
Lee Jun-Fan, más conocido como Bruce Lee (1940-1973), fue un experto en artes marciales, además de actor, cineasta, filósofo y escritor estadounidense de origen chino. Dedicó su vida a las artes marciales, buscando la perfección y la verdad, llegando a crear su propio método de combate Jeet Kune Do. A los trece años comenzó a entrenar y desde muy joven apareció en la gran pantalla. Con dieciocho años inició sus estudios de filosofía en la Universidad de Washington, enseñanzas que aplicaría a su propio arte. Poco a poco, Bruce Lee empezó a convertirse en una celebridad a través de la serie estadounidense The Green Hornet y a su participación en populares películas, consiguiendo gran notoriedad para las artes marciales chinas en el mundo occidental. Sus películas junto a su carisma e influencia generaron una ola de seguidores por todo el mundo, lo que le convirtió en una leyenda. También escribió libros como El Tao del Jeet Kune Do (Eyras, 1990), donde explica gran parte de su filosofía y métodos de lucha. Fue elegido por la revista Time como uno de los cien hombres más influyentes del siglo XX, además de ser considerado como uno de los iconos de la historia.
1. La concentración es la raíz de todas las capacidades del hombre.
La escritora Isha en su obra Vivir para volar (Alfaguara, epub, 2012) dice: «La excelencia en cualquier área de la vida y, de hecho, en cualquier trayectoria empresarial o profesional viene de estar completamente presente, dando lo mejor de nosotros mismos en cada momento y viendo los detalles que otros pueden haber pasado por alto». No se puede estar en misa y repicando. Tu capacidad de enfoque es determinante para tu éxito y tu productividad personal. Productividad no es otra cosa que gestión de la atención, dónde se pone el foco sin dejar que otras cosas nos distraigan. Atención plena. Concentra tu atención en una única tarea. La multitarea es el mayor enemigo de la productividad. No veas el correo electrónico más que dos o tres veces al día. Apaga todo tipo de alertas. Y dedica a las redes sociales un tiempo previsto por anticipado, no cuando te venga en gana.
2. La vida es amplia, sin límites. No hay bordes, no hay fronteras.
Los únicos bordes (limitaciones) los pones tú, o sea, tus creencias. Lo diremos sin tapujos: si quieres lograr algo grande, no pienses en términos racionales. Razonar no es malo, pero todo razonamiento parte de unas creencias, y muchas veces esas creencias son falsas y limitantes. Y el problema es que somos adictos a nuestras creencias. Si deseas conseguir algo grande de verdad, tienes que estar dispuesto a ensanchar tu mente y a expandir tu realidad. Grande es algo que está más allá del pensamiento común, el de la mayoría, el de la multitud, el de la masa. Como dice Robert Fritz en The Path of Least Resistance («El camino de menor resistencia»): «Si limita sus alternativas a lo que parece posible o razonable, se estará desconectando de lo que realmente desea y tendrá que conformarse con mucho menos».
3. Vacía tu copa para que pueda ser llenada; quédate sin nada para ganar la totalidad.
A veces, la mejor inversión es empezar de cero; resetear el disco duro y comenzar de nuevo. Nuestras creencias —para bien o para mal— determinan lo que pensamos y hacemos, y por tanto lo que conseguimos o no conseguimos. Por tanto, muchas veces es oportuno tirar los cimientos de la casa abajo y empezar a construir de nuevo sobre pilares más sólidos. Otra cosa suelen ser simples parches. Duele más, cuesta más y el proceso es más largo, sin embargo, el resultado casi siempre es más sólido, satisfactorio y duradero. A menudo, el verdadero aprendizaje comienza con el desaprendizaje. Casi siempre, el verdadero reto consiste en aprender a no hacer lo que nos han enseñado a hacer.
4. Si pones agua en una taza se convierte en la taza. Si pones agua en una botella se convierte en la botella. Sé agua, amigo mío.
Bruce Lee profundiza: «No te establezcas en una forma, adáptala y construye la tuya propia, y déjala crecer, sé como el agua. Vacía tu mente, sé amorfo, moldeable, como el agua». Las cosas cambian, la gente cambia, los mercados cambian. La flexibilidad y la capacidad de adaptación siempre han sido competencias críticas —ya lo dijo Darwin—, pero hoy día en un entorno VUCA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo, en terminología anglosajona) lo es aún mucho más si cabe. Si lo único seguro es el cambio, nuestra capacidad de cambiar es nuestra mejor arma. Hay que aprender a sentirse cómodo en la incomodidad. Bruce Lee añade: «Intento vivir el momento, dejando que las cosas sucedan y adaptándome a ellas». Hay que aprender a surfear las olas y fluir con lo que sucede en cada momento; otra cosa conduce inevitablemente a la frustración y a la resignación. Si quieres triunfar tienes que amar la incertidumbre, el cambio y la incomodidad. El profesor Leo Buscaglia lo resumió así: «El cambio es el resultado final del verdadero aprendizaje».
5. Hay que buscar el equilibrio en el movimiento y no en la quietud.
«Siempre en movimiento está el futuro», decía el maestro Yoda en la película La Guerra de las Galaxias. Hay gente que tiene su vida en equilibrio a base de no hacer nada, de no decir nada, de no jugársela por nada. Eso no es equilibrio sino pasividad, conformidad e inercia. Vivir comodito por miedo a no equivocarse es equivocarse ciertamente, al menos desde el punto de vista vital. La vida tiene mucho más que ver con ser una especie de malabarista que maneja diferentes pelotas entre sus manos e intenta que ninguna se le caiga. Sí, cuando uno arriesga también falla y se equivoca, pero no hay fracaso si hay aprendizaje. El quedarse quieto nunca proporciona rédito. La vida es crecimiento y expansión, otra cosa es síntoma de estancamiento y amodorramiento. El propio Bruce Lee señala: «Las cosas viven moviéndose y ganan fuerza mientras lo hacen. La vida nunca es estancamiento. Es movimiento constante».
