sona ante la realidad de unos hechos para analizarlos en común
y buscar entre todos una solución. El modo de proceder que se
sugiere en este caso como forma de actuación es el siguiente:
comenzar reuniendo al equipo de trabajo que elabora esas pie-
zas para que sea el propio equipo quien tome conciencia de las
que están saliendo defectuosas, averigüe quién o quiénes son los
que las han elaborado y, conocido este aspecto, veamos todos a
qué se debe para buscar una solución al caso, cuya aplicación
propondremos y se ensayará durante un tiempo en el que tal acti-
vidad estará debidamente tutelada. La causa, pues, ha podido ser
un fallo técnico, un fallo humano en la forma de exponer cómo
debe realizarse el proceso, un fallo humano en la forma de eje-
cutarlo o, también, mala intención por parte de alguien. La pro-
puesta de solución que hemos hecho no contempla abiertamen-
te esta última posibilidad sino que llega a ella por exclusión de
todas las anteriores y enfrenta al trabajador con la realidad de los
hechos y con las propuestas concretas de solución para resolver-
los, en todo lo cual le estamos apoyando para facilitarle que reco-
nozca que las cosas no han salido del todo bien (que no es lo
mismo que afirmar que han salido mal o que el trabajador actuó
con mala fe). Pretendemos así que se dé cuenta y lo reconozca
para rectificar porque, lo que genera confianza interpersonal no
son las satisfacciones percepcionales derivadas de la acción que
se ha ejecutado con racionalidad y habilidad (= virtudes operati-
vas) sino las satisfacciones afectivas derivadas de las virtudes
morales, que son las que confirman los sentimientos que ya
hemos experimentado anteriormente en nuestra relación con el
otro y que ahora ya no son sólo sentimientos sino pruebas y
hechos. Según nuestro modo particular de ser nos puede resultar
más o menos difícil reconocer la realidad de los hechos y nues-
tra parte de responsabilidad en ellos pero, siguiendo el procedi-
miento expuesto, el trabajador es consciente de que sabemos lo
que ha ocurrido y que hemos puesto los medios sin ofenderle ni
despreciarle, para que en adelante sea capaz de hacerlo bien. Él
sabe que no le vigilamos sino que le apoyamos. Hemos practi-
cado, así, «la Verdad en el Amor»50, no hemos ocultado los
hechos, tampoco los hemos disimulado ni se los echamos en cara
a nadie, no presuponemos de entrada que ha habido mala fe
pero queremos que nuestra relación interpersonal salga reforza-
da en base a asumir la verdad y desarrollar la confianza mutua
La dirección de personal en la empresa
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