Prólogo

Que digo yo que ahora que me he quitado la nariz roja de goma para secarme el sudor, aprovecho para decirles que me produjo una gran satisfacción recibir el encargo de este libro de humor sobre los vascos. Que no es lo mismo que decir sobre «lo vasco». Desgraciadamente, el artículo indeterminado lo determina más de lo que quisiéramos, y seguido del adjetivo vasco no nos pinta siempre un paisaje de color. Pero creo que no ocurre lo mismo si decimos «los vascos»; en este caso, sí encontraremos más posibilidades, más matices… y esperanza. Además, el encargo se produjo por teléfono y precisamente desde Madrid. Un hombre al que no conocía de nada me dijo: «Sabemos que andáis por ahí haciendo humor vasco y nos gustaría que escribierais un libro». La palabra libro y la idea de escribirlo bloquearon mi mente unos segundos —lo confieso—, pero una vez asimiladas, me emocionó oír que se relacionaba a los vascos también con el humor. Siempre he pensado que el humor libera de prejuicios y une a la gente, así que me sentí un privilegiado por haber recibido esa llamada, y me acordé de muchas personas a las que les hubiera gustado estar en mi lugar. Personas entre las que se cuentan los compañeros del mundo del espectáculo con los que he aprendido a reír, y gentes que ni siquiera conozco, pero sé que están ahí. Son quienes viven sin más, con todo lo que eso supone; quienes nunca imponen su razón a nadie y llevan siempre, muy a su pesar, arenilla en el corazón.

Me vuelvo a colocar la nariz en su sitio y les recuerdo que para comprender cualquier hecho histórico hay que conocer las claves del momento en el que se produjo. Siguiendo esta norma de lógica aplastante, les voy a indicar, a día de hoy, qué datos conviene tener en cuenta para ubicar el contenido de este libro.

Al término de la redacción de estas líneas, sólo quedan dos Beatles vivos (la fortuna de uno es superior a la del otro); el Plan Ibarretxe todavía no se ha votado; los niños de Barcelona ya no pueden visitar a Copito de Nieve; el Papa viajero no viaja tanto, pero a él sí que se le puede visitar todavía; Fraga está en activo y se presenta de nuevo a las elecciones de la Xunta; ya casi no se habla del agujero de la capa de ozono y a nadie le importa ya si hay agua en Marte; los tanques del Prestige están vacíos (eso nos han dicho); a Zapatero se le empieza a pedir algo más que talante; Aznar da clases en una universidad de EE UU; Bill Gates sigue siendo el hombre más rico del mundo, aunque todos nos acordemos de su padre cuando se nos bloquea el ordenador; el príncipe Felipe se casó con una chica que salía en mi zapping; Ronaldinho hace soñar a la afición culé, que todavía se pregunta en qué consistió eso del Fórum de las Culturas; Maradona continúa dando positivo; Amenábar ya no está armario adentro, y su película es candidata al Oscar; el resto del mundo perdió en las elecciones presidenciales de EE UU, que a mí ni me va ni me viene, pero por comentarlo...

Óscar Terol