechadoras con esparcidora de paja, etc.). En este tipo de práctica, también pueden incrementarse las semillas no germinadas y provocar una distribución de las especies no tan homogénea. Asimismo, dejar los restos del cultivo sobre la superficie del suelo puede aumentar los problemas fitopatógenos, aumento de topillos, etc., o incluso por relaciones de alelopatía, dificultar la germinación de las semillas.

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Nota

Algunos investigadores opinan que no realizar la labranza del terreno, origina un aumento de la compactación y disminución de la porosidad (menor infiltración de agua).

En la agricultura de conservación el no laboreo se asocia normalmente con la aplicación de herbicidas sintéticos, pero no así en la ecológica.

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Actividades

18. ¿En la agricultura de conservación está permitida la quema de rastrojos? Justifique su respuesta.

13. Laboreo en fajas

El laboreo en fajas o en bandas es una práctica agrícola orientada a favorecer la conservación del suelo mediante la reducción de la superficie labrada. Básicamente esta técnica consiste en intercalar zonas sin labrar (pradera natural, restos de cultivo, etc.), con zonas labradas, de manera que en zonas con lluvias intensas y con cierta pendiente supone una estrategia adecuada contra la pérdida de suelo. El objetivo de este laboreo en fajas es cultivar posteriormente en dichas bandas y aunque inicialmente surgió como una estrategia válida para zonas en pendiente, actualmente también se utiliza en terrenos llanos. No obstante, en terrenos con cierta pendiente y siempre que el cultivo en franja se oriente según las curvas de nivel, es en donde se maximizan sus beneficios:

  1. Reduce la velocidad del agua de escorrentía al suponer un obstáculo y romper la continuidad de la pendiente.
  2. Disminuye la pérdida de suelo por erosión.
  3. Aumenta la infiltración de agua.
  4. Las zonas no labradas supone una cierta barrera al arrastre de partículas de tierra.
  5. Permite la rotación de cultivos, alternando las franjas labradas y no labradas en cada campaña agrícola.
  6. Se pueden intercalar cultivos labrando el suelo en épocas distintas y siempre que los mismos no se cosechen al mismo tiempo para evitar suelos desnudos.
  7. Facilita la localización rápida de problemas de origen abiótico o biótico.

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Nota

El mayor inconveniente para poder adaptar esta técnica suelen ser las extensiones reducidas de algunas de las parcelas agrarias.

Una práctica recomendada en la agricultura ecológica extensiva de secano es el laboreo en fajas tras un cultivo precedente como, por ejemplo, un cereal. Una vez segado el cereal, se dejan bandas cubiertas con los residuos del cultivo anterior intercaladas con otras franjas labradas a una profundidad inferior a 12 cm, aproximadamente. Este sistema se aplica hoy en día, pero existe una tendencia a reducir la anchura de las fajas al mínimo y realizar el laboreo del terreno a la misma vez que se siembra (en una sola pasada con el tractor). No obstante, su aplicación permite, además de los beneficios citados anteriormente, reducir la pérdida de materia y la compactación de los terrenos.

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Laboreo en fajas

14. Laboreo reducido

El laboreo reducido es una de las alternativas que pueden adoptarse en relación al manejo del suelo en la agricultura ecológica y que puede ser una práctica interesante cuando no sea posible aplicar la siembra directa, ya sea porque las condiciones del suelo no sean las adecuadas, por razones agronómicas, o bien, por las propias decisiones de los agricultores. A diferencia de la siembra directa, esta práctica permite realizar algunas labores de labranza entre la recolección del cultivo anterior y la siembra del siguiente.

En concreto, el laboreo reducido en agricultura ecológica consiste en la posibilidad de preparar el terreno del cultivo, previamente a la siembra, mediante una labor superficial del terreno que no implique el volteo del perfil del suelo ni trabajar a profundidades mayores de 15 cm. Con la realización de uno o dos pases de labor superficial sobre el terreno, se consigue al mismo tiempo, la mezcla de los residuos del cultivo anterior con la tierra. De esta forma se logra favorecer las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos, así como protegerlos de la erosión y aumentar su capacidad de retención de agua.

