Más que un libro una historia de salvación: la Biblia

Bitácora es el armario o caja de madera que está fijo a la cubierta de un barco, junto a la rueda del timón, para cuidar que la aguja náutica siempre se mantenga en forma horizontal. En ella se guardaba de las inclemencias un libro que conservaba la memoria de los acontecimientos del viaje.

Actualmente también se llama bitácora al cuaderno de trabajo en que estudiantes, diseñadores y trabajadores de empresas en general anotan la información fundamental, útil y necesaria para su labor. Así, los protagonistas o testigos de sucesos importantes los dejan plasmados por escrito. Podríamos comparar la Biblia con una bitácora porque el texto sagrado conserva fielmente los momentos más importantes en que Dios ha intervenido en nuestra historia. Es importante subrayar que lo escrito, antes de ser letra muerta, fue historia de vida. Por lo tanto, no es importante la escritura en sí misma, sino los acontecimientos que narra o profetiza. En este sentido, la Biblia no es un libro viejo y solo parte del pasado. Por el contrario, nos recuerda que Dios actuó y sigue actuando en nuestra historia convirtiéndola en una historia de salvación. La Biblia es importante, pero no el único medio para comprender la revelación de Dios. Por ello, la Iglesia enriquece el mensaje bíblico con elementos como la historia, la arqueología, la tradición, etc. Se llama Biblia al conjunto de libros que el pueblo judío y todos los cristianos consideran sagrados porque fueron revelados por Dios. La Biblia es una pequeña biblioteca de 73 libros con un mismo mensaje: la relación entre Dios y el hombre. De hecho, la palabra Biblia se deriva del griego Biblia, plural de biblión, que significa los libros. El conjunto se divide en dos grandes partes: Antiguo y Nuevo Testamento. El primero inicia con el libro del Génesis y concluye antes de la llegada de Cristo. El Nuevo Testamento incluye los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las epístolas o cartas de los Apóstoles y el Apocalipsis. El pueblo judío solo acepta el Antiguo Testamento. Para los cristianos, la parte más importante es el Nuevo Testamento. Los libros del Antiguo Testamento se escribieron originalmente en hebreo; los del Nuevo, en griego. La primera traducción se hizo al latín y después a todas las lenguas.

La Biblia nos permite conocer la relación entre Dios y su pueblo elegido.