valorar a la persona por lo que es con voluntad de querer y
rechazar, respetando así su libertad y contando con su personali-
dad. Dejamos de utilizar a la persona como un «instrumento»,
como una herramienta a nuestro servicio que hace lo que se le
dice y entramos, en cambio, en un mundo nuevo de confianza,
respeto y libertad, que es mucho más responsable, exigente y
comprometido.
Por tanto, la filosofía sobre el comportamiento y motivación de
los empleados y su consideración como personas definirá el estilo
de dirección de la empresa. Por eso, toda aquella realidad del
entorno (por ejemplo, la exigencia de alcanzar mayores niveles
de competitividad) que empuja a implantar un sistema participa-
tivo sin apoyarse en una convicción profunda de lo que es el ser
humano y la misión que debe corresponderle en la empresa, no
pasa de un mero ensayo que jamás logrará una permanencia real
en el tiempo.
9.2.3. El papel que ha de desempeñar la retribución
La retribución no puede desempeñar una función clave en el
sistema ni puede utilizarse como principal motivador. Y ello es
así porque, para que el empleado participe, no podemos utilizar
una motivación económica (= extrínseca) porque ésta no impul-
sa a la persona a involucrarse personalmente en el sistema. La
experiencia, además, ha demostrado que esta forma de motiva-
ción acaba perturbando el sistema participativo e, incluso, acaba
con él.
La realidad nos muestra que la persona no acude a estos gru-
pos en busca de una compensación económica sino que lo hace
para lograr una realización personal, una mejora en su profesión,
un mayor sentido a su trabajo así como para sentirse útil a los
demás. Por eso, si en un principio alguien acudiera por las com-
pensaciones que pudiese recibir (= motivación extrínseca), o
cambia de intención o en ningún momento se integrará en el pro-
ceso participativo.
El hecho de que no exista relación entre estos grupos y la
retribución, no impide que se establezcan fórmulas indirectas que
contemplen algún tipo de compensación59 a las aportaciones real-
mente valiosas, aunque sólo sea en atención a criterios de justi-
La dirección de personal en la empresa
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