sonas capaces de afrontar la movilidad funcional y la polivalen-
cia dentro de los límites naturales que imponen las capacidades
básicas de las personas. La flexibilidad, que tanto se reclama hoy
en la empresa, sólo se consigue con personas polivalentes que
han contemplado así la realidad empresarial y se han capacitado
para ello dentro de sus posibilidades. Pero esta polivalencia
requiere tiempo, formación y una nueva forma de pensar y de
actuar por parte de las personas de la organización.
7.3.4. Papel de la persona en el nuevo enfoque
Esta nueva línea de pensamiento y actuación que acabamos
de exponer nos permite observar la realidad con una mirada dis-
tinta, ofreciendo a la persona un campo de actuación más
amplio y un horizonte en su actividad dentro de la organización
que va más allá del puesto de trabajo, porque la actividad a
desarrollar se sitúa en una organización más abierta, integradora
y plurifuncional que ofrece un mayor campo de acción a la per-
sona, le ofrece un nuevo horizonte de desarrollo profesional y
la posibilidad de integrarse en una aventura que se puede vivir
con ilusión. De este modo, la persona, que es la única capaz de
ser creativa y flexible, queda ubicada en el centro de la activi-
dad de la empresa desplazando al puesto de trabajo. Estamos en
condiciones de empezar a valorar a la persona por lo que es y
puede llegar a ser, partiendo del respeto a su libertad y dignidad
así como la confianza que hemos depositado en ella para que
aporte libre y voluntariamente su capacidad creativa, su madu-
rez y la posibilidad de enriquecer la toma de decisiones de la
organización.
De este modo, las necesidades y aspiraciones de la persona
tienen la oportunidad de verse animadas y protegidas, porque
deja de ser una pieza anónima de un engranaje frío y distante
para convertirse en un elemento clave dentro de un equipo de
trabajo que está ilusionado por un proyecto colectivo. Evi den -
temente, para que esto sea así se requiere una disposición favo-
rable por parte de empresarios y sindicatos que han de com-
prender, desde un principio, que no estamos ante una
de cla ración de principios más o menos atractiva, sino de una
necesidad real e imperiosa del mundo de la empresa para ase-
La dirección de personal en la empresa
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