CAPÍTULO 1

INSPIRACIÓN Y CREATIVIDAD
___

 

Idea millonaria #1: a mayor inspiración, mayor creatividad

Puedes acumular muchos conocimientos y poseer muchas habilidades, pero ten la seguridad de que tales fortalezas palidecen ante la inteligencia emocional que logres desarrollar. Como hagas sentir a la gente será el factor decisivo en el éxito o fracaso que caracterice tu vida. Ten esto presente siempre para lograr mayor inspiración; lo que haces se te devuelve.

Por ello, si quieres cambiar tu mundo exterior y recibir de la vida mejores cosas que las que hoy recibes, deberás cambiar primero tu mundo interior. Esto no se hace de la noche la mañana ni surge por azar; es más bien un juego de voluntades, determinación y propósito de vida. Debo confesar que esta verdad la aprendí más tarde de lo que hubiera querido. Cuando te conviertes en una persona más espiritual, tu inteligencia emocional mejora; cuando hay más amor en tu vida, cuando juzgas menos y toleras más, cuando escuchas más e interrumpes menos, cuando erradicas la palabra odio de tu lenguaje, un ser superior toma nota de ello y derrama sobre ti bendiciones que creías inimaginables.

A ti no te van a recordar por los años que dedicaste a las finanzas o al mercadeo; lo harán por la forma en la que hagas sentir a las demás personas.

Por favor, quiero que seas muy consciente de lo que piensas, de lo que sientes, de tu forma de ver el mundo; ello redundará en lo que se manifieste por medio tuyo, bien sea a través de palabras, gestos, juicios o acciones concretas. Como ya lo dijera Mahatma Gandhi: “La libertad exterior que alcancemos depende del grado de libertad interior que hayamos adquirido. Si es esa la correcta comprensión de la libertad, nuestro esfuerzo principal debe centrarse en realizar un cambio en nosotros mismos”.

En cierta ocasión le pedí a un participante de Cero Imposibles, nuestro evento de Programación Neurolingüística (PNL), alguien sumamente rígido y poco empático, que procurara sonreír mucho más, que alejara ese rostro adusto y esa actitud negativa que parecía tener. Nunca olvidaré la respuesta: “Juan Diego, la verdad es que no tengo motivos para sonreír”. Más allá de entrar a juzgar la conducta o palabras de esa persona, cosa que no me compete, sí es necesario detenernos en el fondo de lo que acabas de leer:

No podrá brotar de ti nada diferente a lo que se cocina dentro. Muchas veces olvidamos las múltiples razones que nos da la vida misma para sonreír.

Desde que te levantas puedes respirar, ponerte de pie, saludar a tus hijos, ver un hermoso amanecer, tomarte una taza de café caliente, besar a tu esposa, jugar con tu mascota, oír el canto de los pájaros, para no citar más razones por las que deberías estar agradecido con la vida y sonreír. ¿Has pensado en ello? Humanos como somos, nos detenemos solo en el punto negro de una gran pared blanca, formada por millones de puntos blancos. De inmediato dirás que tienes un jefe intenso, que no disfrutas de tu trabajo o que la situación económica, por no citar tus problemas de salud, te están haciendo pasar por un mal momento. Pero te pregunto: ¿estando deprimido o triste los resolverás? Qué tal entonces si empezamos a cambiar la manera en la que vemos las cosas y, a través de una nueva actitud, ser capaces de identificar esos millones de puntos blancos que le dan brillo a nuestra vida y esperanza a un mejor destino. Imagina por ejemplo el poder que tendrías si pasas de lo que hoy muestras a los demás y llegas a un punto en el que eres aquel que siempre has soñado ser. Piensa por un momento si en vez de ese rostro adusto y serio muestras tu mejor sonrisa; que en vez de quejarte por cualquier razón, como quizás lo haces usualmente, ya no caes de nuevo en esa forma de ser, toda vez que encuentras a muchas personas que no se quejan cuando tendrían razones para hacerlo. Piensa por un momento cómo esa persona, tú, sí, tú, que anteriormente poco hablaba, que escasamente levantaba la mano en un escenario con mucho público, que tenía dificultades para abrazar incluso a los miembros de su misma familia, es ahora un ser más abierto, amoroso y que ama a la vida.

