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¿A qué temperatura hierve el agua en la cima del Everest?

 

 

 

 

Todos aprendimos de memoria en el colegio que el agua hierve a 100 grados centígrados (ºC). A esa temperatura calentamos el agua para cocer pasta o hacer sopa de sobre. Pero esta respuesta no es del todo cierta, o no del todo completa. Como ocurre muchas veces en la ciencia, casi todo es relativo, y por eso el punto de ebullición del agua (la temperatura a la que hierve) depende de algunos otros factores.

Lo primero que debemos preguntarnos es: ¿por qué hierve un líquido? Un líquido, como el agua, está compuesto de moléculas unidas de forma más laxa, menos intensa, que un sólido (en este caso, el hielo, agua sólida). Llamamos «temperatura» a la vibración de las moléculas que forman las cosas: cuanto más caliente está algo, mayor es la vibración de sus moléculas (cuando las moléculas no vibran, estamos a la temperatura más fría que existe, el cero absoluto, a –273 ºC (o 0 grados Kelvin, K), aunque, según los Principios de la Termodinámica y la Física Cuántica, es imposible de alcanzar). Así que cuando algo hierve, cuando pasa de líquido a gas, es porque sus mo­léculas han alcanzado la vibración suficiente para librarse de las ligazones internas del líquido y perderse en el aire, formando un gas. De agua, con las moléculas de H2O ligadas, pasa a vapor de agua, donde cada molécula vuela libremente ocupando el máximo espacio posible. Pero este fenómeno guarda secretos y tiene truco. Primero: cuando decimos que el agua hierve a 100 ºC, nos estamos refiriendo al agua pura, al agua destilada, en la que no hay disuelta ninguna otra sustancia. Normalmente, el agua que bebemos contiene diferentes sustancias diluidas, como podemos comprobar si leemos la etiqueta de cualquier botella de agua mineral, de esas que analiza el famoso Laboratorio Dr. Oliver Rodés: calcio, magnesio, sodio, hierro, bicarbonato, sulfatos…

Por ejemplo, la sal común que usamos en la cocina (NaCl), en la medida suficiente, sube el punto de ebullición del agua; es decir, cuesta más que hierva, hay que ponerla a mayor temperatura, superior a los 100 ºC. Se necesitan aproximadamente 58 gramos de sal para elevar el punto de ebullición de 1 litro de agua 1 ºC. También disminuye el punto de congelación; es decir, se congela por debajo de los 0 ºC. Los entrometidos iones de la sal ponen más difícil a las moléculas de agua formar cristales de hielo. Por eso se echa sal a las carreteras en días de mucho frío, para evitar la formación de hielo y los accidentes de tráfico que puede provocar.

Además, cuando decimos que el agua hierve a 100 ºC, solemos referirnos al agua sometida a la presión de una atmósfera, la que suele medirse a nivel del mar. Recuerda que vivimos sometidos a una constante presión, y no me refiero a estar pendiente de los grupos de WhatsApp. Todos soportamos la presión que ejerce el peso del aire de la atmósfera sobre nosotros. Sin embargo, cuanto menor es la presión, menor es el punto de ebullición de los líquidos; dicho de otra manera, hierven con más facilidad. ¿Por qué? Porque los líquidos están hechos de moléculas, y la menor presión atmosférica permite que esas moléculas escapen con más facilidad. La atmósfera no «aprisiona» a las moléculas dentro del líquido.

 

Truco para profes: (1 atmósfera = 760 mmHg = 1.013 mbar = 101.300 Pa)

Los pascales (Pa), llamados así en honor a Blaise Pascal (matemático y físico francés del siglo XVII), son la unidad de medida de la presión en el Sistema Internacional. Y lo de los 760 milímetros de mercurio (mmHg) tiene su explicación, la pena es que no podrás repetirlo en clase, pues el mercurio es muy difícil de conseguir (es altamente tóxico). En 1643, el italiano Evangelista Torricelli, también físico y matemático, tomó un tubo de 1 m de largo y 1 cm² de sección (cerrado en uno de los extremos y lleno de mercurio) y lo invirtió sobre una cubeta llena del mismo metal. De inmediato, la columna bajó varios centímetros por efecto de la presión atmosférica, alcanzado una altura de 76 cm. Había inventado el barómetro. Puedes repetir el experimento con agua. No alcanzará la misma altura y a lo mejor termináis empapados, pero al menos tus alumnos visualizarán el efecto. Y no olvidarán esa clase.carita

 

¿Cómo conseguimos que la presión baje y que el agua hierva a menor temperatura (aplicándole menos energía)? Basta con subir una montaña. Si la presión atmosférica está producida por el aire situado encima de nosotros, cuanto más alto subamos, menos aire tendremos encima, menos capas de la atmósfera y, por tanto, menos presión. De hecho, se calcula que decrece a razón de 1 mmHg (1 atmósfera equivale a 760 milímetros de mercurio) por cada 10 metros de elevación en los niveles próximos al del mar. Por eso el agua hierve a menos temperatura en la cima del Everest que en las playas de Alicante.