Al igual que en la siembra directa, el problema de las malas hierbas en este tipo de prácticas puede ser importante. En este caso, al realizar únicamente una labor superficial, indirectamente se está promoviendo una verdadera siembra de malas hierbas, favoreciendo por tanto una mayor infestación. Otro problema asociado a la realización de labores en el terreno es la compactación que se produce por las ruedas de los tractores. Para minimizar este problema, dentro de la modalidad de laboreo reducido existe la tendencia a reducir los pases del tractor. En este sentido, han ido apareciendo en el mercado una serie de equipos, denominados aperos combinados, que incorporan en un mismo bastidor un elemento que labra el suelo, otro que desterrona y una sembradora al final (tren de siembra), de manera que en un solo pase se realizan todas las tareas de preparación de terreno, incluida la siembra. No obstante, en esta modalidad de mínimo laboreo se siguen utilizando aperos individuales que trabajan el terreno superficialmente y sin voltearla, como los cultivadores, vibrocultivadores, escarificadores, gradas de discos, gradas de púas, etc.

15. Labores básicas

Con la entrada en vigor de nuevas normativas que promueven, en primer lugar, la aplicación de otros métodos alternativos al uso de productos fitosanitarios, los productores de la agricultura tradicional como en la ecológica, deben buscar alternativas respetuosas con el medioambiente para luchar contra las malas hierbas. Para ello, se deben conocer y aplicar de forma racional todas las prácticas agronómicas que se pueden utilizar. Por ejemplo, existen determinadas prácticas de manejo relacionadas con la siembra y plantación que permiten incrementar la competencia del cultivo frente a las plantas arvenses. Algunas de estas técnicas son:

  1. Falsa siembra: consiste en preparar el terreno de cultivo (y no sembrar) con la intensión de que germinen las adventicias. Una vez que estas alcanzan el estado de plántula, se eliminan preparando por segunda vez el terreno de cultivo y posteriormente se procede a realizar la verdadera siembra del cultivo.
  2. Densidad de siembra: aumentando la dosis de siembra o el número/ tamaño de plantas a trasplantar se incrementa la cobertura vegetal del suelo y el sombreamiento, por lo que las plantas adventicias tienen más dificultades para prosperar.
  3. Trasplante del cultivo: en lugar de sembrar, el trasplante al terreno de las especies agrícolas ya germinadas y con un cierto desarrollo, supone una gran ventaja a la hora de competir por los recursos con la flora adventicia.
  4. Especie y variedad: la variedad seleccionada debe poseer una rápida emergencia y crecimiento inicial para ser competitiva, así como una buena adaptación a las condiciones climáticas y edafológicas de la zona.
  5. Siembra en líneas: es una estrategia que consiste en la siembra de dos, tres, cuatro, etc., líneas de cultivo agrupadas en bloques, dejando un espacio suficiente entre cada bloque para permitir el paso de las ruedas del tractor y poder realizar una escarda mecánica del terreno de plantación cuando el cultivo está establecido.
  6. Preparados naturales: existen herbicidas comerciales obtenidos a partir de aceites esenciales de plantas, perfectamente compatibles con la agricultura ecológica, que se pueden utilizar en el control de las malas hierbas.

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Nota

La densidad de siembra debe ser equilibrada, ya que si es excesiva, puede suponer un gasto para la explotación al no ser proporcionales los rendimientos obtenidos con respecto al incremento del coste debido al aumento de densidad de siembra.

Otras técnicas básicas para el control de la flora arvense, como pueden ser el desherbado mecánico mediante aperos, los sistemas que existen para el mantenimiento del suelo, los cultivos enarenados y los acolchados, se explican a continuación.

15.1. Aperos para escardar y aporcar

La escarda consiste en eliminar las plantas adventicias mediante la modificación de la superficie del terreno y consiguiendo que se rompa la unión suelo-planta. De esta forma, una vez desestabilizada la fijación de la planta a la tierra, es más fácil que se deshidrate siempre que se den las condiciones óptimas para ello.

La eliminación de la flora arvense sobre los terrenos se puede realizar mediante herramientas manuales, o bien a través de aperos que se puedan acoplar a equipos mecánicos. La escarda manual está orientada para trabajos en pequeñas superficies y permiten trabajar en los espacios entre líneas y entre plantas dentro de un cultivo. Entre las herramientas manuales que se utilizan para escardar, especialmente en pequeñas superficies, se encuentran: la azada, azadilla, almocafre, escardador, escarificador y legón. Todas estas herramientas se caracterizan por estar compuestas por un soporte o mango de madera al que se le acopla un elemento metálico con la función de escardar.