Me podrás decir que así no eres tú. Y, por experiencia, te puedo afirmar que tú serás la persona que quieres ser; que tú serás aquel que desafía probabilidades, que rompe paradigmas, que vence esa voz limitante que se afana por mostrarte que es ella la que manda y que tú solo estás condenado a ser la persona que siempre has sido.

Cuando eres capaz de vencer esa voz limitante y encumbrarte más allá de tu ego, nuevas posibilidades se despiertan; ya no usarás el 4% de tu cerebro; tendrás acceso al otro 96% de él, que es de donde brotan las grandes ideas de negocios, la información inspirada y los mensajes del universo que parecieran venir de la nada.

Idea millonaria #2: déjate guiar

No quiero dotar este libro de un componente místico o de un marcado sesgo religioso, pero sí quiero llamar la atención sobre la importancia de que te sientas inspirado por algo que vaya más allá de tus capacidades y destrezas o por el mero desarrollo de tus sentidos. No sé si tú creas en un Dios, el Universo, la energía, las confabulaciones cósmicas, el mero azar o incluso que no creas en nada. Pero hay algo claro: aquello que hace crecer una flor, nacer un bebé o salir el Sol, y ponle el nombre que quieras, deberá inspirarte para que aflore tu mejor versión. Quienes creemos en un Dios lo llamamos simplemente una conexión divina. Cuando nos dejamos guiar por una luz que va más allá de nuestros sentidos, encontramos que de no ser por ella caeríamos en explicaciones superficiales para justificar resultados extraordinarios. Con regularidad me entrego a una fuerza inexplicable que causa gran parte de las maravillas que vemos todos los días; rendirse a ella con humildad y devoción significa para mí ser solo el instrumento de los designios de un ser superior, que finalmente es quien hace que se produzcan los resultados. Estar imbuido de esa luz me brinda la tranquilidad de que se cree solo lo mejor con lo que piense, diga o haga. Se nos ha enseñado comúnmente que nuestras experiencias y conocimientos son la munición esencial para superar problemas y lograr lo que queremos. No creo que así sea; podemos sembrar la semilla para obtener el fruto, pero que crezca no está en nuestras manos. Estar inspirado para tener ideas millonarias y desarrollar toda nuestra creatividad supone el estar dispuestos a que alguien o algo nos guíe por un camino que debemos recorrer, comúnmente llamado destino.

Qué relativa es la frase según la cual todo se trata de transpiración más que de inspiración. Si solo se tratara de trabajar y sudar a mares para producir ideas millonarias, asistiríamos a una realidad muy diferente a la que vemos.

Allá afuera no vemos a unas mayorías inspiradas; solo vemos a unas mayorías que se esfuerzan por sobrevivir y llegar al fin de mes con algo de dinero en sus bolsillos, luego de pagar sus cuentas o sus deudas. Millones de seres humanos trabajan hasta dieciocho horas diarias durante años solo para subsistir, y son ellos los que tristemente terminan dependiendo de una pensión o jubilación. Por supuesto que es importante trabajar arduamente con honradez y devoción, pero de allí a estar inspirado y trascender con la generación y puesta en práctica de ideas millonarias hay un largo trecho. De ahí que yo quiera reivindicar la palabra inspiración desde este libro.

Es más, la mayoría de las personas que conoces a lo largo de tu vida poco impacto tendrán en ti. Quizás ni las vuelvas a ver. Son solo aquellas dotadas de una magia y energía tan grandes las que captan tu atención y se vuelven memorables. Son seres que no dejan de sorprenderte, que producen hechos que deseas emular, que pronuncian palabras que siempre te inspiran y reflexiones que mueven tu corazón y sacuden tu cerebro. Son seres iluminados que parecieran venir de otros mundos, que se desenvuelven con tanta facilidad que pareciera que flotaran y que todo lo que tocan lo pudieran volver oro. No será posible entonces que tales excepciones sean solo el fruto del trabajo arduo y que su examen se apegue a lo convencional. Son distintos, iluminados, y se lo merecen por haber invocado esa ayuda y tener el mérito de sus actos para recibirla.

