cado, es decir, al cliente o, si no lo hace, camina hacia su desa-
parición. La tecnología está transformando las condiciones y for-
mas de trabajo, las relaciones sociales, la propia empresa como
organización y las relaciones dentro de la misma. Las personas
que conforman la nueva generación buscan en la empresa la
posibilidad de hacer realidad todas sus aspiraciones vitales. Esta
mayor especialización de la oferta de mano de obra es con-
gruente con la mayor calidad de la demanda, de tal modo que
los procesos de cambio auténticos están cimentados en los valo-
res que encarna la sociedad y que se concretan en las personas
e instituciones que la componen, entre las que se encuentra la
empresa.
En un pasado inmediato nos hemos adentrado en el peligro-
so camino de esperar que todas las soluciones a nuestros pro-
blemas vengan del Estado y no de nuestra iniciativa y responsa-
bilidad personal. Se han generalizado valores individuales como
la superficialidad, el dinero fácil y a cualquier precio, la chapuza
y la dejadez moral y, en el management, tiene que haber autén-
ticos valores humanos, compromisos, convicciones e incluso,
pasión por lo que hacemos porque, el éxito de una empresa
depende cada vez menos de la cultura o brillantez de la alta
dirección y, cada vez más, de la iniciativa, creatividad, habilida-
des e ilusión de todos los que la componen. El management se
realiza en el seno de una comunidad humana que se une por
medio del trabajo para un objetivo común: ocuparse de la natu-
raleza del hombre, servir a sus necesidades y, por tanto, respetar
y promover sus valores personales.
7.3.2. Problemas del modelo organizativo tradicional
En los albores del Siglo XXI no podemos seguir aplicando los
criterios organizativos y de gestión del Siglo XIX. Y ello, no nece-
sariamente por razones humanas, de mejor consideración y trato
hacia los trabajadores, sino por motivos de supervivencia: si la
empresa quiere sobrevivir tiene que adaptarse a las nuevas situa-
ciones. Los modelos organizativos tradicionales han considerado
a la persona como un instrumento de producción buscando la
máxima productividad individual. Pero, como se sabe, la activi-
dad económica no puede plantearse sobre la consecución de
Recursos Humanos
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