tiene intereses distintos, también se le ofrece a cada una un plan-
teamiento distinto de lo que es la organización. Si los trabajado-
res hablasen entre sí, tendrían la impresión de estar en empresas
distintas porque han recibido ofertas y propuestas muy diferen-
tes. En términos cinematográficos, diríamos que la misma «cinta»
ha sido sometida a diferentes «censuras» por lo que, al verlas, ten-
dríamos la impresión de estar viendo películas distintas, con dife-
rente final, que parece ajustarse a las preferencias de cada suje-
to, pero, en realidad, estamos ante una violencia de «guante
blanco» que trata, suavemente, de establecer una relación de
dominio sobre cada trabajador, poniendo el interés de cada uno
al servicio de los intereses de unos pocos: la Dirección. Ello con-
duce a que, al practicar esta forma de proceder, quien la ejecuta
se encuentre en una posición insegura porque no puede asegu-
rar hasta cuándo conseguirá mantener esta posición sin ser des-
cubierto. Este modelo, lo que busca es asegurarse un comporta-
miento hacia la empresa por parte de los trabajadores. Resulta,
por ello, más nocivo que el anterior en el cual ya éramos cons-
cientes, desde un principio, que no se nos consideraba como per-
sonas sino como apéndices de las máquinas. En este sentido, la
cultura empresarial nos desorienta.
c) El modelo antropológico es el más completo y el que, real-
mente, cuenta con las personas abordando también las preguntas
de por qué y para qué se hacen las cosas. La finalidad del mismo
es conseguir el criterio de consistencia, es decir, el conjunto de
valores humanos y éticos que se promueven en la organización a
través de las decisiones que se toman, así como la interacción de
Filosofía y Cultura Empresarial. Se trata de fomentar un estilo de
vida y, dado que no existen decisiones neutras, los trabajadores
desarrollarán todo un proceso de aprendizaje basado en sus pro-
pias experiencias personales para comprometerse con la Filosofía
Empresarial y contrastarlo con la Cultura Empresarial que se prac-
tica: es decir, lo que se debe hacer (Filosofía) debe contrastarse
con lo que se hace (Cultura) porque los principios éticos y los
valores humanos que se proponen han de estar presentes en los
valores humanos y actitudes que se practican y que se expresan
en la forma concreta de ver y hacer las cosas.
Si quisiéramos hacer una comparación entre lo que represen-
tan estos tres modelos de gestión empresarial y las relaciones
humanas que conocemos de la vida diaria, podríamos establecer
Recursos Humanos
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