El emprendimiento es un concepto que remite a una épica, porque necesariamente implica un sueño, uno o varios interesados en luchar por alcanzarlo, un esfuerzo por vencer las dificultades que surgen en el camino y un resultado dramáticamente binario: éxito o fracaso. Lo reconoce el propio diccionario de la Real Academia Española, cuando define el verbo «emprender» como «acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro».
Quizás sea esa lógica del «todo o nada», de sacar adelante los proyectos enfrentando esa «dificultad o peligro», la que ha convertido al emprendimiento en un desafío tan atractivo para un creciente número de chilenos, sobre todo jóvenes. Eso podría explicar por qué, en medio de un clima de tanta desconfianza hacia múltiples actores del quehacer nacional —incluyendo, por cierto, al empresariado— y con un crecimiento que ha estado por debajo de lo que se espera de la economía local, en los últimos tres años se hayan constituido unas cien mil empresas cada doce meses en el país.
El vertiginoso desarrollo de las tecnologías ha convertido a varios hijos de Silicon Valley en el paradigma y referente de buena parte de los nuevos emprendedores. Figuras como Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Microsoft), Larry Page (Google), Mark Zuckerberg (Facebook), Jeff Bezos (Amazon), Elon Musk (Tesla) y Evan Spiegel (Snapchat) han motivado películas y libros que son material de consulta para quienes aspiran a iniciar su propio camino en el mundo de los negocios.
Son experiencias valiosas, inspiradoras y de influencia global. Sin embargo, para quien está interesado en emprender en un país como Chile no es del todo posible «importar» dichas historias sin considerar que el terreno en el que va a sembrar es distinto al de Estados Unidos. No solo en términos regulatorios o de tamaño del mercado, sino también culturales, educacionales e históricos. Emprender en América Latina supone riesgos, desafíos y complicaciones específicas.
Este libro recoge las historias de diez chilenos que se enfrentaron a esos retos y los superaron con tal éxito que su trayectoria ha sido reconocida por el premio al Emprendedor del Año instaurado en 2007 por EY Chile y que se entrega en la Gala Empresarial que esa firma organiza junto con El Mercurio. El galardón, cuyo destinatario es seleccionado por un jurado independiente y representa al país en la final mundial que se realiza en Mónaco al año siguiente, cumple una década en el país y se ha convertido en el reconocimiento más relevante que se entrega anualmente a quienes han logrado convertir una buena idea en negocios prósperos que llevan hoy el nombre de Chile más allá de sus fronteras y que, en suma, dan trabajo a cientos de miles de personas.
Karina von Baer (2007), Aurelio Montes (2008), Fernando Fischmann (2009), Andrés Navarro (2010), Horst Paulmann (2011), Jorge Pacheco (2012), Jorge Nazer (2013), Rolando Carmona (2014), Gonzalo Bofill (2015) y Víctor Moller (2016) son los diez Emprendedores del Año chilenos hasta ahora y sus historias son las protagonistas de este libro.
Son experiencias que se originan en diferentes rubros, a partir de distintas biografías y en momentos históricos diversos. Los diez capítulos de este libro se pueden entender como la historia íntima detrás de cada Emprendedor del Año, pero también pueden leerse como piezas de un rompecabezas que, sumadas, delinean los rasgos y circunstancias que hacen que un emprendimiento termine siendo exitoso a nivel local y luego se proyecte al extranjero.
En cierto sentido, son una forma de «traducir» a los códigos latinoamericanos esos deslumbrantes casos de éxito de las grandes compañías globales.
Para construir los relatos fue fundamental el archivo de Documentación de El Mercurio y la disposición de cada uno de estos emprendedores para abrir las puertas de sus compañías y de su propia biografía, reconociendo tanto los aciertos como los errores cometidos y las lecciones que derivan de unos y otros. Pese a provenir de décadas diferentes, las conclusiones de estas experiencias tienen una notable vigencia.
Así, salen a la superficie detalles que permiten conocer sus empresas ya no desde los números de sus balances o de las noticias que cubre la prensa, sino desde la visión que las mueve. Si se escarba más allá de la superficie, de las marcas, de la publicidad, de las memorias anuales, de los discursos y también de las caricaturas y los mitos que se tejen en torno al sector privado, un emprendimiento exitoso es, finalmente, un proyecto de una enorme complejidad y compromiso emocional para sus protagonistas. Y así lo demuestran la pasión, las rabias y hasta las lágrimas que afloraron en cada una de las entrevistas con estas diez personalidades, que se tomaron muy en serio otra de las acepciones que propone el diccionario para la palabra «emprender»: «Tomar el camino con resolución de llegar a un punto».
En resumen, la intención de este libro es visibilizar la suma de variables que influyen al momento de emprender en un mercado como el chileno, las condiciones personales que exige esta labor, la satisfacción que acarrea para sus protagonistas haber concretado lo que alguna vez fue solo un anhelo y la visión país que se forjó en ellos a través de sus diferentes vivencias personales y empresariales.
Agradezco a cada uno de los protagonistas de estas historias por su disposición a participar en este proyecto, a EY y El Mercurio por el enorme respaldo para llevar esta idea al papel, y a mi familia, en especial a mi señora, Carla, por el paciente apoyo y sus invaluables consejos y comentarios.
Septiembre de 2017