todos, en una Cultura que destruye la propia Organización.
En segundo lugar, la expresión «carrera profesional» tampoco
debe entenderse como una dura competición entre unos pocos
por conseguir los puestos más elevados en el menor tiempo posi-
ble. Si esto se ve así (tal vez porque lo estamos practicando así),
damos por supuesto, de entrada, que la mayor parte de la plan-
tilla no va a tener acceso nunca a estos puestos y no podrán par-
ticipar del apetecible «plan de carreras profesionales». Cuando
aplicamos esta Filosofía, ponemos por encima de todo el afán de
escalar posiciones, justificando todos los medios que se emplean
para alcanzar ese objetivo: no importan los demás, ni siquiera
nuestra mejora profesional en sí misma considerada (motivacio-
nes trascendente e intrínseca, respectivamente) sino sólo el éxito
y el poder (motivación extrínseca) y cuanto más y más rápido,
mejor. Lo que debería ser la consecuencia lógica de un proceso
de preparación y madurez profesional y personal que se pone al
servicio de los demás integrado en un proyecto empresarial de
equipo que resulta ilusionante, se sustituye por la inmediatez sin
fundamento y por el «todo vale».
¿Cómo podemos entonces plantear el desarrollo y la promo-
ción profesional? Comencemos por el principio: la empresa debe
pensar en todos sus trabajadores y no sólo en unos pocos. Y a
todos ellos les puede y debe ofrecer un desarrollo armónico de
sus capacidades profesionales, abriéndoles un horizonte de
mejora y de progreso sin que resulte imprescindible «escalar posi-
ciones en la jerarquía», lo que constituye una posibilidad entre
otras muchas de las que se ofrecen para el desarrollo profesional.
En definitiva: la promoción no se limita a una carrera ascenden-
te a través de la línea jerárquica para alcanzar cuanto antes el
límite de nuestra incompetencia (= principio de Peter) sino que
crea las circunstancias para que cada uno demuestre sus capaci-
dades, motivaciones y posibilidades reales. En definitiva, la pro-
moción es el resultado lógico del desarrollo profesional y éste, a
su vez, una consecuencia de la formación y la experiencia acu-
mulada. Los grupos profesionales a los que antes hemos hecho
referencia son los que han de establecer esas condiciones nece-
sarias para que la persona progrese profesionalmente. Unas serán
objetivas y, otras, necesitarán un procedimiento concreto de eva-
luación para poder medir las capacidades profesionales en fun-
ción de la experiencia y el nivel de formación, así como evaluar
La dirección de personal en la empresa
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