LOS GRANDES CENTROS DE EXPORTACIÓN DE PECES CORALINOS

LAS ZONAS DE CAPTURA

Más del 90 % de los peces marinos tropicales que nadan en las peceras de los establecimientos del sector proviene del área indopacífica, que se extiende desde las costas orientales de África hasta la Polinesia y las costas de Hawai. En España son raros los peces procedentes del Caribe y del área tropical atlántica americana, que lógicamente están mucho más difundidos en el mercado estadounidense. También son raros y costosos los peces de la Gran Barrera, debido a la rigurosa normativa proteccionista australiana. Los principales centros de exportación se encuentran en el área indopacífica: Kenia, Sri Lanka, Indonesia (Java y Bali), Singapur y Filipinas.

De Sri Lanka nos llegan espléndidos ejemplares adultos de pomacántidos, quetodóntidos y acantúridos que, sin embargo, no se aclimatan fácilmente a la vida en acuario. De Indonesia, concretamente de los centros de captura y exportación de Bali y Yakarta, procede una variedad más amplia de especies. Son típicos de las aguas indonesias los Pterois, los peces ángel enanos, los meros, las morenas, los pomacéntridos, etc. Sin embargo, hoy por hoy el mayor número de peces coralinos que vive en España proviene con toda seguridad de Filipinas. Las aguas de Singapur no son particularmente ricas en peces de acuario. En contrapartida, en este pequeño pero eficiente Estado operan los exportadores más cualificados que canalizan hacia Europa buena parte de los peces pescados en el área indopacífica.

Los magníficos peces del mar Rojo merecen una atención especial. Muchos de ellos son exclusivos de estas aguas, que para nosotros constituyen el trópico más cercano. De un tiempo a esta parte, los países de esta zona están privilegiando el turismo, imponiendo medidas severas de protección que dificultan o impiden la pesca para el mercado acuariófilo. Consecuencia de ello es que, pese a su relativa cercanía, los peces que nos llegan del mar Rojo, de calidad y generalmente en perfectas condiciones (debido a la brevedad del viaje), también suelen ser muy caros y dirigidos, pues, a un mercado selecto.

Los contenedores utilizados por los exportadores son tan espartanos como funcionales

En las instalaciones modernas, las viejas peceras de cristal o cemento han sido sustituidas por prácticos contenedores de vitrorresina o policarbonato

RECOLECCIÓN Y EXPEDICIÓN

Los exportadores locales están bien preparados para acoger y aclimatar los peces capturados por los pescadores, los cuales afrontan a menudo varios días de viaje en condiciones poco adecuadas dado que el exportador normalmente prefiere, por motivos logísticos, trabajar más cerca del aeropuerto que del punto de recolección.

En los contenedores de los exportadores los peces se adaptan gradualmente a la vida en el acuario. Además de alimentos naturales (moluscos, poliquetos, carne de gamba, algas frescas, etc.), se les suministran los primeros alimentos secos y liofilizados similares a aquellos de los que dispondrá el acuariófilo, de manera que su tarea se verá muy facilitada. Un exportador serio y profesionalmente preparado estabulará los peces durante un mínimo de 10 o 15 días antes ponerlos a la venta, separando en cualquier caso los ejemplares que muestren evidentes dificultades de aclimatación. Periódicamente el exportador envía a sus clientes mayoristas europeos, por fax o por correo (pero también el ordenador está introduciéndose en este sector), una lista con las especies disponibles, cuya validez es relativamente breve porque, al tratarse de peces capturados, su disponibilidad y precio están sujetos a sensibles variaciones. Una vez recibido el pedido del cliente el exportador suspende la alimentación de los peces encargados un par de días antes de la expedición, aunque no lo hace para ahorrarse la comida: el ayuno es importante porque reduce notablemente el riesgo de envenenamiento del agua del contenedor de expedición con las heces que los animales producen durante el viaje. Después de esto, contrata el transporte y comunica lo antes posible al cliente el vuelo y el número de expedición.

El día de la partida, los peces son recogidos e introducidos individualmente en bolsas de polietileno transparente, llenas con un tercio de agua marina y dos tercios de oxígeno, lo que permitirá al pez una autonomía mínima de 48 horas. Las bolsas se apilan después con cuidado en las cajas de embalaje, realizadas con poliestireno muy denso y revestidas exteriormente con cartón para asegurar un eficaz aislamiento térmico. Un calefactor en el interior de la caja contribuirá a estabilizar la temperatura, que partiendo de 25-28 °C podrá descender lentamente, pero sin bajar de los 20-22 °C en ningún caso, ni siquiera en los meses más fríos del invierno.

Embalados y facturados, los peces se transportan al aeropuerto y se cargan en el avión que, tras un vuelo cuya duración raramente es inferior a 6-8 horas (a menudo 12-14 horas), los llevará a Europa.