estructura sobre la base del poder-sumisión, la empresa funcio-
nará tanto mejor cuanto mayor sea la correspondencia entre la
segunda y la primera, concediendo a esta última (la organización
informal) claro predominio en la marcha de la empresa, en su
gestión y dirección, pues es aquí donde brota la cooperación
espontánea y no en la aplicación del poder y la sumisión.
La relación de dominio no puede aplicarse para establecer
sobre ella una relación interpersonal duradera y correcta. Las
personas demasiado rígidas o exigentes fomentan el desarrollo
de personas sumisas, que no actúan libremente sino por rela-
ciones de dependencia, o el polo opuesto: personas rebeldes.
En el fondo, es una cuestión de tiempo, porque toda relación
de dependencia tiende a generar una postura de rebeldía y
rechazo en el futuro. En una organización, el poder sirve para
contratar o despedir a un trabajador, premiarle o sancionar
negativamente su conducta... pero no sirve para que colabore
con la empresa. Yo, como superior jerárquico, puedo informar
mal de él, de su forma de proceder, pero no puedo conseguir
que libre y voluntariamente coopere. Para que se logre esta
colaboración espontánea, libre y voluntaria de los trabajadores,
hace falta que me reconozcan los demás que yo soy y tengo
autoridad, prestigio, ser aceptado por los demás, que me admi-
tan como líder. Fácilmente podemos comprender que una orga-
nización no puede funcionar a base de «desenfundar el hacha
de guerra» contra los subordinados intentando someterlos e
imponiéndoles mis criterios o puntos de vista por muy buenos
y acertados que sean. Ésta es una lección que todos deberíamos
aprender muy bien de cara a la empresa, pues ocurre en este
grupo humano lo mismo que en el matrimonio, la familia o un
grupo de amigos: las cosas funcionan en base al compromiso
libre y voluntario de los miembros que lo integran y no de la
imposición de unos sobre otros. No se trata, pues, de una
democracia en la que las mayorías se imponen a las minorías,
pero tampoco es una dictadura: ambos planteamientos se asien-
tan sobre la relación de dominio de unos sobre otros, más o
menos acusados, y aquí lo que necesitamos es un espíritu de
sana colaboración y cooperación libre, voluntaria y espontánea
que se basa, por ello, en el respeto y el afecto y cariño de unos
hacia otros expresado en el fondo de las acciones y las formas
en que se manifiesta y comunica.
Introducción a los recursos humanos en la empresa
89