INTRODUCCIÓN

Este pájaro urbano se conforma con poco. (© Hote/Cogis)

El ser humano vive en sociedad y busca desde siempre la compañía de sus semejantes. Comenzó agrupando su hábitat y luego este se desarrolló sin cesar. Así se constituyeron las ciudades. No obstante, esta evolución irremediable obligó al hombre a alterar su ambiente natural. En nuestros días, el asfalto y el hormigón se cuentan entre los símbolos negativos de la civilización moderna. Los espacios verdes escasean.

Aunque subsisten, la vida de los animales y del ser humano está amenazada por la constante agravación de la contaminación del aire, el suelo y el agua.

Tras el auge económico e inmobiliario de finales de los sesenta, el mundo descubrió la ecología y tomó conciencia de los estragos causados en la naturaleza. Esta reacción influyó asimismo en la reflexión sobre el urbanismo. Hoy en día nos esforzamos por construir casas dotadas de balcones o terrazas que constituyen jardines individuales. Esta intrusión pacífica de la naturaleza contribuye a crear un ambiente más alegre y lleno de color.

Además de las plantas, también los animales penetran en el universo del ser humano. Así, gatos, perros, hámsteres, canarios y peces son acogidos en el seno de las familias y se han convertido poco a poco en miembros de pleno derecho. Su presencia es tan importante que disfrutan de una comida específica y a veces incluso de ropa, ¡como los niños!

Sin embargo, la falta de espacio o un trabajo agobiante obligan a menudo al ciudadano a renunciar a la adopción de un animal. Experimenta entonces la frustración del deseo de vivir lo más cerca posible de la naturaleza. No obstante, muchos animales viven libres y a pesar de ello se han adaptado al ser humano. Algunas especies de pájaros, expulsadas de los campos por la agricultura industrial y por los cazadores, han elegido como domicilio nuestras ciudades de hormigón. Es una prueba manifiesta de su facultad de adaptación a los ruidos y a la circulación de los automóviles.

En la ciudad, la paloma es la reina. (© Remy/Cogis)

En la ciudad, los pájaros se alimentan de los abundantes desperdicios producidos por el ser humano y no están amenazados por los depredadores naturales, como zorros, halcones y otras especies.

Las aves migratorias (cigüeñas, estorninos) hacen una simple parada en las ciudades, mientras que otras especies regresan al campo al caer la noche (palomas torcaces, tórtolas turcas, gaviotas, etc.). A veces eligen su domicilio en la ciudad y duermen en los parques o bajo los tejados (palomas, gorriones, mirlos, golondrinas, etc.).

Provistos de sus prismáticos, los amantes de la ornitología observan con pasión los pájaros «urbanos». Dotados de infinita paciencia, tratan de domesticar a estos objetos de su admiración atrayéndolos con golosinas.

Esta actividad, que los ingleses denominan birdgardening, combina la pasión por la jardinería y la pasión por los pájaros. El objetivo de estos aficionados es atraer los pájaros silvestres a sus jardines y balcones. Así pueden observarlos con comodidad proporcionándoles comida y refugio.

En cuanto a los pájaros, encuentran un asilo donde pueden criar a sus polluelos. Este libro está dirigido a todos esos amantes de la naturaleza y confía en despejar sus dudas: ¿cómo acondicionar jardines y terrazas?, ¿qué plantas constituyen una fuente de comida para los pájaros?, ¿cuáles pueden protegerlos? Se dedica un capítulo a la alimentación y los comederos. Los regímenes alimentarios varían según el lugar y los pájaros a los que están destinados. Existen en el mercado comederos prefabricados, pero los aficionados al bricolaje hallarán en estas páginas ideas y consejos para unas realizaciones originales.

Los aficionados que hayan establecido una relación de confianza con los pájaros construirán nidos con cajones que colocarán en los árboles o fijarán en las paredes del balcón. Y si durante sus paseos por la ciudad descubre un pájaro herido o que ha caído del nido, las nociones indicadas en este libro le permitirán dispensarle los primeros auxilios.

Por último, una detallada descripción de las formas de vida y de los hábitos alimentarios de los huéspedes de sus balcones y jardines le iniciará en este cautivador universo.

Un bonito refugio para atraer los pájaros. (© F. da Costa)