Introducción

Los mitos nórdicos han conseguido despertar una atención generalizada en el mundo. Esto es algo que, sobre todo, se debe a un gran interés por los mitos y leyendas tocantes al mundo de los vikingos (los nórdicos) y también gracias a una diáspora escandinava (sobre todo en los Estados Unidos) que ha difundido tales mitos por todo el orbe conocido.

Que existe un interés muy generalizado queda de manifiesto por la aparición de temas mitológicos nórdicos en la cultura popular. Películas como Thor (2011), Thor II: El mundo oscuro (2013) y las protagonizadas por los Vengadores en las que aparece Thor (la última es Vengadores: La era de Ultrón, 2015), prueban la existencia de un interés sostenido por reinterpretar —y también por generar historias derivadas de— la mitología nórdica. Esas películas en concreto, son adaptaciones de los cómics de superhéroes de la Marvel, cuyos creadores (Stan Lee y Jack Kirby) basaron su personaje de Thor en el dios del trueno de la mitología nórdica. A eso hemos de sumar que la Tierra Media de Tolkien (tal como aparece tanto en El señor de los anillos como en El Hobbit) tiene una deuda enorme con la mitología nórdico-germánica.

Esto no es nada nuevo, ya que tales historias han sido difundidas y adaptadas a través del tiempo y de las culturas. Desde los homenajes de los islandeses medievales a sus raíces vikingas, al poner por escrito tales mitos, hasta el poema de William Morris, Sigurd el Volsung. De El anillo de los Nibelungos (Der Ring des Nibelungen) al hombre-lobo de J.K. Rowling, Fenrir Greyback. Desde la manipulación durante el siglo xx, por parte de los nazis y sus aliados, de la mitología nórdica, a las referencias comerciales y culturales a tales mitos para promocionar equipos deportivos, cervezas, restaurantes y mucho más. Con claridad, la mitología nórdica sigue ejerciendo su influencia sobre todo un abanico de aspectos de la cultura moderna.

La pregunta es: ¿cuáles son las antiguas historias que subyacen tras estas recreaciones y reinterpretaciones tardías? Este libro pretende tanto proporcionar una lectura nueva de estas historias dramáticas como ponerlas en contexto, para que se pueda entender su lugar dentro de la cosmovisión de los vikingos. Aquí no hay traducciones nuevas de los mitos y leyendas. Eso obedece al hecho de que ya existe cierto número de traducciones académicas a partir del antiguo lenguaje nórdico, y también a que los relatos —incluso transcritos por expertos— pueden resultar difíciles de traducir. En lugar de eso, aquí se narran de manera libre. A partir de las historias originales, pero presentados de modo accesible en forma de relatos que se puedan leer como tales. Han sido extraídos de la matriz de las narraciones medievales (la mayor parte de ellas islandesas), de la misma forma que un paleontólogo obtiene un fósil de dinosaurio a partir de los huecos incrustados en una masa rocosa. El resultado es que un lector moderno puede explorar las distintas historias y leyendas.

Las historias en cuestión son mitos nórdicos (historias por lo general religiosas que explican los orígenes; por qué las cosas son como son; la naturaleza de lo espiritual) y, en menor medida, leyendas (historias que tratan de explicar sucesos históricos y que pueden involucrar a personajes históricos, pero que no se cuentan de manera historicista, y que a menudo incluyen elementos sobrenaturales). Todos ellos, juntos, nos llevan al mundo espiritual de la Era Vikinga de la Alta Edad Media.

Con respecto al idioma, el nórdico antiguo empleaba letras que ya no están en uso en idiomas modernos. En casi todos los casos, estas letras se han traducido a las del alfabeto actual. Para dar un ejemplo obvio, el Óðinn nórdico se presenta con la forma mucho más familiar de Odín. Sin embargo, de manera excepcional, aparecerán cuando hacen referencia a una fuente, un nombre personal a un nombre de lugar que los emplee, o formen parte de lugares modernos, etc., además de letras modernas, las propias de lenguajes escandinavos. La única excepción es la de la palabra Æsir (una de las dos familias de dioses nórdicos), que se emplea con esa forma debido a que es la habitual en muchas fuentes actuales, y no tanto la forma moderna de Aesir.

Respecto a las fuentes escritas, nos hemos referido a ellas en una forma entendible, por lo que empleamos, por ejemplo, Los dichos de Grimnir en lugar de Grímnismál. Cuando se usa una palabra, frase o fuente en nórdico antiguo, va siempre acompañada de su traducción, como por ejemplo: Heimskringla (Círculo del Mundo) o el nombre personal Bodvar Bjarki (bjarki significa «oso pequeño»). En algunas ocasiones, el nombre de un manuscrito se ofrece sin traducción (como por ejemplo Codex Regius) porque esa es la convención habitual.

En 2013 y 2014, el coautor de este libro, Martyn Whittock, visitó Islandia, Dinamarca, Noruega y Suecia como parte de la investigación para su obra (lo que incluyó escrutar en los manuscritos de la exposición de la Casa de la Cultura de Reykjavik). Por su parte, Hannah Whittock (licenciada y máster de Cambridge en estudios anglosajones, nórdicos y célticos) ha aportado al proyecto un conocimiento detallado de los textos en nórdico antiguo y sus temáticas, junto con su capacidad para leer nórdico antiguo (el lenguaje en el que están escritos los relatos originales).

Hemos contraído una gran deuda con los eruditos, cuyas expertas traducciones nos han ayudado a expresar de manera libre nuestra versión de los relatos de estos mitos y leyendas, y una selección de las mismas se ofrece en la bibliografía selecta al final del libro. Los lectores que deseen estudiar estos mitos en el contexto de la literatura en la que fueron consignados por primera vez pueden acceder a ellos a través de tales traducciones.

Cualquier error, por supuesto, es nuestro.

Martyn y Hannah Whittock