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Londres, 1984

1984 de George Orwell (1949)

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¡Oh, 1984, Annus horribilis! 366 días de oscuridad, manipulación, hipervigilancia y represión política.[2] Pocos sueñan con visitar este Londres distópico —es un destino impopular incluso entre aquellos que desean embarcarse en una misión suicida—, pero ciertos fallos en los viajes espaciotemporales han provocado que cientos de aterrados turistas aparezcan por error en la Franja aérea 1, la tercera provincia más poblada de Oceanía, donde se encuentra la apocalíptica Londres. Este super-Estado mantiene una guerra esperpéntica —probablemente ficticia— con Asia Oriental (cuya ideología se conoce bajo el nombre de «adoración de la muerte» / «desaparición del yo») y con Eurasia (donde impera el neobolchevismo).

El intangible Gran Hermano —que todo lo vigila— es el líder supremo que gobierna Oceanía. Su brazo ejecutor es el Partido o Ingsoc, los principios sagrados del cual son la neolengua (el idioma oficial), el doblepensar y la mutabilidad del pasado. Tal es el hipercontrol de este infame régimen dictatorial —probablemente el peor de toda la historia paralela—, que el solo hecho de «pensar» en contra del Partido se considera uno de los más terribles crímenes (crimental), perseguido por la Policía del Pensamiento.

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Trabajar en Londres:

 

Tras un frío recibimiento por parte de los miembros del oligárquico Partido Interior o «cerebro del Estado», los viajeros extraviados son recolocados en el Partido Exterior o «mano ejecutora del régimen» y forzados a trabajar durante sesenta-noventa horas semanales. Tu nueva aventura como oficinista empezará a las cero-siete-quince horas en las Casas de la Victoria, una amalgama de ruinosos pisos construidos en la década de 1930 con innumerables goteras, tuberías estropeadas y techos de yeso semiderrumbados. No temas dormirte, pues las telepantallas de tu decrépito hogar se asegurarán de que seas puntual. Si no quieres levantar sospechas, vístete con el uniforme azul reglamentario y dirígete con gesto sonriente al Ministerio de la Verdad, situado a un kilómetro de distancia. No tiene pérdida: el Miniver, un prodigioso edificio piramidal de reluciente cemento armado con más de tres mil habitaciones (¡gran parte de ellas subterráneas!), se alza hasta los trescientos metros de altura. Este mastodóntico bloque de oficinas se distingue de los otros tres edificios londinenses de similar envergadura —el Ministerio de la Paz, el del Amor y el de la Abundancia— por tener grabados en su blanca fachada los tres lemas del Partido: «La guerra es la paz», «La libertad es la esclavitud» y «La ignorancia es la fuerza».

 

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Aunque te esfuerces en reescribir el pasado con diligencia, terminarás tu viaje en la habitación 101 del terrorífico Minimor, una descomunal construcción sin ventanas. Tus intentos de huida serán en vano, pues sus laberínticas salidas están rodeadas de alambre espinoso, puertas de acero, ocultos nidos de ametralladoras y guardias armados.

 

 

Tiempo libre y espectáculos:

 

imagePoco hay que ver en el Londres distópico de 1984, formado por solares bombardeados, sórdidas colonias de chozas de madera y destartaladas casas con ventanas tapadas con cartón y techos remendados con planchas de cinc. Ráfagas de cemento pulverizado asolan la ciudad, pero estos torbellinos de escombros no te disculparán de tener que asistir a las manifestaciones públicas, distribuir propaganda y preparar estandartes (especialmente si aterrizas durante la Semana del Odio). Deléitate con el decadente himno «Oceanía, todo para ti» y admira los símbolos dedicados al Gran Hermano, como la imponente estatua asentada sobre una gigantesca columna de plaza de la Victoria o los coloridos carteles de más de un metro de anchura con el rostro del líder, un hombre de mediana edad con un gran bigote negro y hermosas facciones.

Bajo ningún concepto adquieras un libro, y ¡menos el del enemigo del pueblo, Emmanuel Goldstein!, pues tanto leer como escribir están terminantemente prohibidos (solo se permite el uso del hablaescribe en horario laboral). Siempre te quedarán los flicks, aunque todas las películas que proyectan son bélicas. Si la desesperación te empuja a beber, ¡estás de suerte!: no hay nada más barato y abundante que la Ginebra de la Victoria.

 

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Si no tienes suficiente con este brebaje sintético ni con los Cigarrillos de la Victoria, acércate a los pubs de las proles, aun a riesgo de ser vaporizado.

 

 

¿Qué zonas comprenden las tres superpotencias?

Oceanía

Las Américas, las islas británicas, Australasia y África meridional.

Asia Orienta

China y los países que se hallan al sur de ella, Japón y una amplia y fluctuante porción de Manchuria, Mongolia y el Tíbet.

Eurasia

La parte norte de la masa terrestre europea y asiática, desde Portugal hasta el estrecho de Bering.

 

¿A qué se dedican los cuatro ministerios que gobiernan Oceanía?

Ministerio de la Verdad

o Miniver

A reescribir el pasado a partir del control de las noticias, espectáculos, educación y bellas artes.

Ministerio de la Paz o Minipax

A asuntos de guerra.

Ministerio del Amor o Minimor

A preservar la ley y el orden, a reeducar a los miembros del Partido a través de torturas y castigos.

Ministerio de la Abundancia o Minidancia

A mantener a la población al borde de la subsistencia, a través del racionamiento de electricidad, alimentos y ropa.