b) Educar la Sensibilidad, lo que implica contar con las virtu-
des humanas de la Te m pla n za y la Au s t e r i d a d . Con ellas se con-
sigue no dejarnos llevar por impulsos sentimentales, el uso razo-
nable de las cosas buenas, el señorío sobre uno mismo para
buscar bienes más elevados desde el punto de vista humano y
personal, no fijarnos tanto en lo que dejamos por renunciar a ello
como en las posibilidades que se me brindan ante la opción que
tomo y, finalmente, el establecimiento de un «orden interno» en
mi persona que me facilita construir una jerarquía de valores.
c) Educar la Li b e r t a d , para lo que necesitamos desarrollar la
virtud de la Pru den c ia que nada tiene que ver con las posturas
timoratas, las medianías, las decisiones poco comprometidas.
Bien al contrario, la virtud de la prudencia es muy exigente por-
que conduce a distinguir la verdad de la mentira, lo importante y
fundamental de lo accesorio y desarrollar, en este marco, una
correcta elección buscando el sabio consejo ajeno.
d) Educar la Responsabilidad, lo que exige contar con la virtud
de la Justicia que da a cada uno lo suyo, para lo que necesitamos,
así mismo, contar con un correcto orden de valores en los que unos
tienen prioridad sobre otros al constituir el soporte de aquéllos.
Por ello, aunque las motivaciones actúan sobre los sentimien-
tos, una persona cuando es madura cuenta con recursos para «no
ser manipulada» y dejarse llevar por los sentimientos. La solución
de estos problemas pasa por la aplicación de tres tipos de medi-
das complementarias:
a) legislación adecuada, que defienda los derechos de la per-
sona
b) información apropiada, para conocer lo que ocurre
c) formación y madurez personal, para poder elegir y decidir
Sólo con las dos primeras no podemos lograrlo y la tercera,
por sí sola, difícilmente resulta operativa.
3.3.3. Afectividad, sentimientos y relaciones humanas
La afectividad y la inteligencia son las dos funciones psíquicas
principales del comportamiento humano. Las demás funciones
psicológicas como son la percepción, memoria, pensamiento,
lenguaje, actividad, etc., tienen vida propia pero, de algún modo,
están supeditadas a las dos primeras.
Recursos Humanos
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