Introducción

El objetivo de este libro es proporcionar al lector una interpretación actual de las catedrales góticas, esos impresionantes lugares dedicados a la liturgia así como a otro tipo de ritos de carácter popular durante la Edad Media.

No nos interesaremos más que ligeramente por los aspectos visibles del monumento, es decir, por la obra de arte, pero seguiremos un largo recorrido transversal que nos permitirá reconstruir fielmente el «auténtico» significado y la «auténtica» historia de las catedrales y de sus constructores. Al final del recorrido, la catedral gótica parecerá un prototipo que deriva de la suma de experiencias y conocimientos recogida a lo largo de una historia muy larga y secreta. Esta historia es la de la tradición, que no debe confundirse con el tradicionalismo. El concepto de tradición (o de transmisión) reúne un conjunto de principios y leyes transmitidos desde una época muy antigua que permite una visión global de la realidad, tanto interior como exterior, considerada como un único y gran símbolo viviente.

En un principio, el mundo fue gobernado por una tradición única, que dio nacimiento a tradiciones particulares de todas las civilizaciones, sin que este origen primordial haya perdido nunca su función esencial. Por tanto, la obra de la tradición es, ante todo, una obra de civilización, difícil de reconocer sin embargo, puesto que su lenguaje ha sido confiado al símbolo y ha sido conservado en secreto.

No obstante, es necesario recordar que cualquier fragmento de conocimiento real que esté en nuestra posesión deriva de la tradición, que es su origen y su hogar. Así, aferrarse de algún modo a la tradición significa «volver a sus raíces profundas».

Esta perspectiva pide una gran atención a todo lo que normalmente no se dice, como las leyendas antiguas y los cuentos olvidados. Se trata de una historia que se aleja de la historia oficial, porque busca el símbolo contenido en el cuento que es su razón de ser. Pueden quedar algunos puntos oscuros, pero esto es inevitable cuando se trata de un saber secreto, transmitido desde hace milenios en el seno de cofradías de iniciados.

A lo largo de esta obra, algunos argumentos de importancia decisiva serán abordados varias veces desde puntos de vista diferentes.

La construcción de las catedrales europeas, que tuvo lugar en su mayor parte durante la Edad Media, constituye uno de los grandes hitos de la cultura occidental, no sólo por su indudable valor artístico, sino como exponente de la capacidad del hombre medieval que, con la escasez de medios técnicos con los que contaba, logró vencer las dificultades inherentes a la complejidad de los elementos constitutivos de dichos edificios. Asimismo, y este punto es el que nos interesa tratar con profundidad en este libro, las catedrales, síntesis de la grandeza de las ciudades, se erigen como forma impresionante de canalizar la fe y el fervor religioso de la época.

En primer lugar, pues, estudiaremos los datos históricos necesarios para localizar el origen de las catedrales, relacionado con el asentamiento entre los siglos XII y XIII de la arquitectura gótica y de la orden cisterciense.

A continuación, examinaremos el lenguaje simbólico visible en la catedral, para resaltar los símbolos (y saberes) que entran en juego con su construcción, y los edificios que desempeñaron una función análoga en el pasado.

En la Edad Media existía una serie de principios cosmológicos, metafísicos y religiosos que regulaban la vida de los hombres y que condicionaron la construcción de esos vastos y colosales monumentos que son las catedrales. Para entender la simbología que encierran es necesario abandonar por un momento nuestra forma de pensar para hacerlo como los hombres del medioevo, profundamente imbuidos por la religiosidad.

Seguidamente, guardaremos un gran espacio para los «albañiles», es decir, quienes tuvieron acceso al patrimonio de los conocimientos de la tradición, indispensable para la construcción de un espacio sagrado, y a la forma como este patrimonio ha sido transmitido a través de los siglos. Y no olvidaremos, por supuesto, el papel fundamental del maestro albañil.

También entraremos en la historia de los templarios, que, precisamente como herederos de esta tradición y poseedores de las leyes del símbolo, desempeñaron un papel decisivo en la construcción de las catedrales de Europa.

A continuación, ilustraremos el significado simbólico y esotérico de varios elementos de la arquitectura gótica, profundizando en el significado de la Gran Obra alquímica, que suele aparecer en segundo plano tras los símbolos visibles en las catedrales.

Estudiaremos con detalle la función y, sobre todo, la simbología de elementos de suma importancia en el conjunto de la catedral: desde la misma estructura de la iglesia (con el análisis cuidadoso de la planta, la fachada, el campanario, la cúpula o las naves) hasta el rosetón o las vidrieras, sin olvidar aspectos menos tangibles, pero igualmente fundamentales, como la luz, la música o el color. El hilo conductor que nos guiará en dicho análisis, no obstante, será la interpretación esotérica.

Esto nos conducirá al triste epílogo de esta historia: el proceso de los templarios, financiadores muchas veces de la construcción de las catedrales góticas, así como su desaparición. La supervivencia de la tradición fue confiada a los albañiles, masones y rosacruces, hasta que fueron descubiertos de nuevo en el siglo XX gracias a algunos eruditos.

Entre ellos, es justo recordar a algunos: en primer lugar, René Guénon, cuya rigurosa investigación ha permitido comprender la relación existente entre los diferentes símbolos y su derivación tradicional común. Su obra nos permite comprender mejor el significado de las catedrales, diccionarios y compendios del arte sagrado medieval.

También debemos mucho a Louis Charpentier, que dedicó dos obras al nacimiento de las catedrales y a su historia secreta, así como a Fulcanelli, autor de El misterio de las catedrales, que fue quien supo descifrar con todo detalle un compendio de ciencia alquímica en las catedrales.