La azada consta de un elemento cortante metálico generalmente de forma rectangular y de ancho variable según el modelo. Con esta herramienta se puede remover el suelo y extraer la planta del suelo, o incluso cortar la parte aérea de la planta con un corte en el tallo. La azadilla es parecida a esta herramienta, aunque de menor tamaño tanto el mango como el elemento metálico. El almocafre, es similar a la azadilla, pero se diferencia con esta en la forma del elemento cortante que suele ser curvo, y en algunos modelos, la hoja puede terminar en punta. El escardador se caracteriza porque el elemento cortante es un hoja horizontal unida por sus extremos al mango y que elimina las malas hierbas arañando superficialmente el terreno (algunos modelos tienen una cuchilla oscilante que permite trabajar realizando movimientos hacia atrás y hacia adelante). El escarificador por el contrario consta de unos dientes o púas que se unen al mango con los que remover el terreno. El legón es una herramienta ligera con una hoja fina, de menor tamaño que la azada y con un borde afilado, que permite raspar el terreno y cortar la vegetación.

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Nota

En los casos de pretender eliminar plantas (diente de león, acedera, cardo, etc.) con un sistema radicular profundo y pivotante, es conveniente utilizar alguna herramienta, como la gubia o cuchillo trasplantador, que pueda introducirse fácilmente en el perfil del suelo.

La azada de ruedas es una herramienta manual que ha aumentado su utilización gracias a la agricultura ecológica. Está especialmente indicada para desherbar en cultivos entre líneas y siempre que el terreno posea una humedad adecuada (suelo en estado de tempero) y que no esté compactado ni presenta una gran cantidad de piedras. Esta herramienta, que debe ser empujada por una persona, consta básicamente de un manillar, una rueda y un apero en contacto con el terreno y unido a los anteriores complementos. En función del trabajo a realizar se le pueden añadir o montar distintos aperos intercambiables (binadoras, aporcadores y escardadores), para los distintos anchos de líneas o surcos. A diferencia de otras herramientas manuales permite trabajar rápidamente, sin grandes esfuerzos y sin tener que flexionar las piernas o la espalda.

La escarda mecánica realizada con maquinaria y distintos aperos arrastrados o acoplados a vehículos agrícolas, permite el desherbado de grandes superficies de terrenos mediante la fragmentación o arranque de las plantas adventicias. Existen aperos que permiten trabajar antes o después de establecerse el cultivo y su eficacia, dependerá principalmente del equipo empleado y velocidad de trabajo, de la clase de especie arvense y su nivel de desarrollo, y del estado del terreno (humedad, dureza, etc.) y tipo de suelo. También existen aperos mecánicos que además de quitar maleza entre las calles de los cultivos, también lo hacen en los espacios comprendidos entre planta y planta dentro de cada fila del cultivo.

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Importante

En general, las especias adventicias anuales se controlan mejor durante sus primeras etapas de crecimiento y con el suelo con escasa humedad. En especies perennes (Sorghum halepense, Cyperus rotundus, etc.), habrá que efectuar frecuentes escardas con el objetivo de agotar sus reservas y capacidad de rebrote.

Entre los aperos para realizar la escarda mecánica se encuentran las grada de púas flexibles, equipos con cepillos rotatorios, escardadores de dedos, escardadores de torsión cultivadores sistemas de autoguiado con detectores de líneas o plantas, escardadores digitales y de torsión etc.

Las gradas de púas flexibles constan de un bastidor con distintas barras a las que están unidas una serie de varillas con posibilidad de moverse en zigzag gracias al muelle que poseen en su parte superior. Este apero permite desenterrar completamente o parcialmente las malas hierbas cuando el cultivo está establecido. No obstante, para evitar un daño excesivo sobre el cultivo (normalmente cereal), previamente se debe regular la presión ejercida sobre el terreno y el ángulo de trabajo, así como no realizar los pases hasta que el sistema radicular del cultivo no esté bien fijado al suelo.

Los aperos cepilladores son equipos arrastrados por equipos de tracción mecánica que se conectan a la toma de fuerza de los mismos para su accionamiento. La acción desherbante se realiza gracias a unos rodillos con cerdas de fibra plástica que giran rápidamente sobre el suelo, consiguiendo arrancar las malas hierbas. Se pueden utilizar cuando los cultivos están implantados, trabajando siempre entre líneas y en suelos con escasa pedregosidad. Según los distintos modelos, los cepillos pueden encontrarse en posición horizontal y vertical, y tanto en un caso como en otro, se debe regular la presión de trabajo ejercida sobre el suelo.

