infarto y que así fallezca y poder heredarla, se comete un asesi-
nato que, ciertamente, se produce de modo refinado pero quizá,
por ello, más cruel y malvado.
Pero resulta más sutil la utilización de unos valores como
medios para obtener otros valores como fin. Y lo valioso en sí
nunca puede ser empleado como medio para algo que también
es bueno. Como señala Ruyer «hay algo de escandaloso en con-
siderar los valores intrínsecos de las personas o valores espiri-
tuales tales como el amor, la belleza, la moralidad o la religión
como medios. Que se tome el arte para la publicidad o la pro-
paganda, que se promueva la religión como medio para reforzar
el orden o la seguridad de la sociedad, es algo que hiere a los
verdaderos amantes del arte o de la religión. Las interpretaciones
utilitarias de la religión se miran siempre con recelo pues, como
decía Bradley, yo soy inmoral si doy una respuesta de orden no
moral a la pregunta de por qué debo ser moral. Convertir los
medios en fines no sólo es escandaloso sino, por lo general, ine-
ficaz. La concepción maquiavélica que considera los valores
morales y religiosos como fuerzas dóciles en manos del político
astuto, trastorna el orden correcto de los valores y el orden de la
eficacia causal. Más bien suele ocurrir que la búsqueda honrada
y desinteresada de los valores, promueve la difusión de otros bie-
nes, pero no como fines que se buscan instrumentalizando lo
valioso sino como la consecuencia obvia de que la realización de
un valor trae consigo resultados benéficos en todos los aspectos.
La reforma protestante contemporánea de Maquiavelo debería
mostrar que la fe religiosa puede convertirse en una inmensa
energía política y económica, a condición de no estar al servicio
del príncipe. El marxismo es poderoso cuando subordina la téc-
nica política y la propaganda a una fe sincera, pero no cuando
sacrifica con demasiada frecuencia la verdad pura a la necesidad
política. Esta enfadosa tendencia es en él una debilidad y no una
fuerza. Por la misma razón, los Estados que promueven la justi-
cia por temor a una revolución popular aún serían más fuertes si
lo hicieran movidos solamente por el amor a la justicia».
Análogamente, cuando los valores superiores son utilizados
como medio para alcanzar valores inferiores, nuestra sensibili-
dad se siente herida, pero lo mismo ocurre en el caso inverso,
aunque sea posible disimularlo hipócritamente tras la jerarquía
de valores que, de un modo externo, se respeta. En efecto: el
Recursos Humanos
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