puede apelar ahora a que siga practicándose el verdadero interés
por parte de todos para resolver los problemas, que son de todos,
de la mejor forma posible. Por tanto, se llega así a una postura
de los miembros de la organización que es participativa y de coo-
peración y colaboración para buscar la mejor solución posible
para todos: se comprende, así, que la propuesta es conveniente
y necesaria, se asume el hecho de la reducción de plantilla sin
que la situación degenere en «la noche de los cuchillos largos» y
se procede entonces a la toma de decisiones, negociada y res-
ponsable, de a quién le toca irse de la empresa para buscarle un
puesto de trabajo si lo necesita.
Un proceso de este tipo se parece a una cura de adelgaza-
miento en la que no sólo se pierde grasa sino también músculo.
La empresa sabe que una situación así es aprovechada por algu-
nos trabajadores para irse pero ¿quiénes se van? Evidentemente,
no se nos van todos los que nosotros desearíamos porque los
consideramos «los peores»: tal vez, no siempre encuentren traba-
jo fuera de nuestra organización. Y, sin embargo, es posible que
algunos de nuestros mejores profesionales se vayan porque han
encontrado otras empresas dispuestos a recibirlos, con lo cual
toda la inversión que hemos efectuado en sus personas se pier-
de para nosotros y va a reportar resultados en otras empresas
que, en el peor de los casos, pertenecen al mismo sector y son,
por tanto, competidoras nuestras. Al abrir un proceso de prejubi-
laciones voluntarias y de ofertas ventajosas para los que libre-
mente quieran irse, nos encontramos con una situación como la
descrita, así como vernos obligados en el futuro a formar a otros
trabajadores que nos hagan falta si entramos en un proceso pos-
terior de expansión empresarial.
Como resulta muy posible que, con las prejubilaciones y bajas
incentivadas no alcancemos el total necesario para reducir la plan-
tilla a los niveles que se han fijado como necesarios, tendremos
que plantearnos quiénes y por qué han de abandonar la empresa
sin que la iniciativa haya partido de ellos y cómo y a dónde se van.
El proceso entra así en una profunda y muy seria reflexión de
todos para negociar esta salida con una gran responsabilidad: los
que se van han de irse convencidos de que es necesario para ellos
y para los compañeros que permanecen en la empresa y, al mismo
tiempo, que vale la pena irse en esas condiciones porque, dadas
sus circunstancias personales, son ellos los que menos perjudica-
Introducción a los recursos humanos en la empresa
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