Los escardadores de dedos se utilizan principalmente para el control de plantas adventicias en cultivos hortícolas. Este equipo arranca y esparce las plantas adventicias dentro de una línea de cultivo (entre planta y planta) mediante dos discos en forma de estrella que giran, por el contacto con el suelo y el movimiento del tractor, a cada lado de las plantas hortícolas. Estos aperos permiten adaptar la distancia entre los discos para poder trabajar con seguridad de no dañar a las especies cultivadas.

Los escardadores de torsión son otro tipo de aperos desherbantes, aunque no son tan conocidos ni tan frecuentes en los cultivos españoles, hasta el momento. Están indicados para trabajar entre filas de plantas y en cultivos de crecimiento lento como la zanahoria y cebolla. Su elemento de trabajo son dos varillas metálicas y largas dispuestas en paralelo que en sus extremos reducen su distancia para lograr arrancar las malas hierbas.

Los cultivadores arrastrados por tractores o por motocultores, también son una alternativa para la lucha contra las malas hierbas de una plantación, además de servir para el laboreo. Estos aperos se caracterizan por permitir el intercambio de las cuchillas o elementos que trabajan el terreno. Para desherbar pueden ser válidos todas las clases de cuchillas, pero especialmente efectiva es la cuchilla de cola de golondrina, que es capaz de arrancar malas hierbas de gran tamaño.

Aunque los rotocultores están pensados para labrar el terreno, en el mercado existen equipos con rotores verticales y horizontales que son muy efectivos en el control de las malas hierbas. Estos equipos deben ser accionados por la toma de fuerza del tractor y actúan arrancando y enterrando a las plantas adventicias.

Por último, en el mercado también pueden encontrarse escardadores térmicos o de llama, que mediante la aplicación de calor logran destruyen las malas hierbas, y otros equipos menos aconsejables, denominados escardadores neumáticos, que utilizan aire a presión para combatir la flora arvense.

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Sabía que...

Hoy en día, es posible encontrar algunos aperos que disponen de sistemas (sensores) de guiado automático o detección de vegetación, capaces de efectuar con precisión un desherbado en las proximidades de cada planta del cultivo.

El aporcado es otra técnica que puede ser utilizada en el control de la vegetación adventicia en terrenos. En muchos casos es una técnica complementaria a la escarda mecánica realizada con aperos como los cultivadores. Esta práctica del aporcado consiste en aportar tierra a las malas hierbas con el objetivo de enterrarlas, ahogarlas e impedir que les llegue la radiación solar y puedan realizar la fotosíntesis. Esta labor se puede realizar en aquellos cultivos plantados en línea y con espacio suficiente entre filas de plantas. Además en plantaciones configuradas en caballones y surcos, esta labor se puede realizar estando establecido el cultivo y puede servir al mismo tiempo como una labor de mantenimiento de los propios lomos.

En espacios pequeños esta labor de aporcado se puede realizar adecuadamente con la azada, pero en superficies grandes se recomienda efectuarla de forma mecánica por su sencillez y rapidez. Entre los aperos utilizados para echar tierra sobre la base de los cultivos se emplean principalmente cultivadores. Arrastrados por tractores o por motocultores, estos equipos constan de un bastidor y barras transversales donde se pueden acoplar distintos elementos de labranza de un mismo tipo o combinados. Para estos trabajos se emplean las rejas, denominadas aporcadoras, que poseen unas pequeñas aletas para desplazar la tierra.

Además de los cultivadores, también se pueden utilizar aperos denominados aporcadores, acaballanadores o surcadores. Estos aperos constan de un bastidor donde se acoplan elementos en forma de V dispuestos horizontalmente (paralelamente al suelo) y al trabajar sobre el suelo, van formando un surco y amontonando tierra a cada lado. Existen por último otro tipo de aperos, que en lugar de disponer elementos en V, poseen una par de discos orientados convenientemente que permiten regularse su inclinación y ángulo para modificar la anchura y forma de los caballones.

