Las ideas, que son conceptos abstractos, se elaboran a partir de
las imágenes y pueden ser de tres tipos o niveles de abstracción:
a) de 1er grado: el concepto de perro a partir de los perros que
conozco
b) de 2º grado: el concepto de animal
c) de 3er grado: el concepto de ser vivo
Como por los sentidos percibimos imágenes, una vez que en
nuestro entendimiento existen ideas, el proceso es de identifi-
cación y reconocimiento desde el anillo 2 hacia el anillo 3: la
imagen recibida a través de los sentidos es contrastada con la
idea previa que existe en mi entendimiento. Puede ocurrir, por
tanto, que las imágenes recibidas no concuerden con la idea
que yo tengo de algo como nos encontramos, por ejemplo, en
todos los «efectos ópticos». ¿Cómo resuelvo esta situación? Es
evidente que en los «efectos ópticos» las imágenes que percibo
pretenden avasallar a las ideas previamente elaboradas: cuando
contemplo un palo recto en el aire y me fijo en su aspecto cuan-
do está parcialmente introducido en el agua, veo su imagen
«quebrada», lo que choca frontalmente con la idea anterior. La
imagen pretende ejercer un «dominio despótico», sobre la idea
para que ésta quede modificada, pero esta solución no sería
correcta. Se trata, por el contrario, de que la idea ejerza un
«dominio político» sobre la imagen, resolviendo así la contradic-
ción y el enfrentamiento: yo sé que el palo es recto (idea) y
admito que lo veo quebrado (imagen) pero no admito que esté
roto; es decir, asumo lo que hay pero también asumo que lo
que veo es diferente a lo que realmente hay, de modo que el
anillo 2 informa y guía al anillo 3 mediante el dominio político,
lo que implica establecer entre ambos una relación en la que
uno no se impone sobre el otro sino que se genera una coope-
ración, colaboración e integración que permite «sumar ambos
aspectos en vez de restar u oponer» unos aspectos a otros.
Mediante el dominio político, cada anillo interior es «señor» de
los que le siguen pero no ejerce sobre ellos un dominio despó-
tic o, lo que implicaría el agarrotamiento y la represión de los
anillos externos. Y, de igual modo, para que cada anillo interior
sea señor de los que le siguen, es necesario que los externos no
actúen de modo autónomo e independiente imponiéndose con
dominio despótico sobre los anteriores, lo que conocemos
como desfogues. Tanto la represión como el desfogue implican
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