Se puede calcular. En la cima del Everest, a 8.848 metros de altura, el agua hierve a 86 ºC. A 11.000 metros, a unos 71 ºC. ¿Y a 1.900 metros (la mitad de la altura a la que saltó Félix Baumgartner) donde se encuentra la denominada Línea de Armstrong? Allí la presión es una decimosexta parte de la del nivel del mar y el agua hierve a la temperatura del cuerpo humano: 36 ºC.

 

Héroes sin capa: El 14 de octubre de 2012, en una hazaña retransmitida en directo a todo el mundo desde YouTube, Felix Baumgartner (Austria, 20 de abril de 1969) nos dejó asombrados al convertirse en el primer hombre en romper la barrera del sonido(340 m/s) sin ayuda mecánica y en caída libre. Después de varios intentos fallidos, e incluso de abandonar durante meses el proyecto patrocinado por Red Bull, lo logró al lanzarse a 39.608 metros de altura desde una cápsula suspendida de un globo estratosférico inflado con helio y unas paredes de apenas 0,02 mm de espesor. Durante los primeros 40 segundos alcanzó unos 373 m/s (1.343 km/h), y aterrizó con éxito, vivo, después incluso de que hubiera perdido el conocimiento por unos breves (y angustiosos) segundos. Hasta hoy, el récord de salto libre desde mayor altura lo ostenta Alan Eustace, vicepresidente de Google, que saltó desde… ¡41.150 metros!

 

¿Qué le habría pasado entonces a Felix si su traje de astronauta, presurizado, hubiera sufrido algún daño a esa altura? ¿Habría ardido? No. ¿Explotado? Tampoco (aunque lo hayamos visto en las películas infinidad de veces). Simplemente, fluidos como la saliva, las lágrimas o las mucosas de la garganta habrían hervido con el simple contacto de su propio cuerpo y se habría quedado seco, que no quemado, porque 36 ºC es la temperatura a la que estamos acostumbrados. Eso sí, habría muerto asfixiado por la falta de oxígeno.

 

Curiosidad científica: ¿Y la sangre? ¿Herviría? No, porque la presión sanguínea está entre 70 y 120 mmHg (es lo que se mide cuando el médico te toma la tensión) por encima de la exterior. A nivel del mar, sumándole 760 mmHg, entre 830 y 880 mmHg. En el vacío del espacio, donde la presión casi es nula, la presión total oscila únicamente entre 70 y 120 mmHg. Y a esa presión, la sangre (otro líquido con un punto de ebullición diferente al del agua) no hierve hasta los 47 ºC. Y si, por la razón que fuera, alcanzáramos esa temperatura, ya poco podría importarnos lo que le ocurriese a nuestra sangre, porque habríamos muerto abrasados.

 

Y, ya que estamos en el espacio… A temperatura ambiente nos movemos en una zona comprendida entre el «punto triple» y el «punto crítico». En el punto triple (a 0,01 ºC y 6,1173 mbar) coexisten simultáneamente los estados sólido, líquido y gaseoso. En el punto crítico (a 374 ºC y 218 atmósferas) deja de existir el estado líquido. Como la sublimación (el paso directo de sólido a gaseoso) ocurre a presiones por debajo del punto triple, en el espacio, el agua pasa del estado sólido al gaseoso directamente. Imagina un cubo de hielo convertido directamente en vapor de agua sin haber estado nunca en estado líquido. Por eso no hay gotitas de agua flotando por el espacio.

He lanzado esta pregunta en las redes sociales: «¿A qué temperatura hierve el agua en la cima del Everest?».

 

Y vuestra sabiduría ha hablado:

 

Twitter

 

@pedagonval: @JesusCalleja seguro que lo sabe!! 😉

@redex: En micro o en olla?

 

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Carmen Peñalver Leon: A ninguna. Cuando llegas a la cima ya no tienes agua porque estás tan cansado que te la has bebido toda.

Jose Luis Duran: En el Everest el agua no hierve simplemente porque nadie quiere subir a hervir agua en la punta de la montaña más alta del planeta.