¿Quién no se ha detenido alguna vez delante de un acuario y ha experimentado una sensación de paz y serenidad, admirando los colores llamativos de los peces que nadan en su interior? ¿Quién no ha deseado alguna vez ganar un pez rojo en una caseta del parque de atracciones? Los peces rojos han sido desde siempre el punto de partida para todos los aficionados a los acuarios. Con esa idea, este libro ha sido pensado como un instrumento útil y funcional para aprender a elegir, criar y reproducir peces rojos.
Quien se decida a adquirir este simpático y tradicional pez, encontrará en él un amigo que lo reconocerá como haría cualquier otro animal doméstico y que además, con su presencia, embellecerá la casa. Sin embargo, pese a estar incluido entre los animales de compañía (que los ingleses denominan pets), la mayoría de la gente los sitúa en un segundo plano, sobre todo al compararlos con un perro o un gato. Esto se debe, con toda seguridad, al hecho de que parece difícil llegar a establecer un vínculo de convivencia tan directo y completo como el que puede crearse con otros animales domésticos.
El pez rojo es al mismo tiempo un animal ornamental y de compañía
Un pez rojo nadando nos muestra la belleza de la naturaleza y nos enseña a respetarla
Esto nos lleva a considerar el pez rojo como un animal ornamental. Pero, con todo, es innegable que nuestro amigo acuático posee una cierta capacidad para relacionarse con el hombre y, por consiguiente, de llenar y dar vida al hogar. Es difícil demostrar con datos objetivos que siente afecto por la persona que se ocupa de él, pero sin duda es capaz de reconocer a quien le da de comer y lo cuida. Un pez rojo hace tanta compañía como cualquier otro animal doméstico, aunque a su manera, en silencio.
Convivir con estos animales presenta también la ventaja de que nos acerca un poco más a la naturaleza: cuidar a un animal induce a reflexionar sobre el respeto de las leyes que rigen su vida, y representa una forma de olvidarse un poco de las prisas que rigen la nuestra.
Los peces rojos pueden mejorar nuestra calidad de vida, ya que contribuyen a disminuir la ansiedad y el estrés de su cuidador
Contemplar los peces de un acuario tiene propiedades relajantes y ayuda a olvidar las preocupaciones diarias
Estudios científicos recientes han demostrado que la dedicación a un animal de compañía (perro, gato, pájaro o pez, indistintamente) mejora la calidad de vida e incluso aumenta sensiblemente la esperanza de vida media. Observar los peces de un acuario disminuye la ansiedad y el estrés y, al reducir la presión sanguínea, proporciona un estado duradero de bienestar psíquico y relax.
Pocas aficiones tienen propiedades tan relajantes, y por este motivo en algunos hospitales y salas de espera de dentistas se instalan acuarios para tranquilizar a los pacientes.
La cría casera de estos animales constituye una auténtica pet therapy (terapia efectuada a través del contacto con animales domésticos), que crea un rincón de paz y tranquilidad en el que poderse refugiar para alejarse de las preocupaciones cotidianas y disfrutar de la compañía de nuestras mascotas. No hay nada más gratificante que verlos nadar libremente, sobre todo cuando los hemos criado y hemos logrado que se reproduzcan.
No es casual que hoy en día la cría casera de los peces ornamentales constituya un pasatiempo muy difundido, y que el número de aficionados a la acuariofilia vaya en constante aumento en todo el mundo.