siempre una patología del área en la que se producen con moti-
vo del dominio despótico. Por ejemplo, y centrándonos en el
área cognoscitiva que estamos exponiendo, una persona puede
estar viendo «visiones» como ocurre en ciertas enfermedades
mentales cuando se concede credibilidad por parte de un sujeto
a imágenes que ni siquiera existen en la realidad, lo que impli-
ca un dominio despótico del anillo 3 sobre el anillo 2. Situación
análoga se produce en los efectos ópticos cuando yo me empe-
ño en «no ver» lo que realmente percibo en imágenes por mis
sentidos, ejerciendo un dominio despótico del anillo 2 sobre el
anillo 3: también aquí la solución es errónea porque no asumo
que lo que veo es diferente a lo que en realidad existe. Es decir,
no es la realidad o las imágenes las que han de ajustarse a mis
ideas sino que son mis ideas las que han de estar en consonan-
cia y en relación explicativa con las imágenes que recibo.
Finalmente, conviene hacer notar que nos encontramos con
un funcionamiento similar en las demás áreas respecto a lo que
hemos denominado dominio despótico, lo que conduce a pato-
logías similares tanto en la represión como en el desfogue.
Además, las tres grandes áreas mantienen su autonomía y sus
peculiaridades pero, en la vida de todo ser humano, se produce
una integración de todas ellas en el marco de actuación de un
proyecto de vida que ha de ser viable, gratificante e interperso-
nal, fruto del equilibrio y de reacciones ponderadas en la perso-
na que conoce, decide y actúa.
3.2. Área activa
Los seres humanos tenemos una actividad anímica, que se
manifiesta en la necesidad de hacer algo, y unos órganos moto-
res que hacen posible su realización. Los órganos motores con
los que contamos son de dos tipos: órganos externos, como pier-
nas, brazos, manos, etc., sobre los que podemos ejercer un domi-
nio despótico aunque con ciertos límites, y los órganos internos
como el aparato digestivo, sistema circulatorio, nervioso, etc.,
sobre los que se da preferentemente un dominio político. La
actuación en equipo, en sintonía y en buena colaboración de
todos estos órganos, permiten la puesta en marcha de la decisión
adoptada.
La estructura de la personalidad
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