la Filosofía a partir de la Antropología (qué es el ser humano) y
la Axiología (estudio del campo de los valores humanos). Este
análisis busca, por tanto, las consecuencias de las decisiones eco-
nómicas pero no es un análisis económico.
El ser humano da cobertura en el mercado a sus necesidades
mediante sus preferencias, si bien ambos conceptos son distintos.
Las necesidades del ser humano representan algo inherente a su
persona para su mantenimiento y desarrollo (ej.: alimento, vestido,
cultura, etc.) mientras que las preferencias se refieren a los gustos
personales sobre lo anteriormente expuesto (alimento, vestido, cul-
tura, etc.) que varían de unas personas a otras y, mediante tales pre-
ferencias, el ser humano aborda personalmente la cobertura de sus
necesidades. Por tanto, las preferencias aportan un amplio abanico
de posibilidades a la cobertura de lo que necesito, pero no siempre
mis preferencias son adecuadas para cubrir mis necesidades, pues
puedo sentir preferencia o apetencia por algo que me perjudica y
no interesarme por algo que me beneficia y realmente necesito, lo
que se conoce como «fallos del mercado». El problema se presenta-
rá cuando existe una colisión entre preferencias y necesidades:
necesito seguir un régimen que me manda el médico para resta-
blecer o conservar mi salud, pero no me gusta lo que me manda
hacer como régimen de vida: descanso, alimentación, ejercicio físi-
co, etc. Comienzan, pues, aquí las decisiones primarias que ha de
adoptar el sujeto para ejecutarlas personalmente.
Con todo ello el ser humano busca su desarrollo personal en
plenitud, esto es: un desarrollo físico, un desarrollo intelectual y
un desarrollo moral o espiritual que implica el binomio voluntad-
libertad. Los resultados que aquí se obtienen son fruto del traba-
jo y del esfuerzo personal por el que se va concretando, por
ejemplo, el tipo de deporte que vamos a practicar y el tiempo
que dedicaremos al mismo, los estudios que vamos a realizar y
cómo abordamos conseguir tales conocimientos, etc.
Pero, para que los resultados se alcancen, el esfuerzo realiza-
do ha de ser continuado en el tiempo: no basta con empezar bien
sino que hay que llegar hasta el final, hay que tener, por ejem-
plo, constancia. Es decir, la obtención de tales resultados implica
contar con unos hábitos de conducta que permitan garantizar la
consecución de las metas que nos proponemos. Y las metas no
pueden ser otras que la plenitud de la persona humana, esto es,
el desarrollo de las virtudes humanas que vienen posibilitadas
Recursos Humanos
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