el que operan los cómplices o los espías (como la de W. Brandt
y su secretaria).
Y como la cooperación y la colaboración espontáneas son
necesarias para el logro de resultados económicos de manera
continuada a lo largo del tiempo, resulta que los aspectos huma-
nos adquieren una gran trascendencia en el marco empresarial
que necesita contar con trabajadores que sean personas maduras.
Y, como se sabe, el proceso de maduración para alcanzar la ple-
nitud humana como persona se prolonga a lo largo de toda la
vida y se concreta en la capacidad que el ser humano tiene para
amar a los demás y recibir el amor ajeno hacia él, así como saber
elegir y optar responsablemente libre de esclavitudes a las cosas
materiales y a las ideologías. Es así como surgen y se desarrollan
las relaciones interpersonales profundas, valiosas y duraderas:
uno ofrece y el otro acepta, uno propone y el otro acoge la pro-
puesta, uno entrega y el otro recibe... de forma que a la actitud
y postura abierta de uno se corresponde la respuesta acogedora
del otro.
Conviene advertir que toda la Economía (y no sólo la econo-
mía de la Empresa) se basa siempre en la confianza y credibi-
lidad mutuas que es lo que permite la colaboración de unos con
otros y da estabilidad a tales relaciones (ej.: la confianza en los
tipos de cambio de las monedas se asienta en la confianza polí-
tica de las personas que gobiernan y en las decisiones econó-
micas que sus habitantes practican). Por eso, mientras el Director
de una empresa no cuenta con la colaboración personal espon-
tánea, libre y voluntaria de los trabajadores, no tiene en su
mano la dirección del personal y, en consecuencia, no puede
decir que realmente puede dirigir la marcha de la empresa dado
que ésta, al igual que toda organización humana se apoya y
nace de la confianza mutua que desarrollan entre sí las perso-
nas que la integran. En ausencia de ella, las propias normas jurí-
dicas se tornan en el mayor obstáculo para el funcionamiento de
la organización. Así, por ejemplo, una «huelga de celo» puede
paralizar la empresa cuando sus miembros se deciden a «traba-
jar a reglamento»; el «dolor de cabeza generalizado» entre los
miembros de la plantilla el mismo día y a las mismas horas, para-
liza las tareas que deberían realizarse y el «absentismo laboral
masivo» la víspera de un puente, al día siguiente de una fiesta
laboral, etc., provocan el cierre temporal de la empresa durante
Recursos Humanos
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