no: que todos interaccionan con todos. Por ello, en ausencia de
influencias negativas, los miembros del grupo es muy probable
que desarrollen sentimientos positivos con el paso del tiempo
mientras que, si se «rozan» poco, difícilmente llegarán a apreciar-
se. El afecto interpersonal «genera chispas» en ciertos momentos,
chispas que no conducen necesariamente a la ruptura sino al
mejor entendimiento y comprensión entre los miembros al cono-
cer y superar las limitaciones que se puede, y aceptar aquellas
con las que todos hemos de convivir. El armisticio, el mantener
posturas distantes y de indiferencia en las que unos ignoran a
otros «para evitar rozarse» nada tiene que ver con la amistad, la
convivencia en paz y el afecto interpersonal. Podemos afirmar,
por ello, que todo grupo, grande o pequeño, conlleva en sí
mismo algún tipo de antagonismo: vivimos junto a los demás con
la petición de que nos amásemos unos a otros y con la necesi-
dad, para ello, de que nos amasemos y limemos unos las aspe-
rezas que tenemos rozando con los demás porque, lo que más
nos irrita no son los defectos ajenos sino la falta de virtud perso-
nal que nos impide comprender las limitaciones ajenas de aque-
llos a los que menos aceptamos. Por eso, el mismo defecto y la
misma acción no la «sentimos» igual en unas personas y en otras.
Como incluso en el grupo más estrechamente unido existe algún
tipo de conflicto debido a la interdependencia social, la presen-
cia de antagonismos no anula la existencia del grupo, a menos
que tales discrepancias alcancen una intensidad tal que rompa los
vínculos unitivos.
Es evidente que en una empresa se pueden presentar, y se
presentan, distintas clases de conflictos. Lo importante, pues, es
plantearnos cómo hacerles frente para resolverlos adecuadamen-
te. Podemos afirmar que existen conflictos o problemas que
deben ser abordados y resueltos de inmediato mientras, en otros
casos, la solución sólo podrá obtenerse a medio o largo plazo.
Comencemos por los problemas que deben ser resueltos de
inmediato. Si un trabajador está elaborando piezas que, mayorita-
riamente, salen defectuosas, no podemos dejar la solución de este
problema para el futuro. Ahora bien, nosotros podemos tener no
sólo la sospecha sino incluso el convencimiento de saber quién
es, pero esto no es lo esencial: lo fundamental es que lo sepa el
interesado y que lo reconozca, con ánimo de rectificar. A ello va
orientada una correcta comunicación que intenta poner a esa per-
Recursos Humanos
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