sona, sino como manifestación de mi amor hacia él: «Conozco lo
que te pasa y comprendo lo que te ocurre. Me gustaría que, por tu
bien, superases ese defecto y estoy dispuesto a apoyarte para que
lo consigas, pero, si tú no lo haces, yo te seguiré querien do igual,
de la misma manera, porque te quiero por lo que eres, por ti mismo.
Por eso, si aceptas mi ayuda e intentas superar esa limitación per-
sonal, me doy perfecta cuenta de que me estás manifestando tu
amor hacia mí como persona, te lo agradezco y recibo con ilusión
y alegría tu correspondencia hacia mí». No debemos olvidar que los
hijos reproducen «amplificadas» algunas cualidades y defectos de
sus padres y, por tanto, el amor que ofrecemos a los demás ha de
ponerse no sólo en palabras sino también en obras, es decir, que
hemos de manifestarlo no sólo en obras sino también en palabras.
Por eso, hemos de aprender este talante respecto a los demás: «si
amas algo, déjalo libre; si regresa, es tuyo; si no, es porque nunca
lo fue». De ahí que «cantarle al otro las cuarenta» sirve de poco para
que mejore, apenas puede ayudarlo a que cambie o desee hacerlo
pues muchas veces representa en nosotros una postura prepotente
y avasalladora. Sin embargo esta postura es preferible a difundir un
rumor, puesto que de un ataque directo me puedo defender pero
de un rumor no puedo hacerlo porque no sé contra quién me
enfrento, de quién he de defenderme. Por ello, el rumor es siem-
pre fuente de mayor inseguridad e indefensión.
3.3.7. Dimensión afectiva-cognitiva de las relaciones
interpersonales
Los seres humanos no somos plenamente perfectos ni total-
mente equilibrados y hemos de aceptar que somos limitados e
imperfectos por nuestra propia condición de criaturas, lo que no
implica un conformismo resignado sino el noble afán de supera-
ción personal que es ajeno al perfeccionismo. Precisamente, lo
más noble que encontramos en el ser humano y que claramente
le diferencia de los animales: sentimientos, afectividad y amor
interpersonal de amistad, se convierte en origen y manifestación
de la miseria y autodestrucción humana cuando se aparta de sus
nobles expresiones. De hecho, los desajustes de personalidad y
las diversas patologías que pueden darse y que se manifiestan en
comportamientos y conductas desviadas, no se resuelven con
Recursos Humanos
386