Idea millonaria #3: usa mejor tus energías

Nada más fascinante que pasar por un libro del que tú digas WOW para lograr inspiración. La teoría del WOW es una teoría bien conocida por mis seguidores. En ella se da cuenta de la importancia de recurrir a tal expresión cuando conozcas a alguien impactante, cuando leas un libro fascinante, cuando vivas una experiencia de vida extraordinaria, cuando veas un video magnético, entre otras cosas. Si tú acumulas muchos WOW, tu vida simplemente será descrita como WOW. Una de esas expresiones salió de mi boca al leer La autobiografía de un Yogui, de Paramahansa Yogananda, y el capítulo 11 del libro Piense y hágase rico de Napoleón Hill. En particular, cada uno de ellos, en distinta orilla del tiempo, se refirió a la transmutación del sexo como una poderosa fuente de poder que acumulan personas con logros extraordinarios. La transmutación del sexo no es otra cosa que una mejor canalización de la energía sexual; no el mero desfogue de nuestros sentidos y más primitivos sentimientos, sino por el contrario, el buen uso de la energía más potente que pueda tener ser humano alguno: la energía sexual. Al respecto bien vale la pena citar a Napoleón Hill, en el capítulo 11 de su libro Piense y hágase rico:

La transmutación de la energía sexual exige el ejercicio de la fuerza de voluntad, pero vale la pena hacer el esfuerzo a cambio de la recompensa. El deseo de expresión sexual es innato y natural. Ese deseo no puede ni debe ser sumergido y eliminado. En lugar de eso, debe proporcionársele una vía de salida a través de formas de expresión que enriquezcan el cuerpo, la mente y el espíritu del hombre. Si no se le proporciona esa vía de salida, por medio de la transmutación, buscará vías de salida puramente físicas. La transmutación es el cambio de la mente de pensamientos de expresión física a pensamientos de alguna otra naturaleza. El deseo sexual es el más poderoso de los deseos humanos. Cuando los hombres se ven impulsados por él, desarrollan agudeza, imaginación, valor, fuerza de voluntad, perseverancia y habilidad creativa desconocidos para ellos en otras ocasiones. Esta fuerza motivadora, cuando es controlada y dirigida, conserva todos sus atributos, y puede ser utilizada en la tarea de acumular riqueza.

La sexualidad, continúa diciendo Napoleón Hill, es la energía creativa de todos los genios. Nunca ha existido, ni existe ni existirá un gran líder, constructor o artista, al que le falte esa fuerza impulsora del sexo.

El hombre alcanza solo el estatus de genio cuando estimula su mente de tal forma que puede usar las fuerzas disponibles a través de la facultad creativa de la imaginación. La energía sexual es el principal de los estímulos capaz de producir este ascenso.

La simple posesión de esa energía no basta para producir un genio. La energía tiene que ser transmutada de un deseo de contacto físico en alguna otra forma de deseo y acción, antes de que le eleve a uno al estatus de genio. El doctor Napoleón Hill analizó a más de 25.000 personas, y descubrió que las personas que alcanzan el éxito de manera notoria, en pocas ocasiones lo hacen antes de cumplir los 40 años y muy a menudo no emprenden su verdadero paso hasta mucho más allá de los 50. La razón principal para esa conclusión es que antes de dicha edad la gran mayoría de los hombres tienen la tendencia a disipar sus energías a través de una excesiva complacencia en la expresión física de la emoción del sexo. La mayoría nunca aprenden que la urgencia del sexo tiene otras posibilidades que trascienden con mucho en importancia la simple expresión física. A la mayoría les viene este descubrimiento después de haber despilfarrado muchos años, en un periodo en el que la energía sexual se encuentra en su punto más alto, esto es, antes de los 45 o los 50 años. Habitualmente, a ese periodo sigue otro de logros notables. El deseo de expresión sexual es el más fuerte impulsor de todas las emociones humanas, y por esa misma razón, cuando ese deseo se controla y se transmuta en acción en lugar de la expresión física, puede elevarle a uno hacia la consecución de grandes logros. La aplicación de esta importante teoría tiene grandes resultados.

Notables emprendedores, creativos, vendedores y artistas lo son porque de manera consciente o inconsciente transmutan su energía sexual, esto es, canalizan de mejor forma sus impulsos sexuales en arrolladora gestión.

