Todo ello, constituye el entramado que conduce a tener expe-
riencias interpersonales y desarrollar unas buenas relaciones
con los que nos rodean cuando las acciones se rigen no por los
buenos sentimientos sin más, sino por los sentimientos, la
racionalidad y la virtualidad, de modo que lo que propongo
cuenta con mis buenas intenciones y presupone las buenas
intenciones ajenas en un marco de prudencia, el planteamiento
es lógico, razonable, coherente, viable y, además, resulta posi-
ble para la persona a la que se lo encomiendo porque cuenta
con la habilidad o virtualidad suficiente para ello. De este modo
establezco relaciones con otras personas de las que me fío y las
tomo como referente. Lo que me dicen, lo analizo, lo pienso,
saco mis propias conclusiones y actúo en consecuencia, que es
lo que denominamos interiorización, proceso a través del cual
la persona aprende y madura, algo muy distinto a la introspec-
ción en la que yo me autocontemplo y me hago el centro del
mundo: bien para autoalabarme como hace el narciso, o para
autocompadecerme en una visión pesimista y egoísta (¡nadie
me comprende!) que conduce al desaliento, al rechazo de uno
mismo o a la enfermedad de la histeria tal como ésta se con-
templa en psicopatología y que es una enfermedad del egoís-
mo, igual que la depresión es una enfermedad de la alegría. La
medicina contra la introspección es salir de nosotros mismos,
mirar hacia los demás y mirar con los demás en una misma
dirección que es lo que genera una relación interpersonal gra-
tificante, basada en la confianza, la cooperación y la colabora-
ción que conduce al entendimiento y a la paz, a compartir con
los demás ese mismo espíritu que nos une y nos alienta, lo cual,
en parte, es un don y en parte una conquista63.
La aplicación de lo anteriormente expuesto a las relaciones
interpersonales en la empresa pone de relieve lo importante que
es contar con un ambiente que estimule las capacidades y poten-
cialidades de la propia personalidad para experimentar la satis-
facción de estar y vivir con los demás, con los compañeros de tra-
bajo, pues, quien no está integrado en el ambiente que le rodea,
quien se aburre, acaba por desilusionarse y por ponerse agresi-
vo. La dirección de la empresa debe fomentar la creación de
hábitos de conducta adecuados desarrollando, así mismo, un
correcto aprendizaje y formación personal porque, en definitiva,
las cosas se hacen hoy con nuevas tecnologías pero requieren los
La dirección de personal en la empresa
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