lidad. Kant, igual que Moore, niega que tales éticas acierten a iden-
tificar lo bueno, pero Kant no se fija en qué cosa o contenido apre-
ciado como bueno puede ser propuesto como tal sino en la obli-
gación moral que acompaña a lo bueno cuando se busca
incondicionalmente. Kant defiende la ética a priori: antes de robar,
el primer hombre ya sabía que esto es malo y antes de salvar a
alguien que se ahoga yo sé que eso es bueno, aunque nunca hubie-
se oído hablar de una situación semejante: lo bueno no es conoci-
do a posteriori sino a priori. Por tanto, los fundamentos de la exi-
gencia o llamada a practicar el bien no hay que buscarlos en la
naturaleza humana o en las circunstancias del mundo sino a priori,
esto es, en los conceptos de la razón pura. La obligación para Kant
es a priori y como todo lo que es a priori es formal, de aquí brota
el formalismo ético. Consecuentemente, en Kant todo lo material es
a posteriori y todo lo a posteriori es material. La ética kantiana es
tremendamente formalista: el rigor de actuar por puro respeto a la
ley con exclusión de cualquier otro motivo.
Pero este formalismo ético de Kant es inhumano y aquí
comenzó la crítica de Scheler. Y somos deudores de ambos, pues
si Kant desarrolló el aspecto formal de la Axiología, a Scheler le
debemos el lado material de los valores. La crítica que Scheler
hace a Kant es la siguiente: «si el hombre verdaderamente bueno
es aquel que al prestar auxilio a otro le interesa sólo cumplir con
su deber como si nada le importase el bienestar ajeno, llegamos
al absurdo de que hay que querer algo cuya realidad no nos inte-
resa, es decir, estamos ante una voluntad que no quiere lo que
quiere, por lo que la conducta exigida por Kant es imposible».
Scheler está de acuerdo con Kant en que no son válidas las éti-
cas a posteriori pero rechaza el excesivo formalismo de Kant.
Admite sin duda que todo lo formal es a priori o independiente
de la experiencia y, en este sentido, las mismas leyes de la lógi-
ca son formales y, por tanto, a priori. Pero, siendo correcto afir-
mar que todo lo formal es a priori: formal →a priori, de ahí no
se deduce que a priori →formal, lo que conduce al absurdo for-
malismo kantiano: f o r m a l <- > a p r i o r i . Hay cosas a priori que no
son formales como ocurre con las intuiciones. Y son a priori no
porque sean independientes de la experiencia, pues son la expe-
riencia misma, sino porque son el dato de partida absoluto del
proceso cognoscitivo. No podemos salir de nosotros mismos para
comprobar si nuestras intuiciones son correctas o no.
Ciencias positivas y ciencias normativas: El mundo de los valores
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