Sevilla (España)
El año 2010 se ponía fin a uno de los negocios más emblemáticos de la ciudad de Sevilla, con la aparición en prensa de un breve comunicado: «La junta general de la sociedad Vilima, S. A., celebrada el día 1 de julio de 2010, acordó la disolución de la sociedad». Así lo reflejó el periodista de El Mundo Antonio Salvador, quien comparaba el aviso con una esquela mortuoria: «Descanse en paz. Rogad en caridad por el espíritu de una empresa sevillanísima. El duelo recibe y despide en Lagar, 2, esquina con Puente y Pellón».
Los Almacenes Vilima abrieron sus puertas a principios de 1963. A pesar de su aspecto moderno y urbanita, el establecimiento —propiedad de un empresario almeriense, José Lirola Cerezuela— empezó su andadura ya plagado de sombras, pues pocos años después, el 27 de julio de 1968, se produjo un incendio en el edificio que provocó la muerte a tres bomberos y obligó a rehacer por completo el local.
Más de un año después, el 1 de diciembre de 1969, Vilima volvió a abrir sus puertas con un aire renovado y moderno. El edificio contaba con seis plantas, y una superficie total de cinco mil metros cuadrados en pleno corazón comercial sevillano.
Retomemos las palabras de Antonio Salvador para conocer el destino de los almacenes:
Los almacenes de la calle Lagar iniciaron su declive, que culminó con el cierre en el año 2001. Desde entonces, solo se han levantado sus persianas metálicas con motivo del rodaje, en enero de 2004, de la película de Álex de la Iglesia Crimen ferpecto. El edificio sigue hoy sin uso, después de que diera marcha atrás la cadena High Tech para convertir el edificio en un hotel de cuatro estrellas.
Vilima —acrónimo de Victoria Lirola Martínez, nombre de la hija más pequeña del fundador— se ha disuelto ya, pero los viejos almacenes de la calle Lagar permanecerán eternamente en la memoria sentimental de la ciudad.
El Mundo, 25 de octubre de 2010
El núcleo de la extraña fenomenología que ha dado a conocer estas instalaciones entre los amantes de lo oculto se encuentra en la tercera planta, en la juguetería y la zapatería, en concreto. «Aquello era un no parar, los guardias de seguridad veían cómo los cochecitos se ponían en marcha e incluso podían ver algo así como un bulto», afirma José Manuel García Bautista. Zapatos que cambiaban de lugar, objetos que se movían de sitio o desaparecían... «Las limpiadoras lo pasaban fatal —explica—. Se han registrado siluetas extrañas y quizá sea uno de los casos que más respeto me ha provocado.»
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Foto: José Manuel García Bautista |
Como se ha mencionado, en 2004 se grabó allí la película Crimen ferpecto, de Álex de la Iglesia. En su artículo «Los diez fantasmas que habitan en el centro de Sevilla», el periodista Pepe Barahona recoge las siguientes declaraciones: «Cuando fueron a positivar los negativos, faltaba metraje y se habían registrado sonidos extraños que nadie identificaba». Según el periodista e investigador de fenómenos paranormales, José Manuel García Bautista, todo apunta a que se podrían estar manifestando los espíritus de los bomberos muertos en el famoso incendio de los años sesenta. De hecho, una placa conmemorativa que se colgó en diversas ocasiones en la puerta del local aparecía una y otra vez en el suelo, descolgada o incluso rota, como si alguien no quisiera ver su nombre en aquellas paredes. Durante el rodaje del filme, se coló además una inquietante psicofonía en la que parece oírse el crepitar del fuego y los quejidos agónicos de un hombre que respira a través de una máscara, como lo harían los bomberos.
Actualmente, el edificio está cerrado «y eso que la situación —en la calle Puente y Pellón— es golosa», señala García Bautista en el mismo artículo. Parece como si el edificio no quisiese ser comprado por nadie. «A la gente le impresiona bastante y en alguna que otra ocasión, se han grabado movimientos detrás de las ventanas.»