Por otra parte, el grupo ha de mantener una comunicación
correcta, con un decidido empeño por entenderse. A su vez,
como las cosas, se dicen y se hacen en el grupo con unos moda-
les y talantes concretos ha de procurarse que éstos sean correctos
a la hora de decir y plantear las cosas, pero sin que ello sirva de
excusa para soslayar el fondo de las cuestiones apoyándonos en
las formas: si alguien me ha robado la cartera (fondo) lo impor-
tante es que lo manifieste y lo reconozca aunque el modo
(forma) de expresarlo no resulte excesivamente cortés. Por ello,
es aconsejable y conveniente cuidar siempre las formas, aunque
lo importante no está en la forma de decir las cosas sino en el
fondo de lo que se plantea.
Lo importante en la comunicación es llegar a decir las cosas:
es preferible decirlas mal y a destiempo que callárselas, lo cual
es compatible con el hecho de que en la comunicación no sólo
cuente el fondo sino también las formas. Pero las formas, el
momento adecuado para decir algo... es menos importante que
el fondo: el hecho de decir las cosas. Esta dificultad para expre-
sarse es frecuente en las personas tímidas las cuales, sólo a base
de decirlas mal y a destiempo llegarán, poco a poco, a decirlas
bien y en el momento oportuno. Evidentemente, sólo cuando las
cosas se dicen, se expresan, podemos aclarar los hechos y saber
lo que pasa en el interior del otro, cómo le han afectado mis pala-
bras o los acontecimientos vividos, evitando así que aparezca «la
gota de agua que hace rebosar el vaso» uniendo a un hecho pre-
sente múltiples acontecimientos del pasado. Por tanto, es erróneo
pensar que «quien calla, otorga» porque no es así: quien calla, se
reserva la opinión y no la manifiesta porque no se atreve, no lo
considera oportuno o prudente, etc. Por eso, puede estar de
acuerdo... o en desacuerdo.
Así mismo, tiene que darse una cierta proporción entre lo que
se pide a cada miembro, lo que éste puede aportar según sus capa-
cidades y lo que la Organización le dará a cambio, salvo situacio-
nes excepcionales o extraordinarias (ej.: una emergencia, un sinies-
tro) en las que se espera que cada uno ponga todo lo que es capaz
de aportar por él mismo sin que nadie se lo pida, incluso sabien-
do que no recibirá por ello recompensa en el futuro.
Finalmente, precisar que lo que da cohesión verdadera al
grupo es la relación autoridad-obediencia que surge en la orga-
nización informal. Por ello, como la organización formal se
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