Cuando le cuento a la gente que estoy escribiendo un nuevo libro, todo el mundo reacciona de la misma forma: «¡Oh, un nuevo libro de recetas!», me dicen. Y mi respuesta es siempre la misma: «¡No!». Esta vez es un libro de motivación y superación personal. Una guía, elaborada a mi manera, para ayudar a los demás. La verdad es que al principio todos se sorprenden un poco, pero acto seguido comentan lo importante que es para ellos el hecho de sentirse bien consigo mismos para poder tomar decisiones correctas, y cómo la motivación es fundamental cuando quieres conseguir algo. Esto es válido en todos los ámbitos de la vida, no solo en el fitness o en la alimentación. Por eso he creído tanto en este proyecto desde que lo concebí, hace aproximadamente un año.
La siguiente pregunta es siempre: «¿Y cómo vas a titularlo?». Entonces sonrío y respondo: «#QUIÉRETE». Siempre recibo una sonrisa de comprensión a cambio.
#QUIÉRETE comenzó, de la nada, hace alrededor de un año. Estaba escribiendo una de mis reflexiones y quise resumirla en un hashtag, y así surgió #QUIÉRETE. Luego me hice un tatuaje con esta palabra, y he intentado darle valor a este hashtag con todos mis textos y reflexiones. Ahora, además, tengo la oportunidad de utilizarlo como título. Por si fuera poco, he recibido vuestro cariño con ese hashtag en forma de tatuajes, fotos, dibujos, mensajes, repost… De modo que gracias, muchísimas gracias por llevarme en vuestras vidas para siempre.
En los últimos seis años me han sucedido muchísimas cosas; en mi vida ha habido muchos cambios y muchas decisiones, unas más acertadas que otras, aunque siempre he intentado aprender de los errores. Hasta hace seis años, Vikika era solo el apelativo cariñoso con el que me llamaba mi padre. De pequeña, cuando alguien me preguntaba por mi nombre, yo no sabía pronunciar «Verónica» y acaba diciendo «Vikika». Cuando me preguntaban si me llamaba Vikika, yo siempre me enfadaba muchísimo. Sabían que ese no era mi nombre, pero lo usaban para hacerme rabiar. La cosa es que mi padre siguió llamándome Vikika, y yo acabé adoptando este nombre para mis redes sociales.
Cuando me hacen entrevistas, una de las preguntas más comunes es: «¿Cuándo decidiste hacerte influencer?». La primera vez que me lo preguntaron se me puso cara de anchoa, no sabía muy bien si la pregunta iba conmigo… Yo nunca me he propuesto ser influencer o blogger. Creé mi Instagram cuando muy poca gente en España tenía. Lo hice para compartir mis rutinas de gym y mis recetas, algunas fit y otras no tan fit. Lo usaba para motivarme, también para buscar información de entrenamientos y nutrición en perfiles de gente de Estados Unidos, que iban más avanzados en el tema de las redes y la alimentación fit. En fin, era mi fuente de inspiración para seguir la vida que llevaba y enriquecerme con las experiencias de otros. Comencé a tener seguidores, aunque al principio la mayoría eran norteamericanos, venezolanos…
Luego cada vez más y más gente empezó a tener Instagram en España, y mi contenido gustaba. Poco a poco fui ganando seguidores, y creé una comunidad que buscaba lo mismo que yo compartía: motivación, estilo de vida, alimentación, consejos, entrenamientos… Yo ya había creado mi propio blog con más contenido de recetas para que quedaran ahí permanentemente y la gente pudiera practicar durante el fin de semana. Mi objetivo era decirle al mundo: «¡Comer sano no es aburrido!». Y creo que lo conseguí. Fue el primer blog de recetas fitness en España, y uno de los más visitados en todo el mundo. Sin duda, lo que comenzó siendo algo pequeño, hecho con amor y pasión, se convirtió en una referencia a escala mundial.
Recuerdo perfectamente cuando, en el año 2013, un día mi padre me llamó al móvil para decirme que había visto un anuncio en la televisión de unos castings para un programa de cocina. Me dijo que tenía que presentarme. Se trataba del primer MasterChef de España. Me apunté, me llamaron, pasé todos los cortes, y en la prueba final me eliminaron. Ellos me preguntaban que qué tipo de cocina era esa, la fit. Yo les decía que era una cocina en la que podías usar ciertos ingredientes y maneras de cocinar saludables y en la que no todo valía, porque los platos tenían que ser superequilibrados. Se trataba, les decía, de una cocina que cambiaba nuestro cuerpo y nos ayudaba a sentirnos mejor. Y ellos me miraban con una cara… ¡Flipaban! Pero, bueno, supongo que algunos de ellos –Samantha seguro que sí– se acordarán ahora de aquella «loca de la comida fit». Podría contar unas cuantas anécdotas más como esta, pero lo dejo para páginas posteriores.
Para mí es muy importante escribir este libro justa ahora, en el momento en el que me encuentro. Siento que tengo la perspectiva suficiente para mirar atrás y entender muchas cosas que en su momento, cuando me sucedieron, no entendía. Tengo la necesidad de compartir todo esto con las personas que necesiten leerlo. Porque en la vida vas pasando por diversas etapas de crecimiento, a veces muy complicadas, y no siempre tu círculo más cercano te entiende. Eso te hace sentir mal, incómodo, pero algo dentro de ti te dice: «Sigue nadando a contracorriente o como sea… ¡Tú sigue!».
En fin, no quiero seguir enrollándome. Es hora de que pongas a prueba tu propia autoestima y compruebes de manera objetiva cuánto te quieres a ti mismo.