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Actividades

19. Cite las ventajas e inconvenientes de las gradas de púas flexibles cuando se utilizan en cereales.

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Aplicación práctica

Imagine que es un agricultor que dispone de una gran extensión de terreno dedicada a producción ecológica de cultivos hortícolas y pretende controlar el exceso de plantas adventicias de forma mecánica. Para ello, está pensando en adquirir un equipo escardador mecánico, pero no sabe qué tipo de aperos existen en el mercado.

Para tomar una decisión asiste a unas jornadas de demostración de maquinaria donde puede observar los siguientes aperos:

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© Fotografía 2: Blonder1984 Vía Web - CC BY-SA 3.0)

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© Fotografía 2: Dirk Ingo Franke Vía Web - CC BY-SA 2.0)

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Indique qué tipos de aperos se observan en cada una de las imágenes.

SOLUCIÓN

  1. Apero 1: se corresponde con un escardador de dedos.
  2. Apero 2: se corresponde con un escardador de eje vertical.
  3. Apero 3: se corresponde con un escardador de púas flexibles.
  4. Apero 4: se corresponde con un escardador térmico.
  5. Apero 5: se corresponde con un escardador de torsión.
  6. Apero 6: se corresponde con un escardador de cepillos rotatorios.

15.2. Sistemas de mantenimiento de suelo

Los sistemas de mantenimiento del suelo son el conjunto de prácticas agronómicas y culturales orientadas a mantener el suelo en condiciones óptimas para el crecimiento y desarrollo de los cultivos sin obstaculizar otras operaciones de cultivo. Según esta definición, los distintos sistemas de mantenimiento deben ser capaces en primer lugar de conservar y crear unas condiciones idóneas del suelo, mejorando sus características físicas, químicas y biológicas; en segundo lugar, poder combatir de forma efectiva la vegetación espontánea, minimizando su poder de competencia con los cultivos por los recursos nutricionales e hídricos, y por último, no entorpecer otras labores culturales de manejo del cultivo (fertilización, riego, poda, etc.).

Las distintas opciones que se presentan a la hora de mantener el suelo son:

  1. Suelo desnudo sin vegetación:
    1. Escarda
    2. Acolchado
    3. Combinación escarda-acolchado
  2. Suelo con vegetación o cubierta vegetal de forma permanente:
    1. Vegetación natural
    2. Vegetación semillada
  3. Suelo desnudo o con vegetación de forma temporal (sistema mixto):
    1. Vegetación natural
    2. Vegetación semillada
  4. Suelo con laboreo o sin laboreo:
    1. Laboreo reducido
    2. No laboreo o siembra directa

Para dejar el suelo desnudo sin vegetación, la estrategia sería intentar que la superficie de la plantación se mantuviera libre de vegetación durante la mayor parte del ciclo del cultivo. Para lograr este objetivo se puede optar por realizar escardas con cierta frecuencia mediante pases con aperos específicos, o bien de forma manual, con las herramientas adecuadas. La segunda opción consistiría en establecer una cubierta o acolchado con materiales orgánicos (paja, restos cultivo anterior, hojas secas, etc.) o inertes (plásticos, arena, grava, etc.). En este último caso, no es muy frecuente que el acolchado se aplique a toda la superficie de la plantación, sino que se suele combinar con labores de escarda para mantener el cultivo libre de malas hierbas. Esta combinación consistiría en mantener las líneas entre plantas del cultivo acolchadas y los espacios entre las calles o filas controladas mediante escarda.

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Importante

La opción del laboreo reducido practicado en la preparación del terreno también puede considerarse un tipo de labor susceptible de realizarse en todos los sistemas de mantenimiento.

La alternativa de mantener el suelo con vegetación de forma permanente durante todo el ciclo del cultivo se puede realizar mediante la propia vegetación espontánea o a través del semillado de especies determinadas de gramíneas (cebada, ballico, bromo, etc.), leguminosas (vezas, altramuces, etc.), etc. En ambos casos, el terreno no se escardaría, aunque el crecimiento de la cubierta vegetal se limitaría y controlaría mediante siega o el pastoreo de animales. En general, este tipo de sistema de mantenimiento es propio de cultivos de frutales. Además e igualmente en ambos casos, la vegetación podría cubrir toda la superficie de la plantación (líneas de árboles y calles) o de forma parcial si se localiza únicamente entre las calles.

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Nota

Otra opción en este caso podría ser la implantación de cubierta permanente en el centro de las calles y en la fila de los árboles establecer un acolchado (normalmente de plástico).