Cualquiera de ellos que sabe cómo apartar su mente del tema puramente físico y dirigirla hacia el esfuerzo de logros con entusiasmo y determinación ha adquirido el arte de la transmutación del sexo, tanto si lo sabe como si no. La transmutación de la energía sexual exige más fuerza de voluntad de la que la persona ordinaria dispone para este propósito. Aquellos a quienes les resulta difícil reunir la fuerza de voluntad suficiente para la transmutación pueden adquirir esta habilidad gradualmente. Aunque se requiere fuerza de voluntad, la recompensa obtenida con esa práctica hace que el esfuerzo valga la pena.

Idea millonaria #4: las voces que debes oír

Es más peligroso un adulador irrestricto e inconsciente que un crítico implacable y acérrimo. Con este último tú te puedes apalancar, esto es, aprovechar su veneno para hacerte más fuerte, resistente e incluso, y como de hecho me ocurre, inspirarte.

En repetidas ocasiones he manifestado a través de las redes sociales que, si no tienes críticos y detractores, debes conseguirlos como sea, pues son fuente de inspiración, negocios y riqueza.

Los aduladores, por el contrario, te aportan muy poco; sea que te encuentres equivocado o no, ellos solo te adularán, bien por lo que has provocado en su vida, como por la admiración que te profesan, o quién sabe por cuáles razones más que desconoces. Como lo citara François de la Rochefoucauld: “Pocas personas son lo bastante sabias para preferir la censura que les es útil a la alabanza que las traiciona”.

En muchas ocasiones he sido testigo de unos y de otros cuando ponemos nuestros videos en el canal de YouTube Invertir Mejor Online, o incluso cuando lanzamos al mercado libros como Hábitos de ricos o Menos miedos, más riquezas. En el tema de los videos varias cosas me llaman la atención: publicamos un video de veinte minutos y sin siquiera haber transcurrido ese lapso, ya había personas que decían que les había gustado y otras que no. En uno u otro caso, ninguno había terminado de verlo, solo expresaron su admiración o rechazo por el que lo hizo. Tú te preguntarás entonces a quién creerle. Mi respuesta es a ninguno. Los primeros no te suman a tus conocimientos y criterio para futuros videos, y los segundos, en cambio, solo derramaron su ira y desprecio en los ya conocidos “no me gusta” de las redes sociales y YouTube; no aportaron nada, no lo terminaron de ver y, en tal virtud, la crítica juiciosa que siempre debe inspirar a un ser púrpura brilló por su ausencia.

Las ideas millonarias surgen de la información útil y de la crítica sincera, que no proveen ni los seguidores a ultranza ni los envidiosos despiadados. Tu voz interior debe guiar tus ideas.

En este campo, los aduladores siempre te dirán que lo que tienes en mente funcionará, que es lo mejor del mundo, que solo es consecuente con lo que tú representas; los críticos, por su parte, dirán que tu idea es la peor, que no funcionará y que, si en el pasado tuviste suerte, no ocurrirá lo mismo en el futuro. El criterio, esa voz interior juiciosa, racional pero a la vez arriesgada, que te dice lo que está bien o mal, lo que puede o no funcionar, es el que debe primar en la construcción de una idea millonaria. Mucho cuidado entonces con los aduladores y los envidiosos, ambos fuentes de estancamiento y atraso.

Idea millonaria #5: una nueva mirada a la muerte

Hay muchas personas paralizadas por la influencia que ha tenido en su vida la ausencia física de un ser querido. Son personas sin brillo, sin energía, sin luz y, por ende, sin creatividad para generar ideas millonarias. Al respecto quiero expresarles lo siguiente:

Nadie importante en tu vida se muere; solo se transforma. ¿Cómo puedes hablar de la muerte de un ser querido, amigo o familiar, cuando tras su partida física lo recuerdas aún más, sus enseñanzas y ejemplos son ahora más importantes e incluso sientes con frecuencia que parecieran estar ahí, inspirándote y acompañándote en tu camino?

