decir, que sea fruto del ejercicio de su virtud de la justicia. A su
vez, la sinceridad se perfecciona con la virtud de la prudencia,
que es una virtud no pasiva sino activa y altamente exigente para
diferenciar lo urgente de lo importante, lo esencial de lo acceso-
rio, la verdad de la mentira.
El proceso de toma de decisiones sigue siempre esta secuen-
cia: Elección →Decisión →Ejecución →Obtención de
Resultados →Control, por lo que la obtención de resultados
positivos puede darse también por «casualidad o por error» (algo,
mal planificado, termina saliendo bien) y, análogamente, si los
resultados son desfavorables, resulta igualmente de gran interés
conocer por qué ha sido así mediante el oportuno control: si algo
ha salido mal por error, se espera del responsable que rectifique
y repare los perjuicios ocasionados; si se debe a la falta de com-
petencia, que mejore en su adiestramiento. Evidentemente, ante
la aparición de un resultado que me perjudica yo no podré saber
a priori las causas que lo originan y nunca podré conocer las
intenciones de quien ha ejecutado la acción. Me puede, por
tanto, asaltar la duda: ¿ha sido por incompetencia o por mala
intención? Esta pregunta carece de respuesta irrebatible pero, si
el otro no rectifica en el futuro su modo de proceder, si no toma
precauciones para evitar que se repita y si no repara los daños y
perjuicios ocasionados..., o estoy ante un incompetente o estoy
ante una persona malintencionada. Los efectos que ello provoca
en mi interior son muy similares respecto a cómo afectan a la cre-
dibilidad y confianza interpersonal, porque yo no puedo confiar
en un incompetente ni depositar credibilidad en el que actúe con
intenciones oscuras. Por tanto, mi confianza desaparece en
ambos casos y mi sensación interior ante experiencias de este
tipo me propone una sugerencia muy clara: conviene que pre-
pare las maletas antes de que me despidan, y que me vaya antes
de darles la satisfacción de que me expulsen de la organización.
Como ya hemos indicado anteriormente, educar en libertad
consiste en esto: yo asesoro, tú decides, ejecutas y te responsa-
bilizas pero, si te equivocas y te sale mal, «yo no te machaco
como superior» sino que te recibo y te ayudo a superar las con-
secuencias del error cometido pues es aquí donde se presenta,
de verdad, la ocasión de oro para ganar la confianza y credibi-
lidad que no hemos alcanzado anteriormente por otros cauces
y caminos33.
Introducción a los recursos humanos en la empresa
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