El sistema de mantenimiento del terreno, suelo desnudo o con vegetación de forma temporal, trata de combinar las dos alternativas anteriores. En este caso, consistiría en mantener el suelo desnudo durante el periodo del ciclo del cultivo, y otra temporada dejar que se desarrolle la vegetación natural durante el periodo en que esta es menos competitiva (sin excluir los posibles beneficios que pudieran derivarse), pero sin el fin de constituir una cubierta vegetal, sino de disminuir las intervenciones.

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Cultivo olivar con vegetación semillada con cobertura total del suelo

Independientemente de establecer algunos de los sistemas de mantenimiento anteriores, en la preparación del terreno se puede optar por realizar laboreo o no. En el caso de siembra directa, se optaría por no realizar ninguna labor de movimiento de tierra y utilizar maquinaria adaptada para la siembra sobre los restos del cultivo anterior. El laboreo reducido, por el contrario consistiría en preparar el lecho de siembra con aperos que trabajen el suelo de forma superficial (a menos de 15 cm).

La decisión sobre qué sistema de mantenimiento del suelo se elige en una explotación ecológica se debe realizar en base a ciertos criterios y teniendo en cuenta que una vez adoptada una determinada opción, su modificación resulta complicada. Los factores que deben estimarse a la hora de implantar un sistema de mantenimiento del suelo son:

  1. Diseño de la plantación
  2. Tipología de la maquinaria disponible
  3. Sistema de riego
  4. Características del terreno
  5. Coste a largo plazo del sistema adoptado
  6. Beneficios ambientales

Son múltiples las consideraciones que es preciso hacer para elegir correctamente la técnica de mantenimiento del suelo. Como primer paso resulta aconsejable estudiar detenidamente las condiciones del medio ecológico y las características de la plantación. En segundo lugar, analizar profundamente las ventajas e inconvenientes que las distintas técnicas presentan en los diferentes aspectos en los que inciden: la planta, el suelo, la vegetación espontánea, las operaciones culturales, los parásitos, el régimen económico de la explotación, etc.

15.3. Cultivos enarenados

El cultivo enarenado supone modificar artificialmente los terrenos inicialmente poco aptos para el establecimiento de cultivo con el objetivo de mejorar sus aptitudes agronómicas.

Dicha modificación consiste en añadir varias capas de materiales naturales con características físicas, químicas y biológicas muy diferentes. En general, los cultivos enarenados están compuestos además de por el suelo natural, por una capa de tierra arcillosa, otra de materia orgánica y una capa granular a base de arena.

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El primer estrato a base de tierra arcillosa aportada por encima del suelo natural ayuda a limitar por un lado la pérdida de agua hacia capas más profundas y por otro impedir la ascensión de aguas con grandes concentración de sales. Normalmente, estos cultivos se establecen en zonas como Almería, Murcia, Granada, Islas Canarias, etc., que se caracterizan por la alta salinidad de sus suelos y por su baja pluviometría.

La capa de materia orgánica, constituida básicamente de estiércol poco descompuesto, además de aumentar la fertilidad, permite mantener una alta humedad y temperatura en el medio de cultivo. El estiércol empleado debe estar previamente fermentado, estar bien desmenuzado, suelto, y no contener restos vegetales visibles. Por último, la capa más superficial a base de arena otorga una alta velocidad de infiltración del agua, protección contra la pérdida excesiva de humedad, así como una capacidad amortiguadora frente a las temperaturas extremas.

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Nota

La arena ayuda a mantener un balance térmico óptimo durante las 24 h del día, debido a su alto porcentaje de macroporos. Esto huecos se llenan de aire, que es un excelente aislante térmico, evitando que el suelo alcance altas temperaturas durante el día y se enfríe excesivamente por la noche.

El empleo de esta práctica se justifica por una serie de ventajas relacionadas con distintos aspectos:

  1. Las pérdidas de agua por evaporación y por infiltración hacia capas más profundas son menores.
  2. Posibilita cultivar en suelos salinos y regar con aguas ligeramente salinas.
  3. Se incrementa la temperatura del suelo varios grados respecto los suelos desnudos.
  4. Gran parte de la luz reflejada por la arena incide sobre la planta, aumentando la tasa fotosintética y adelantando el ciclo vegetativo de las plantas (mayor precocidad de los cultivos).
  5. El mantenimiento de la humedad y del calor, junto a un pH ácido de la materia orgánica, estimula la actividad biológica y se incrementa la fertilidad del medio de cultivo.
  6. Gracias a la arena de reduce la compactación y el agrietamiento del terreno típicos de suelos arcillosos y salinos.