Nos apegamos a las personas y a las cosas; hace parte de nuestra condición humana. Pero tú que estás leyendo este libro puedes empezar a cambiar la forma en la que ves el mundo, así como las cosas que suceden en él. No te estoy pidiendo que no sientas nada cuando parta un ser querido; ni más faltaba. Te estoy diciendo, y recordando al tiempo, que la importancia o trascendencia de un evento no está dada por el evento mismo, sino más bien por lo que haces con él. ¿Qué tal entonces si no sigues llorando ni lamentándote por años por el ser que se fue físicamente, sino más bien reivindicas la importancia que tuvo haciendo uso de los consejos, ejemplo e inspiración que te dio en vida? ¿Qué tal entonces si en vez de seguir flagelándote por lo que te faltó, dejaste de hacer o no le dijiste a esa persona especial, vives una vida que la haga sentir orgullosa, que la haga sonreír dondequiera que se encuentre? Cuando te dije que te apalancaras con todo, incluso con los momentos más difíciles que pudieras vivir en tu vida, incluía por supuesto la muerte. Una mirada distinta a un evento no te exime del dolor; solo hace que una vez más brote la sabiduría en ti como ser púrpura que eres.

Cuando ves la muerte de una manera diferente, ella se convierte en una poderosa razón para acelerar el ritmo con el que hacemos las cosas, en vez de seguir pensando que contamos con un tiempo ilimitado para hacerlas.

Personalmente he conocido a seres con tal grado de evolución que, tras la partida física de un ser querido, en vez de estar llorando, afligiéndose o preguntándole a un ser superior por qué se lo llevó, están dando otra mirada, que incluye un agradecimiento a la vida y a ese mismo ser superior por haberlos podido disfrutar durante tantos años; también porque ahora ya no seguirán sufriendo más si una penosa enfermedad les aquejaba; y cómo no, por hacernos ahora más conscientes de las palabras y consejos que nos dieron cuando vivían físicamente. Un nuevo listón surge entonces en este momento: vivir una vida tan intensa y fascinante como si no existiese probabilidad alguna de reencarnación; y, por otro lado, no ver nunca más la partida de un ser querido como su muerte, sino como una transformación que hará que ahora lo tengamos más presente en nuestra mente y en nuestro corazón.

Matthieu Ricard, dice lo siguiente en su libro En defensa de la felicidad, a propósito de la muerte del sabio:

En cuanto al sabio, goza de una libertad absolutamente particular: al estar preparado para morir, aprecia en todo instante la riqueza de la vida. Vive cada día como si fuera el único; ese día se convierte de manera natural en el más valioso de su existencia. Cuando enciende el fuego, se pregunta: “¿Volveré a encender este fuego mañana por la mañana?”. Sabe que no tiene tiempo que perder, que el tiempo es precioso y que no sería bueno derrocharlo en tonterías. Cuando llega de verdad el día de la muerte, muere sereno, sin tristeza ni pesar, sin conservar apego por lo que queda tras de sí. Abandona esta vida como el águila que se eleva en el cielo.

En el desarrollo de este libro, Ideas millonarias, murió de manera súbita la madre de una joven cercana. Como era de esperarse, el evento le causó un profundo dolor. Solo atiné a enviarle unas palabras, que si tú coincides con ellas, sugiero que le envíes a cada ser humano que experimente la pérdida física de un ser querido:

Nadie importante para nosotros muere; solo se transforma. Muere su cuerpo, pero cobran vida sus enseñanzas, consejos y recuerdos; de hecho, tenemos más presente a ese ser de ahora en adelante; es como si nos acompañara y vigilara. Su presencia la invocamos porque la necesitamos y llegamos a sentirla muchas veces. Ahora, ese ser no sufre ni sufrirá; a ese ser lo disfrutamos por mucho tiempo; lo que no pueden decir algunos otros de sus seres queridos; por ello debemos dar gracias. Y otra cosa, no menor: al partir físicamente, valoramos aún más a los seres que quedan; se vuelven más importantes y les dedicamos más tiempo. La muerte, curiosamente, trae consigo otro tipo de vida.

Idea millonaria #6: “un púrpura siempre encuentra parqueadero”

¿Te ha ocurrido que llegas a un parqueadero de un centro comercial, en el mes de diciembre, tras una fila interminable para ingresar, y encuentras el puesto perfecto, disponible, como si hubiese sido diseñado para ti?

