
Tyson Baxter, staffordshire bull terrier (criador: M. Clarke; propietario: Flavio Canetto)
Entre las muchas crueldades que el hombre ha cometido a lo largo de la historia, y que todavía sigue cometiendo, figura la de disfrutar viendo pelear a los animales. Quizás alguien crea que esto forma parte del pasado, pero no es así. Por desgracia, este tipo de actividades está a la orden del día. Pensemos sin ir más lejos en las peleas de gallos o de perros que todavía divierten a un gran público.
Quizás alguien piense que es cosa de bárbaros que viven en lugares recónditos del mundo. Nada más lejos de ello. Las peleas de animales se llevan a cabo en todos los continentes, e incluso en los países más civilizados. Es cierto que están prohibidas por la ley, pero esto no es óbice para que se continúen celebrando y que generen un floreciente mercado de apuestas.
Así pues, es verdad: existen perros que se emplean en luchas sanguinarias. Entonces, ¿también es verdad lo que se lee sobre la existencia de razas muy feroces, de perros que sólo sirven para la agresión despiadada, cuyo único objetivo es matar a sus semejantes?
No, no es verdad. No existen perros feroces, animales implacables, sanguinarios y crueles asesinos. Lo único que existe son razas de perros en las que la crueldad humana ha seleccionado una valentía sin igual, una resistencia al dolor fuera de lo común, una determinación absoluta y una fuerza invencible. Estas son precisamente las características principales y comunes a las dos razas que presentamos en esta obra, el staffordshire bull terrier y el american staffordshire terrier.
Criados durante siglos con el objetivo de ser utilizados en las peleas, privados de todo tipo de afecto, instigados sin ninguna compasión contra otros animales, forzados al ayuno, aislados, golpeados y provocados, los pobres perros de razas utilizadas en las peleas sólo han desarrollado las características requeridas por el hombre.
Una vez fuera de los cosos, tratados con afecto y viviendo junto a sus dueños, se han convertido en los mejores compañeros que el hombre podría desear y, casi como queriendo hacer olvidar su cruento pasado —del cual, dicho sea de paso, tampoco se les puede culpar— se muestran siempre fieles, reservados, amigos fiables de toda la familia, especialmente de los más pequeños y de los más débiles.
Para comprarlos deberemos dirigirnos a criadores competentes y honestos, capaces de dar buenos consejos, sobre todo a los inexpertos. Los cachorros de razas con un temperamento fuerte y determinado, como es el caso de las dos que nos ocupan, tienen que ser educados con afecto y responsabilidad, evitando cualquier forma de instigación a la lucha y a la agresividad.
Si se crían con cariño y responsabilidad, en contacto con la familia, todos los perros se mostrarán como compañeros excepcionales, con quienes podremos contar ciegamente, tanto si buscamos su afecto, como si necesitamos protección personal o queremos que nos vigilen nuestras propiedades.
Hoy en día, tanto el staffordshire bull terrier como el american staffordshire terrier son perros equilibrados, obedientes y fieles que nos darán enormes satisfacciones.