Un mapa inútil (cuento)

Hubo una vez un rey que, antes de fallecer, decidió enterrar todo su tesoro en una determinada isla. El monarca quería premiar con ello a la persona que, llevada por la sabiduría, el valor, la constancia y la tenacidad, se lanzara en su búsqueda.

Antes de morir, dibujó sobre pergamino dos mapas que permitirían localizar el sitio del escondite. En ellos indicó con mucho cuidado los puntos cardinales y todos los detalles de referencia: montañas, ríos e incluso las siete palmeras que indicaban el lugar exacto. Luego, colocó cada uno de los mapas dentro de pequeños cofres de madera. Uno lo hizo flotar sobre el lago del sur y el otro en el mar del norte. Después de algunos años los cofres llegaron a distintas orillas. Uno se conservó íntegro, pero el otro fue descubierto por un ratón de campo que se alimentó de algunas de sus partes. Poco tiempo después, los encontraron, en distintas partes del mundo, dos exploradores: Serorre y Dadrev. El joven Serorre inició el camino desde el sur. Siguiendo las indicaciones del mapa mutilado por el ratón llegó rápidamente a la isla del tesoro, cruzó la montaña de fuego y el río plateado. Sin embargo, aunque estuvo muy cerca, nunca pudo encontrar el cofre lleno de riquezas. El explorador hizo muchas excavaciones en vano, pues siempre erró. Al mapa mutilado por el ratón, le faltaban las siete palmeras que indicaban el lugar preciso. Serorre regresó a su pueblo y contó a todos las maravillas que había visto en su viaje, presumió su cercanía con el lugar del tesoro, pero nunca pudo gozarlo. Pocos días después llegó a la isla Dadrev, quien había iniciado el recorrido desde las orillas del mar del norte. Con el mapa completo encontró fácilmente el tesoro. Desde ese día no solo pudo compartir sus experiencias del viaje y describir las maravillas de la isla sino, también, el tesoro mismo.

Esta historia nos permite entender la diferencia entre tener una biblia completa o una sin siete libros. Quienes tienen la segunda, podrán estar muy cerca del tesoro, pero siempre les faltarán pequeños detalles para encontrarlo. Los nombres de los exploradores, Serrore y Dadrev, marcan también la diferencia de lo que cada uno puede encontrar si sigue su ejemplo. Simplemente pronuncia sus nombres al revés (Serorre = Errores, Dadrev = Verdad).