En relación a los inconvenientes, se puede citar el alto coste de su implantación, el aumento de problemas fitosanitarios a causa del microclima (temperatura y humedad elevada) que favorece la aparición de enfermedades criptogámicas, el desarrollo de patógenos del suelo (nematodos), las hierbas adventicias con sistema radicular profundo son difíciles de eliminar por la imposibilidad de labrar el suelo, etc. Además, su utilización se limita a pequeñas extensiones de superficie (invernaderos, huertos hortícolas, etc.) y se obliga a realizar cada cierto tiempo una labor denominada retranqueo. El objetivo principal de esta labor es recuperar la fertilidad del sistema mediante la incorporación de nuevo estiércol, aunque su realización también se justifica ante casos importantes de infestación de malas hierbas. Para llevar a cabo esta práctica, en primer lugar, se debe separar con mucho cuidado la arena y depositarla entre medias de las filas del cultivo y formando hileras para su posterior limpieza de restos y hojas de los cultivos. A continuación, se añade la capa nueva de estiércol, y por último, se vuelve a colocar la arena por encima (si es necesario también se aportará o renovará parte de la arena).

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Sabía que...

Aunque se tienen referencias históricas de las ventajas de incorporar una capa de arena al suelo en la región mediterránea, no fue a partir del año 1955 cuando se empezó a experimentar con los primeros cultivos enarenados en Almería.

15.4. Acolchados

Los acolchados de material plástico son los demandados por los agricultores por su baja relación coste-beneficio, ser flexibles e inertes, y por permitir su colocación de forma mecanizada. En función de la superficie ocupada en el terreno de cultivo, los acolchados pueden ser totales (ocupan todo la parcela de plantación) o parciales (protegen únicamente la fila donde se encuentran las especies vegetales). Esta última opción es la más habitual por la reducción de costes al necesitar menos material y por facilitar la realización de labores agrícolas entre las líneas de los cultivos.

El acolchado parcial se realiza normalmente bajo terrenos de cultivos organizados en caballones o surcos, camas o mesetas, etc., de forma mecánica y antes de la siembra o trasplante para facilitar su colocación.

Ya sea de forma manual o mecánica, la instalación de los acolchados plásticos debe iniciarse con una buena preparación del suelo, de forma que se asegure que el terreno quede limpio, suelto y sin grandes terrones. Una vez que el suelo posee una estructura adecuada, los pasos a seguir en la instalación de forma manual han de ser los siguientes:

  1. Organización de la parcela en caballones, camas o mesetas, etc., según el ancho determinado y colocación de las tuberías de riego localizado por encima de los mismos, si procede.
  2. Una vez realizados los caballones, se deben practicar dos zanjas longitudinales a cada lado y a lo largo del caballón.
  3. En cada extremo de cada caballón (al inició y al final) se debe realizar una zanja transversal al mismo.
  4. Colocar un extremo de la película plástica al inicio del caballón sobre la zanja practicada anteriormente y taparla con tierra.
  5. Fijado un extremo de la película plástica, se va desenrollando tramos cada 5 o 10 m y se deja descansar sobre el terreno para ir tapando los extremos longitudinales a cada lado del caballón.
  6. Al final del caballón se fija el plástico de la misma forma que se hizo en el otro extremo de la franja.

Una vez que está colocada se debe asegurar que el acolchado plástico quede sin pliegues, tensado lo máximo posible, sin bolsas de aire de forma que se quede adherida a la tierra. Además, se debe asegurar que tanto los bordes transversales como longitudinales estén bien enterrados y no existan huecos por donde pueda entrar el viento y levantar el plástico.

La colocación de forma manual del acolchado es viable en aquellas plantaciones pequeñas, pero para grandes superficies se recomienda el uso de equipos especiales que reducen considerablemente el tiempo requerido para esta operación. Estos equipos son realmente aperos que se acoplan a un tractor, y los más completos pueden formar los caballones al mismo tiempo que instalan el acolchado y lo fijan al terreno. Algunos hasta permiten incluso, ajustar la anchura de formación del caballón y su altura.

