der a no disculparse y no desanimarse. Los modernos plantea-
mientos pedagógicos se basan en reconocer la verdad de los
hechos con sus aciertos y errores pero promoviendo un nuevo
aprendizaje en la valoración de los mismos que es el siguiente:
supongamos que una persona realiza un esfuerzo determinado y
que valoramos, por ejemplo, como 10, obteniendo en su acción
diferentes resultados que pueden ser negativos, normales o exce-
lentes conforme indicamos en el siguiente esquema, los cuales
provocan una sensación personal distinta según la importancia y
valoración que concedamos a cada uno de ellos:
Gr áfico 30
Frecuentemente, y con la mejor buena voluntad incluso, tene-
mos costumbre de reaccionar señalando en primer lugar con gran
intensidad lo que ha salido mal para que la persona en cuestión
se entere y sepa que nos hemos enterado (¿acaso ella no sabe,
aunque no lo diga, que le salió mal?) y, a partir de ahí mencio-
namos de pasada que también ha habido algún resultado normal
y, casi por casualidad, alguno excelente. La conclusión a la que
llega esta persona es doble: aquí se mira ante todo y sobre todo
a los resultados obtenidos, no al ser humano que los hace, y se
cargan las tintas en los fracasos, con lo cual la sensación final que
se obtiene es el desánimo personal: YO NO VALGO PARA ESTO,
porque a nadie nos gusta hacer cosas para fracasar y que nos lo
echen en cara. La ponderación que hemos hecho de los resulta-
dos ha sido de este orden: destacar los errores un 80 %, los resul-
Recursos Humanos
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RESULTADOS: –3 10 25
ESFUERZO: 10 10 10
SENSACIÓN
PERSONAL: YO NO VALGO YO SOY CAPAZ