gurar su supervivencia.
7.3.5. Su implantación: cuestiones básicas
Algunas de las personas que se encuentran en la etapa final
de su vida profesional pueden presentar resistencia a asumir
estos cambios que implican participar en funciones más comple-
jas y enriquecedoras y, ciertamente, deben ser respetadas en sus
decisiones porque, lo que se pretende, no es forzar a los trabaja-
dores a realizar algo en contra de su voluntad, sino ofrecerles un
nuevo horizonte profesional que tendrá su correspondiente refle-
jo en la retribución y en las posibilidades de desarrollo profesio-
nal.
Por otra parte, no hay que olvidar que estos sistemas pueden
ser utilizados como instrumento de manipulación cuando los diri-
gentes se sirven de ellos para conseguir exclusivamente una
mayor productividad, olvidándose que se está apelando aquí a
las motivaciones más elevadas y profundas de la persona que no
pueden ser defraudadas. Cuando se actúa así, el fracaso está ase-
gurado debido al impacto negativo que se produce en la calidad
motivacional de las personas, al descubrir en todo ello una nueva
forma de instrumentalización ya que lo que se les ofrece no es
una forma de proponer algo sino de disponer sobre alguien.
Por ello, es importante encontrar el sentido profundo de este
enfoque para no convertirlo en unas meras técnicas que, por sí
solas, resultan claramente insuficientes. Cualquier sistema que
pretendamos implantar deberá tener en cuenta no sólo lo que se
hace en la empresa y cómo se hace, sino también para qué se
hace y cuál es el sentido y los valores que encarna. Estos nuevos
sistemas, cuando se aplican correctamente, generan nuevas
expectativas en las personas que estimulan un cambio favorable
en su actitud personal y en su motivación. En consecuencia, el
empresario que mejor sepa aplicarlo, tendrá más y mejores posi-
bilidades de competir que el que cómodamente se mantenga en
las posiciones del pasado.
La revalorización de la persona como elemento clave de la
empresa tiene que ser el auténtico soporte de todas las accio-
nes que se lleven a la práctica, porque sólo la persona es
capaz de pensar, aportar nuevas ideas, crear nuevos proyectos,
etc. Cuando esto se admite realmente, resulta más fácil llegar
a acuerdos con los sindicatos que, reconociendo los derechos
Recursos Humanos
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