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Nota

La instalación mecanizada del acolchado plástico se puede incluso aprovechar para colocar la tubería de riego de forma simultánea.

16. Resumen

Considerando el sistema de producción ecológica como un todo en el que concurren multitud de factores, el concepto de planta adventicia o mala hierba no se debe contemplar como componente aislado, sino dentro de las interacciones del agrosistema con el suelo, cultivo, plagas, enfermedades, etc. De este modo, es posible entender que incluso de esta vegetación espontánea se pueden obtener ciertos beneficios, por ejemplo, contribuyen a reducir la erosión del suelo, aportan materia orgánica, aumentan la biodiversidad de los cultivos, etc. Por ello, el objetivo de la agricultura ecológica no es pretender eliminarlas en cuanto aparecen, sino en buscar un equilibrio entre estas y el cultivo.

No obstante, en muchas de las ocasiones es necesario desarrollar medidas encaminadas hacia la regulación de la población de malezas en el cultivo, concretamente cuando se sobrepasa el periodo crítico de competencia, es decir, el intervalo máximo de tiempo que las plantas pueden permanecer en el terreno sin afectar al rendimiento del cultivo. En estos casos, como en agricultura ecológica, no está permitida la utilización de productos químicos de síntesis, se deben utilizar todas las prácticas preventivas, agronómicas y físicas disponibles a su alcance.

Entre los métodos de lucha contra la infestación de la maleza descritos en este capítulo se encuentran: el uso de semilla certificada, policultivos, asociaciones de cultivos y rotaciones, acolchados orgánicos e inorgánicos, tratamientos físicos de eliminación directa (escarda, siega, solarización), etc.

Con el conjunto de todas estas prácticas, junto con los distintos sistemas de mantenimiento del suelo y las estrategias disponibles para la lucha contra la erosión hídrica (cultivos en terrazas, en caballones o surcos), mecánica (laboreo reducido o siembra directa y eólica (cortavientos vegetales), se pretende actuar sobre todos los factores de una forma racional y respetuosa con el medioambiente.

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Ejercicios de repaso y autoevaluación

1. Dibuje esquemáticamente la distribución de las distintas modalidades de policultivos que pueden establecerse en un terreno.

  1. Cultivos intercalados
  2. Cultivos en franjas
  3. Cultivos mezclados

2. ¿En qué consisten las rotaciones en agricultura ecológica?

3. De las siguientes afirmaciones relacionadas con los cortavientos señale cuál es la correcta.

  1. Los cortavientos impermeables (alrededor del 25 % de huecos) reducen bastante la velocidad del viento, pero en cambio pueden originar torbellinos.
  2. Los cortavientos del viento semipermeables (alrededor del 50 % huecos) aumentan la probabilidad de originar turbulencias y apenas reducen la velocidad del viento.
  3. Los cortavientos permeables (alrededor del 75 % de huecos) son los más recomendados.
  4. Todas las opciones son incorrectas.

4. Relacione los siguientes conceptos con su propia descripción.

  1. Cultivo en caballones o surcos
  2. Cultivos enarenados
  3. Cultivos a nivel
  4. Cultivos en terrazas
  1. Distribución de los cultivos en pequeñas zonas escalonadas.
  2. Localización de los cultivos sobre elevaciones o depresiones realizadas en el terreno.
  3. Disposición de los cultivos en líneas o franjas de vegetación de forma perpendicular a la línea de máxima pendiente.
  4. Implantación de cultivos bajo varias capas de materiales naturales con características físicas, químicas y biológicas muy diferentes.

5. Indique las diferencias entre variedades de semillas híbridas y variedades locales o tradicionales.

6. Busque en la siguiente sopa de letras herramientas empleadas en el desherbado manual.

E H S J L O N R I O
R T E L E G O N K T
L R M Q C U B A G O
U N P M N F E C E A
H Q N A Z A D A F Z
A Z A D I L L A T D
A L M O C A F R E X
E S C A R D A D O R

7. Indique el procedimiento a seguir a la hora de realizar la solarización sobre un terreno.

8. ¿En qué consiste la siembra directa?

9. Dibuje esquemáticamente la distribución de las plantas en un cultivo según el marco real, rectangular, tresbolillo y cinco de oros.

10. ¿Qué ventajas presentan los acolchados plásticos?