Un púrpura, un ser extraordinario, imbuido de confianza y lleno de méritos y de Dios, siempre encontrará parqueadero. No lo llames casualidad, es fruto de lo que debes vivir, como resultado de las buenas obras que llevas a cabo y que benefician a muchísimas personas y de la presencia radiante de un ser superior del cual eres instrumento.

Aún recuerdo la final del 2016 de la Copa Libertadores de América, el torneo continental de fútbol. Jugaban mi equipo favorito, el Atlético Nacional de Medellín, e Independiente del Valle, de Ecuador. Se sentía en todas partes de la ciudad la vibrante sensación del torneo. Le prometí a mi hijo Miguel que conseguiría las boletas para estar allí a como diera lugar, objetivo que cumplimos tras una larga insistencia y espera. Llegó el día del partido. Las filas en el estadio se veían interminables por televisión, incluso con personas que habían dormido a las afueras para poder ingresar a tiempo a la hora del encuentro y ocupar un lugar privilegiado. Nuestro plan era llegar a las dos de la tarde; el partido daría comienzo a las ocho de la noche, si mal no recuerdo. Ese día tuve una sesión en mi oficina con un socio VIP que se prolongó más de lo normal y ya se imaginarán, llegamos al estadio más tarde de lo previsto. Para sorpresa mía, en la fila de acceso a la tribuna encontré a un televidente que me dejó ingresar, primera buena noticia. Una vez en la tribuna no había sillas disponibles a mi vista. Tras caminar por varios minutos y tratar de encontrar un espacio donde sentarnos, me vi tentado a devolverme y buscar un lugar en otra tribuna. Para sorpresa mía, una señora a la distancia me mira y me dice: “Venga”, señalándome con su mano que me debía acercar. Miré hacia atrás dudando; no sabía si me miraba a mí o a alguien más. La señora insistió y me llamó de nuevo. Feliz por lo que intuía, subí con mi hijo a la parte más alta de la tribuna. Una vez nos encontramos con ella, me dice: “Un par de amigos tuvieron un problema y no alcanzaron a llegar; le acabo de decir a mi esposo que los dos puestos se los daríamos al primer papá que viéramos con su hijo buscando ubicarse”. Señoras y señores, ese padre y ese hijo éramos nosotros, Miguel y yo, sí, en plena final de la Copa Libertadores, encontrando dos lugares por un auténtico milagro.

No puede ser, pensé. Dios existe, una vez más lo comprobé, esto no puede ser verdad. Era verdad; pero la historia no terminaba allí. En el intermedio del partido, Miguel me dice: “Papi, quiero ir al baño”. En ese momento me invade un frío glacial; en una tribuna a la que no le cabía un alfiler, mi hijo me pide que la atraviese toda para ir al baño; le dije: “Hijo, ¿será que puedes esperar?”. “No papá, no me aguanto”. Dios mío. El segundo tiempo está en veremos, pensé. Haciendo gala de toda la paciencia, nos desplazamos lentamente hacia el baño, esquivando cuanto obstáculo se presentaba. Transcurrieron los primeros cinco minutos del entretiempo camino al baño, de los quince minutos del descanso. Una vez llegamos y viendo una fila interminable, que por cierto estábamos decididos a hacer, un seguidor de redes sociales, en inmejorable puesto dentro de la fila, me ve con mi hijo y me dice: “Juan Diego, venga, pase”. De nuevo, Dios presente, hecho seguidor. Mi hijo entra al baño, nos devolvemos al puesto original y reinicia el partido exactamente al momento de sentarnos. Increíble. Esto no puede ser coincidencia. Nacional se proclamó campeón de la Copa Libertadores. Un púrpura siempre encuentra parqueadero. No lo llames suerte, solo llámalo una mágica confabulación cósmica que tu Dios ha propiciado porque has hecho algo bueno. Haz más cosas buenas y seguirás encontrando parqueadero.

“¿Y qué pasa, Juan Diego, si es una historia distinta la que vivo: no hay parqueadero, no hay espacio en la tribuna, siento como si hubiese algo en mi contra?”. Solo recuerda dos cosas: primero, la definición de problema: una oportunidad para practicar. Segundo, reflexiona sobre los méritos que estás haciendo para encontrar parqueadero. Quizás te falta dar más, sacar la mejor versión de ti y exponérsela al mundo.