6. No reces por una vida sencilla, reza por la fortaleza de resistir una vida difícil.
La vida «fácil» acaba convirtiéndose en «difícil». Evitar situaciones no agradables nos aleja del crecimiento, y el crecimiento es la base del desarrollo personal. Los problemas se vuelven más pequeños a medida que uno gana conocimiento y experiencia. El secreto para tener todo lo que deseas es crecer tú hasta merecerlo. Tomar acción es enfrentarse a fracasos, dudas, deslealtades, injusticias y otros derivados, pero es en esas situaciones donde se produce el verdadero aprendizaje. Un dato: un niño se cae cuatro mil veces antes de aprender a andar. Caer, levantarse, caerse de nuevo, levantarse otra vez, caerse un poco menos, otra vez arriba, y así hasta que el niño se mantiene en pie, firme y seguro de sí mismo. Ensayo y error como universidad de la vida. La vida siempre nos golpea, pero de ti depende aprender y volver a la carga. Bruce Lee reflexiona más sobre este punto: «Esperar que la vida te trate bien por ser buena persona, es como esperar que un tigre no te ataque por ser vegetariano».
7. En el caos busca la simplicidad y en la discordia la armonía.
Primero, en el caos busca la simplicidad, porque el caos si no se controla genera más caos alrededor. Ante todo calma, porque ponerse nervioso no añade sino más ruido a las situaciones. La serenidad conduce a la claridad; la claridad a la simplicidad; y la simplicidad al orden. Segundo, en la discordia, no eches más leña al fuego. Sé conciliador, busca puntos de encuentro, no remuevas el pasado y mira siempre hacia delante. Y sobre todo, cuida las formas. Muchas veces lo que desata la tormenta es la falta de tacto. Las formas son siempre determinantes para no herir sensibilidades. A veces el «cómo» decimos las cosas tiene más importancia que el «qué» decimos. En la vida, lo relevante no es quedar por encima de nadie, sino avanzar y conseguir resultados respetando los valores y manteniendo buenas relaciones.
8. Adapta lo que es útil, rechaza lo que no sirve, y añade lo que es específicamente tuyo propio.
Nunca encontrarás todas las respuestas en una única fuente. Tampoco hallarás todas las respuestas de manera inmediata. No existen dos personas iguales, ni dos momentos iguales. Por tanto, nuestra vida no puede ser delegada ni tampoco ser una fotocopia de nadie. Cada vida exige un traje a medida con unos patrones de corte específicos. No todo vale para todos. No creas todo a pies juntillas. Tú tienes que hacer tu camino, con tu propia personalidad y con tus propias herramientas. Quédate con lo que te sirva, descarta lo que creas que no te aporta y no pierdas nunca tu esencia que es única y te hace diferente, con lo bueno y menos bueno que ello conlleva. El poeta Mario Benedetti lo expresó así: «No vayas a creer lo que te cuentan del mundo, ni siquiera esto que te estoy contando, ya te dije que el mundo es incontable».
9. Elige lo positivo. Tienes la elección, eres el maestro de tu actitud, elige lo constructivo.
La libertad última del ser humano es siempre la misma: su capacidad de elección. Somos dueños de nuestra vida porque somos dueños de cómo reaccionamos ante cada situación. Nosotros decidimos cómo pensar y actuar. La inteligencia es control mental: yo elijo cómo reacciono y me comporto en cada momento. No puedes controlar muchas cosas, pero siempre puedes controlarte a ti mismo. Incluye en tu repertorio de hábitos añadir valor a todo lo que te ocurra, de sacar partido de cada situación a la que te enfrentas y de cada persona con la que tratas. Las condiciones nunca son perfectas. Tu actitud sí puede serlo. Sé impecable en este sentido para llevarte lo mejor de todo lo que te sucede. Elige tu actitud, elige tu vida; elige crecer o elige resignarte. Como decía Ralph Waldo Emerson: «Al cambiar la actitud es como si cambiáramos el resto de la vida».
10. La vida es tu maestra y tú estás en un estado de aprendizaje constante.
Muchas veces las cosas tienen que ir mal para que puedan ir bien. Maya Angelou escribe: «Puedes encontrar muchas derrotas, pero no debes ser derrotado, porque puede que sea necesario que te encuentres con esas derrotas, para así poder saber quién eres, de dónde te puedes elevar, y cómo puedes hacerlo». Cada error es tu maestro, si estás dispuesto a aprender; si estás dispuesto a indagar las causas de por qué las cosas no funcionaron; si estás dispuesto a ser humilde para mejorar y no te refugias en el orgullo de las excusas baratas. Eso es precisamente la experiencia, información útil y práctica que te permite hacer mejor las cosas y que tu desempeño sea más eficaz. Cada empresa cerrada, cada relación terminada, cada puerta que nos da en las narices esconden sabiduría. Te corresponde a ti descubrir los motivos de por qué las cosas no funcionaron, sacar conclusiones y seguir hacia delante. Cuando las cosas marchen, te darás cuenta de por qué antes no fueron bien. Ten siempre presente las palabras de la escritora Agatha Christie: «Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia delante. La vida en realidad es una calle de sentido único».