Los días pasan, los meses pasan, los años pasan y nosotros pasamos. Treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta años… y un día tu vida habrá pasado a ser una de esas lágrimas en la lluvia que se perderán en el tiempo. No podemos dejar pasar la vida sin disfrutarla, sin atesorar todas las sensaciones y darle importancia a cada momento.
Al poco de nacer mi hija Noa, un día, antes de salir de casa para irme a trabajar, me despedí de ella y de Belén. Como siempre, cada despedida, al igual que cada llegada, son momentos importantes, y en mi familia esos momentos son instantes de abrazar, besar y tocar. La cuestión es que le di a Noa un beso. Era tan pequeñita que no sabía por dónde besarla, por mucho que me apeteciera hacerlo, y tenía que estudiar primero la forma de no asustarla; es lo que tienen los bebés de pocas semanas.
Después de darle ese beso, pensé: «¿Y si este fuera el último beso que le doy? Por cualquier razón, ¿y si fuera este el último?» Este pensamiento me hizo repetir mi beso, hacerlo más lentamente, disfrutarlo más y tener más sensaciones, hacerlo de una forma en la que casi me hubiera gustado dejar una parte de mí y también, cómo no, llevarme una parte de ella.
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PREGUNTAS PARA DESPERTAR Si vivieras tu vida como si cada momento fuera el último, ¿qué cambiaría? |
En ocasiones nos tomamos la vida como algo que damos por sentado, lo damos por hecho. Damos un beso mientras pensamos en lo tarde que llegamos al trabajo, nos duchamos mientras pensamos en una nueva idea para nuestro negocio o en qué haremos mañana.
Pero desde aquel beso, desde ese momento de despedida, mi reto es disfrutar de cada momento como si fuera el último. Vivirlo dulcemente, sentirlo, notarlo y bañarme en las mágicas aguas, en las sensaciones geniales que se esconden en cada momento que vivimos. ¡Hay tantos momentos!
Belén y yo somos especialistas en saber parar para disfrutar del momento, es una característica de nuestra relación de pareja. Nos gusta pararnos para sentirnos, nos parece necesario para no perder el norte.
Veo parejas que olvidan que el centro sobre el que gira todo lo demás son ellos; es la unión tan fuerte que algún día tuvieron lo que les hace salir adelante.
No me interesa pasar por la vida sin sentirla, no estoy aquí para otra cosa que tener sensaciones y, cuando me centro en el momento presente, cuando vivo cada momento como si fuera el último, parece que disfruto mucho más de la vida. Lo demás es conseguir metas, ganar dinero y poco más, todo superficial. Pero lo interesante de verdad es sentir. No hay dos vidas. Solo tienes una.
Si vives la vida sin sentirla estarás medio apático, desconectado del latir del mundo.
Hay quien se permite estar enfadado con otras personas. En mi opinión, enfadarse con los demás es inútil. Además, imagina que mientras estáis enfadados a alguno de los dos os ocurre algo. Sería muy difícil de asumir, enfadarse con alguien a quien quieres y que sea la última vez que ves a esa persona.
Sería bueno amarnos en el sentido amplio de la palabra, en el sentido más incondicional. Requiere un esfuerzo notable, pero merece la pena. Lo demás son números, política, facturas, fechas y la lógica del día a día, algo que nos puede aburrir enormemente si no fuera por nuestra capacidad de enamorarnos de nuestras parejas, de nuestros hijos, de nuestros familiares y amigos. Y de la vida, ¿estás enamorado de la vida?
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REFLEXIÓN PARA MEDITAR No te mueve la lógica, te mueve la emoción. Estás aquí gracias a la pasión y solo cuando te reconozcas una persona apasionada por la vida podrás vivirla en toda su extensión. |
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PREGUNTAS PARA DESPERTAR ¿Qué cosas haces demasiado rápido pero que merecerían que te detuvieras a sentirlas y disfrutarlas con mayor detenimiento? |