Por ello, los problemas de personalidad tienen, entre otras
manifestaciones, ésta de no saber integrar adecuadamente los
aspectos que hemos señalado. Si una persona concede prioridad
a estar con los amigos por encima de todo, terminará por perder
el trabajo que tiene y ser un problema en su familia: su conduc-
ta, en términos jurídicos, es la de un pródigo. Análogamente, si a
lo largo de mi vida va siendo más importante conseguir el éxito
profesional que ocuparme y dedicarme a mi propia familia, no es
de extrañar que cuando llegue a la empresa utilizaré a mis
subordinados y compañeros en tanto en cuanto me sean útiles y
los necesite, para después olvidarme de ellos una vez que me
hayan servido para mis intereses de alcanzar un éxito profesio-
nal. Como ya vimos, del uso y ab-uso de las cosas paso fácil-
mente al uso y ab-uso de las personas ejerciendo relaciones de
dominio y prepotencia que conducen a malas relaciones inter-
personales y, en consecuencia, son fuente de insatisfacción.
La felicidad guarda una estrecha relación con el valor de la
austeridad, que es un valor humano no por lo que dejo sino por
las posibilidades que me brinda de optar por valores humanos de
orden superior a cambio de dar menos importancia a otros de
orden inferior. En efecto: ya en el terreno económico todo ser
humano necesita una cobertura «suficiente» de sus necesidades
básicas y ello ha de compatibilizarse con una «igualdad de opor-
tunidades» para los demás en este mismo campo. La austeridad lo
que hace aquí es matizar los contenidos de la suficiencia y esta-
blecer un orden, una «ordenación» en mi interior que produzca
un orden en lo externo que sea más valioso en las opciones que
realizo. La austeridad me lleva así a establecer unas prioridades y
marcar unos límites de modo que, por ejemplo, concedo mayor
importancia a la amistad y las relaciones humanas que a leer el
periódico con toda clase de detalles. Esta actitud interna, fruto de
la austeridad, nos ayuda así mismo a distinguir la ambición de la
codicia. En este sentido, a algún Directivo de empresa habría que
decirle que «el mayor negocio en el que estás implicado es tu
familia y la felicidad de ellos y la tuya, no en la cuenta de resul-
tados de una empresa que no es tuya y de la que ni siquiera eres
accionista».
En efecto: mientras que la austeridad es una postura interna
que lleva a ponderar, valorar y establecer una ordenación de
prioridades que resulta valiosa y conduce a que la austeridad sea
Introducción a los recursos humanos en la empresa
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